Tres hechos milagrosos sucedidos por el rezo masivo del Rosario por el pueblo de Filipinas.
Filipinas, que fue un territorio colonizado por los españoles, hoy es uno de los países más católicos y marianos del mundo.
Y ha tenido tres asombrosos milagros relacionados con el Rosario.
El más cercano a nuestra época sucedió en 1986 e involucra la aparición de la Virgen María para proteger el pueblo, resultando en un cambio político en la nación.
Es contado como uno de los mayores milagros producidos por el rezo del Santo Rosario, apareciendo en todos los listados como uno de los diez milagros más importantes en el mundo y en todas las épocas.
Aquí contaremos cada uno de los tres milagros de fama mundial que sucedieron en Filipinas.
El Santo Rosario ha producido gran cantidad de milagros por todo el mundo, tanto a nivel de la vida de las personas, como a escala de países.
Y en Filipinas se registraron tres milagros que están entre los mayores que se conocen.
Al punto que dio nombre a una de las mayores advocaciones marianas filipinas en un caso, y en otro a la construcción de un gran santuario conmemorativo en Manila.
Poco después de la batalla de Lepanto en 1571, los frailes dominicos en Filipinas propagaron la devoción a Nuestra Señora del Santo Rosario, a quien se atribuye la victoria en esa batalla histórica.
Y en 1593 llevaron a Filipinas una imagen de ella tallada en marfil por un artesano chino, que más tarde se convirtió a la fe; se dice que es la talla más antigua de marfil de Filipinas.
Y cinco décadas más tarde, en 1646 se produjo un gran milagro que rebautizó a Nuestra Señora del Rosario de Manila como Nuestra Señora del Rosario de la Naval de Manila.
En esa oportunidad los cristianos se enfrentaron, entre el 15 de marzo hasta el 4 de octubre de 1646, en cinco sangrientas batallas navales a los holandeses, ingleses y corsarios, que no sólo buscaban las riquezas del archipiélago, sino que también pretendían sustituir el catolicismo por el calvinismo protestante holandés.
Antes de cada una de las batallas el pueblo buscó fervientemente la intercesión de Nuestra Señora del Rosario rezando el Santo Rosario, a la espera de una protección similar a la que había dado a los cristianos en Lepanto.
La batalla más célebre de 1646 fue en la que los galeones «Encarnación» y «El Rosario», consiguieron hacer frente y derrotar a la flota de quince fragatas holandesas, que mejor dotadas y armadas que las españolas, intentaban invadir Filipinas.
Ante cada una de las batallas, la tripulación de las galeras, los soldados, los religiosos españoles y los filipinos en general prometieron un homenaje especial a la Virgen del Rosario si se producía la victoria.
Y tras el triunfo y la retirada de los holandeses, los tripulantes peregrinaron descalzos hasta su templo en señal de gratitud, porque además habían tenido solo 15 bajas en las cinco batallas.
Y el 9 de abril de 1662, la Arquidiócesis de Manila declaró la victoria naval como un milagro, obra de la intercesión de la Virgen María.
Y en homenaje se cambió el nombre de la advocación por el de Nuestra Señora del Santísimo Rosario de La Naval de Manila.
Muchos creyentes afirman además, que esta advocación de la Virgen es la que mantiene la fe católica en Filipinas.
Su festividad es el segundo domingo de octubre y ahí se produce una procesión por la calles que se llama procesión de La Naval.
Más adelante, se produjo un segundo milagro durante la segunda guerra mundial.
El 27 de diciembre de 1941, los aviones de combate japoneses bombardearon la ciudad de Manila, cayendo bombas sobre la iglesia y el convento de Santo Domingo, donde se conservaba la imagen original de Nuestra Señora del Rosario de la Naval.
Las torres fueron destruidas, y sólo permanecieron en pie las paredes, provocando un incendio que estuvo ardiendo durante varios días.
Cuando al final pudieron abrir la puerta del templo con sopletes, salió un calor infernal.
Y cuando pudieron entrar comprobaron que la imagen de la Virgen del Rosario había sobrevivido, aún cuando todo alrededor se había derretido.
Y todos arrodillados de inmediato rezaron «La Salve» en voz alta.
Pero el milagro más sensacional sucedió el 25 de febrero de 1986.
El presidente Ferdinand Marcos había estado gobernando Filipinas dictatorialmente por 20 años y era cada vez más impopular.
Y había llamado a elecciones como medio para poner fin a los esfuerzos de la oposición, pero fracasó, porque Corazón Aquino, la viuda y reemplazante político del asesinado líder de la oposición, Ninoy Aquino, había ganado las elecciones presidenciales por un margen abrumador.
Sin embargo Marcos se declaró ganador, desencadenando un intento de sublevación por parte de un grupo militar.
Entonces Marcos ordenó el arresto del grupo rebelde del ejército.
Mientras el arzobispo de Manila, cardenal Jaime Sin, exhortó al pueblo a salir a las calles para proteger a los líderes rebeldes.
Millones de fieles católicos atendieron el llamado y se congregaron a lo largo de la Avenida Epifanio de los Santos, conocida como EDSA.
La gente se concentró alrededor de los líderes rebeldes, trayendo nada más que rosarios, flores, alimentos e imágenes de la Santísima Virgen.
Marcos había enviado sus tanques y vehículos blindados a Manila para controlar las manifestaciones públicas imparables.
Y la respuesta de los manifestantes era rezar el Rosario sin cesar y ofrecer guirnaldas de flores a los soldados.
Incluso unas valientes monjas se subieron a los tanques que se acercaban.
Cuando los soldados y los tanques intentaron avanzar para reprimir a la población, vieron en el cielo lo que parecía ser una figura en forma de cruz, pero esto no les impidió seguir con su objetivo, y continuaron avanzando hacia la multitud.
Mientras la melodía del Ave María del rezo de rosario era el único sonido que se oía.
Pero de repente los soldados quedaron atónitos y se detuvieron en seco.
Una hermosa mujer envuelta en una inmensa luz brillante y vestida como una monja se hizo claramente visible de pie frente a los tanques.
La multitud la vio aparecer rodeada de una luz que era deslumbrante.
Según los soldados, esta hermosa mujer vestida de azul, con ojos celestiales, apareció frente a ellos, extendió los brazos hacia arriba y habló con una voz claramente audible para todos,
«¡Queridos soldados, deténganse! No continúen. No hagáis daño a mis hijos. Yo soy la Reina de esta tierra».
Inmediatamente los soldados soltaron sus armas, dejaron de avanzar y se unieron a la multitud para luchar contra el régimen de Marcos.
Los soldados afirmaron que la mujer que se les apareció era la Virgen María.
Una estación de televisión que estaba cubriendo el evento dijo públicamente «¡La Madre María está con nosotros!»
Y el Cardenal Jaime Sin daría fe de la veracidad de la aparición diciendo, «mi corazón me decía que en verdad era María».
Y también informó que varios soldados se acercaron a él llorando, asombrados por la «hermosa dama celestial».
Esa misma noche el presidente Marcos y su familia partieron hacia Hawái.
Después el Cardenal Sin revelaría que se reunió con la Hermana Lucía, la única vidente viva de Fátima, justo antes de viajar a los Estados Unidos para hablar por primera vez de la aparición de la Virgen en la crisis de EDSA.
Y quedó asombrado porque, aunque la Hermana Lucía no tenía acceso a periódicos, radio, televisión o revistas, ella sabía cada detalle de lo que había sucedido.
A partir de estos sucesos se concibió el concepto de un santuario especial dedicado a la Santísima Virgen María en homenaje a su presencia el 25 de febrero de 1986.
Y a su regreso a Manila, el cardenal viajaba en el coche junto con el obispo auxiliar Gabriel Reyes para a celebrar una misa de Acción de Gracias, y llegaron a la intersección de EDSA y Ortigas, una de las más transitadas de Manila, y el lugar donde las monjas intrépidas, y hombres y mujeres jóvenes se pusieron de pie delante de los tanques y ofrecían flores a los soldados.
Y en esa esquina, había un terreno baldío con dos enormes vallas publicitarias providencialmente de la Cruzada del Rosario En Familia, con la imagen de la Virgen María y los lemas «La familia que reza unida, permanece unida» y «Un mundo en oración es un mundo en paz».
Fue cuando concibieron la idea de construir el santuario ahí.
Hicieron los contactos correspondientes y las dos familias propietarias de esos predios los donaron para el santuario.
Diez años más tarde, en el mismo sitio donde los rebeldes fueron protegidos por las multitudes y en la zona donde se había aparecido la Santísima Virgen llamando a la paz, se construyó el santuario, que se llamó María, Reina de la Paz de EDSA.
Dedicado a Nuestra Señora que milagrosamente había intercedido para derrocar a la dictadura en un levantamiento pacífico y sin derramamiento de sangre, que ahora es mundialmente conocido como la Revolución del Poder Popular de 1986.
También se colocó una gran estatua de la Santísima Virgen sobre el hermoso techo del Santuario de EDSA, en medio del concurrido cruce de EDSA y la Avenida Ortigas.
Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre los 3 milagros sucedidos en Filipinas y que fueron intercedidos por el Rosario, uno de cuyos milagros tiene hoy un significado especial, porque el hijo de Ferdinand Marcos ha ganado las elecciones de 2022 y es presidente filipino igual que su padre.
Y me gustaría preguntarte si has tenido milagros en tu vida por el rezo del Rosario y de qué tipo fueron.
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