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Nuestra Señora del Águila es la patrona de Alcalá de Guadaíra.

Que es un municipio español de la provincia de Sevilla, en la Comunidad autónoma de Andalucía, a 15 km de Sevilla.

La versión popular asegura que al tiempo de la invasión musulmana, los cristianos ocultaron la primitiva imagen de la Virgen en una torre del castillo.
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Donde la descubrió un águila, tras la Reconquista.

Su veneración se remonta hasta el siglo XIII.

En la Crónica de XX Reyes, consta que el Santo Rey Fernando III, conquistador de Alcalá, habitó este Castillo entre 1246 y 1248 ocupándose de su reconstrucción.

Como era costumbre, el Rey debió cristianizar la mezquita mayor y erigió la primera iglesia alcalareña, consagrándola como era su hábito a Santa María.

Según consta en el Archivo de Palacio Arzobispal, en visita pastoral efectuada en febrero de 1617 el visitador vincula el nombre de «Águila» con la segunda esposa del Rey San Fernando, Doña Juana de Pointhieu, devota de su onomástico San Juan Evangelista, cuyo símbolo es un águila.

Incluso una tradición local recogida por Sánchez Gordillo “El abad Gordillo” (Siglo XVII) asegura que dio un hijo póstumo a San Fernando y que fue bautizado en esta iglesia. Redacta el visitador en 1617 que

«El retablo del altar mayor es antiguo, de buenas pinturas y dorado, tiene en medio una imagen de Nuestra Señora con quien tienen aquí particular devoción. Llámanla del Águila.”

Hay también que relacionar el nombre con el lugar geográfico, pues en nuestro caso es la denominación de la planicie superior del Castillo, donde sin duda pudo haber águilas avizorando las vegas del Guadalquivir y el Guadaira.

Tanto en Sevilla como en Utrera, están también nominados accidentes geográficos, como “del Águila”.

Rescatada Alcalá del dominio islámico, debió ser la única efigie de Nuestra Señora a cuya protección se encomienda la ciudadela, y seguramente única advocación Mariana durante siglos.

El arraigo popular de su devoción en Alcalá de Guadaíra es absoluto.

Era el propio Ayuntamiento quien organizaba las fiestas patronales.

Los alcaldes al tomar posesión, juraban defender la pureza de María.

Hay procesiones rogativas en épocas de calamidades, sequías, pestes, guerras.

imagen virgen del aguila

 

ICONOGRAFÍA

El origen de la imagen destruida parece que estuvo en la Reconquista de Fernando III. Por esta razón, debió ser una imagen gótica sedente con el Niño, al estilo de las Vírgenes de los Reyes, Valme, Gracia, Sede, Batallas, etc.

En los siglos del barroco toma una nueva fisonomía que llega hasta hoy, al disponerla en pie, colocarle la ráfaga y ataviarla con los tradicionales vestidos de la Corte Real

No sabemos cómo sería la primitiva imagen de la Virgen del Águila, posiblemente un icono sedente, con el niño en el regazo y de dimensiones inferiores al natural (Theotokos).

La que llegó hasta nosotros, está de pie, circundada por la ráfaga, con el Niño en el centro, y vestida de Reina. Su fiesta, Novena y Procesión coinciden con la Virgen de los Reyes, pues ambas celebraciones fueron instituidas por San Fernando en el día de la Asunción.

En los tristes acontecimientos de 1936, la iglesia fue asaltada, incendiada y destruida la primitiva imagen.

La Hermandad facilitó documentación y fotografías al escultor hispalense D. Antonio Illanes Rodríguez, para que tallase una nueva siguiendo la traza de la anterior; fue bendecida en 1937 desde cuya fecha recibe culto continuado.

El escultor respetó el hieratismo inicial del icono Mariano, que contrasta con el aire francamente montañesino impreso al niño Jesús.

La imagen actual es de cedro, de las llamadas “de candelero” o sea para vestir.
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Mide 165 cms, teniendo talladas y encarnadas las manos y cara.
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Los brazos son articulados en hombros, codos y muñecas.
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Cejas pintadas, ojos en cristal, pestañas al pelo.
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La nariz correctísima, teniendo la boca un ligero rictus de sonrisa, al modo de las imágenes de su tiempo.

El Niño Jesús, también de cedro, está tallado al completo, y articulados los brazos por el hombro.
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Su cabeza finamente dispuesta en bucles montañesinos.
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Facciones dulces y sonrientes, estando pintados los ojos y cejas; es un infante bellísimo, de suave ternura, que mueve a devoción.

La Virgen, de pie, sonriente, enmarca su cara con un rostrillo de forma de corazón, al modo de las reinas y abadesas de Sánchez Coello, en tanto que la ráfaga de plata proporciona una sensación de fulgor y dinamismo que nos recuerda el halo de las apariciones.

Su contemplación produce un dulce efecto de sosiego, propiciando la oración del creyente, y aún el simple curioso, advierte la serenidad que emana de toda obra bien equilibrada.

La Virgen va vestida de Reina medieval, con saya bordada y manto brocado a juego. Sobre el rostrillo lleva una toca también bordada en oro, y luce una corona de oro de Ley de traza medieval, a tono con el cincelado gótico de la ráfaga de plata. Ostenta la Medalla de Oro de la Ciudad y el Bastón de Alcaldesa honoraria perpetua de Alcalá de Guadaíra.

El Niño Jesús, viste túnica también bordada en oro, y en lugar de corona, lleva tres potencias de oro de ley sobre la cabeza.

En sus manos un relicario de oro en forma de corazón; ofrenda de una devota filipina, calza zapatos de oro de ley de hechura mudéjar.

En la fiesta de la Candelaria, es costumbre secular que el Niño vista batón largo de bautizo y se cubre con un capuchón, como se hacía con los recién nacidos.

novena virgen del aguila

 

DEVOCIÓN

A partir de la reconquista de la ciudad en el siglo XIII, la devoción a la Stma. Virgen, no solo se ha mantenido, sino que ha ido creciendo.
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Son muchos los testimonios a lo largo de los siglos, y sin pretensiones exhaustivas, podríamos encontrarlo en el campo literario, y en el propio desarrollo de la historia de este pueblo.

En el siglo XVI, Juan de la Cueva, la llama “Ave al cielo remontada”. En el siglo XVII es Cristóbal de Monroy quien describe sus fiestas populares en “la Fuente de la Judía” y la llama “Imán de los divinos afectos”.

Y el Abad Sánchez Gordillo escribe:

Es muy majestuosa, que hace frecuentemente milagros…

Refiere la tradición de ser del tiempo de los Godos antes de la pérdida de España y que habiendo estado oculta, cuando el Rey San Fernando ganó este pueblo, le edificó allí donde está su Iglesia..”.

En el siglo XVIII, Pedro León Serrano, escribano mayor de rentas reales, en su obra “Antigüedad y Fundación de Alcalá de Guadaira”, la invoca como “Emperatriz de los cielos y Tierra”; y en el XIX, Leandro José de Flores le dedica páginas de encendida devoción.

En el siglo XIX, José María Gutiérrez de Alba, le canta en octavas reales, y escribe coplas para que se interpreten en la Novena.

En 1993, fue publicado el libro “Retablos de Nuestra Madre del Águila” obra de D. José María Márquez Catalán, interesante estudio de las cerámicas figurativas con la Imagen de la Virgen, ubicada en los inmuebles del caserío alcalareño.

En 1994, la Hermandad publicó el libro “La Virgen del Águila”, redactado por D. Vicente Romero Muñoz.

La edición fue rápidamente absorbida por el cuerpo de hermanos, estando actualmente agotada, y la segunda edición preparada.

En lo histórico, el amor a la Virgen del Águila y el servicio al Templo, no estuvo vinculado a familias notables, sino al pueblo llano en general.

Como lo demuestra el mantenimiento del Culto, Procesión y Novena, con los mismos parámetros, incluso con el mismo texto escrito desde hace siglos a la fecha, el canto de la salve popular, secular “Dios te Salve Virgen pura”.

Y la radical resistencia del pueblo a la orden de demolición del Templo cuando a comienzos de siglo XIX, presentó graves problemas en su estructura, acometiéndose finalmente su restauración.

Otra prueba física del vigor y efectividad de la devoción, es la continuada reconstrucción del templo, reedificado y levantado cuantas veces ha sido preciso.

Constan obras en los siglo XVI, XVII y XVIII; y en los últimos siglos, en 1802, 1911, 1942, y 1964, fecha de la última gran restauración.

La Virgen del Águila, es la primera devoción de los alcalareños. Tiene concedida la Medalla de Oro de la Ciudad y otorgado el Bastón de Alcaldesa Perpetua.

Además de estar dedicada la calle principal de Alcalá, tiene erigido un monumento en la Plaza principal y ha dado nombre a dos barriadas (Nuestra Señora del Águila y Virgen del Águila).

En Sevilla ha dado nombre a una Parroquia, a una calle en el Barrio de los Remedios, y una sala de la Seguridad Social en el Hospital Universitario, a la principal calle en la Ciudad de San Juan de Dios, al Colegio Salesiano de Alcalá, a la mayor draga del Guadalquivir.

Muchos comercios alcalareños llevan su nombre incluso una cooperativa olivarera, una estación de servicio, escuela de conductores, etc. y grabada su efigie en multitud de lápidas mortuorias.

La importancia de su devoción, se acredita por el hecho de que en casi todos los hogares alcalareños, y en muchas tiendas, oficinas o locales de negocio, preside la Imagen de Nuestra Patrona, siendo el unitivo de la mayor parte de las actividades apostólicas y considerada como uno de los principales signos de identidad de Alcalá de Guadaíra.

salida templo virgen del aguila

 

CORONACIÓN

El tres de junio del año dos mil, será recordado siempre como el acontecimiento mariano más importante en la historia mariana alcalareña, y la Eucaristía de mayor participación jamás celebrada en Alcalá.

En la explanada del Castillo, se concentraron entre 8000 y 10.000 personas para asistir a la Ceremonia Pontifical donde el Excmo. Sr. Arzobispo de Sevilla, Fray Carlos Amigo Vallejo, Coronó Canónicamente a la imagen de Santa María del Águila.

La Corona fue donada íntegramente por los alcalareños; hubo centenares de pequeñas entregas de oro (pulseras, salcillos, cadenas, anillos etc..) que una vez fundidas fueron laminadas y entregadas al orfebre Don Fernando Marmolejo Camargo, quien siguiendo las sugerencias de la Hermandad, realizó una portentosa corona invirtiendo cerca de tres kilos de oro de Ley, dieciséis brillantes y veinte aguamarinas.

La Santísima Virgen del Águila es Patrona y Alcaldesa Perpetua de Alcalá de Guadaíra, habiendo recibido también de su Ayuntamiento la Medalla de Oro de la Ciudad.

 

EL TEMPLO

La iglesia de Santa María del Águila, se construyó con dinero público, del Tesoro de Castilla, no eclesiástico, por lo que durante siglos fue considerada “Patronato regio”, interviniendo el Rey en el nombramiento de Párrocos y Beneficiados, régimen de administración y conservación, enterramientos etc.

De todas formas, habiendo sido el Castillo alcalareño residencia real no solo de Fernando III, sino de varios reyes medievales posteriores, Santa María debió ser remodelada y embellecida.

Sobre la ventana del torreón que antaño albergó la pila bautismal, hay tallada en piedra una sugestiva Flor de Lis, signo de realeza.

Lo mismo se diga, durante el tiempo en que la fortaleza perteneció al Marqués de Cádiz, que la reedificó casi totalmente.

De esta época se conserva una interesante pintura mural al fresco que encabeza la nave de la epístola, y que constituye un interesante ejemplar de pintura de estilo gótico internacional. (S.XV), muy similar a las existentes en San Isidoro del Campo (Santiponce).

De su antiguo esplendor y riqueza hay evidencias en los Libros de Visitas Arzobispales, donde se describe el artesonado de la techumbre “estofado en oro”.

Hay también constancia, porque fueron catalogadas antes de su destrucción, de varias tablas magnificas ubicadas en el primitivo Altar Mayor atribuidas a Sánchez de Castro y Alejo Fernández, (S. XV); rico vestuario, y antiquísimo ostensorio de plata sobredorada.

La iglesia tuvo feligreses hasta el siglo XVI en que las epidemias de pestes y el fin de la guerra, permitió a la población abandonar el recinto amurallado y descender buscando la comodidad del agua y las riberas del Guadaíra. Pese a ello, las Fiestas Mayores, Oficios de Semana Santa, Procesión del Corpus etc .., siguieron celebrándose hasta final del siglo XVIII en esta iglesia, cuya Cruz parroquial revestida de damasco carmesí, mantiene su preeminencia sobre las demás.

La construcción del Edificio corresponde con el llamado «primitivo templo parroquial sevillano» o «iglesia mudéjar»: tres naves de diferente anchura, con arcos paralelos a su eje y Capilla Mayor ojival, abierta por un gran arco apuntado.

Su construcción es, aunque en menor tamaño, muy similar a la iglesia sevillana de Santa Marina (S.XIV).

Está edificado con el Altar Mayor a poniente, enfrentado a la puesta de Sol, según dispone la Liturgia.

Se accede por dos portadas: Una principal, ojival, coronada de almenas, y otra lateral, neoclásica, con escalinata de ladrillos.

Una característica de este Templo, es la forzada ubicación de una capilla puramente gótica, entre la nave de la Epístola y ábside, lo que permite suponer que inicialmente se podía tratar de una sola nave que se adaptó a los módulos constructivos mudéjares de tres naves.

La Capilla Mayor, realizada en piedra (S.XIV), de estilo gótico internacional. Sirve de Camarín a la Virgen, y se eleva del resto de la iglesia, mediante un presbiterio, decorado en su frente con azulejos del s. XVII, que repiten águilas bicéfalas y sinóptico “María esclava”.

En el centro un Altar sobre dos fustes, sin basas, con elegantes capiteles árabes realizados por Gómez Albenca, quedando a la izquierda una escalera de piedra, desarrollada en árbol central que accede a la azotea, cuyas almenas escalonadas son visibles desde el exterior.

Continuando con el presbiterio, dos escalones remetidos, con enterramientos, proporcionan un tercer plano, sobre el que se alza el Altar de la Virgen.

El Camarín tiene bellísima crucería con doce nervios, que arrancan de ocho pilares, con capiteles tallados, que convergen en tres puntos del eje central.

Los cinco lados del camarín están recubiertos con azulejos polícromos, sobre el canon mudejárico de Santa Paula.

Uno de los pilares, conserva el alicatado original.

El interior que hoy podemos admirar, fue realizado durante las obras de 1911.

Está ocupada por el Trono de la Virgen, doselete a la romana, gradería poligonal de azulejos diseño del insigne hispalense D. José Gestoso y Díaz.

El dosel fue dibujado por el pintor Jiménez Aranda.

Los hermanos Franco Pineda abrieron nuevamente las cinco ventanas geminadas, macizadas con el anterior altar políptico.

La Virgen se asienta sobre un águila de alas desplegadas, boceto de D. Antonio Illanes, tallada por Guzmán Bejarano y estofado por Manuel Calvo..

El apostolado del dosel y el Vía Crucis en oro y siena es obra de Romera Ojeda. La rejería y el púlpito son forjas del siglo XVII.

En el centro del Altar, el Sagrario con el Santísimo Sacramento, y su lámpara encendida.

En el suelo, enterramientos de sacerdotes alcalareños, siendo el último el Ilmo. Sr. D. Andrés Galindo Campos, insigne hijo de esta ciudad, Vicario General del Arzobispado, y esforzado promotor de la devoción a la Patrona.

La cabecera de la nave de la epístola está conformada por una capilla gótica, muy antigua, tal vez remota cuba islámica, que debió ser cabecera de la primitiva Parroquia de Santa María, de una sola nave.

Su bóveda de crucería se protege con cúpula semiesférica, visible desde el exterior, siendo sus esquinas de cantería.

En ella se encuentra la referida pintura gótica ejecutada al fresco (S. XV) en estilo mixto; el haber estado oculta durante muchos siglos tras el antiguo altar de Santa Ana, ha permitido que llegue a nuestros días sin repintes, retoques ni restauraciones.

Esta Capilla presenta al exterior una ventana enrejada y alta saetera, campeando sobre la frontal una flor de lis, símbolo de autoridad y pureza, base de la orden navarra del mismo nombre, dedicada a la Virgen, y recreada en Francia, que la llevó al escudo de sus reyes.

Como en ella, según tradición recogida por el Abad Gordillo, fue bautizado un hijo de San Fernando y de su segunda esposa Juana de Pontieu, francesa, pudo quedar como recuerdo.

El muro sur que cierra la nave de la epístola es de ladrillo y pudo corresponder a la estructura de la antigua mezquita.

En la cabecera de la nave del evangelio, se ubica el altar de San Mateo, tallado en cedro en estilo renacentista ejecutado en el último tercio del siglo XVIII.

La imagen es obra de Pineda Calderón.

Hay también una capilla exenta, tardo gótica con bóveda de crucería y almenas mudéjares en exterior, separada de la Iglesia por una magnífica verja de hierro.

Esta Capilla, hoy Sala Capitular, fue labrada por Diego Martínez de Coria en 1525. La reja nos informa del enterramiento de Fernández Clérigo y familiares.

Año 1616. Bajo ella existen dos criptas abovedadas. Además de servir de enterramiento a sus patronos, en ella se instalaba el Monumento al Santísimo.

En la actualidad es Sala Capitular donde se exponen en tres magnificas vitrinas de caoba, el paso y el manto procesional de la Stma. Virgen, la antigua Cruz Parroquial, estandarte de la Hermandad, Guión de la Coronación, faroles de guía y ciriales. Desde esta capilla se accede al columbario de la Hermandad.

El muro norte que cierra la nave del evangelio es de tapial, y en el se abren tres puertas: acceso a sacristía, lampadario y casa del santero; y una gran ventana ojival con vidrieras donde se advierte el escudo de la ciudad y la leyenda «Alcalá me reconstruyó 1964» .

Las tres naves tienen solería de mármol, y zócalos de color crema. Se cubren con una techumbre incombustible decorada con azulejos vidriados, en genial solución del perito Don Luis Álvarez Selma.

Del techo pende una gran lámpara de estilo español, forja de González Navarro.

Preside el patio exterior de la iglesia una cruz de forja del s. XVII que estuvo colocada en su día sobre la Torre.

El astial es de tapial y en él se abre la puerta principal ojivada, y tres óculos que dan luz al interior.

Un azulejo a la derecha de la puerta principal nos recuerda que la Iglesia está agregada a la Basílica de San Juan de Letrán de Roma.

Junto a la puerta lateral, neoclásica, encontramos un retablo cerámico de tipo sevillano, con tejaroz, representando a Nuestra Señora del Águila, obra de su donante, el artista alcalareño Martín Bermudo “Campitos” de 1942.

A continuación, el antiguo torreón que alberga la pintura mural, con ventanas góticas y aristas de cantería, que se cubre con cimborrio árabe y fue probablemente cabecera de la primitiva iglesia de Santa María.

En cierto modo, está superpuesto a la Capilla Mayor, con sus cinco ventanas geminadas entre contrafuertes externos, que neutralizan el empuje interior de los arcos, y se corona con almenas triangulares escalonadas, también llamadas merlones, que los orientales sólo colocan en edificios religiosos.

Los canes, algunos muy desgastados, representan conforme al gótico, signos marianos de salvación, como la escala de Jacob, o de unión apostólica, como la Cruz de San Andrés, no faltando otros antropomórficos y zoomórficos de carácter esotérico.

fondo virgen del aguila

 

LA HERMANDAD

Aunque tanto la devoción a Santa María del Águila como su iglesia se remontan al siglo XIII, la Hermandad no se funda hasta finales del siglo XIX.

La Hermandad de Santa María del Águila se erige canónicamente en la iglesia de Santa María del Águila, el año de 1891 promovida por los sacerdotes de la ciudad y un buen número de seglares que desean disponer de un instrumento jurídico válido para encauzar la devoción popular a nuestra Patrona y garantizar el mantenimiento del templo.

La iniciativa partió del párroco de Santiago Don Fernando Díaz García, quien reunió a los individuos que consideró más capaces para organizar la Hermandad dentro del grupo de católicos practicantes que él como párroco de la principal iglesia de la localidad, bien conocía.

Convenidas las reglas iniciales fueron aprobadas por la autoridad eclesiástica con efecto 5 de Agosto de 1891.

En las Reglas aprobadas se establece como fin principal de la Hermandad difundir y mantener el Culto a la Santísima Virgen del Águila -Patrona de Alcalá de Guadaíra- y para ello se fijan una serie de funciones y actos religiosos en cuyo articulado se detallan entre otros: Función Principal de Instituto el día 15 de Agosto -día de la Asunción-, Novena y Procesión, Fiesta el día del Dulce Nombre de María, Función a San Fernando y Misa de réquiem por los Hermanos difuntos.

Mediante Letras Apostólicas recibidas de la Santa Sede con fecha 9 de septiembre de 1892, se concedían por S.S. el Papa León XIII, las siguientes indulgencias y gracias espirituales a los hermanos.

Concesión de Indulgencia Plenaria para todos hermanos que ya estén inscritos, con tal que, verdaderamente arrepentidos y confesados, reciban el Santísimo Sacramento de la Eucaristía.

Concesión de Indulgencia Plenaria para todos los fieles que se inscriban en la Hermandad, con tal que, en el día del ingreso verdaderamente arrepentidos y confesados, reciban el Santísimo Sacramento de la Eucaristía.

Concesión de Indulgencia Plenaria para todos hermanos que en el momento de la muerte, verdaderamente arrepentidos, confesados y reparados con la Sagrada Comunión, o sino pudieren, contritos a lo menos, invocaren devotamente a ser posible con la boca, si no con el corazón el nombre de Jesús.

Concesión de Indulgencia Plenaria para todos hermanos que en el día de la Asunción, 15 de agosto, visitaren devotamente la iglesia, y allí elevaren preces a Dios por la concordia de los Príncipes Cristianos.

Perdón de siete años y siete cuarentenas de las penitencias que se les hubieren impuesto a los hermanos, siempre que visitaren la iglesia alguno de los cuatro días que señale la Hermandad, previa conformidad de la autoridad eclesiástica, verdaderamente arrepentidos, confesados y fortalecidos con la Sagrada Comunión.

Perdón sesenta días de las penitencias que se les hubieren impuesto a los hermanos, siempre que asistieren a las Misas que se celebren en la iglesia, o asistan a las Procesiones con el Santísimo Sacramento.

Perdón sesenta días de las penitencias que se les hubieren impuesto a los hermanos, siempre que recitaren cinco veces la oración dominical y la salutación angélica por las almas de los hermanos difuntos o ejercieren cualquiera otra obra de piedad y caridad.

Finalmente se hace constar expresamente: “Habiendo de valer las presentes perpetuamente en los tiempos venideros”.

El Breve Pontificio fue redactado en latín y la Hermandad custodia en su archivo el documento original.

Durante el último tercio del siglo XX, la Hermandad conoce una expansión sin precedentes.

La institución se hace más dinámica y presente en los acontecimientos sociales de la ciudad. Los objetivos alcanzados en esta etapa serán múltiples, destaca la consolidación de la festividad de la Candelaria como una de las fiestas religiosas más importantes de Alcalá.

Donde cada año concurren las madres con sus hijos recién nacidos para presentarlos a la Virgen.

El 3 de junio del año 2000, es sin duda una de las fechas más gloriosas en la devoción mariana alcalareña hacia su Patrona.
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En la explanada del Castillo, el Señor Arzobispo de Sevilla Fray Carlos Amigo Vallejo, coronó canónicamente a la Stma. Virgen del Águila ante más de ocho mil personas, en la Eucaristía más impresionante celebrada en la historia de Alcalá.
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El Ilmo. Sr. Vicario General D. Antonio Domínguez Valverde, dio lectura al Decreto de Coronación que tenía fecha de 30 de mayo de 2000.

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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