Después de los cinco misterios se suele rezar las letanías lauretanas o loretanas. Estas letanías provenientes del Santuario mariano de Loreto (de ahí el nombre de lauretanas), en Italia, son invocaciones que honran a la Santísima Virgen, Madre de Dios, con símbolos y figuras tomados sobre todo de la Sagrada Escritura.

Las letanías son una serie de alabanzas y súplicas ordenadas, repetidas y concordes entre sí, por las que se ruega a Dios y su madre Santa María. Etimológicamente la palabra letanía proviene del vocablo griego litanueo que significa súplica o rogativa…

 

Letania Lauretana

Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros

Cristo óyenos, Cristo óyenos
Cristo escúchanos, Cristo escúchanos

Dios Padre celestial, ten piedad de nosotros
Dios Hijo redentor del mundo, R
Dios Espíritu Santo, R
Santísima Trinidad, que eres un solo Dios, R

Santa María, Respuesta:»Ruega por nosotros»
Santa Madre de Dios, R
Santa Virgen de las vírgenes, R

Madre de Cristo, R
Madre de la Iglesia, R
Madre de la divina gracia, R
Madre purísima, R
Madre castísima, R
Madre virginal, R
Madre inmaculada, R
Madre amable, R
Madre admirable, R
Madre del buen consejo, R
Madre del Creador, R
Madre del Salvador, R

Virgen prudentísima, R
Virgen digna de veneración, R
Virgen digna de alabanza, R
Virgen poderosa, R
Virgen clemente, R
Virgen fiel, R

Espejo de justicia, R
Trono de la sabiduría, R
Causa de nuestra alegría, R
Vaso espiritual, R
Vaso digno de honor, R
Vaso insigne de devoción, R
Rosa mística, R
Torre de David, R
Torre de marfil, R
Casa de oro, R
Arca de la alianza, R
Puerta del cielo, R
Estrella de la mañana, R
Salud de los enfermos, R
Refugio de los pecadores, R
Consuelo de los afligidos, R
Auxilio de los cristianos, R

Reina de los ángeles, R
Reina de los patriarcas, R
Reina de los profetas, R
Reina de los apóstoles, R
Reina de los mártires, R
Reina de los confesores, R
Reina de las vírgenes, R
Reina de todos los santos, R
Reina concebida sin pecado original, R
Reina elevada al cielo, R
Reina del santísimo rosario, R
Reina de las familias, R
Reina de la paz, R

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.

Oremos:
Te rogamos, Señor, que nos concedas a nosotros tus sievos, gozar de perpetua salud de alma y cuerpo y, por la gloriosa intercesión de la bienaventurada Virgen María, seamos librados de la tristeza presente y disfrutemos de la eterna alegría. Por Cristo Nuestro Señor.
Amén.

 

HISTORIA

Los orígenes de las letanías se remontan a los primeros siglos de la cristiandad. Las letanías eran súplicas dialogadas entre los sacerdotes y los fieles, y se rezaban sobre todo en las procesiones. Aunque al principio eran dirigidas sólo a Dios (en súplicas) se añadieron con el tiempo invocaciones a santos y sobre todo a la Virgen María (en intercesiones) usadas a partir del siglo VII.

En la liturgia oriental se usaron desde el siglo III. La composición de letanías marianas siguió la línea de las generales y de las de los Santos. En éstas se invocaba a María de tres modos: Sancta María, Santa Dei Genetrix y Santa Virgo Virginum. A lo cual siguió una serie de reflexiones y elogios de los santos padres orientales que constituyen el germen de las futuras letanías marianas.

El germen halló ambiente en la popularidad del Oficio de la Virgen Santísima que se cantaba en algunos monasterios. Este «Oficio» no era fijo y tenía variaciones según la orden religiosa que lo cantaba; éstas variaciones fueron abolidas por Pío V cuando estableció el «Oficio Parvo de la Virgen» reformado. Lo cierto es que entre las variantes que existían habían ciertas letanías que se parecían a las futuras Lauretanas.

Las más antiguas letanías a María propiamente dichas se encuentran en un códice de Maguncia del siglo XII titulado Letania de Domina Nostra Dei genenetrice Virgine Maria. Ora valde bona, cotidie pro quacumque tribulatione dicenda est, con alabanzas largas y en cada verso repitiendo el Sancta María.

En el siglo XV y XVI las letanías marianas empezaron a multiplicarse. Por el año 1500fueron creadas una serie de letanías en el santuario de Loreto hechas para el lugar. Hacia 1575 surgen unas nuevas letanías lauretanas conocidas como «modernas» con alabanzas puramente bíblicas, que se hicieron tan populares que las primeras versiones fueron pasadas a segundo plano. Sixto V las aprobó en 1587 e incluso les dio indulgencias.

Hacia el siglo XVII la situación se hizo exagerada, en Loreto se tenía una letanía para cada día de la semana y no era el único caso. En 1601, con el decreto Quoniuam multi del 6 de setiembre, el Papa Clemente VIII prohibió todas las letanías que existían con excepción de las incluidas en el Misal y el Breviario y también las del santuario de Loreto, aquellas letanías ya eran llamadas como lauretanas. Paulo V, en 1503, ordenó que se cantasen en la basílica romana de Santa María La Mayor en festividades de la Virgen María. Los dominicos en 1615 ordenaron que se recite en todos sus conventos después de sus oraciones de los sábados.

Con el tiempo se han ido añadiendo más títulos a ellas, como León XIII quien añadió «Reina del Santo Rosario», y «Madre del Buen Consejo», Benedicto XV añadió «Reina de la paz», Pío IX el «Reina concebida sin pecado original», Pío XII en 1951 «Reina asunta al cielo», Pablo VI el «Madre de la Iglesia» y «Rosa Mística» y Juan Pablo II incluyó el «Reina de las Familias».

En el libro «Directorio sobre la piedad popular y la liturgia. Principios y orientaciones» editado en el Vaticano en el año 2002 se define las Letanías así:
Entre las formas de oración a la Virgen, recomendadas por el Magisterio, están las Letanías. Consisten en una prolongada serie de invocaciones dirigidas a la Virgen, que, al sucederse una a otra de manera uniforme, crean un flujo de oración caracterizado por una insistente alabanza-súplica. (…) En los libros litúrgicos del Rito Romano hay dos formularios de letanías: Las Letanías lauretanas, por las que los Romanos Pontífices han mostrado siempre su estima; las Letanías para el rito de coronación de una imagen de la Virgen María, que en algunas ocasiones pueden constituir una alternativa válida al formulario lauretano.

León XIII recomendó concluir durante el mes de octubre (mes del Rosario) la recitación del Rosario con el canto de l
as Letanías lauretanas, con ello se pensó que las Letanías eran parte del rezo del Rosario, cuando en realidad son un acto de culto por sí mismas pudiendo ser usadas para rendir un homenaje a la Virgen sea en una procesión (como en su uso primitivo) o como parte de una celebración de la Palabra de Dios.

Después del Concilio Vaticano II surgieron letanías que reflexionaban en torno a los documentos sobre María como la Lumen Gentium o la Marialis Cultus. Un claro ejemplo es el libro publicado en 1981 llamado: «Rito de Coronación de las imágenes de la Virgen María» que propone letanías donde los términos «Señora» y «Reina» abundan, dada la liturgia de tono glorioso donde se recitan.

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