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Dios no quiere que la gente se enferma y sufre y nos dio armas para combatir a la enfermedad.

Dios quiere que nadie se enferme y por eso vemos que cuando Jesús caminó por la tierra curaba enfermos y expulsaba a demonios que causaban enfermedades.

Y nos mostró que los espíritus demoníacos están detrás de muchas enfermedades y dolencias, y deben ser expulsados antes de que se pueda manifestar la curación totalmente.

Es que hay causas espirituales para las enfermedades, porque no somos solo seres materiales.

Aquí hablaremos sobre cómo los demonios tienen su parte en las enfermedades que sufren los seres humanos.

Y cómo debemos hacer para limitar su influencia para no enfermarnos de gravedad, para lograr disminuir nuestro sufrimiento.

No hay absolutamente ninguna duda de que la Biblia, la palabra inspirada por Dios, ve la enfermedad como fuerzas negativas y destructivas.

En el Antiguo Testamento la curación está asociada al favor divino y Dios se revela como el sanador de su pueblo.

Y en el Nuevo Testamento también, y además vemos repetidas veces a Jesús sanando y expulsando demonios, las dos cosas. 

En el Jardín del Edén, la primera pareja había rechazado el plan del Creador y a partir de allí satanás reclamó su potestad sobre la tierra y sus habitantes.

En ese Jardín la creación era un puro reflejo de Dios, todo era bueno, bello y feliz, y no estaba prevista la muerte ni la enfermedad.

Pero en la Tierra, dominada por satanás, entró la muerte y la enfermedad, y allí fueron a parar los seres humanos por la rebelión contra Dios.

De modo que en este mundo existe la enfermedad. 

Muchas veces es debida al desgaste del cuerpo causado por los años, o al estilo de vida relacionado con la alimentación, los malos hábitos, la contaminación, etc.

Que en última instancia son frutos del mal, del pecado original. 

Pero también hay problemas genéticos al nacer, que son un misterio.

Algunos pueden deberse a un efecto del estilo de vida de los padres, y para otros no tenemos explicación.

Los seres humanos tomamos estos casos como frutos de la normalidad de la vida en la Tierra, son las cosas que pasan en un mundo caído luego de la expulsión de los hombres del Paraíso.

Pero las enfermedades están sucediendo en este momento y tienen sus causas en la realidad actual de cada persona. 

Entonces no hay que descartar que las enfermedades que se producen en cada persona, no tengan una influencia demoníaca en ese momento, o sea con los demonios actuando directamente sobre la persona ahora.

Podría ser en la génesis misma de las enfermedades, o en su exacerbación, con el demonio actuando para aumentar el sufrimiento de la persona que tiene la enfermedad.

Pero la ciencia materialista actual no considera que el demonio pueda estar causando ni exacerbando enfermedades, simplemente porque el demonio no existe para ella.

Pero el cristianismo sí cree que existe y que actúa en el mundo.

Jesús diferenciaba a los enfermos en dos tipos, pero siempre consideraba alguna participación demoníaca en la enfermedad.

Había enfermedades que eran causadas directamente por posesiones demoníacas, o sea demonios actuando desde dentro de la persona, y Jesús en esos casos daba la orden a los demonios para que salieran del enfermo y éste se curaba.

Pero cuando la enfermedad no era por posesión, Jesús imponía sus manos sobre los enfermos, oraba y estos se curaban

Y esto que hacía Jesús afectaba a todo el ser humano, porque incluía a la totalidad de la persona, la sanación del cuerpo y del alma.

Con lo cual quitaba cualquier opresión y obsesión producida por los demonios desde afuera del enfermo.

Hoy la ciencia distingue dos tipos de enfermedades.

Las del cuerpo, que son tratadas por medicamentos físicos, y las mentales y emocionales, que son tratadas por la psicología y la psiquiatría.

Pero no considera ni la imposición de manos, ni la oración; ni tampoco el exorcismo para la expulsión de demonios.

Sin embargo los exorcistas han comprobado, por ejemplo, que hay una sobreposición de síntomas entre una enfermedad mental y una posesión u opresión demoníaca, por eso trabajan junto a psiquiatras para diferenciarlas.

Algunos casos de esquizofrenia podrían ser posesiones, porque escuchan voces en su cabeza.

Casos del síndrome de personalidad múltiple, pueden deberse a demonios manifestándose desde dentro de la persona.

Casos etiquetados como neurosis pueden ser obsesiones provocadas por los demonios.

Incluso hay una discusión sobre si el caso clave que trató Sigmund Freud, que dio origen a su teoría del psicoanálisis, el de «Anna O», no fue en realidad un caso de posesión demoníaca.

Hoy podemos decir que la casi totalidad de los exorcismos, se realizan sobre personas en que efectivamente un psiquiatra comprobó que sus problemas no eran sólo mentales.

Y los exorcistas se encuentran luego en las sesiones, con demonios que tienen que quitar de dentro de las personas.  

Sin embargo también podemos decir que la mayoría de los casos de posesiones, opresiones y obsesiones provocadas por los demonios no llegan hasta los exorcistas.

En primer lugar porque el poseído no considera que su problema, aparentemente sólo mental, sea una posesión demoníaca, y el médico aún menos.

Y en segundo lugar por las dificultades de acceder a un exorcista dedicado que existe en este momento.

Entonces a veces es necesario valerse por uno mismo y por lo tanto hay que saber cómo actúa satanás.

Los exorcistas consideran que satanás se afianza en la psiquis de las personas a través de sus debilidades y pecados humanos, y a partir de ahí produce enfermedades.

Las personas atacadas no se dan cuenta de la fuente demoníaca y se hunden en la desesperación, cuando sienten en su cabeza cosas como: 

eres una persona terrible, no hay esperanza para ti, Dios no se preocupa por ti, te vas al infierno, deberías suicidarte o cosas parecidas.

El exorcista y también psicólogo padre Stephen Rossetti sostiene que cada vez es más evidente para él, que muchos de los que están mentalmente atormentados por sus pecados y fallas del pasado, en realidad sufren obsesiones demoníacas.

Que a su vez le producen o le exacerban problemas mentales o físicos. 

¿Y qué hacer cuando te asalten este tipo de pensamientos?

Rossetti da esta serie de recomendaciones cuando sucedan este tipo de pensamientos, para que no hagan más daño a la psiquis y al cuerpo.

Primero, trata de reconocer la verdadera fuente de tus padecimientos mentales, no supongas que son sólo temas de tu psiquis, obsérvate y evalúa la posibilidad de que sea el maligno el que esté susurrándote cosas malas.

Segundo, que estos pensamientos te entren por un oído y te salgan por el otro. Trata de no aferrarte a ellos ni de pensar en ellos, que vengan y se vayan.

Tercero, respira profundamente. Ejercita el cuerpo caminando o cualquier ejercicio que funcione para ti. Distráete en otra cosa y otro ambiente.

Cuando el cuerpo se relaja, ayuda a que la mente se relaje. 

Cuarto, cierra la puerta al demonio. Satanás se está aprovechando de una debilidad psicológica producida por heridas y traumas del pasado. 

Busca sanar esas heridas a través de psicoterapia, oraciones de sanación, dirección espiritual, rituales del perdón y los sacramentos.

Y también oraciones de liberación enfocadas al tormento que padeces, por ejemplo si sufres de odio hacia ti mismo, entonces di con frecuencia: 

«En el santo nombre de Jesús, renuncio al espíritu maligno del odio hacia mi mismo y le ordeno que me abandone». 

Quinto, vuélvete a Jesús repetidamente con oraciones cortas como «Jesús, en ti confío» o «Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí, pecador» o «Jesús, María», o jaculatorias similares.

Sexto, ofrece tu sufrimiento por los demás, no lo desperdicies porque pueden ser una fuente de gracia para los demás y para ti también. Y eso genera bienestar.

Y Séptimo, trata de quedarte en paz, piensa que nunca estarás sin sufrir en esta vida y confía en Jesús, que Él te salvará.

En resumen, el cristianismo ve la enfermedad como fuerzas negativas y destructivas actuando en un mundo caído, pero que sin embargo Jesús curaba y nos enseñó cómo hacerlo.

Para Él siempre había una intervención demoníaca.

A veces el demonio producía la enfermedad por posesión, y Él lo expulsaba por una orden.

Y otras veces sanaba el cuerpo y el alma de la opresión y obsesión demoníaca, que producía la enfermedad, a través de la imposición de manos.

Hoy la ciencia materialista no considera la existencia del demonio, por lo que tiene dificultades para curar algunos casos y a otros sólo los logra adormecer, ocultando los síntomas más graves.

Los exorcistas consideran que satanás se afianza en la psiquis de las personas a través de sus debilidades y pecados humanos, y a partir de ahí produce enfermedades y exacerba otras.

¿Entonces qué hacer ante el demonio que trata de enfermarte y preocuparte?

Trata de reconocer si el demonio no está detrás de tus padecimientos.

Deja ir los pensamientos negativos cuando lleguen a tí. Distráete en otra cosa. 

Busca sanar tus heridas y traumas del pasado.

Vuélvete a Jesús con jaculatorias constantes pidiendo sanación.

Ofrece tus sufrimientos, quedándote en paz y confiando en el Señor.

Bueno, hasta aquí lo que queríamos hablar sobre cómo el demonio actúa en las enfermedades y cómo enfrentarlo.

Y me gustaría preguntarte si has tenido alguna enfermedad o padecimiento que consideras que haya sido por influencia demoníaca.

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