Uno casi impresionante que permite comprender la importancia del llamado a la oración de los fieles en momentos de tribulación.
Depositar la fe en Nuestra Señora públicamente da sus frutos. Nunca falla.
Y en especial cuando se hace públicamente y se moviliza al pueblo católico ante algún problema candente.
Esto lo hemos visto funcionar a través de toda la historia.
Y en los casos en que hay de por medio una guerra, donde se pierden vidas humanas, con más razón.
Aquí hablaremos sobre la intercesión que realizó Nuestra Señora del Buen Suceso hace 80 años, en medio de una invasión de tropas peruanas a Ecuador, por cuestiones limítrofes.
El pueblo ecuatoriano fue llamado a rezar un triduo, y en medio del triduo la imagen de la Virgen produjo un milagro, que fue presenciado por cientos de personas, durante todo un día corrido.
Para avisar lo que sucedería al día posterior, cuando finalizaba el triduo.
Ese día terminó la guerra.
Nuestra Señora del Buen Suceso se apareció a Sor Mariana de Jesús Torres en Quito, Ecuador, en un convento de la Orden Concepcionista a partir de 1594.
Pidió que se le hiciera una estatua suya, que luego fue terminada por manos no-humanas.
Le dio advertencias y profecías extremadamente precisas para el siglo XX e incluso dijo que su advocación se empezaría a conocer en ese siglo.
Hicimos un par de videos sobre esta aparición que te recomendamos ver.
Se trata de una de las apariciones más asombrosas de la historia.
Porque predijo 400 años antes, la crisis actual de la pérdida de fe dentro de la iglesia católica, que hoy sucede.
Dijo que
«el espíritu cristiano decaerá rápidamente, extinguiendo la preciosa luz de la Fe, hasta alcanzar el punto que habrá una casi total y general corrupción de las costumbres (de la moral), y eso resultará en la falta de vocaciones sacerdotales y religiosas»
Nuestra Señora le dijo además que a lo largo de la mayor parte del siglo XX, la Iglesia cedería a una gran herejía.
Una de las cosas centrales en esta aparición fueron los sucesos referidos a la imagen que Nuestra Señora y Jesucristo mandaron construir.
En Diciembre de 1610, el Niño Jesús, en brazos de su Madre le dijo refiriéndose a la imagen de Nuestra Señora,
«La Imagen será consagrada con el Sagrado Óleo, y en Ella, todos los pecadores y almas atormentadas encontrarán el perdón de sus pecados, el consuelo y remedio a todas sus necesidades y tribulaciones».
Y en 1628, la Madre Mariana vio al Ecuador rodeado por sus cuatro extremos por una nube negra, compuesta de innumerables demonios, que procuraban apoderarse de la nueva República, para que fuese gobernada y regida por ellos, en medio de alaridos, gritos y risas diabólicas.
Los demonios gritaban:
«Vendrán tiempos en que tendremos muy buenos agentes que con fuerza y violencia ganarán para nosotros un buen pedazo de este territorio.
Los ampararemos, y les proporcionaremos placeres, comodidades, riquezas»
Pero también vio que el Cielo se abrió de par en par sobre la República, y una luz clara e irresistible se apoderó de todo el Ecuador.
Y se oyó entonces la voz de Arcángel San Miguel que decía:
«Descended inmediatamente al fondo de los abismos, malditas y negras legiones, porque aquí vive Dios, Dios triunfa, Dios reina en todo tiempo por medio de sus almas predilectas
¡Y cuando más triunfantes se sientan, más próxima estará vuestra derrota!».
Y por las cuatro extremidades de la tierra, se cruzaron en ese momento rayos, tormentas, relámpagos y espadas de fuego, que caían a diestra y siniestra.
Y el 5 de julio de 1941, ya a mediados del siglo XX, Perú invadió las fronteras de Ecuador, debido a conflictos limítrofes.
Ecuador enfrentó feroces combates ante fuerzas superiores en lo que parecía ser una guerra larga y sangrienta.
Y a medida que las pérdidas aumentaban y no parecía haber una tregua a la vista, el Cardenal Carlos María de la Torre ordenó que se realizara un Triduo de misas y oraciones ante las imágenes de Nuestra Señora en todas las iglesias de Quito.
El 24 de julio, la estatua milagrosa de tamaño natural de Nuestra Señora del Buen Suceso, que generalmente está en el asiento de la abadesa en el coro superior, en la Iglesia de la Inmaculada Concepción en el centro de Quito, frente al Palacio de Gobierno, fue llevada al altar principal.
Para que los fieles pudieran unirse a las monjas concepcionistas enclaustradas para pedir su intercesión.
Y el 27 de julio, cuando el Triduo estaba llegando a su fin, Nuestra Señora del Buen Suceso realizó un milagro.
Eran alrededor de las 9 de la mañana, y varias señoras estaban cerca del altar principal rezando a Nuestra Señora.
Cuando observaron que la estatua de la Virgen del Buen Suceso abrió mucho los ojos, las miró hacia abajo con una mirada de gran compasión y luego los levantó hacia arriba.
Esto sucedió varias veces.
Visiblemente conmovidas y varias de ellas llorando, callaron lo que habían presenciado.
Pero una hora después, alrededor de las 10 de la mañana, el padre Benjamin Rafael Ayora y Cueva, capellán del convento concepcionista y canónigo de teología en Loja, llegó para vestirse para la misa.
Y como tenía una profunda devoción por Nuestra Señora del Buen Suceso, fue primero al altar para encomendarse a la Virgen, antes de la Misa.
Y cuando fijó los ojos en la estatua, fue testigo del mismo milagro.
Profundamente conmovido pero temeroso de estar experimentando una ilusión óptica, fue a contarle a las señoras que rezaban fervientemente.
Quienes confirmaron su experiencia, le dijeron que habían visto el mismo milagro solo una hora antes.
La noticia se extendió rápidamente por toda la ciudad y empezaron a registrarse una multitud de testimonios similares.
Muchos testigos dijeron que la cara de la imagen había tomado un color rosado.
Sus párpados, que normalmente estaban semi cerrados, se abrían y ella miraba hacia la gente.
Luego los elevaba al Cielo y después los bajaba a su posición natural.
Y durante todo el milagro, la estatua estuvo impregnada de una luz sobrenatural, brillando con un aura celestial.
Una señora contó que su esposo, que era un oficial militar retirado y masón, cuando vio que se movían los ojos de la estatua casi se desmayó, porque presenció algo en lo que nunca había creído.
Y al regresar a su casa juró que haría todo lo posible para convertir a sus compañeros en la logia a la religión católica.
Y se arrodilló y rezó con ella en la casa.
Lo mismo sucedió con otro hombre que fue a la iglesia por curiosidad pensando que se trataba de una patraña de los sacerdotes para explotar el sentimiento religioso de los creyentes.
Hizo una larga cola para entrar, porque era impresionante la multitud agolpada, y estuvo 1 hora frente a la imagen sin creer lo que veía, se frotaba los ojos pensando que podría ser una ilusión óptica.
Pero era así nomás, al final tuvo que admitir que no había ningún truco o reflexión de luz, la imagen subía y bajaba los ojos.
Y se fue reflexionando que las desgracias nacionales podrían haber causado que la Virgen y Dios tuvieran piedad de los ecuatorianos, que en ese momento estaban sufriendo una de las mayores desgracias de su historia.
Fueron miles los que estuvieron frente a la estatua, pero no todos vieron el fenómeno.
Por ejemplo, sucedió el curioso caso de dos estudiantes universitarios, uno joven devoto católico y otro socialista, que ingresaron a la iglesia por curiosidad.
El católico no vio nada, mientras que el socialista vio el milagro y lleno de emoción, cayó de rodillas, con la cara bañada en lágrimas.
El milagro continuó durante todo el día y hasta las primeras horas de la mañana siguiente cuando finalizó el triduo.
Nuestra Señora había cumplido.
La estatua regresó al coro superior, donde permanece sobre la silla de la abadesa, gobernando su convento hasta el fin del mundo, otra promesa que le hizo Nuestra Señora a la Madre Mariana de Jesús Torres en el siglo XVI.
Claramente, Nuestra Señora había intercedido por el pueblo ecuatoriano, porque en ese día siguiente, 28 de julio, se informó que se había llamado a un alto el fuego.
La guerra había terminado.
Y como consecuencia el 29 de enero de 1942 se firmó el Protocolo de Paz, Amistad y Límites de Río de Janeiro.
No hubo duda entre de los fieles de que este evento prodigioso fue una señal de que la Madre de Dios había escuchado sus oraciones y había venido en su ayuda en un momento de angustia extrema.
Y esto fue algo similar a lo que pasó con el óleo de la la Dolorosa del Colegio tres décadas antes.
El 20 de abril de 1906, los ojos de Nuestra Señora parpadearon prodigiosamente en repetidas ocasiones durante 15 minutos, ante la vista de los alumnos y los maestros, en el comedor del internado del Colegio San Gabriel de los Padres Jesuitas, en el mismo Quito, Ecuador.
Este acontecimiento transcurrió dentro de la revolución liberal de 1895, que venía propugnando un laicismo hostil para la educación.
Bueno hasta aquí lo que queríamos contar sobre las maravillosas intercesiones que puede hacer Nuestra Señora, por ejemplo que haya tregua en una guerra, y que además a veces las señala con un milagro de una imagen suya, como el caso que contamos.
Y me gustaría preguntarte si tu o alguna persona conocida ha sido testigo de alguna manifestación de alguna imagen religiosa.
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