El origen de esta advocación (del Espino o del Pincho) refiere al lugar en dónde se apareció la Virgen.

Las primeras apariciones datan del siglo XIII en Soria.

Y se ha aparecido muchas veces a través de los siglos en otros lugares.

La aparición más actual es de principios del siglo XX en Granada, a una virtuosa anciana que fue sanada por la Virgen.
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La imagen se venera en el monasterio de las hermanas Capuchinas de Chauchina.

En Soria (España) el origen del culto se remonta al siglo XIII. En 1270 figura ya en el Padrón de vecinos que mandó hacer el rey don Alfonso X a Diego Gil de Ayllón, pero no con el título del Espino, sino con el topónimo de Covaleda.

En 1352 ya encontramos el de Santa María del Espino. Mediado el siglo XVII Fray Gregorio Argaiz escribía:

“Es imagen milagrosa y, según papeles del Archivo, su primer asiento fue en Covaleda, lugar de los Pelendones, donde nace el río Duero, y cuando se perdió España, los cristianos la escondieron entre unas peñas, porque los moros no la topasen.

Pasados muchos años quiso Dios que se apareciese a un pastor de Soria en un espino, por lo cual la tienen puesta en un árbol de esta especie.

La llevaron a Soria, que está seis leguas, llamándola Nuestra Señora de Covaleda”.

En El Burgo de Osma, Soria (España), la tradición nos indica que hubo una sequía y todo se secó menos un espino de cuyo tronco tallaron a la Virgen del Espino y de una de sus ramas a su hermana La Virgen de Barcebal.

En el siglo XVII Gregorio Argaiz escribía que

«Tiénese por tradición que fue aparecida y hallada sobre un árbol de esta especie en un espinar, que estaba alrededor de una torre, que había en esta villa del Burgo, y así en memoria del espino le dieron el nombre por haber sido aparecida y hallada en él, en el siglo XIV”.

En Santa Gadea del Cid, Miranda de Ebro (España), en el año 1399 tuvo lugar la aparición de la Virgen sobre un corpulento espino, acompañada de un mensaje, cuyo texto original está recogido en documento oficial:

«En Santa Gadea, a veinte y cinco días andados del mes de abril, del Nascimiento de Nuestro Señor Jesu-Christo, de mil y trescientos y noventa y nueve años…

Siendo presente Juan Martínez, escribano y notario de nuestro señor rey, y de los tesigos de iuso escritos, paresció presente un mozo de dicha villa, el qual avía por nombre Pedro, fijo de Iñigo García… e dixo:

que el jueves siguiente al miércoles de Tinieblas, guardando el dicho Pedro las ovejas del dicho padre en el término, cerca del dicho lugar (iglesia que se llama de San Millán), que le pareciera súbitamente una Dueña muy resplandeciente, en tanto grado que buenamente no la podía mirar…

y que le dixera que la visión que él avía visto, que la dixesse y publicase… que por todas partes supiessen cómo ella era la Virgen María en persona glorificada, la qual era aquella que él avía visto sobre el Espino.

Que era allí un lugar que se llamaba Montañana de Yerma… que toda la iglesia y cementerio y todo su circuitu vañado en sangre de los gloriosos Mártires que allí avían padescido; y porquanto la memoria de este Misterio iba pereciendo…

mándote que disgas cómo la voluntad de mi Hijo Glorioso es que sea edificado aquí un monasterio de la Orden de San Benito, con la cual memoria sea resurgido este secreto.

Y mándote que digas que todas las gentes que vinieren e embiaren ayudas para edificar la Iglesia y Monasterio… sus personas y casas serán amparadas y guardadas en cada hora que con gran devoción en mí se encomendaren en remembranza de mi Aparición en este Espino…»

En Hoyos del Espino, Ávila (España), la leyenda local dice que la Virgen del Espino se apareció en el espino, como indicador del lugar en donde quería que se ubicara la basílica hacia el siglo XV.

Su fiesta se realiza el 8 de septiembre.

En Membrilla, Ciudad Real (España), en las dependencias del Castillo del Tocón la capilla hizo inicialmente las veces de Iglesia Parroquial.

En ella se veneraban la Virgen del Castillo, pero en el XVII, cambió su advocación por ésta del Espino.

La última aparición tuvo lugar a fecha de 9 de abril de 1906 en Chauchina (provincia de Granada, España), donde la Santísima Virgen fue aparecida a Rosario Granados Martín.

Es conocida bajo la advocación del Espino, o del Pincho, por el espino junto al cual se apareció primeramente y de los Dolores, por las negras vestiduras que llevaba la misteriosa aparecida.

En el lugar de la aparición se erigió un santuario de la Virgen del Espino.

 

LA HISTORIA DE LA APARICIÓN EN CHAUCHINA (GRANADA)

En Chauchina (Granada, España), el 9 de abril de 1906, a una virtuosa anciana llamada Rosario Granados Martin, apoyada en el respaldo de una silla, por no poder caminar de otra manera, se dirigía muy de mañana a las afueras del poblado para curarse las llagas purulentas que hace mas de tres años padecía en la pierna y cuyo estado nauseabundo obligaba a huir de ella a cuantas personas la encontraban.

Abrumada iba la triste anciana, cuando vio que hacia ella venia una dama enlutada, llevando en sus manos un modesto rosario negro, la cual detúvose a preguntarle qué le sucedía.
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Contestóle Rosario que estaba casi desesperada, porque ni Dios ni la Virgen se dignaban oírla.
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Mandóle entonces la Señora que siguiera sus pasos hacia el cementerio.
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Oído lo cual, la anciana soltó la silla que le servia de sostén y con gran agilidad, que sorprendió a los que la vieron, siguió a la Señora por la angosta vereda.
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Hasta llegar a un arroyo donde la Señora le dio la mano para ayudarle a pasar.
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Y como Rosario alargase la suya para asir la de la Señora, un joven que la vio en tal actitud, juzgó que estaba loca.
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Una vecina de las ultimas casas del pueblo la invitó a descansar y como rehusara hacerlo por ir siguiendo a una Señora de «ojos hermosísimos y cara llena de gracia «, la tomó por ilusa.

Llegó por fin al cementerio y la Señora enlutada le dijo con acento de compasión y tristeza «Oremos por los desgraciados del mundo que no temen la Divina Justicia».

Enseguida y puestas ambas de rodillas en el umbral del cementerio, comenzaron el rezo del rosario observando la anciana la reverencia y devoción con que la Señora pronunciaba el nombre de Dios Padre.

No había terminado el rosario, cuando la anciana sintióse adormecida por dulcísimo éxtasis, a cuyo despertar se sintió completamente curada.

Corrió presurosa preguntando por la Señora y nadie supo darle razón de ella.

Conmovióse el pueblo a la vista de la prodigiosa curación, la prensa granadina comentó el hecho, al parecer milagroso.

Y Chauchina y los pueblos comarcanos se persuadieron de que la misteriosa enlutada fue la Santísima Virgen, conocida bajo la advocación del Pincho, por el espino junto al cual se apareció primeramente y de los Dolores, por las negras vestiduras que llevaba la misteriosa aparecida.

 

LA VIDENTE ROSARIO GRANADOS MARTÍN

Rosario Granados Martín era una mujer sencilla que nació en Chauchina el 25 de abril de 1839, el 4 de abril de 1859 contraerá matrimonio con Manuel de Cantos Romero.

Muy pronto quedará viuda con 3 hijos: José, Diego y Francisco, a los que procuraba educar cristianamente y daba buenos ejemplos, enseñándoles las oraciones y la práctica de la caridad cristiana.

Rosario tuvo en su vida una ocasión de ejercitar en grado heroico el mandamiento del Señor de perdonar:
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Unos años antes de la aparición, uno de sus hijos es asesinado por un hombre en la taberna de Arenas del Rey, pueblo de Granada donde Rosario y sus hijos viven como porteros de un cortijo o finca.

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El asesino escapando de la justicia se esconde precisamente en casa de Rosario, él dice a Rosario que en una riña ha matado a un hombre y que lo quieren ahora matar a él.
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Rosario esconde a este hombre, al poco rato llega el otro hijo de Rosario comunicando la muerte de su hermano.
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Y Rosario en lugar de delatar al hombre se lamenta diciéndole una vez que su hijo se ha marchado en su búsqueda:

«Ya ves lo que has hecho… pero yo no te denunciaré… te perdono…

También la Virgen perdonó a los verdugos de su Hijo en el Calvario…

Anda, y que Dios te acompañe por el mundo…». Incluso Rosario le da de comer.

No tardó el asesino en ser apresado. Rosario, pensando que él tendría madre, rogaba al Señor que no se viera obligado a testificar contra él ante un tribunal.

Y su oración fue atendida: Ocho días antes de la fecha señalada para el juicio, fallecía el homicida, dando muestras de sincero arrepentimiento.

Con el paso de los años Rosario vuelve a Chauchina, es una abuela enferma a la que ha salido unas llagas purulentas en el año 1903 y las que va a curar la Stma. Virgen.

Estas llagas hacen que el dueño de la casa donde viven su hijo Francisco, con su esposa e hijos, (Rosario vive con ellos), no quiere por el «mal olor que producen las llagas» tener a Rosario, y la incita a que ser marche o echará a todos de la casa.

Esto ocasiona una pena terrible a Rosario, es cuando está en esta situación que se produce la aparición de la Virgen el 9 de abril de 1906.

Rosario es una mujer que lleva una vida ordinaria y profundamente religiosa, cumple fielmente sus deberes religiosos en la parroquia, reza, especialmente cuando sobreviene una de esas penas o disgustos familiares, que no pueden faltar en las casas de los pobres; reza, también especialmente, a la Santísima Virgen, Nuestra Señora de los Dolores.

Rosario ayuda a su nuera Magdalena en los trabajos de la casa y en la crianza de los niños que le van naciendo; atiende a los pobres que pasan, pidiendo un pedazo de pan, así como también a los vecinos o vecinas que necesitan unas palabras de consuelo, unas muestras de cariño.

 

ROSARIO DESPUÉS DE LA APARICIÓN DE LA STMA. VIRGEN

Todos los que la recuerdan dicen en el proceso sobre las Apariciones que era humilde, muy caritativa y muy piadosa.

Seguía cumpliendo sus quehaceres domésticos, y nadie recuerda una palabra de Rosario o un gesto, que descubriera complacencia propia por haber recibido la visita de la que humildemente llamaba Señora desconocida o buena Mujer.

Varias personas le habían ofrecido dinero para aliviarle la pobreza familiar en que vivía; pero ella no lo aceptaba.

Así, se acomodaba también al noble deseo de su hijo Francisco, que le dijo cuando marcho a Buenos Aires (Argentina):
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«Madre, no acepte usted dinero por haber visto a la Virgen; que nadie se piense que hacemos un negocio con la religión»
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Jamás la religión fue un negocio para Rosario ni para su familia, fue, eso sí, el supremo valor de toda la vida.

Por eso, dedicaba sus ratos libres a rezar, ya solitaria en su pequeña habitación, ya en la Iglesia parroquial.

A todos impresiona como reza el Rosario a la Virgen.

Rosario no murió de enfermedad, sino de vejez, muere el 24 de septiembre de 1921, es enterrada en el Cementerio y 40 años después de su muerte sus restos se trasladan a la cripta que, con permiso del Sr. Arzobispo de Granada, se le construyó junto al Camarín de la Virgen en la Iglesia conventual.

He aquí lo que está inscrito en la lápida de su sepulcro actual, donde sus restos esperan la Resurrección de la Carne:

AQUÍ REPOSAN LOS RESTOS MORTALES DE ROSARIO GRANADOS MARTÍN, CURADA MILAGROSAMENTE POR LA STMA.

VIRGEN EL DIA 9 DE ABRIL DE AÑO 1906. MURIÓ SANTAMENTE EL DIA 24 DE SEPTIEMBRE DEL AÑO 1921 A LOS 82 AÑOS DE EDAD.

SUS RESTOS MORTALES SE TRASLADARON A ESTA CRIPTA EL DIA 30 DE SEPTIEMBRE DEL AÑO 1961.

 

DISCERNIMIENTO ACERCA DE LA VIRGEN DEL ESPINO

Antes de la aparición de la Virgen las cosas en Chauchina no eran fáciles, tenemos testimonios que nos hablan de que Chauchina era uno de los peores pueblos de la provincia de Granada… «por fútiles motivos, chillan, se pegan, llegan hasta la sangre…»

Incluso una hija del pueblo religiosa Clarisa en Santa Clara de Granada, después de la aparición de la Virgen compondrá las siguientes coplillas:

«Chauchina ya no es Chauchina que es un ramito de flores, donde hace muchos milagros la Virgen de los Dolores».

Después de la aparición de la Virgen, aquel lunes santo del año 1906 se convirtió por obra de la Virgen en Domingo de Pascua.
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La feliz noticia de la aparición de la Virgen y curación de Rosario corre por toda la comarca como pólvora, gentes de todas partes acuden a Chauchina.
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Muy pronto en torno al lugar donde Rosario vio por primera vez a la Señora se va a poner una marquesina, formada al principio por piedras y madera que las personas de buena voluntad construyen a la Stma. Virgen para su culto y honra.
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Esta es tan pequeña que sólo cabe un cuadro con la Virgen de los Dolores.
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La Virgen empezará a realizar verdaderos prodigios y milagros, de cuerpo y sobre todo del alma, que son los más importantes.
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Para manifestar sus bondades y poner el sello de que allí está la mano de Dios, la mano sobrenatural.

Muy pronto empezarán a difundir el mensaje de la Virgen por la prensa, la Iglesia dará su juicio favorable y la pequeña marquesina se convertirá en una Iglesia.

ns del espino de chauchina

 

LA IMAGEN DE LA VIRGEN

Entre las muchas personas que se acercaban a Chauchina para conocer el lugar de la aparición y venerar el cuadro de la Virgen Dolorosa, distinguíase un caballero de Granada, don José Farrugia, muy conocido en el Albaycín (barrio de Granada muy popular) por su vida ejemplar.

Decíase que tenía terminada la carrera eclesiástica; pero que no la ejercía a pesar de llevar siempre traje talar (por humildad).

Había conversado personalmente con Rosario; le había oído decir que fue curada por una Señora de muy noble presencia, morena, de hermosos ojos, vestida de negro como una Virgen de los Dolores…

Y enseguida, el piadoso don José Farrugia pensó que en su casa tenía una imagen de la Dolorosa parecida a la descrita por Rosario, aunque bastante deteriorada.

Aquella tarde, cuando llegó a su casa, le parecía que su imagen de la Virgen estaba diciéndole: «Llévame a Chauchina».

Y se lo repetía bondadosamente en el interior del alma: «Llévame a Chauchina».

Don José concibió la idea de desprenderse de la piadosa imagen, muy querida para él, y la entregó a la autoridad religiosa competente, quien enseguida alabó el proyecto.

El párroco de Chauchina también aprobó la idea y don José llevó la imagen a un conocido escultor de Granada que la restauró haciendo de la imagen una verdadera obra de arte.

La Imagen de la Virgen del Espino, es de autor anónimo, imagen destinada al culto privado, procedente de una casa del Barrio del Albaicín de Granada, quizás y con todas las reservas se pueda datar en el último tercio o cuarto del Siglo XVl o principios del Siglo XVll.

Restaurada profusamente por el insigne escultor granadino José Navas Parejo, en los años 1918 o 1919, nuevamente restaurada por dicho autor en 1944 y finalmente por el restaurador Francisco Manuel Oliver Ruiz en 1991, tal y como corresponde a una Imagen que recibe un amplio y constante culto y devoción popular.

La Imagen que con bastante seguridad, originariamente presentaría las manos entrelazadas o unidas, para manifestar con mayor evidencia la crispación ante el dolor padecido.
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Presenta un llanto sereno, manifestando una estética de la expresión, que enfatiza la dulzura de su rostro y rasgos, con una poderosa nariz hebraica, labios finos y cerrados, que acentúan la expresión de dolor resignado y lágrimas en ambas mejillas.
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Todo ello enmarcado en el rostro de una mujer madura, que coincide con la cronología de la Virgen en el momento de la Pasión y Muerte de su Divino Hijo.

Es una Imagen de vestir, de candelero, donde aparecen talladas y encarnadas únicamente el rostro y las manos, con una altura de 1,75 metros, la talla quizás se ha efectuado en alguna de las siguientes maderas: pino, cedro o ciprés, ojos de cristal y presenta una encarnación levemente brillante.

Todo ello enmarcado en un bello rostro, que expresa un dolor sereno, sin manifestar un acusado dramatismo, al plasmar la auténtica versión letífica de la Corredención, propia del culto de Hiperdulía, privativo de la Virgen María, que encuentra su sentido teológico, en la Teodicea, que se ha plasmado tanto en la Liturgia como en el Arte.

 

EL MONASTERIO Y SANTUARIO

Una pobre estampa, rodeada de rústicas piedras, fue el primer monumento que la piadosa gratitud de Rosario levantó a la Santísima Virgen.

Un piadoso matrimonio levantó una capilla espléndidamente dotada para el culto.

Y junto a esa capilla ya ampliada porque era incapaz de contener las multitudes que en fervorosas romerías acuden de muchos pueblos, se levanta la esbelta silueta de un monasterio de Capuchinas, llevado allí por la piedad del Excmo. Sr. Cardenal Arzobispo, D. Vicente Casanova y Marzal, para que adorando al Santísimo Sacramento y viviendo en perpetua oración y penitencia por los pecados del mundo, cumpliesen los deseos de la Santísima Virgen.

Como en otras apariciones la Virgen en Chauchina también dio un secreto a Rosario.

¿En que consistió este secreto?

Una amiga de Rosario y vecina de Chauchina, de edad aproximadamente igual a la de Rosario, llamada Ángeles Díaz García nos cuenta que Rosario le confío que había recibido de la Señora enlutada que vio el lunes santo del 1906 una confidencia misteriosa que debía guardar en secreto.

Más adelante en 1921, Rosario se siente agotada y próxima a morir. Un sobrino suyo la visita y oyó este ruego: «Que venga mi confesor, el padre Francisco de Sevilla – capuchino que vive en Granada – pues tengo que comunicarle una cosa antes de morir».

El sobrino sale enseguida hacia Granada, para ir al convento de los padres Capuchinos y buscar al Padre Francisco.

El Padre Francisco de Sevilla entra en casa de la enferma; la oye en confesión y recibe el secreto con permiso de comunicarle después de que ella fallezca.

Aquel secreto contenía una profecía, un anuncio para el tiempo futuro:
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«EN EL LUGAR DEL ESPINO DONDE FUE LA PRIMERA APARICIÓN, SE EDIFICARA UNA CASA DE ORACIÓN Y PENITENCIA, UN MONASTERIO DE RELIGIOSAS FRANCISCANAS QUE ADORARAN AL SANTÍSIMO SACRAMENTO».

Coincide que la que entonces era abadesa del Monasterio de las Capuchinas de San Antón (Granada capital), llamada Sor Trinidad del Inmaculado Corazón de María, devotísima de Jesús Sacramentado, se sentía inspirada por Dios a tener en la Iglesia de su comunidad el Santísimo Sacramento expuesto durante todo el día y adorado por las religiosas Capuchinas en turnos de una hora.

Sus deseos fueron aprobados por el Cardenal Arzobispo de Granada, Monseñor Vicente Casanova y Marzol, sin embargo, no todas las Capuchinas de su comunidad veían con claridad ese deseo y proyecto de recargar la regla capuchina, ya muy austera por si misma.

Es entonces cuando el padre Francisco de Sevilla les sugiera la idea de ir a Chauchina, ya que la Virgen lo ha pedido y coincide la petición de la Virgen con la inspiración de la Madre Trinidad.

El 11 de abril de 1925, Sábado Santo, el Cardenal de Granada, junto con su clero reciben en Chauchina a la Madre Trinidad que junto con otras 11 monjas vienen a iniciar la vida recoleta de las Capuchinas en la ermita de la Virgen del Espino, convertido desde entonces en Santuario Monasterio.

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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