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Que profetizó Ratzinger hace 6 décadas, como lo vemos cumplirse hoy y como lo solucionamos.

En 1958, hace más de 6 décadas, el joven teólogo Joseph Ratzinger hizo una profecía que hoy vemos cumplirse en toda su magnitud.

Dijo que una tendencia que estaba debilitando a la Iglesia en ese momento se profundizaría en el futuro, y sería un problema mayúsculo que pondría en jaque el futuro de la Iglesia.

Y luego sucedió el Concilio Vaticano II y llegaron manifestaciones espirituales nuevas al mundo, que no sólo consolidaron esa tendencia sino que la aceleraron.  

Y Ratzinger propuso ya en 1958 la forma de solucionarlo, que aún sigue en pie porque el problema se ha agrandado aún más.

Aquí hablaremos sobre la profecía de Joseph Ratzinger sobre la Iglesia hecha en 1958, cómo se ha ido cumpliendo y cómo la Iglesia puede salir de ese problema.

El desafío más grande que tiene el cristianismo hoy no son las grandes religiones del mundo.

Tampoco es el ateísmo que no tiene profundidad ni atractivo masivo.

La competencia es una espiritualidad que la mayoría cree que está muerta.

Se trata del paganismo, que es la religión en su estado caído.

Y esto sucede en un mundo en se cree cada vez más en las realidades sobrenaturales.

En la medida que occidente se seculariza más, y pasa de ser cada vez menos cristiano a ser anticristiano, se produce un vacío.

Y este vacío es llenado por el paganismo.

Es la línea de menor resistencia a los impulsos humanos.

Y lo vemos actuar tanto fuera del cristianismo como dentro del propio cristianismo.

Ya en 1958 el padre Joseph Ratzinger, que luego sería Benedicto XVI, hizo una profecía que muchos no vieron, decía que la Iglesia Católica se había convertido en una comunidad de paganos y que sería peor en el futuro.

Y esa tendencia se ha consolidado y se ha acelerado.

El ser humano tiene hambre de lo sobrenatural porque es innatamente religioso, pero la Iglesia ha recorrido el camino inverso en las últimas décadas.

¿Qué queremos decir con pagano?

La palabra paganismo viene del latín «pagani», que significa «de los campos» o «habitantes del campo».

Los campesinos fueron los últimos en convertirse al cristianismo cuando gobernaba el Imperio Romano, los últimos en abandonar sus raíces pre cristianas.

Sin embargo hoy es al revés, porque el nuevo paganismo florece en las ciudades y los campesinos son los últimos en abandonar el cristianismo.

El nuevo paganismo es la unión de tres enemigos del teísmo, o sea de un Dios trascendente: 

El humanismo por un lado, o sea el hombre como Dios, 

El politeísmo por otro, o sea muchos dioses, 

Y el panteísmo o sea un Dios inmanente en todo.

La expresión más consolidada del neo paganismo es la New Age, que no existía como tal cuando Ratzinger hizo su profecía en 1958.

Es un movimiento poco organizado y amorfo, continuador de la ideología hippie de los años ’60.

Es una mezcla de gnosticismo y misticismo pseudo oriental.

Con una gran dosis de individualismo, que permite crear una religión a la carta a cada uno.

Es así que los que practican la New Age enfatizan el individualismo y la meditación.

También buscan tradiciones tribales y paganas ancestrales, para crear sus propias ceremonias y rituales.

Y lo unen con cultos del mundo europeo antiguo como la astrología, el espiritismo, el tarot.

Pero a pesar de incorporar rituales que miran hacia algo trascendente, los neo paganos se definen como rebeldes contra la tradición cristiana y se proponen regresar a cultos más antiguos.

Es por esto que vemos renacer las deidades del paganismo antiguo.

Un caso es la reconstrucción del templo del Dios Baal que menciona la Biblia, en New York y Londres, que implicaba una adoración basada en la sensualidad y la prostitución.

Hay 3 elementos del antiguo paganismo que han desaparecido en el nuevo paganismo que hacen más nocivo lo que profetizó Ratzinger.

Primero, desaparece la veneración a algo más grande que el hombre.

O sea el instinto religioso natural por venerar algo más grande que uno mismo, y la humildad del hombre de subordinarse a ese orden de cosas.

En el antiguo paganismo había una modestia y respeto a la naturaleza que contrasta con la actitud arrogante del nuevo pagano de Occidente.

Esto es hoy muy popular dentro de la Iglesia Católica, porque muchos discursos de obispos están orientados a solucionar problemas del mundo físico, por ejemplo el cambio climático y las migraciones, en lugar de estar orientados hacia Dios.

Segundo, desaparece la moralidad objetiva.

Para los antiguos paganos y los cristianos había una moral externa dada en la naturaleza de las cosas.

Pero el nuevo paganismo es pragmático y situacional. Dice que los hombres somos los creadores de los valores morales.

Que no hay ninguna ley moral escrita en el corazón humano.

Y como no reconoce ninguna revelación divina, piensan que no se puede juzgar si los valores de una persona son incorrectos y correctos.

Esto lleva a que la expresión favorita del nuevo paganismo «no juzgar».

Esto también ha entrado fuertemente en el catolicismo.

Se oye en las homilías críticas a abrir juicio sobre conductas de otras personas, a pesar que la Biblia está llena de exhortaciones a que se avise a los hermanos cuando están pecando. E incluso condena no hacerlo.

Pero el Señor decía que no había que condenar en realidad, porque abrir juicios de valor, o sea juzgar, lo hacemos siempre, nos gusta una comida o no, el color marrón no que cae bien, no me gustó la homilía, etc.

Y tercero, desaparece el asombro por lo trascendente.

El viejo paganismo adoraba algo fuera de sí, desde dioses como Zeus, hasta elementos de la naturaleza como el Sol, o animales como las vacas.

Pero el sentido occidental de lo trascendente se ha secado, se ha desdivinizado.

Lo sobrenatural ha desaparecido y ha quedado solamente lo natural.

Y en la Iglesia esto ha también ha entrado a través del énfasis del relacionamiento con el prójimo, que ahora es puesto por encima del relacionamiento con Dios. 

Y en 1958, 4 años antes del Concilio Vaticano II, el joven profesor de teología padre Joseph Ratzinger, decía que la Iglesia se había convertido en una organización de paganos. 

Que dejaron de creer y se identifican cada vez más con el mundo.

Y abogaba por transformarla en una comunidad de creyentes, porque sólo de esa forma podría retomar con éxito su actividad misionera de conversión.

Pero después vino el Concilio Vaticano II, y la Iglesia profundizó el criterio de abrirse al mundo, que en los hechos está significando una mayor asimilación al mundo.

Ratzinger decía en aquella época,

«El rostro de la Iglesia en los tiempos modernos está conformado por el surgimiento de una forma completamente nueva de Iglesia, la de los paganos, y todavía lo será más en el futuro.

No como antes, una Iglesia de paganos convertidos en cristianos, sino una Iglesia de paganos que todavía se llaman a sí mismos cristianos»

Decía que hoy permanece la cubierta exterior de la Iglesia pero se está desvaneciendo la comunidad de creencias.

Que a la larga va a ser necesario recuperarlas, despojándose de los elementos mundanos para no diluirse con el mundo.

Sólo así podrá crecer la actividad misionera.

Y pone algunos ejemplos de hasta dónde ha llegado el paganismo dentro de la Iglesia en 1958,

«A los cristianos de hoy, les resulta impensable que el cristianismo, más concretamente la Iglesia católica, sea el único camino de salvación».

Y agregaba,

«La idea de que todos los hombres buenos se salvan es ahora, para el cristiano normal, tan evidente, como antes lo era la convicción de lo contrario»  

Y «no podemos creer que el hombre que vemos junto a nosotros, que es un ser humano espléndido, servicial y bueno, pueda ir al infierno por sus creencias».

Esta gran profecía de Ratzinger, de una Iglesia Católica llena de paganos y que sería peor en el futuro, se ha cumplido claramente en estas 6 décadas desde que lo profetizó.

En resumen, en 1958 el joven teólogo Joseph Ratzinger hizo una profecía que pasó desapercibida, dijo que la Iglesia Católica se había convertido en una comunidad de paganos y que sería peor en el futuro.

Luego surgió la New Age, básicamente impulsada por el movimiento hippie en los años 60, que inundó el mundo con una espiritualidad neo pagana.

Y el Concilio Vaticano II, por la misma época, profundizó la tendencia de la Iglesia Católica a abrirse al mundo, que en los hechos significó una asimilación de las creencias del mundo.

Y esto hizo que el paganismo se desarrollara con más fuerza en el interior de la Iglesia.

Y como consecuencia la Iglesia Católica entró en una espiral más profunda de degradación en sus creencias y pastoral a nivel general, y en su volumen en occidente.

Ratzinger finalmente diría que la única forma de recuperación será recuperar las creencias genuinas de la Iglesia.  

Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre la gran profecía de Joseph Ratzinger sobre la Iglesia, que la vemos cumplirse en estos momentos.

Y me gustaría preguntarte qué influencias de la new age ves que han entrado en la Iglesia.

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