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Una historia impresionante de iluminación. Una jovencita, actriz de televisión y con una vida licenciosa, tuvo su iluminación del alma en el año 2000.

Dejó todo y se hizo monja y tuvo una vida impresionante en pocos años.

Y había dicho proféticamente: «Moriré cuando tenga 33 años la misma edad que Jesús» y fue así.

Hoy cientos de personas visitan su tumba para agradecer milagros por su intercesión.

Aquí queremos contarte la historia de Clare Crockett para cuyas hermanas de congregación es una santa en el cielo y una intercesora, y te invitamos a ver una película sobre su vida, que no tiene desperdicio https://www.youtube.com/watch?v=sQv8db9xsks

Clare Theresa Crockett tomó el nombre religioso de hermana Clare María de la Trinidad y del Corazón de María.

Había nacido el 14 de noviembre de 1982, en Derry, Irlanda del Norte y murió el 16 de abril de 2016 a los 33 años en Portoviejo, Ecuador, por un terremoto.

Trabajó como actriz de teatro, escritora y directora para televisión. 

Quería convertirse en una actriz famosa después de un papel en la película Sunday, que describe el domingo sangriento en Irlanda del Norte.

¿Y cómo comenzó su vocación?

Un día decidió ir a un retiro con un grupo juvenil que se reunía todos los domingos. 

Y al respecto explica:

«Tuvimos adoración del Santísimo, yo no tenía ni idea de lo que era eso. 

El Santísimo estaba expuesto en el altar y debajo de la custodia había un cuadro grande de Jesús que decía: «Jesús, Nuestro Salvador»

Y me acuerdo estar pensando: «¿el mismo que está en el cuadro está en la custodia también?, ¿me está mirando?, ¿me está escuchando?». 

Pero su iluminación y conversión llegó la Semana Santa del año 2000.

Con solo 15 años la habían contratado ya como presentadora de programas juveniles de televisión en el Canal 4 –uno de los más importantes del Reino Unido– y, a los 17 se había interesado por ella el Canal Nickelodeon. 

Los primeros dias en España por la filmación se los pasó tomando el sol y fumando. 

Y el Viernes Santo alguien le dijo: «Clare, hoy sí que tienes que entrar en la capilla. Hoy es Viernes Santo». 

Entró en la capilla, pero se quedó en el último banco. 

Cuando los fieles se acercaron al presbiterio para adorar y besar la cruz. Clare se unió. 

Y ese sencillo gesto, supuso un antes y un después en su vida. 

Cuando terminó el acto, la encontraron llorando mientras repetía: «Él murió por mí. ¡Me ama!… ¿Por qué nadie me ha dicho eso antes?».

Y de ahí nació su certeza,

«Al regresar a mi banco, yo ya tenía una huella dentro, que no tenía antes. Yo tenía que hacer algo por Él, que había dado su vida por mí».

Luego la invitaron a ir con los jóvenes del Hogar a la Jornada Mundial de la Juventud en Roma y describe:  

«Fue en esta peregrinación por Italia donde la inconfundible voz de Dios me volvió a hablar muy dentro de mí para decirme: «Quiero que tú vivas como ellas».  

Ellas eran las religiosas, y vivir como ellas significaba ¡ser monja!.

No fue fácil dar el paso. 

De regreso a Irlanda volvió a entrar en la vorágine de superficialidad y pecado que el mundo del cine le ofrecía. 

Pero el Señor insistía en perseguirla. 

Una noche de fiesta se excedió de nuevo con el alcohol y experimentó que Jesús que le dijo: «¿Por qué sigues hiriéndome?»

La presencia de Dios era tan fuerte y el vacío tan grande, que comprendió que sólo seguir el camino de Dios lo llenaría.  

El 11 de agosto de 2001 entregó su vida a Dios como candidata de las Siervas del Hogar de la Madre.

Enseguida empezó a destacarse por su entrega y amor a los demás.

Todavía muy joven y con muchas cosas por aprender llegó a su primer destino, la casa de Belmonte, en Cuenca (España). 

Comenzó aquí a poner de manifiesto el don tan especial que tenía para llegar a las almas de los niños y jóvenes, para mostrarles la verdad, para enseñarles a amar al Señor, para guiarles en su personal proceso de curación interior de las heridas que cada uno arrastra. 

Luego la enviaron junto con otras tres hermanas, a la comunidad que debía abrirse en EEUU, en la ciudad de Jacksonville (Florida) en el mes de junio de 2006. 

Era la única hermana que era de lengua madre inglesa, y eso supuso que tuviera que asumir mucha responsabilidad. 

Había una imagen que la Hermana Clare usaba mucho y que le ayudaba a poner cada día su vida en las manos de Dios. 

Era la imagen del «cheque en blanco». 

Cada día le daba al Señor un cheque en blanco, para que Él le pudiera pedir todo lo que quisiera.

Luego estuvo en Valencia, España siempre atendiendo casos difíciles y destacándose por su entrega.

Hasta que llegó a Ecuador, su destino final en esta vida. 

Fue en octubre de 2012 que la hermana Clare escribió: 

«Mi corazón es Tuyo, mi mente es Tuya, mis pensamientos son Tuyos. Pídeme cualquier cosa. ¡Nada importa ahora, ya que nada de lo que tengo es mío!».

Se incorporó a la recién fundada comunidad de Guayaquil, donde las Siervas del Hogar de la Madre llevaban sólo un año y todo estaba todavía a medio hacer.

Al intensísimo ritmo de trabajo se unía el calor agotador de esas tierras y el desgaste por las diversas enfermedades tropicales que padeció. 

En  2014, fue destinada a otra comunidad dentro del mismo Ecuador, Playa Prieta, a una escuela donde niños y niñas de bajos recursos económicos podían acceder a una educación católica.

Bajo el sol y las lluvias torrenciales, las hermanas visitaban las humildes casitas de esa zona rural. 

Varias veces al año, las comunidades de Siervos y Siervas del Hogar de la Madre junto con grupos de jóvenes, entraban en la selva preamazónica, en el Puyo, en el Oriente ecuatoriano, para evangelizar a sus habitantes.

La Hermana Clare caminó durante horas por esos senderos impracticables, con el barro por las rodillas y cruzando a pie los afluentes del Amazonas, con el agua por el pecho. 

Hasta llegar a los humildes poblados de los indígenas shuar, los antaño tan temidos jíbaros, ahora una comunidad de pobres. 

Todos recuerdan a Clare siempre abrazada a su guitarra, su gran aliada en la evangelización de grandes y chicos.

Recuerda que cuando cantaba se notaba que así era como vivía. Cantaba con todas sus ganas, con todas sus fuerzas, hasta quedar afónica. 

Para las hermanas era evidente de qué manera se estaba desgastando Clare. 

Su cara y su voz estaban totalmente gastadas por todo el trabajo y apostolado. 

Y escribió antes de morir,

«Todo lo que puede costar me llena de alegría, porque me hace estar cerca del Señor. 

Estuve un buen rato delante de la cruz pidiendo la gracia de nunca, nunca, olvidar todo lo que el Señor y la Virgen han sufrido por mí».

El terremoto que acabó con su vida y de las otras cinco jóvenes aspirantes a Siervas del Hogar de la Madre comenzó a las 18:58 del sábado 16 de abril de 2016. 

Ese día, en la comida, la conversación había girado precisamente en torno al tema de la muerte. 

La Hermana Clare dijo con mucha seguridad: 

«Yo no le tengo miedo a la muerte. ¿Por qué voy a tener miedo a la muerte, si me voy a ir con Aquel con el que siempre he anhelado estar toda mi vida?».

Después de su muerte, la sorpresa fue encontrar que muchísima gente escribía de forma espontánea para decir a las hermanas el bien que les hizo Clare. 

Muchos eran amigos y conocidos

Pero otros eran desconocidos  que decían que la vida de la Hermana Clare les estaba moviendo a la conversión, al descubrimiento de su vocación, al crecimiento y renovación espiritual, incluso a gracias más especiales. 

Todos la sentían como una “amiga”.

En 2020, se le atribuyeron milagros, varios de fertilidad y hubo llamados para que se la convirtiera en santa.

La película documental mostró su figura a millones de personas y varias parejas casadas que tenían dificultades para tener hijos escribieron para agradecer la intercesión de la hermana Clare. 

Algunos incluso le han puesto su nombre a un hijo.

Numerosos peregrinos viajan hasta Derry para visitar la tumba de la hermana.

Megan, su hermana, contaba que mucha gente que no podía tener hijos subió a la tumba de Clare y le rezó, y ahora tiene sus bebés, y hasta le pusieron su nombre a los hijos.

La hermana Kristen informa que hay personas que estuvieron a punto de suicidarse y se han topado con el documental sobre la hermana Clare. 

Y han vuelto a tener ilusión y alegría de vivir. 

Otros estaban lejos de la Iglesia Católica y han vuelto a encontrar su fe.

Por otro lado, añade que otras vivían una fe tibia, y Nuestro Señor, a través del testimonio de Clare, las ha despertado y les ha dado nuevas fuerzas para entregarlo todo al Señor y luchar por la santidad. 

Muchos jóvenes han encontrado la fuerza para responder a su vocación al sacerdocio y la vida religiosa.

Bueno hasta aquí lo que te queríamos contar sobre la iluminación de conciencia que tuvo la hermana Clare, y de su extraordinaria y corta vida.

Y me gustaría preguntarte cómo ha sido tu comienzo en la fe y tu encuentro con el Señor.

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