El oscurecimiento del pensamiento crítico.
Una buena parte de lo que sucede en occidente, su decadencia y cuesta abajo, se debe a la forma en que la educación ha estado enfocada, formando tomadores de conocimiento en lugar de personas que reflexionen y evalúen el conocimiento, o sea que tengan una visión crítica de los hechos. Y es así como ha surgido una división, entre los expertos que son los que opinan, y las masas que son las que consumen esa opinión. Luego, los medios de comunicación, que son los que franquean el pasaje de los expertos a las masas o se lo niegan, direccionan lo que las masas – educadas en la no reflexión – deben consumir y pensar.
Algunos dirán que esta educación generó el fulminante desarrollo tecnológico occidental y marcó el aumento en el bienestar. Pero llega el momento en que la tecnología no es todo, que los individuos deben pensar y tomar decisiones estratégicas y reflexivas, y es aquí donde comienza la deriva de occidente, que se dirige a su ocaso por tomar decisiones solamente en base a lo que se puede hacer con la tecnología adquirida, sin pensar en sus consecuencias desde el punto del mantenimiento de la vida en el planeta.
Grandes benefactores y filántropos, que ocupan posiciones de poder en las sociedades, son quienes invierten en sistemas educactivos para seguir reproduciendo este sistema de oscurecimiento del pensamiento crítico. Y este es el caso de la Fundación Bill y Melinda Gates.
LA INVERSIÓN DE LA FUNDACIÓN GATES EN EDUCACIÓN
La Fundación Bill y Melinda Gates está invirtiendo U$S 1.100.000 para dar a los estudiantes en siete distritos escolares de Estados Unidos un “juguete” llamado pulseras galvánicas. Los dispositivos están diseñados para medir la ‘receptividad a las lecciones de sus profesores a través de la tecnología biométrica que lee y graba
la “conductividad de la piel, por su actividad electrodérmica que crece más durante los estados como el aburrimiento o la relajación”.
El financiamiento es parte de un total de U$S 49.500.000 para sistemas de evaluación docente por parte de la Fundación Gates. Como Melinda Gates lo dijo PBS NewsHour,
“Lo que la Fundación siente como nuestro trabajo es asegurarse de que haya un sistema en el que podemos tener un maestro eficaz en cada salón de clases en los Estados Unidos”.
Por lo tanto el criterio que maneja Gates de lo que sa trata la educación es prestar atención a los que dice el profesor, que se supone el experto, porque las pulseras evalúan sólo esta variable.
Lo que significa que la educación masiva, para estos filántropos, no está para crear individuos reflexivos, que sean capaces de un pensamiento crítico para evaluar situaciones, sino para adquirir conocimientos y aceptarlos.
LA EDUCACIÓN ES PRESTAR ATENCIÓN
El esfuerzo de las élites extraordinariamente ricas para subvertir aún más las prácticas educativas a través de técnicas de “neuromarketing” es el ejemplo más reciente de una larga serie de reformas educativas que datan de principios de 1900. De hecho, la apuesta de la Fundación Gates en la recopilación de datos de medición y de estímulo-respuesta es un capítulo apropiado de esta historia.
La educación sancionada por el Estado en los Estados Unidos -y en casi todo lugar del mundo occidental- se ha convertido en un tipo de entrenamiento orientado a las tareas, más allá que a la educación, el cultivo de la voluntad y el intelecto humano.
Los niños en la mayoría de las escuelas públicas reciben hoy en día este tipo de condicionamiento.
Pero esto no sucede en la educación de las clases dirigentes y poderosos económicamente, donde sí son entrenados para reflexionar y tener una visión crítica, porque su rol será de de ser los expertos que guíen a las masas de las escuelas públicas.
Y esto no es un efecto del capitalismo como algunos pueden pensar, sino de una mentalidad clasista, que tuvo un alto exponente en el socialismo real de la URSS.
LA HERENCIA DE WILHELM WUNDT
Lo que pasa por la educación de hoy es en gran medida el legado dejado por el psicólogo alemán Wilhelm Wundt a finales del siglo XIX y principios del XX, quien trabajaba muy cerca al proyecto filantrópico de la familia Rockefeller.
Un profesor de la Universidad de Leipzig, Wundt fue el creador de lo que él denomina una “nueva psicología experimental”, que desligó a la psicología de cualquiera de sus posibles preocupaciones filosóficas con el alma, la voluntad, o la autodeterminación de la persona.
En la reconfiguración de la psicología de Wundt la mente no es más que un aparato que responde a los estímulos dados, y a través de la medición y registro de los estímulos y las respuestas del sujeto en el laboratorio (posteriormente el maestro – y ahora los estudiantes en el salón de clases) se puede determinar la eficacia de un método de estímulo-respuesta sobre otro, así como las capacidades funcionales del estudiante.
Para Wundt y sus seguidores, el ser humano es la suma total de sus experiencias. El humano, dice, carece de carácter y de esencia que pueda interferir con los extremos de la unidad colectiva.
Mientras los apóstoles de Wundt estaban bien posicionados para causar estragos en la educación EE.UU., su misión se vio favorecida en gran medida por la financiación de la Fundación Rockefeller, que veía la educación como un objeto de patrocinio, con U$S 45 millones invertidos para establecer la Universidad de Chicago en 1890.
Esta inversión fue la que fusionó el nombre Rockefeller con la filantropía liberal. Él y sus asesores, que incluye a su hijo John D. Rockefeller Jr. y Frederick Taylor Gates (sin relación con Bill Gates), llegaron a la conclusión de que la educación financiada por ellos les traería muchos beneficios, especialmente en términos de pulir la imagen de su familia.
Cuando John Junior se involucró más en los esfuerzos filantrópicos de la familia ideó nuevas vías para dirigir el dinero de los Rockefeller. Un ejemplo fue la creación de la General Education Board – lo que se conoce informalmente como el Fondo Educativo Rockefeller. El Fondo canalizaba cantidades de dinero considerables para reformar la educación primaria en el Sur de Estados Unidos a través de la aplicación de los enfoques de la psicología experimental de Wundt.
Gates comentó una vez sobre las ambiciones del Fondo Educativo con respecto a las empobrecidas escuelas públicas y privadas en el sur, donde la confianza jugaría un papel importante en la reforma educativa.
“No vamos a tratar de hacer que estas personas o alguno de sus hijos sean filósofos u hombres de aprendizaje, u hombres de ciencia”, anunció Gates.
“La tarea que nos propusimos es muy simple, y muy hermosa. Es la de capacitar a estas personas como los encontramos en una vida perfectamente ideal justo donde están. Así que vamos a organizar y enseñarles a hacer a la perfección las cosas que sus padres y madres están haciendo de una manera imperfecta, en las casas, en las tiendas y en la granja”.
EDUCANDO LA RESPUESTA A LOS EXPERTOS
El tema de expertos especializados fue destacado de manera similar por el pionero de las relaciones públicas y propaganda Edward Bernays, que aconsejaba a sus clientes que utilizaran “expertos” a quienes el público tenía en alta estima, como científicos o médicos, para obtener la aquiescencia del público sobre un tema o para promover una tendencia o producto.
En general, el uso de “expertos” para gestionar y movilizar a la opinión pública surge relativamente junto a un sistema educativo que entendía y trataba al estudiante como algo que respondía al mecanismo de estímulo-respuesta.
La mayoría de los educadores profesionales a nivel de colegio o universidad asumen con regularidad el legado de la psicología de Wundt y los compromisos educativos de los Rockefeller.
Los estudiantes a menudo presentan una incapacidad para pensar con lógica y de manera independiente ya sea en voz alta o por escrito, debido a sus experiencias educativas y formativas, combinadas con la instrucción recibida toda la vida de los medios de comunicación, que reconocen y abordan al individuo no como un ser humano completo que es capaz de profundo conocimiento y entendimiento, sino más bien como un aparato sensorial sobre el cual se dirige un estímulo y de donde se obtiene una respuesta que es medida (es decir, la respuesta correcta o la compra del producto). Así, las respuestas comunes cuando se le pide al estudiante reflexionar y discutir sobre el contenido del curso no son sorprendentes: “¿Qué es lo que quieres? ¿Cuánto debemos escribir? ¿Esto estará en el examen?“
En un entorno educativo y cultural en el que se desaconseja el reconocimiento y el cultivo de la voluntad individual, la opinión de expertos es casi obligatoria, el resultado es una combinación de escepticismo y cinismo.
EL DESALIENTO DE LA REFLEXIÓN
Erich Fromm reconoció este fenómeno en la década de 1940, señalando cómo la percepción de los individuos que sólo los expertos entrenados podrían abordar problemas complejos debido a sus propias especializaciones específicas, desalienta a la gente en el uso de sus propias mentes a pensar seriamente y abordar las preocupaciones frente a sí mismos o la sociedad en su conjunto. “El resultado de este tipo de influencia es un ser doble” Fromm escribió en 1941.
“Se trata de un escepticismo y cinismo hacia todo lo que se dice o se imprime, mientras que la otra es una creencia infantil en todo lo que dice a una persona con autoridad. Esta combinación de cinismo e ingenuidad es muy típica del individuo moderno. Su resultado esencial es disuadirlo para que no tenga su propia forma de pensar o de decidir”.
Este mismo tipo de malestar apático también actúa como un corto circuíto para disminuir el ejercicio del compromiso político y del sentido común en las decisiones cotidianas. En la televisión por cable y abierta, por ejemplo, en las que la mayoría de las personas sigue confiando en gran medida para formar una visión del mundo, se encuentran una secuencia interminable de “expertos” que son puestos delante de la cámara para proporcionar una opinión para el espectador.
La aplicación tecnocrática de neuromarketing que pasa por la educación de hoy es un resultado apropiado en una sociedad que se ha vuelto casi completamente controlada por una élite científica. Al igual que hace cien años, esta tecnocracia es financiada y dirigida por los súper ricos y las personas son entrenadas para perfeccionar y poner en práctica lo que ellos ven como las prácticas más eficaces para la escultura y la gestión de la mente colectiva.
Esta clase auto-seleccionada y sus ‘obispos’ también reconocen cómo el nuevo mundo opera con una eficiencia óptima cuando la mayor parte de la población ha sido zombificada a través de rituales embrutecedores – un proceso de estímulo-respuesta que después de muchas generaciones ha estado a punto de completar la fruición.
Fuentes: Global Research, Signos de estos Tiempos