Los médicos: “no sabemos que curó a Teresa”.
Mientras los médicos no pueden precisar que fue lo que curó a Teresa Romero, ella cree que fue un milagro y da gracias a Dios, y como buena gallega, también a Santiago Apóstol.
El pasado 21 de octubre Teresa Romero, de 44 años, habia superado oficialmente la enfermedad del Ébola después de dar negativo en varias pruebas, y el 5 de noviembre abandonó el Hospital Carlos III de Madrid para iniciar una nueva vida tras vencer al virus del ébola.
UN MES DE LUCHA POR SU VIDA
La auxiliar de enfermería, formó parte del equipo que a finales de septiembre atendió a uno de los dos religiosos españoles que han fallecido de ébola tras ser repatriados Èspaña desde África.
Ingresada en régimen de aislamiento el 6 de octubre, ya con los síntomas del virus, Romero respondió bien al tratamiento con diversos sueros y plasmas que se le aplicó.
Así, la primera contagiada por ébola fuera de África, puso fin a una intensa batalla que duró más de un mes, desde que se contagió por cuidar al misionero Manuel García Viejo, fallecido por esta enfermedad.
“Yo no sé lo que falló. Ni siquiera sé si falló algo. Solo sé que no guardo rencor, ni reproches”, leyó Teresa en un comunicado en el que dio reiteradas veces las gracias emocionadas al equipo médico que le salvó la vida en los 30 días de aislamiento y que demostró que España tiene “la mejor sanidad del mundo” y un personal “abnegado”.
También mostró su agradecimiento a la hermana Paciencia Melgar, quien donó su plasma sanguíneo para tratar a la auxiliar de enfermería, e insistió en que si ahora su sangre sirve para ayudar a otras personas “aquí estoy hasta quedarme seca”.
“Cuando me veía morir me aferraba a mis recuerdos, a mi familia, a mi marido, al que adoro; yo me encontraba aislada. No tenía más contacto del exterior que el que tenía con Javier, a través teléfono, y del cariño de los profesionales”.
DIO GRACIAS A DIOS Y A SANTIAGO APOSTOL POR EL MILAGROS
Teresa considera su curación como «un milagro» y da las gracias a «Dios y a Santiago Apóstol por devolverme la vida».
«Si Dios hizo el milagro se sirvió de mis compañeros. Tenemos la mejor sanidad del mundo con profesionales abnegados que, pese a la nefasta gestión política son capaces de lograr milagros, yo soy uno de ellos», ha sentenciado.
«No sé lo que falló, si falló algo. No guardo rencor ni reproches. Si mi contagio sirvió para algo… para curar a otras personas aquí estoy. Si con mi sangre se puede ayudar aquí estoy hasta quedarme seca», ha insistido.
Teresa ha explicado que se ofreció «voluntaria para ayudar hasta el punto de que peligró mi vida, pero no fue en vano».
«Estoy deseando encontrarme con la hermana Paciencia. Nunca le estaré lo suficientemente agradecida», ha dicho.
LOS MÉDICOS NO SABEN COMO SE CURÓ
José Ramón Arribas, responsable de la unidad de enfermedades infecciosas, ha destacado que la auxiliar de enfermería de 44 años recibe el alta con la confianza de que no hay ya “ningún riesgo de contagio”. «Puede hacer una vida completamente normal».
El especialista ha explicado que el cuidado de la paciente ha aportado a los médicos «enseñanzas muy importantes», sobre todo en relación con el soporte a través de fluidos. Arribas ha confirmado que Romero fue tratada con el antiviral Favipiravir y el suero de una paciente curada. No obstante, al carecer de un grupo de control del uso del medicamento, aún no hay seguridad sobre su eficacia.
En esa línea, la doctora Marta Arsuaga ha remarcado que a día de hoy es complicado determinar qué tratamiento ha funcionado en el caso de Teresa Romero y ha apuntado que su sistema inmunológico seguramente ha tenido «mucha parte» en su recuperación. «No podemos decir qué ha curado a Teresa«, ha añadido.
LAS DEMANDAS Y EXCALIBUR
Teresa se irá a su pueblo, en Galicia, hasta que se desinfecte su vivienda -estas tareas comenzaron la semana pasada y durarán unos once días-. Entretanto, se pondrán en marcha las acciones legales que Romero y su marido quieren emprender para depurar responsabilidades.
Una de ellas será una demanda contra el consejero de Sanidad, Javier Rodríguez, al entender que vulneró su derecho al honor por acusarla públicamente de mentir por no informar a su médico de cabecera que había estado en contacto con los misioneros fallecidos por el virus.
Los abogados ultiman también una reclamación ante la Consejería de Sanidad por el sacrificio de Excalibur, el perro del matrimonio. Javier Limón, esposo de Teresa, aseguró tras abandonar el hospital, que Javier Rodríguez había matado a su mascota, algo que consideró como «una ejecución» y no un sacrificio.
Más de 39.915 personas habían apoyado y en sólo tres días la petición en Change.org de Javier Limón, el marido de la enfermera, para «evitar sacrificios como el de Excálibur», su perro.
Limón dijo que
«Sentimos que lo que se ha cometido con nuestro perro Excálibur es una injusticia», que había «otras posibilidades menos perjudiciales y que además servían a la comunidad científica para tener más conocimiento sobre esta enfermedad, su evolución y posibles tratamientos».
Fuentes: Periódicos españoles, Signos de estos Tiempos
Ha habido mucha gente rezando por ella entre los que me incluyo. Aún así en los medios de comunicación no se habla de milagro sino de efectividad de las medidas médicas aplicadas. Lo único que les importa a los medios es que se tomen responsabilidades contra quienes sacrificaron al perro de Teresa y el enfado de su marido arremetiendo contra el gobierno ya que pertenece a otro partido político. Sa la impresión de que este hombre, Javier Limón, está más enfadado por el sacrificio de su perro que aliviado por la recuperación de la salud de su esposa.