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La primera reacción cuando alguien te dice que puedes orar por cosas que ya han sucedido es que se trata de un absurdo.

Ya sucedió. Y Dios no cambia los hechos de la historia; no reescribe el pasado.

Pero esa posibilidad existe si piensas que Dios tiene ante sí el presente, el pasado y el futuro al mismo tiempo.

Cuando oramos pedimos la intercesión de Dios. O sea que tome en cuenta nuestra solicitud cuando tome una decisión.

Pero sucede que Dios vive fuera del tiempo.

Él tiene ante su vista el presente, el pasado y el futuro en forma simultánea.

Esto es lo que justifica que puedas orar por cosas que están en el pasado de tu vida.

Y puede mejorar dramáticamente tu poder de intercesión.

Imagínate esta situación.

Estás esperando un ser querido en un aeropuerto y se atrasa el vuelo en que llegaba un ser querido.

Luego citan a los que estaban esperando a personas de este vuelo, y en una sala privada les comunican que el vuelo ha sufrido un accidente, que hay gente que se salvó, pero no tienen el listado de quienes son.

Lo que haces inmediatamente es ponerte a rezar para que tu ser querido no esté dentro de los muertos.

Sin embargo te das cuenta que el accidente ya sucedió y que Dios no cambia el pasado.

¿Esto significa que la oración que haces es inútil o no tiene sentido?

Diríamos que no, porque no sabes lo que sucedió y no le estás pidiendo a Dios que cambie el pasado, que reviva a tu ser querido.

Le estás diciendo a Dios cómo te gustaría que hubieran pasado las cosas.

Y recordemos que Dios tiene ante si el pasado, el presente y el futuro, como si estuvieran sucediendo en el mismo momento.

Por eso en Isaías 65: 24 Dios dijo “antes de que llamen responderé…”

Dios quiere hacer las cosas con nosotros, involucrarnos, y ahí reside la fortaleza de la oración. Él nos llama a orar y a pedir.

Y si tú ser querido resulta ileso del accidente finalmente, tendrías buenas razones para suponer que tu oración colaboró.

Que seguramente tu oración fue escuchada por Dios en el principio de los tiempos y fue uno de los insumos que le llevó a determinar lo que sucedería en este incidente.

De modo que deberías estar agradecido a Dios porque tu ser querido no murió y además por haber contestado favorablemente tus oraciones.

Veamos esto más en detalle.

  

CÓMO NOS IMAGINAMOS A DIOS

Los hombres, que somos criaturas finitas, nos imaginamos a Dios como un ser inmortal. Qué vivirá para siempre en un futuro sin fin.

Lo consideramos con tres características centrales.

Una es su omnipotencia: lo puede todo y las escrituras los ejemplifican hablando de su brazo derecho fuerte.

En segundo lugar consideramos su omnisciencia: lo sabe todo, conoce cada cosa que sucede en el mundo, en la creación. Y lo retratamos como un ojo que examina todo en el universo.

En tercer lugar lo consideramos omnipresente que está presente en todos lados.

Una especie de bilocación múltiple, dónde puede estar tanto en galaxias lejanas, cómo mirándonos fijamente a al lado nuestro contándonos los pelos de la cabeza.

En este aspecto no está limitado ni por el tiempo y ni por el espacio.

Él es el constructor y creador y Señor de todo. Y no sólo hizo esto en lo cual vivimos, sino que lo mantiene.

Esto implica que no hay ningún lugar donde podamos escondernos de Dios.

Porque Él está en todas partes

No hay nada que se le escape en el presente, en el pasado y en el futuro a su conocimiento.

Pero al mismo tiempo Dios es invisible para alguna de sus criaturas, como los hombres, y aunque esté cerca de nosotros permanece oculto.

Como dice San Agustín Dios está oculto y más cerca de nosotros.

Pero Dios también en su omnipotencia puede hacerse uno de nosotros y lo demostró en su Encarnación.

Estuvo presente físicamente entre nosotros con Jesucristo sin perder su divinidad.

O sea que actúa en nuestro limitado espacio y tiempo como uno más.

Pero que él estuviera entre nosotros bajo la forma de Jesucristo no implica que estuviera ausente en otra parte del universo, ni que su obra se hubiera paralizado momentáneamente.

Más bien Dios estaba haciendo todas esas cosas, su obra y su providencia, al mismo tiempo.

La maravilla es que Dios está cerca de nosotros y aun así continúa sosteniendo todo el universo que Él creó.

  

LA ETERNIDAD DE DIOS

En el número 202 del Catecismo de la Iglesia Católica dice que los católicos

“Creemos firmemente y confesamos sin reservas que sólo hay un Dios verdadero, eterno, infinito, inmutable, incomprensible, todopoderoso e inefable”

Ser eterno significa que dura una cantidad ilimitada de tiempo.

Pero aún más. Eterno significa que está fuera del tiempo por completo.

Juan Pablo II, en la audiencia del 4 de septiembre de 1985, dijo que

“La eternidad debe entenderse como la posesión indivisible, perfecta y simultánea de una vida sin fin y por lo tanto como el atributo de estar absolutamente más allá del tiempo”.

Y agregó

“No coincide con el presente, no lo precede, ni lo prolonga al infinito”

La eternidad no es la suma de los diversos momentos en que Él vive, sino que el tiempo no tiene sentido para Su existencia propia.

De modo que Dios vive en el ahora eterno fuera del tiempo. En una situación donde el tiempo no pasa.

Que es distinto del ahora temporal que experimentamos los seres humanos, donde los momentos llegan y luego se deslizan hacia el pasado.

Esto tiene la implicancia de que no hay cambio en Dios, no hay progreso de un momento a otro en lo eterno.

Y en ese no tiempo de Dios, crea criaturas espaciales y con tiempo, como los seres humanos.

Nuestras almas no son heredadas de nuestros padres como lo son nuestros cuerpos, sino que son creados de inmediato por Dios como dice Pío XII en Humani Generis.

Se excluye la idea de que nuestras almas existan antes de la concepción.

Sino que en cada momento Dios Crea tu alma o la mía, en un momento después de que creó todo lo que existe en el universo.

De modo que en cada momento es Su eterno ahora, y Dios está creando y a su vez conservando todo del mundo físico simultáneamente.

En su eterno ahora Dios conoce toda la materia y energía del universo en cada momento de su historia, no sólo en el presente.

Y en ese proceso aunque él está fuera del tiempo, es capaz de poner en distintos tiempos la creación de nuestra alma particular y la creación de una galaxia millones de años antes.

Todo es real, no es una ilusión, hay una historia que pasa para nosotros que somos seres finitos.

Esto tiene consecuencias importantes para las oraciones nuestras.

  

ORACIÓN PREDATADA Y POSDATADA

Debemos considerar dos cosas

Primero, que Dios no está obligado por el tiempo. Él está completamente fuera del tiempo.

Toda la historia le está a la vista simultáneamente, como un mural gigante.

Él puede ver pasado, presente y futuro en el mismo instante, simultáneamente.

Segundo, que la acción de Dios en el mundo no es independiente de la nuestra, si bien somos su creatura.

Dios quiere y pide nuestras oraciones, cómo lo ha dicho Jesús cuando dice “pide y se os dará,  golpea y se os abrirá…” (Mateo 7: 7-8)

De modo que el sostén el universo quiere tener en cuenta el insumo de nuestros pedidos, gratis, por amor a los hombres.

Pero como ante Dios están el presente, el pasado y el futuro juntos a la vez, como si fuera una sola cosa, Él sabe el momento humano en que yo oro por una cosa y cuando sucede la cosa por la que oro.

Por ejemplo el momento en que oro por la salvación de una persona moribunda y el momento en muere la persona.

Y además Él es capaz de actuar en entre esos dos momentos.

Esto sucede cuando el tiempo corre hacia adelante; la persona está moribunda, yo oro por ella, y luego muere.

Pero aunque para los seres humanos parezca difícil de entender, podemos pedir por la salvación de una persona que ya murió hace días.

¿Por qué podemos hacer eso?

Porque en realidad Dios tiene presente, pasado y futuro ante sus ojos en cada instante.

Él supo de nuestra oración simultáneamente a que la persona muriera, a pesar de que nuestra oración fue posterior a su muerte.

Entonces nuestras oraciones no sólo pueden hacerse para pedidos sobre el presente y el futuro, como normalmente hacemos, sino también podría incluirse el pasado.

Esto lo solemos hacer automáticamente y sin darnos cuenta, cuando nos dicen que alguien murió y elevamos una oración por su alma.

Aquí está un ejemplo de cómo funciona esto según contó el Padre Pío.

  

UN EJEMPLO DEL PADRE PÍO

Susanne Tassone cuenta en Orando con los Santos por las Santas Almas en el Purgatorio:

Un médico que era muy cercano al Padre Pío recibió una carta de una mujer cuya hija estaba a punto de morir.

La madre imploró al futuro santo por sus oraciones y bendiciones sacerdotales.

El doctor no pudo enviarle esta carta al Padre Pío hasta varios días después de haberla recibido.

Después de leer la carta al Padre Pío, este médico le preguntó cómo debería responderla.

Pio respondió: «Fiat» [así será].

El doctor sabía que había pasado un tiempo desde que recibió la carta y que la niña estaba al borde de la muerte.

Estaba perplejo por la seguridad del Padre Pío de que todo estaba hecho, de que la petición de oración funcionaría.

El sacerdote Capuchino continuó,

“Tal vez no sabes que puedo orar incluso ahora por la feliz muerte de mi bisabuelo”.

“Pero ha estado muerto por muchos, muchos años”, respondió el doctor.

“Yo también lo sé”, dijo el Padre Pío.

«Déjame explicarte dándote un ejemplo.

Tú y yo morimos y, gracias a la buena suerte y la bondad y la misericordia del Señor, estamos obligados a permanecer en el purgatorio durante 100 años.

Durante estos años, nadie reza por nosotros o se ofrece una misa por la liberación de nuestras almas.

Pasan los 100 años, y alguien piensa en el Padre Pio y el buen doctor, y se han ofrecido Misas.

Para Nuestro Señor, el pasado no existe; el futuro no existe. Todo es un presente eterno.

Esas oraciones ya habían sido tenidas en cuenta, de modo que incluso ahora puedo orar por la feliz muerte de mi bisabuelo…”

La niña que necesitaba oración, por cierto, fue sanada.

En resumen, en teoría nosotros podríamos orar por sucesos del pasado, porque el pasado, el presente y el futuro están en el mismo momento presentes ante Dios.

Y Dios tomará nuestras oraciones como si fueran en el mismo momento a los sucesos que las motivaron.

Esto nos alerta de que podemos orar por sucesos del pasado, porque aunque para el tiempo de los hombres sean momentos sobre los que no se puede operar, Dios ha tomado nuestras oraciones en el momento que era necesario.

El apologista Jimmy Akin ha trabajado sobre esta posibilidad de orar sobre sucesos del pasado.

Pero sugiere cuales son las situaciones en que efectivamente nuestras oraciones son eficaces respecto a Dios.

  

CUANDO ES EFICAZ ORAR POR COSAS DEL PASADO

La práctica de orar a través del tiempo plantea según Jimmy Akin 3 categorías de sucesos:

Podemos orar por cosas del pasado que sabemos que sucedieron.

Podemos orar por cosas del pasado de las que no estamos seguros que sucedieron.

Y podemos orar por cosas del pasado que sabemos que no sucedieron.

Veamos cada una

Sí oramos por cosas que sabemos que no sucedieron, entonces estaríamos orando en contra de la voluntad conocida de Dios.

Y por lo tanto no es apropiado orar por esas situaciones.

Jimmy Aquí nos da el ejemplo de los atentados del 11 de septiembre del 2001 a las Torres Gemelas de Nueva York.

Si nosotros oramos hoy para que el atentado de las Torres Gemelas en el pasado no suceda, sería contrario a lo que Dios dejó pasar.

Dios dejó pasar el atentado, por lo tanto si nosotros hubiéramos orado podríamos haber chocado contra una decisión diferente de Dios.

Pero también podemos orar por cosas que sabemos que sí sucedieron.

Jimmy Akin pone el ejemplo de que nosotros sabemos que hubo personas que sobrevivieron al ataque del 11 de septiembre a las Torres Gemelas.

Así que podemos orar para que algunas personas sobrevivan al ataque, porque Dios permitió que alguna lo hiciera.

Estamos hablando de orar Sin nombre preciso. Porque si esa persona no sobrevivió a los ataques y estamos orando para que esa persona sobreviva, oramos a contrapelo de lo que Dios decidió.

En este punto también hay otra contraindicación. Y es que estamos preocupándonos por cosas del pasado en vez de esforzarnos por el futuro.

Lo que puede tomarse como una distracción espiritual respecto a las preocupaciones más urgentes.

Finalmente se puede orar por las cosas que no estamos seguros que sucedieron, según Jimmy Akin.

Estas es para él la forma más apropiada de orar hacia el pasado.

Supongamos que una persona conocida estaba en las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001 y no sabemos si la persona murió o pudo escapar.

Como no sabemos, es legítimo pedirle a Dios, que por favor, deje que la persona haya escapado.

Porque en realidad no sabes cuál fue la voluntad de Dios.

De modo que no estás orando contra Su voluntad conocida; no estás orando contra algo que ya sabes que sucedió.

Quitándole la variable tiempo, esta es la forma en que oramos habitualmente, porque no sabemos si Dios otorgará o no lo que solicitamos para el futuro; y en Lucas 18: 1 nos pide “orar siempre y no desanimarnos”.

Pero pasa lo mismo con una persona que ya está muerta.

Después de muerta nosotros podemos orar por su salvación porque no sabemos si en el momento de la muerte la persona estaba en Estado de Gracia.

Esta es la típica oración que los católicos hacemos hacia el pasado.

Cuando oímos que una persona ha muerto oramos por su alma, para que Dios le dé la salvación; y probablemente en ese momento que nosotros oramos ya haya sucedido el juicio.

Fuentes:


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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