ORACIÓN A MATER ADMIRABILIS
¡Oh Madre Santísima de Jesús!,
venimos a Vos como a la fuente viva que refrigera,
como a la llama que calienta,
como a la aurora que disipa las tinieblas,
como a la Madre siempre atenta a las necesidades de sus hijos.
¡Oh Madre Admirable!, hay horas,
en que el camino de nuestra vida es duro,
No es fácil andar siempre con paso igual en el camino del deber.
No es fácil amar al prójimo, nuestro hermano, como Jesús quiere que lo amenos.
No es fácil conservar un alma serena en medio de las vicisitudes de la vida.
No es fácil amar a las criaturas y reservarse para Dios.
No es fácil hacerse pequeño y humilde cuando el orgullo relama.
No es fácil ir caminando hacia el Dios de luz por caminos llenos de sombra.
Hay días en los que todo es carga.
Pero Vos, oh Madre Admirable, hacéis todo fácil.
Y sin embargo, no quitáis el sacrificio de nuestros caminos,
como Dios tampoco lo quitó del vuestro,
pero facilitáis el esfuerzo haciendo que crezca el amor.
El amor siempre vencedor en Vos,
os hizo decir en el umbral de vuestro destino:
“Fiat mihi secundurn Verbum tuum”.
Esta palabra de adhesión al amor que os guiaba, jamás la retirasteis.
Jamás os rebelasteis ante el sufrimiento,
sino que ofrecisteis a su acción un alma mansa y humilde, entregada a Dios.
¡Oh María!, que vuestro ejemplo sea mi fuerza.
Haced que todo sea fácil en mi vida, no suprimiendo toda pena,
sino por un amor generoso, siembre mayor que la pena.
¡Oh Madre dulcísima!, dadme un corazón lleno de fortaleza;
y si veis que mi amor se apaga pronto, os suplico,
dad a vuestra(o) hija(o) un poco del vuestro
y repetidle la lección del verdadero amor.
CONSAGRACIÓN DE LAS MADRES A LA “MADRE ADMIRABLE”
Madre Admirable, tú que eres Madre y has sabido engendrar a tu hijo en tu corazón, confiada en tu intercesión te encomiendo mi vida y la de mis hijos.
Inunda mi corazón de verdadero amor, para que sepa cumplir todos los días,
con alegría, mi responsabilidad de madre.
Dame, Madre Admirable, la gracia de ser siempre fiel a las enseñanzas del Evangelio
y, unida a ti, amar y servir al Señor Jesús en mis hijos,
tal como tú lo hiciste con el Tuyo.
Me consagro a ti, para vivir una vida santa, para ser tu imitadora,
para que tú dulce Madre mía puedas contar siempre conmigo
y pueda ayudarte a llevar a su cumplimiento, en mi y en mis hijos,
el designio de amor que el Padre tiene sobre cada uno de nosotros.
Con este acto de consagración a ti, Madre Admirable,
me propongo vivir continuamente en tu compañía
y realizar con tu ayuda todos mis compromisos de cristiana y de madre.
Te consagro todos mis desvelos de madre, mis trabajos cotidianos,
mis alegrías y mis penas, mi alma y mi cuerpo, todo mi ser.
Te consagro también, Madre Admirable, a mis queridos hijos, que son también los tuyos. Acompáñalos siempre por el camino de esta vida,
que nunca se aparten de Jesús y que, si alguna vez lo hicieran, que, por Ti, a Él regresen.
Le sirvan en todo y alcancemos finalmente todos juntos la Vida y Felicidad eternas.
Amén.