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Cómo veremos a Jesucristo en el final de los tiempos.

Estamos en un período de la historia del mundo y de la humanidad que denominamos Final de los Tiempos.

Donde Jesucristo hará una intervención decisiva para purificar la Tierra de buena parte del mal, aunque no de todo el mal porque aún estará mezclado el trigo y la cizaña, y también para llamar a la humanidad para que vuelva a Él.

No es el Final del Mundo, cuando todos los seres humanos que han vivido en la Tierra pasen por el Juicio Final y sean distribuidos en su morada final.

Porque a partir de ahí ya no existirá la Tierra tal como la conocemos, descenderá la Jerusalén Celestial y los salvados morarán en Ella en la presencia de Dios.

O sea que no habrá purificación ni llamado posible cuando el Fin del Mundo.

En cambio el Final de los Tiempos dará paso a una era de paz que restablecerá en parte lo que debió haber sido la humanidad en la Tierra.

Aquí hablaremos sobre los equívocos que existen respecto a cómo será la intervención de Jesucristo en el Final de los Tiempos, y cómo en realidad sucederá a grandes rasgos.

Durante la crisis de salud que afectó al planeta, especialmente durante el primer año, el 2020, surgieron toda clase de hipótesis sobre lo que estaba sucediendo.

Y aparecieron profecías, actuales y antiguas sobre cómo Dios iba a intervenir ante el deterioro generalizado de la moral, la salud, la economía, la libertad, etc.

A eso se le llamó la intervención del Final de los Tiempos, que es una etapa de purificación que hará Dios para llevar a la humanidad de nuevo hacia Él.

A algunas de estas profecías se prendieron muchos católicos, aunque contradecían las enseñanzas de la Iglesia, que están plasmadas en el Catecismo de la Iglesia Católica.

Porque les daban una salida simple a la ansiedad por la que estaban pasando.   

Pero ahora, con menos carga de ansiedad y de temor, es bueno comenzar a analizar, para sacar conclusiones que nos sirvan para el futuro y no caer en fantasías dañinas.

Una de las principales profecías nos católicas es que Jesucristo iba a venir físicamente a la Tierra para restablecer el orden, terminar con el demonio enviándolo al infierno para siempre y reinar de ahora en adelante, sentado desde su trono en la Tierra.

Esto no es teología católica, porque el Catecismo dice que habrá sólo dos venidas físicas de Jesucristo a la Tierra.

Una ya sucedió, cuando la encarnación.

Y la otra sucederá al final de la historia, cuando se produzca el empuje final del mal a través del último y más importante anticristo de la historia.

En ese momento Jesucristo, vendrá en su cuerpo glorioso, derrotará definitivamente al mal, resucitarán todos los muertos que hayan vivido en la tierra, cada uno tendrá el juicio final y será adjudicado a la morada eterna, unos para el Infierno y otros para el Cielo, y finalmente se clausurará definitivamente el purgatorio.

Y también se clausurará la Tierra tal como la conocimos, bajará la Jerusalén celestial y los que se salvaron, los que ya son santos, vivirán la vida eterna junto a Dios.

Ahora, algunos pueden decir, bueno, entonces quizás estemos en el final de la historia y cerca del juicio final, porque el Señor no va a dejar pasar este deterioro del mundo, y además quiere que los hombres vuelvan a Él.

Pero una intervención de Jesucristo no significa necesariamente que deba hacerse presente físicamente en la Tierra. 

Debemos tener en cuenta que si estuviéramos en el final de la historia, con la venida física de Jesucristo, entonces no se cumplirían por lo menos dos profecías.

La primera, que no habrá un evento donde Dios se revelará a cada ser humano, le dirá que Él existe, le mostrará su alma como Él la ve, le llamará al arrepentimiento y a la conversión, y le dará la chance de enmendar su vida.

Es lo que solemos llamar el Aviso o Iluminación de Conciencia.

Y la segunda profecía es que no habrá una era de paz en la Tierra luego del triunfo del Inmaculado Corazón de María, porque la Tierra tal como la conocimos ya no existirá más, cuando Jesucristo venga directamente a vivir en ella.

Los protestantes en cambio sostienen que Jesucristo vendrá físicamente a la Tierra y quedará como Rey, instalado aquí durante un milenio, aún cuando subsista el pecado en la Tierra. 

Pero los católicos sostienen que ese criterio es defectuoso.

¿Por qué lo es?

Primero porque Jesucristo vendría ya en su cuerpo glorioso, como se mostró durante los 40 días a los elegidos, entre su resurrección y su ascensión a los cielos.

Y por lo tanto Él estaría santificando con su presencia de cuerpo glorioso a todos los seres humanos de la Tierra, no sólo a los elegidos, como durante los 40 días que hablamos.

Mientras sabemos que aún habrá pecado, y la Biblia es clara en decir que el pecado no puede convivir físicamente con Dios.

En segundo lugar, si obviamos el punto anterior y Jesucristo se quedará a reinar en la Tierra, y se mostrará sólo a los elegidos, esperaríamos por Él en lugar de actuar por Él.

Esperaríamos que se pronunciara sobre cada cosita que suceda en la Tierra, porque después de todo Él es Dios, lo que condiciona fuertemente nuestro libre albedrío, que es un don que Dios preserva celosamente.

Y en tercer lugar, ya con Jesucristo viviendo entre nosotros, visible físicamente, sería fácil pensar que este mundo es todo lo que hay, que no es necesario nada más. 

Pero sabemos que no estamos hechos para este mundo, sino para el venidero, y lo anhelamos hasta que venga. 

Todo este pensamiento protestante va en contra de la didáctica del Cielo.

Cuando Jesús ascendió a los cielos y no se quedó con nosotros físicamente luego de resucitado, Él quería enfatizar fuertemente que ahora somos responsables de nuestras propias vidas.

Jesús nos dejó, ascendiendo al Padre, por la misma razón que cada uno de nosotros dejó a sus padres.

Necesitamos vivir la vida que nos fue dada, probarla y hacer méritos en ella para llegar a la vida eterna.

Entonces ante todo este razonamiento algunos se preguntarán ¿Estas queriendo decir que Jesucristo no hará una intervención decisiva para purificar la Tierra?  

¿Que no puede haber un período de paz real en el mundo antes del juicio final y el fin de la Tierra?

Todo lo contrario, y la clave teológica la encontramos en San Bernardo de Claraval, doctor de la Iglesia, cuya posición es avalada por el teólogo Joseph Ratzinger. 

San Bernardo dijo,

«Sabemos que hay tres venidas del Señor. La tercera se encuentra entre la primera y la final. Y es invisible, mientras que las otras dos son visibles».

La primera venida visible de Jesucristo fue cuando su encarnación hace 2000 años.

Y su segunda y final venida visible, será al final de la historia, cuando el juicio final, la resurrección de los muertos y la terminación de la Tierra, cuando baje la Jerusalén celestial, como ya hemos hablado.

Pero San Bernardo describe una venida intermedia, al Final de los Tiempos, o sea en nuestra época de purificación de la Tierra, diciendo,

«La venida intermedia es oculta, en ella solo los elegidos verán al Señor dentro de sí mismos, y serán salvos. 

En esta venida intermedia, Él es nuestro descanso y consuelo».

Y esto fue reafirmado por el mayor teólogo contemporáneo, Joseph Ratzinger, que dijo,

«Mientras que antes sólo se hablaba de una venida doble de Cristo, una vez en Belén y otra al final del mundo, san Bernardo de Claraval hablaba de una venida intermedia, gracias a la cual renueva su intervención en la historia».

Y presta atención a la conclusión de Ratzinger, él dice «creo que la distinción de Bernardo tiene la nota correcta».

O sea que Ratzinger avala que habrá una intervención decisiva de Jesucristo intermedia entre la primera y la segunda venida, pero velada, invisible físicamente.  

De esta primavera en el mundo y en el cristianismo, a través de una presencia velada, habló Juan Pablo II en su encíclica Tertio Millennio Adveniente.

Dijo que el milenio que acaba de empezar, será intensamente eucarístico y hará de Cristo el corazón del mundo.

Y Nuestra Señora le dijo al Padre Gobbi en agosto de 1981,

«Cristo restaurará su reino glorioso con el triunfo universal de su reino eucarístico, que se desplegará en todo su poder».

O sea que será una intervención escondida como en la eucaristía.

Y también le dijo, 

«Tendrá la capacidad de cambiar corazones, almas, individuos, familias, la sociedad y la estructura misma del mundo».

Por lo que probablemente esto tendrá consecuencias sobre nuestro envejecimiento, enfermedades, capacidades corporales, etc. como hemos tratado en otros videos.

Los místicos describen la era de paz hablando de un nuevo pentecostés, una nueva presencia del Espíritu Santo en el espíritu humano.

Y San Luis Grignion de Montfort, San Maximiliano Kolbe y María de Agreda agregan una participación especial de la Virgen María en esta era.

Lo cual ya está sucediendo durante este último siglo mediante sus apariciones constantes.

De modo que a pesar que Jesucristo no se haga presente físicamente visible en el Final de los Tiempos, para purificar a la humanidad, igual podemos invocarlo diciendo «Ven Señor Jesús», porque Él se hará presente.

Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre cómo será la intervención decisiva de Jesucristo en el Final de los Tiempos, para purificar la Tierra y lograr que muchas almas vuelvan a la fe.

Y me gustaría preguntarte si crees que Jesucristo ya comenzó a intervenir en el mundo para purificarlo o crees que eso aún no ha sucedido.

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