Respeta el proceso de paz y deja en libertad de mediar a Monseñor Colindres.
La Iglesia Católica afirmó el lunes que no cumple ningún rol en la tregua entre pandillas y que ese proceso es del gobierno.
“No somos mediadores de la tregua, como se dijo en el comunicado de la Conferencia Episcopal. Si Mons. Colindres sigue accionando en favor del proceso, lo hará a título personal y tiene todo el derecho”, declaró el Arzobispo de San Salvador, Mons. José Luis Escobar Alas.
Dijo además que el proceso de tregua no le corresponde a la iglesia y que – a pesar de ver con buenos ojos todo el accionar de monseñor Colindres – la Conferencia Espiscopal se ha desligado de toda responsabilidad y resultados que devengan de ese pacto.
EL ESCENARIO DE LA PARTICIPACIÓN DE MONSEÑOR COLINDRES EN LA NEGOCIACIÓN
El 19 de mayo publicamos un artículo en el que decíamos que la medicación de la Iglesia entre las pandillas y el Estado era diferente en El Salvador que en Honduras, (ver aquí) porque:
… el proceso de Salvador está siendo mediado, en parte, por una Iglesia Católica dividida. Mientras el obispo Fabio Colindres ha recibido el respaldo nominal por su papel en la intermediación y el mantenimiento de la tregua entre pandillas en El Salvador en las diferentes etapas, la Conferencia Episcopal también ha emitido expresiones públicas de preocupación de que la tregua.
Antes de que el obispo Fabio Colindres dijera a los mediadores del gobierno salvadoreño, a principios de 2012, que iba a participar en una negociación secreta para detener la lucha entre las dos pandillas más grandes de El Salvador, tres altos funcionarios de la Iglesia Católica ya habían dicho a los representantes del gobierno que no querían tener nada que ver con esas conversaciones.
El 12 de mayo de 2013, la Conferencia Episcopal emitió un comunicado cuestionando la tregua.
“La tregua no ha producido el beneficio que la población honrada y trabajadora esperaba para sí misma (…)» señala el comunicado, agregando que las extorsiones y otras actividades criminales no han disminuido.
La tregua fue negociada por el ex congresista y ex guerrillero, Raúl Mijango, y el capellán militar, el Obispo Fabio Colindres. Ellos habían estado negociando en secreto durante meses antes del anuncio, bajo el patrocinio del Ministro de Justicia y Seguridad del país, el general retirado del ejército David Munguía.
El papel de Colindres fue especialmente controversial porque él es un obispo, un miembro de la jerarquía de la Iglesia. Su participación fue, en esencia, un gesto de aprobación de la Iglesia Católica del país, de la importancia de lograr esta tregua para El Salvador, pese a las reservas de algunos de sus colegas. Parecía ayudar a legitimar el proceso para el público y las élites del país.
Colindres es del ala más conservadora de la Iglesia, por lo que su participación también puede servir como un medio para involucrar a la comunidad empresarial en lo que es un proceso que no ha acabado.
LA VOZ DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL
«No fue iniciativa nuestra y no estamos detrás de ese proceso» hizo ver monseñor, tras aclarar que como iglesia no están en contra del mismo, «por el contrario queremos lo mejor para todos pero dejamos claro que no depende de nosotros y no podemos garantizar algo que no nos corresponde» dijo el Arzobispo.
«Somos parte de la sociedad, estamos expectantes y queremos lo mejor, podemos colaborar pero no está en nuestras manos y nunca lo ha estado» insitió.
Respecto a la posición de monseñor Colindres, el arzobispo explicó que bajo su condición de capellán del ejército y de la policía es natural que (Colindres) apoye los esfuerzos del gobierno.
«Vemos con buenos ojos su accionar; pero es una labor que él lleva adelante en su condición personal como obispo. Colindres no tiene prohibido participar; sin embargo no es la actidud de la conferencia episcopal» subrayó.
El comunicado de la Conferencia Episcopal fue leído por el Obispo Auxiliar de San Salvador, Gregorio Rosa Chávez, quien sostuvo que con dicho pronunciamiento se dejaba claro que la Iglesia no ha tenido nada que ver en la iniciativa de la supuesta tregua, como se justificó al principio de dicho proceso.
En el documento –que incluso fue firmado por Colindres como vicepresidente de esa entidad– los prelados también señalan falta de claridad sobre la credibilidad y sostenibilidad del proceso de tregua que firmaron las maras en marzo de 2012.
Además, los prelados externan su preocupación por la violencia en general y en particular por la causada por las pandillas, que ocasiona luto, pobreza y migración en las familias salvadoreñas, según el documento.
Añaden que el secuestro y la desaparición violenta de personas “hacen que impere el terror” y que el robo y la extorsión no deben ser medios justos de vida para nadie.
El pronunciamiento de los obispos salvadoreños marca distancia, después que hace más de un año el ex-Nuncio Apostólico (embajador) del Vaticano, Luigi Pezzuto, manifestó beneplácito y dio el beneficio de la duda a la entonces incipiente tregua.
REACCIONES DEL GOBIERNO
Por su parte, el ministro de Defensa, general David Munguía Payés, al defender los logros alcanzados por la tregua entre las pandillas, reiteró que el gobierno en ningún momento ha negociado con esos grupos para que dejaran de matarse a cambio de privilegios.
El exministro de Justicia y Seguridad aseguró que lo que se hizo es facilitar las condiciones para que se echara andar lo que él llamó «proceso de pacificación».
“Nosotros no hablamos de tregua, nosotros hablamos de un proceso de pacificación que tiene varios elementos, el desempeño policial, el trabajo de la Fiscalía, la incorporación de diferentes sectores en la lucha en contra de la delincuencia, este proceso (de pacificación) al final del día dio resultados”, dijo Munguía Payés.
El ministro recordó que hace 16 meses se vivía a diario la quema de autobuses y microbuses, los asesinatos de motoristas y cobradores del transporte público, crímenes y revueltas de los reclusos en el sistema penitenciario y “ahora ya no lo tenemos”.
Aunque destacó la reducción de los homicidios como el principal logro de lo que él llama proceso de pacificación, también reconoció que hay rubros delictivos en los que no se ha podido reducir su incidencia como las extorsiones.
Los argumentos del Gobierno para defender la tregua entre pandillas no han sido suficientes para que diversos sectores de la sociedad le den un voto de credibilidad.
El Fiscal General de la República, Luis Martínez, ha calificado el proceso como “hipócrita”, puesto que la población continúa sufriendo con el accionar criminal de las pandillas que se comprometieron a ya no asesinar.
Fuentes: La Página, Info Católica, Insight Crime, Signos de estos Tiempos