Primera parte de la visión de la monja nordestina.
¿Estamos cerca de los 3 días de oscuridad? ¿Sucederá de la forma en que fue profetizado?
No lo sabemos con seguridad, pero es sensato no despreciar estas profecías.
Lucas Gelasio ha sido nuevamente el encargado de difundir una revelación dada a una monja nordestina brasileña sobre este evento.
¿Podría ser esta información un llamado divino para que sepamos cómo prepararnos?
Porque las profecías indican que este evento llegará como la culminación de un proceso, en el que ya estamos en las primeras etapas.
Aquí presentaremos el informe que hizo Lucas Gelasio de la revelación que tuvo la monja nordestina sobre los tres días de oscuridad y las conclusiones que nos permite sacar.
No te lo pierdas porque nos da información clave para prepararnos.
Al igual que el padre Oliveira y muchos otros antes, la monja nordestina brasileña, de la que ya hemos informado otras visiones, también recibió la revelación de los tres días de oscuridad.
En su caso, fue en tres momentos diferentes de su vida, siempre a través de la repetición del mismo sueño durante tres noches.
La primera vez fue en 2005, la segunda en 2008 y la tercera en 2013.
La revelación en sueños siempre tuvo la misma forma, con pequeñas modificaciones.
Ella siempre se encerraba en una iglesia con un grupo de personas y Dios le concedía la gracia de ver, místicamente, lo que estaba pasando en el exterior.
Todo comenzaba con la monja corriendo hacia una iglesia, sabiendo que ella debería dirigirse a donde estaba el Santísimo Sacramento.
En el camino, la atmósfera se volvía oscura y triste.
Llegando al destino, en algunos sueños, veía pocas personas; en otros, veía muchas.
Cerraba todas las puertas y ventanas del templo.
Mientras estaba diciendo al resto que nadie debía ver lo que estaba pasando afuera.
Como fuente de luz solo había una vela grande y la lámpara del Santísimo Sacramento.
Todos ayunaron durante tres días y no dijeron casi nada.
El sentimiento de la gente era muy contradictorio.
Ellos oraban mucho por el mundo y la humanidad, rogando por la misericordia de Dios.
A veces se inclinaban para descansar un poco, pero no podían dormir debido a los ruidos.
Sólo le fue posible ver a dos niños dormidos, en los regazos de dos mujeres.
Escuchaban ruidos que sonaban como bolas de fuego gigantes cayendo del cielo.
También oían muchos gritos y voces de gente llamando y pidiendo entrar.
Nadie debía abrir la puerta.
La gente dentro de la iglesia sólo podía oír lo que estaba sucediendo afuera; sin embargo, la monja, en su espíritu, también podía verlo.
Pero no les dijo a los demás lo que veía, porque sentía que, si lo hacía, no resistirían del miedo.
El castigo comenzó con muchas bolas de fuego, pequeñas y grandes, cayendo del cielo.
Pudo ver explosiones y edificios colapsados.
Muchas personas tenían ataques de rabia y atacaban a otros por odio.
Otros caminaban desorientados, como locos, en medio del caos, sin saber qué hacer, hasta que eran alcanzados por explosiones y disparos.
Algunos llegarían al nivel de la locura y caerían muertos ahí mismo.
Había muchos cuerpos en las calles.
También había gente corriendo y gritando desesperadamente, mientras eran perseguidos por criaturas horribles que no eran hombres, pero parecían humanos.
Al tercer día llovió fuertemente, corrió agua por las calles y mucha sangre entre los cadáveres.
Las personas que fueron dejadas muertas fueron empapadas por la tormenta.
La lluvia fue parando hasta que se convirtió en una suave niebla.
En ese momento, ya no había más hombres vivos en las calles.
La niebla cesó por completo y la monja vio el sol reapareciendo desde fuera, sin el brillo habitual.
La luz estaba volviendo a través de las ventanas y puertas. Toda la conmoción ya había terminado.
La gente entendía entonces que ya podían salir de la iglesia.
Ella y su grupo salieron de la iglesia donde se habían refugiado.
La gente sentía que toda la humanidad había perecido, así que dondequiera que fueran, vieron miles de muertos en el suelo.
Afuera, encontraron una escena que parecía ser la de una destrucción provocada por la guerra.
Sin embargo, no podían parar para prestar atención a los cadáveres, porque tenían un camino por recorrer.
Y comenzaron su curso.
Escalaron una montaña y desde la cima vieron miles de personas que también salieron de otras iglesias.
Bajando la montaña, siguieron una caminata que parecía una procesión.
Otros sobrevivientes, de todos los rincones del mundo, también caminaban en la misma dirección.
Entonces la monja miró al cielo y vio algo maravilloso.
«¡Mira! ¡Mira hacia los cielos!», ella gritó.
Y en la cima se podían ver miles de ángeles.
Como en una procesión celestial, ellos también se dirigían al mismo destino que la humanidad.
Pero la monja siempre se despertaba en el mismo lugar del sueño, sin ver hacia dónde iban todos.
La monja también contó detalles que nos permiten entender este evento profético cuando llegue a su realización.
Ella sabía que solo permanecía viva, teniendo esas visiones, debido a la gracia de Nuestro Señor que la protegía.
De modo que pasar los 3 días de oscuridad es una gracia y no fruto del esfuerzo humano para protegerse.
La historia siempre tenía lugar en la misma iglesia, conocida por la monja.
Mientras tanto en el sueño ella era diferente.
Entonces, tendremos un refugio conocido y un cambio en nosotros mismos.
Muchas personas presentes en el sueño eran conocidas por ella.
Estaban todos vivos.
La monja se preguntaba la ausencia de un pariente cercano, que nunca apareció.
Esta persona murió hace años, la estaba ayudando a liderar el grupo y años después se hizo sacerdote.
Por lo tanto, no todos los que están con nosotros en nuestro refugio hoy pasarán los 3 días de oscuridad.
Una conocida suya fue vista con tres hijos, aunque, al momento de la revelación estaba embarazada del primero.
Los tres ya nacieron. Pero faltan unos cinco años antes de que alcancen la edad que parecían tener durante los Tres Días de Oscuridad.
De modo que el lapso que queda de aquí al evento serían años no décadas.
La revelación nos permite comprender por qué no se nos permite mirar hacia fuera estos días.
Es que Dios usará a los demonios y la propia maldad humana para destruir, de una vez, a todos los impíos.
También hay que observar que esta revelación nos da a entender que Dios permitirá que los niños duerman durante la tribulación, pero no los mayores.
Y además podemos interpretar que el número de personas salvadas en cada lugar está condicionado a nuestras oraciones.
Finalmente dice Lucas Gelasio, que cuando la monja le contó esta revelación, en abril del 2023, recurrió a un alma mística que habla con el Niño Jesús, con la esperanza de entender el significado de la procesión iniciada después de los tres días de oscuridad.
Esta señora dijo que, si la monja oraba delante del Santísimo Sacramento, Jesucristo le diría lo que quería saber sobre el sueño.
La monja lo hizo y tuvo una nueva visión, donde le fue mostrado el destino de la procesión, cuyo análisis está en proceso por su guía espiritual, e informaremos cuando se libere públicamente.
Bueno, hasta aquí la revelación que la monja nordestina brasileña tuvo sobre los tres días de oscuridad, que deberíamos mantener en la memoria porque posiblemente sea una especie de entrenamiento que tenemos para cuando llegue ese momento.
Y me gustaría preguntarte qué crees a donde se dirigía la procesión de los que permanecieron vivos luego de terminados los 3 días de oscuridad.
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