La beata Madre Encarnación Rosal tuvo una aparición de Jesús que le dictó la Devoción a los Dolores de Su Sagrado Corazón.
Hay muchas devociones al Sagrado Corazón, pero muy poquitas dictadas por el mismo Jesús en una aparición.
Y sólo hay una de ellas, que aún no se instauró como una celebración universal, en toda la Iglesia, a pesar del pedido del Señor.
Estos Dolores del Corazón de Jesús, que fueron revelados a la beata Madre Encarnación Rosal, son los provocados por los pecados centrales del mundo y la Iglesia, en nuestra propia época.
Son los pecados de nuestra generación los que más duelen al Sagrado Corazón de Jesús, y son el signo de nuestro tiempo.
Y por eso la necesidad de consolar y desagraviar al Sagrado Corazón por ellos.
Aquí hablaremos sobre cuáles son esos pecados actuales por los que sangra y duelen al Corazón de Jesús, y cómo el Señor le pidió a la Madre Encarnación Rosal que fuera la devoción.
Jesús sufrió todo tipo de torturas y dolores físicos en su pasión.
El dolor de Jesús se relata a partir de los sucesos del Viernes Santo.
Pero los dolores atravesaron toda la vida de Jesucristo encarnado como hombre y no fueron sólo físicos.
Y aún hoy duelen con más razón, debido al olvido y el desprecio que le hace la humanidad, y a la infidelidad que ha penetrado dentro de Su Iglesia.
Es por eso que el Señor se apareció a una humilde religiosa de Guatemala, a mediados del siglo XIX, para pedir una celebración de los Dolores de Su Corazón, no los físicos, sino los dolores internos y espirituales.
Es la única fiesta del Corazón de Jesús, pedida por Él mismo, que aún no es celebración universal.
Porque sí lo son las fiestas del Sagrado Corazón, de Cristo Rey y de la Divina Misericordia, que fueron pedidas también por Él mismo.
La humilde monja, hoy la beata Madre Encarnación Rosal, nació en Guatemala, el 26 de octubre de 1820 con el nombre de Vicenta Rosal.
Murió en 1886, fue beatificada en 1997 y su cuerpo está incorrupto.
Fue la fundadora de las Hermanas Bethlemitas, Hijas del Sagrado Corazón de Jesús.
Y también fundó varios conventos en circunstancias muy adversas, siendo un ejemplo de vida de evangelización.
Bien podría llamarse la Santa Teresa de Centro América.
San Ezequiel Moreno da fe de la santidad de la Madre Encarnación y también de que las apariciones de Jesucristo fueron reales.
Lo mismo que las hermanas de convento, que vieron como la Madre Encarnación estaba en éxtasis en medio de una luz sobrenatural en la capilla.
En 1855 es nombrada priora del pequeño convento y es la época cuando Jesús se le manifiesta.
Primero fueron locuciones, por una voz interior.
La Madre oye el pedido de la voz interior y se lo comunica a sus confesores, que callan y esperan.
Y posteriormente recibirá apariciones, que también comunicará, obedeciendo lo que sus superiores le indiquen.
Estas manifestaciones del Sagrado Corazón de Jesús a la Madre Encarnación Rosal ocurrieron en la Ciudad de Guatemala, en el Beaterio de Belén.
El Jueves Santo de 1857 entre las dos y tres de la mañana la Madre Encarnación atraviesa el claustro del convento, y al entrar a la capilla para orar, nota que está inundada de una luz que no lastima la vista.
Así mismo oyó sonar una campanilla de oro o metal fino, porque el tañido era muy suave.
Pero no hizo caso porque meditaba sobre la traición de Judas.
Y luego escuchó en su interior la clara voz del Señor que le decía: «No celebran los Dolores de Mi Corazón».
Y después se presenta Jesús Resucitado en medio de la luz.
Dice que brotaba sangre de todos los poros de su cuerpo.
Y sacándose el corazón se lo mostró traspasado por diez dardos, debido al quebrantamiento de los diez mandamientos.
Ella cuenta,
«De repente vi aparecer ante mi vista una luz clarísima, no como la del sol, sino blanquísima y suave, pues no ofendía la vista.
En medio de esta apacible luz, se me presentó Nuestro Señor Jesucristo, derramando sangre de todos sus poros.
Y mientras me descubría su amante Corazón, traspasado con diez dardos que lo herían y oprimían, me dijo:
‘Estos diez dardos me traspasan, porque los hombres quebrantan los diez mandamientos de mi santa Ley'».
Y posteriormente Jesús le pidió que los dolores de Su corazón fuesen una devoción universal, establecida así por la Iglesia Católica.
Las monjas presenciaron estos sucesos, porque la hermana campanera, pensando que había olvidado su deber, y que ya todas estaban en la capilla, fue hasta allí y al ver a la Madre Encarnación sola, en éxtasis y rodeada de luz, regresó a llamar a sus compañeras, y en silencio contemplaron la capilla iluminada mientras la Madre Encarnación oraba.
No existía aún la luz eléctrica, aún era de noche y no había velas encendidas.
Las palabras que la Madre Encarnación sintió de Jesús quedaron grabadas en su alma y dio cuenta de ellas a sus directores espirituales.
Y pasando unos días, luego de comulgar, oyó la misma voz interior que le decía: «No celebran los Dolores de Mi Corazón».
Y esta vez ella le dijo al Señor: «Dios mío, si quieres que los Dolores de Tu Amante Corazón se celebren, como yo soy incapaz de promover esta devoción, ¿por qué no te vales de una religiosa teresa, capuchina o catalina?».
Y el Señor le contestó, «he puesto en ti Mis ojos, atendiendo a tu gran miseria… porque no hay otra más baja que tú…».
Y con esto sintió tal amor que quedó bañada en llanto.
Entonces la Madre va con los sacerdotes para preguntar sobre el desarrollo la devoción y le contestaron que si era de Dios, por sí solo se iría haciendo.
Le pidieron una señal de la veracidad de sus revelaciones, y ésta no tardó en llegar.
Para el mes de julio del mismo año, una epidemia de cólera azotaba Guatemala y en el Beaterio de Belén dos hermanas fueron víctimas mortales y otras más estuvieron gravemente enfermas.
La Madre María Encarnación se contagió también y empezó rápidamente a empeorar.
Y una noche sintiendo amargura en el corazón, pensó en esos momentos en promover los Dolores del Corazón de Jesús y se lo ofreció al Señor.
Y al momento todo desapareció y volvió la calma.
A la noche siguiente volvió a sentir la amargura y agonía, y prometió a Jesús comunicarlo a su confesor y le volvió la paz.
A la tercera noche le sucedió lo mismo y entonces le promete al Señor que pasaría por las vergüenzas, contradicciones, trabajos y dificultades que sea necesario para establecer y promover la Devoción de los Dolores del Corazón de Jesús.
Pero después dudó de lo sucedido y su salud empeoró.
Y entonces le pide perdón al Señor y le promete cumplir, ahora sí con lo ofrecido, y se curó definitivamente.
Monseñor Piñol le otorga el permiso, con el apoyo de los padres Taboada y Miguel Muñoz.
Y entonces la Madre Encarnación comenzó a pedir limosnas para organizar un pequeño altar y la celebración en honor a los Dolores del Corazón de Jesús, pensando en realizarlo el día 25 de agosto de ese mismo año, como le había sugerido el Sagrado Corazón.
El Arzobispo le otorgó la licencia para dicha celebración y ordenó también que todos los 25 de cada mes se realizara un acto de desagravio en el Beaterio de Belén.
Y pasado el 25 de agosto, la epidemia de cólera fue disminuyendo en el país hasta que desapareció en su totalidad.
Por su parte, San Ezequiel Moreno, obispo de Pasto en Colombia, después de negar estas manifestaciones se dio cuenta de su error, y se convirtió en fuerte impulsor de las mismas, porque vio que esto era obra del Cielo.
La beata explicó, que la imagen de los Dolores del Corazón de Jesús que mandó pintar para la devoción, fue la mostrada por Jesús.
Un corazón con diez dardos, siete alrededor y tres al centro, significando los diez mandamientos quebrantados, y los diez dolores particulares del Corazón de Jesús.
Los Dolores que siente el Corazón de Jesús representados en los dardos alrededor de Su Corazón son:
Ver a Su Eterno Padre gravemente ofendido.
Las herejías esparcidas por todo el mundo.
La apostasía de los malos cristianos.
El olvido de Sus beneficios.
El desprecio de Sus Gracias y Sacramentos.
La frialdad e indiferencia de los Suyos.
La poca implicación de la fe en la vida diaria de muchos que dicen ser Sus amigos.
Mientras los tres dardos que van al centro del Corazón se refieren a los siguientes Dolores:
El escándalo y sacrilegio de los malos sacerdotes.
La violación de los votos por las esposas de Cristo, o sea las monjas.
La persecución de los justos.
¿Y cómo se practica esta devoción?
Los pedidos de Jesús para la devoción son los siguientes:
Recordar los Dolores de Su Corazón y ofrecer la Misa por esa intención.
Adorarle en el Santísimo Sacramento del altar y desagraviarlo.
Jesús pidió la celebración de estos dolores cada 25 de mes, y establece que sea el 25 de agosto la fiesta principal.
Y además pidió que la fiesta sea universal.
Hoy han pasado más de 150 años y la fiesta universal no se ha instituido.
Pero los católicos deberían practicar esta devoción, habida cuenta lo que está pasando hoy en el mundo y dentro de la Iglesia.
Los dolores que producen que sangre el Corazón de Jesús, son los pecados centrales de nuestra época, por lo que debemos consolarlo y desagraviarlo.
Bueno, hasta aquí lo que queríamos hablar sobre la devoción a los Dolores del Sagrado Corazón y sería bueno que leyeras cada uno de nuevo, para que compruebes su actualidad.
Y me gustaría preguntarte si crees que las cosas que producen estos dolores se refieren específicamente a nuestra época o son pecados que han estado presentes durante toda la historia.
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