Depositan su confianza en que la tecnología dominará la naturaleza.
La tecnología está tan ciega que ni siquiera recurre a los conocimientos científicos sobre la criogenia, que dice que no hay evidencias de que una persona congelada pueda revivirse en el futuro. Pero su creencia religiosa en el avance inexorable de la tecnología piensa que los hará revivir e insertarlos en el mundo mágico del “mañana”, donde será todo “bueno”porque estará gobernado por la tecnología.
Vanidad de vanidades. No creen que el hombre tenga un alma. Se consideran solamente materia y cerebros, impulsos eléctricos y celdas de almacenamiento. Deshechan los más valioso humanamente del hombre por un conjunto de hardware.
TRES ACADÉMICOS DE OXFORD PIDEN SER CONGELADOS AL MORIR PARA VIVIR EN EL FUTURO
Tres académicos de la Universidad de Oxford (Reino Unido), Anders Sandberg, Stuart Armstrong y Nick Bostrom, han pedido ser congelados al morir para poder volver a la vida en el futuro. Según ha informado ‘the Sunday Times’, los interesados estarían dispuestos a pagar hasta 60.000 euros por pasar por este proceso.
Concretamente, se les inyectaría una combinación de sustancias químicas anticongelantes y se les preservará en nitrógeno líquido a una temperatura de -196 grados centígrados. Tanto Bostrom como Sandberg, han pedido que se les congele la cabeza y ya han firmado con la compañía estadounidense Alcor (fundada en 1972), mientras que Armstrong prefiere congelar todo su cuerpo.
«Mi esperanza es que quizás en 100 o 200 años, la sociedad haya desarrollado las tecnologías para revivirme y curarme de lo que me haya causado la muerte», ha declarado Sandberg al diario británico.
Además, asegura que quiere despertarse,
«en un mundo completamente nuevo», algo que le parece «muy emocionante».
Aunque el mundo de la ciencia se mantiene escéptica ante la posibilidad de que una persona pueda volver a la vida tras ser congelada, Bostrom, especializado en física, neurociencia computacional y lógica matemática, prefiere no descartar opciones.
«Si analizamos lo que ha pasado en los últimos 100 años te das cuenta de lo incierto que es el futuro», ha apuntado Bostrom.
LAS PERSONALIDADES QUE OPTAN POR ESTO
El origen de la criónica se remonta a los años sesenta en Estados Unidos. El pasado mes de abril, Alcor anunció que ya cuenta con 117 «pacientes» congelados.
El profesor de la Universidad de York, David Pegg, ha explicado a la BBC que:
«la criónica es una fantasía, no está basada en evidencia alguna. El problema de la criónica es que toma a alguien que está muerto y lo congela de una manera que destruye las células del cuerpo. En el tejido mamífero, el hielo causa un gran daño a las complejas estructuras celulares que forman los órganos internos, así que no solo se tiene que encontrar la manera de revivirlas, sino también se tiene que reparar el inmenso daño que la muerte causó o las lesiones generadas antes de producirse la muerte», ha explicado
Cada niño que creció en la década de 1970 sabía a ciencia cierta que la cabeza de Walt Disney había sido «congelada» a la espera de un futuro en el que la ciencia hubiera avanzado lo suficiente para sanar su cuerpo del cáncer devastador y devolverle a la vida.
Pero, estos nuevos pro criónicos son post humanistas.
Nick Bostrom es quien se hizo notable por lanzar la idea de que todos estamos viviendo en una simulación por computadora creada por nuestros descendientes, e incluso hizo un poco de matemática para «probar» su verosimilitud.
En declaraciones al Sunday Times, Sandberg dijo que la vida con sólo una cabeza estaría limitada, pero que esperaba que en ese momento el proceso podría incluir la descarga de su personalidad y los recuerdos en un ordenador.
Armstrong, cuya esposa Miriam tiene un avanzado estado de gestación, ha elegido el Cryonics Institute y aún planea contratar una póliza para su hijo por nacer.
«Me cuesta £ 25 por mes la prima para cubrir el costo de obtener la crio-preservación, y me parece una buena apuesta «, dijo.
«Es mucho más barato que ir a un gimnasio, que es la forma de tratar de prolongar la vida de la gente».
«Si te imaginas el mundo, digamos en 200 años, cuando la reanimación sea posible, es probable que sea un lugar maravilloso. Quiero firmar para que el bebé tenga la misma oportunidad».
CEGADOS POR LA TECNOLOGÍA NO REPARAN EN LA SOCIEDAD A LA QUE IRÍAN A CAER
Piensan que al morir, están abordando un arca en el tiempo de un viaje a un mundo futuro en el que el poder curativo mágico de la tecnología ha hecho todo maravilloso y cura a la humanidad de su naturaleza caída intrínseca.
Ellos piensan que sus cuerpos son limitaciones, no creaciones divinas.
Parece que nunca se les ocurrió que un futuro tan tecno-utópico sería inevitablemente fascista, con los pobres e «indignos» excluidos de la sociedad o eliminados. En su futuro ideal imaginado, la eugenesia está horneando el pastel, y prohijando una grotesca desigualdad entre un post humano cibernético y otro meramente humano.
Es la utopía de la «totalitarios cibernéticos» que nos ven como los ordenadores de carne con limitaciones que hay que superar, y no criaturas únicas orgánicas, dotadas de alma en quien la realización es esencial para el bienestar.
Los transhumanistas son los neo-gnósticos, que mantienen una mala opinión del cuerpo humano. Si pudieran desprenderse de su cuerpo por un nuevo banco de memoria o una concha robótica brillante lo harían rápidamente.
Pero el mundo post-humano se imaginan nunca sucederá porque han plantado su bandera en el lado equivocado del debate mente-cuerpo.
No se puede separar la mente del cuerpo y mantener la naturaleza humana, y no se puede postular una conciencia humana que sea, simplemente, «cerebro» y nada más.
Tienen razón al hablar de «post-humanidad», porque lo que surgiría sería una cosa, no un ser humano. Naturalmente, el alma no juega ningún papel en absoluto en sus cálculos, porque niegan su existencia.
Estamos en un momento de ascenso de los físicos y los neurocientíficos en el debate sobre el bienestar. Este momento va a pasar, y cuando lo haga, se llevará al post-humanismo con él. Y nos quedaremos con sólo un montón de cabezas congeladas en frascos que alguien, algún día, tendrá que proporcionarles un entierro digno.
Fuentes: Patheos, Europa Press, Signos de estos Tiempos