Actúa sobre los centros de placer del cerebro.
Un estudio reciente encontró que el olor a recién nacido es adictivo para las mujeres, especialmente para las mamás, porque decubrió que activa los mismos centros de placer que activa la comida para los que tienen hambre y las drogas para los drogadictos.
Esto ayuda a que la madre quiera estar cerca del bebé, atenderlo y que soporte el exceso de trabajo y problemas que los bebes causan los primeros días de vida.
Las consecuencias prácticas de este hallazgo son importantes, porque lo hospitales y consultorios pediátricos, por ejemplo, harían bien en reproducir ese olor en sus salas para tener más contentas a las madres, y por ejemplo podría ser usado por los grupos pro vida para acercarse a las mujeres que piensan abortar, entre otros.
EL HALLAZGO DEL ESTUDIO
El investigador Johannes Frasnelli de la Universidad de Montreal, y un equipo internacional de científicos estudiaron los cerebros de 30 mujeres – 15 madres que habían dado a luz tres a seis semanas antes y 15 que nunca habían tenido bebés – y encontraron que sobre todo para las nuevas madres, el olor de un bebé recién nacido activa los mismos centros de placer y de recompensa en el cerebro de una mujer como lo hacen las drogas para un adicto, o la comida lo hace para los hambrientos.
En otras palabras, los bebés recién nacidos realmente huelen lo suficientemente bien “para comérselos” – y lo suficientemente bien como para despertar antojo de ellos.
«Lo que hemos mostrado por primera vez es que el olor de los recién nacidos, que forma parte de estas señales, activa el circuito de recompensa neurológica en las madres», dijo Frasnelli en un comunicado de prensa anunciando la publicación del estudio.
«Estos circuitos pueden ser activados especialmente cuando se come mientras se tiene hambre, y también en un adicto cuando desea recibir su droga. De hecho, es la satiafacción del deseo».
CÓMO SE HIZO EL ESTUDIO
Para estudiar los efectos neurológicos del olor de un bebé recién nacido, Frasnelli y un equipo de científicos de la Universidad Técnica de Dresden en Alemania realizó una resonancia magnética (MRI) en el cerebro de 30 mujeres a medida que olían el pijama que había sido usado por los recién nacidos para sus dos primeros días de vida. La mitad de las mujeres estudiadas eran nuevas madres, mientras que la mitad no tenían hijos.
Aunque ambos grupos mostraron una activación del sistema dopaminérgico del cerebro, o «centro de recompensa» en respuesta al olor de los bebés, las madres nuevas tuvieron, con mucho, la mayor respuesta.
El olor de un bebé recién nacido proporciona a las mamás un golpe de dopamina, el «químico del placer» del cerebro, por lo tanto, gratifica a la madre que abraza a su bebé con fuertes sentimientos de positividad y bienestar.
«No todos los olores desencadenan esta reacción», dijo Frasnelli. «Sólo aquellos asociados con la recompensa, como la comida o la satisfacción de un deseo, hacen esta activación.»
EL OLFATO ACERCA A LA MADRE AL BEBE
Frasnelli dijo a NPR que él piensa que las recompensas fisiológicas ligadas al olor de un bebé son lo que sellan el vínculo entre las madres y sus bebés, a pesar de la dificultad de los primeros días de crianza.
«Usted está viviendo su vida como pareja, todo va bien y de repente tiene a este pequeño ser humano que entra en su vida, si se mira desde un punto de vista objetivo, la realidad bastante molesta», dijo Frasnelli.
«Todo lo que el bebé hace es dormir, llorar, y aparte de eso hay que cambiarle los pañales. Sin embargo, la mayoría de los padres dicen que esto es lo más hermoso que les ha pasado. Y entonces, ¿cómo funciona esto? Y creemos que el sentido del olfato nos ayuda a entender los mecanismos que hacen que este apego sea muy fuerte«.
Fuentes: Life Site News, Signos de estos Tiempos