El problema del gluten en las hostias.
Los celíacos son entre el 0.5% al 1% de la población, y su incidencia se duplicó en los últimos 20 años. Se trata de una severa alergia al gluten que se encuentra en el trigo, la cebada y el centeno. Y desde que las hostias generalmente contienen trigo, no las pueden tomar los celiacos.
Incluso algunos se niegan a beber el vino (la sangre de Cristo) evitando tomar un sorbo del vino sacramental porque otros que reciben la comunión podían dejar rastros de gluten en la copa.
Una solución obvia para el dilema son las obleas sin gluten. Varias empresas hacen tal cosa. Pero el Vaticano ha considerado esto inaceptable. Porque el Derecho Canónico establece que las hostias deben contener trigo
Desde que el trigo es mencionado en la Biblia como nutriendo el cuerpo y el espíritu, las hostias sin trigo no se consideran materia propia para la santa eucaristía, el pan y el vino que representan el cuerpo y la sangre de Cristo.
En 2012, la Conferencia Episcopal de Estados Unidos puso por escrito en un comunicado que «es imposible para consagrar una hostia hecha de algo que no sea de trigo y agua». Pero otras iglesias cristianas encuentran las hostias sin gluten aceptables.
Pero han aparecido hostias con mínima cantidad de gluten, que por ejemplo las realizan las hermanas benedictinas en Clyde, Missouri, y están aprobadas por el Vaticano.
Contienen pequeñas cantidades de trigo, alrededor de 0.01 por ciento, lo cual es suficiente para satisfacer el sacramento, que debería ser seguro para la mayoría de aquellos que son celíacos. Pero se recomienda que cualquier persona que piense que estas hostias aún podrían causarle un problema de salud deben consultar a su médico.
Las obleas de bajo gluten realizadas por las Hermanas Benedictinas contienen menos de 100 partes por millón. Mientras que la Food and Drug Administration de Estados Unidos ha dicho recientemente que los productos pueden ser etiquetados sin gluten si el contenido de gluten es inferior a 20 partes por millón.
En algunos lugares se da a comulgar los dos tipos de hostias, con y sin gluten. Algunas personas que hacen fila para una comunión sin gluten pueden no ser celíacas y simplemente estar siguiendo la última tendencia entre personas que hacen dieta.
Si bien un máximo de 1% de la población es manifiestamente celíaca los grandes vendedores de hostias, reportan que la venta de hostias libres de gluten alcanzan el 10 por ciento de las ventas en los últimos cinco años, a pesar del no aumento de las ventas totales de hostias en EE.UU.
Hasta acá hemos hablado de dos alternativas de comulgar en las misas, tomar sólo el vino o comer una hostia sin gluten. Pero hay una tercera, más rara, pero de la que hay testimonios, que es curarse de la enfermedad celíaca en la propia misa.
TESTIMONIO DE UNA URUGUAYA QUE ERA CELÍACA Y SE SANÓ
Este es el testimonio de una señora que se sanó a partir de la concurrencia a misas de sanación y grupos de oración.
Una noche, hace alrededor de 6 años, me desperté con una taquicardia impresionante. Mi corazón latía a unas 180 pulsaciones/minuto. Me llevaron a Emergencia, me medicaron y comenzaron los estudios. Según los médicos, tenía un problema de tiroides. Empecé un tratamiento con un endocrinólogo, el Dr. J. B. Un día le comenté que en mi familia hay varios celíacos, y le pregunté si no convenía que me hiciera el estudio.
El médico ordenó el análisis, y el estudio dio que tenía los anticuerpos de celiaca. A partir de allí comencé un régimen que implica comer sin gluten. Los celíacos no podemos comer ni trigo, ni avena, ni centeno, ni cebada. Me informé sobre qué podía y no podía comer con los celíacos de mi familia, asistiendo a charlas en la Asociación de Celíacos, etc.
Cuando fui a la gastroenteróloga, me dijo que volviera en 5 o 6 meses para hacerme una biopsia, cosa que nunca hice pues me sentía bien. Al mes de haber comenzado el régimen de celíaca, los análisis de sangre de la tiroides daban normales.
Al no poder comer harina ni nada contaminado con una milésima de harina, mi vida social se fue restringiendo. Cada vez me costaba más salir, pues me resultaba difícil encontrar en todos lados algo qué comer acorde a mi dieta, cosas sin harina, y con la seguridad de que no estaban contaminadas con ella. A veces tenía que llevarme mi comida, y me sentía ridícula o no podía comer nada.
Recuerdo que una noche salimos a cenar con unos amigos y fuimos a un restaurant. Le avise al mozo de que era celíaca y me comentó que había puré de manzanas. Me dijo que podía comerlo pues era puro de manzanas sin harina ni espesantes, y bueno me comí unas ricas costillitas de cerdo con puré de manzana… Pero cuando volvi a casa, casi me muero de dolor en el pecho, fue espantoso y era porque la comida, SI estaba contaminada. Los llamé y los rezongué, y les expliqué el alcance de la enfermedad, pues conocia a los dueños.
Otra vez fui con una amiga a Buenos Aires, a una misa celebrada por el P. Fabián Barrera, y se ve que allí también, sin darme cuenta, comí algo contaminado con gluten, porque me sentí muy mal durante a Misa.
Si comulgaba con las hostias normales, también tenía problemas estomacales, y sentía dolor. Por eso cuando comencé a venir a Misa a este Santuario (de la medalla Milagrosa en Uruguay) me traía mis hostias para que el padre las consagrara. Los síntomas que tenía eran muy feos, la lesión que el gluten produce en los intestinos puede producir cáncer de intestino, pues la flora intestinal desaparece.
El 14 de mayo de hace tres años fui por primera vez a Salta, de peregrinación. Mi vida cambió y empecé a asistir a las misas de sanación que celebra el P. Fabián Barrera. Comencé a participar de un grupo en la Medalla Milagrosa, donde alguien me dijo que cuando me acordara de algo que habia pasado en mi infancia, el Señor me iba a sanar.
Llegue a casa, llamé a mi madre y le pregunte si ella se acordara de algo que me hubiera pasado en la infancia, pero todo lo que me dijo fueron cosas normales, pues tuve una infancia súper feliz. Un dia estando en adoración en el Santuario del Cerrito de la Victoria, me acordé que en mi infancia me habían contado un chiste, que era feo, muy feo y que yo se lo repetí a mis primas, sin tener ni siquiera conciencia de lo que decía con ese chiste… Cuando salimos del Cerrito, le dije a P., el guía de mi grupo: “ya sé, ya sé que fue lo que pasó, Fue un chiste. Y ahora ya lo confesé”.
A los pocos días fuimos a visitar a unos amigos a La Floresta y por primera vez me salí del régimen. Comí un bizcocho. Mi marido me retó pues sabía cómo me sentía luego de comer algo contaminado y teníamos que venir a Montevideo. ¡Yo le dije estoy sanada! Esa respuesta mía fue totalmente irracional, pero así lo sentí dentro de mí, estaba sanada. Bueno, obviamente no me pasó nada con el bizcocho, ni dolores, ni diarrea, ni hinchazón, nada.
De a poco fui empezando a comer cosas con gluten, a no preocuparme demasiado, y todo siguió bien.
Todos me decían – mi marido, mis padres, P. el guía de mi grupo, mis amigos – que tenía que hacerme los análisis para verificar si seguía siendo celíaca o no. Demore como 2 meses, pero al final me los hice. Me los entregaron, y efectivamente, no dieron nada anormal. Estoy curada.
Gracias Señor por todo lo que hiciste por mí.
Gracias a A., mi marido, por aguantarme las llegadas tarde…
Todo esto que les cuento es para que vean como el Señor actua en nosotros, este testimonio es para Gloria de Dios, pues sin EL nuestra vida no tendria sentido, bendito seas por siempre Señor.
Fuentes: Padre Fabián Barrera, ABC News, Signos de estos Tiempos