El papa Francisco es visto por demócratas y republicanos estadounidenses como su aliado

La poderosa voz de Francisco para ‘tirios y troyanos’.

 

La bola de nieve de la imagen del papa Francisco ha llegado a un punto tal, que “tirios y troyanos” consideran que comparte sus ideologías y políticas, sin que por ahora el tiempo y las declaraciones le hayan significado mella en esa imagen “apta para todo público”. Pero por otro lado, que los políticos también traten de asocioarse a las posiciones que maneja Francsico, es una muestra del peso de su figura para el público general.

 

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El New York Times, el periódico del establishment liberal nortamericano, y principal impulsor de la reinegiería social mundial, publicó un artículo donde dice que Demócratas y Republicanos de EE.UU. consideran al Papa Franciscocomo un “fuerte aliado” para temáticas como la pobreza y la tolerancia.

Dice el NYT que poco antes del receso de Navidad, los senadores demócratas se reunieron a puerta cerrada en el Congreso para planificar su agenda política de 2014. Cuando Harry Reid, líder de la bancada mayoritaria, exhortó a sus colegas a «ocuparse del problema de la desigualdad de ingresos», la charla tomó un cariz espiritual.

«Como saben», declaró Bernard Sanders, senador independiente por Vermont, «en este tema contamos con un fuerte aliado que está de nuestro lado: el Papa».

Que Sanders, que es judío, invocara el nombre del Papa frente a Reid, un mormón, hizo las delicias de los católicos presentes.

«¡Bernie!, estás citando a mi Papa, ¡qué bueno!», recuerda haber pensado en ese momento el senador Richard Durbin, de Illinois.

Más allá de la animada charla interreligiosa, el comentario dejó al descubierto una verdad más amplia: desde el Vaticano, a más de 8000 kilómetros de distancia, el Papa Francisco, que ha cautivado al mundo con su mensaje de justicia económica y tolerancia, se ha transformado en una figura presente en el debate político de Washington.

Esta semana, en la que los legisladores vuelven a sus bancas y se cumplen 50 años de la «guerra contra la pobreza» declarada por el presidente Lyndon Johnson, los demócratas – incluidos los católicos enfrentados con la jerarquía católica conservadora por cuestiones políticas – están aprovechando las palabras de Francisco como una rara oportunidad para apelar a la fuerza moral del Papa e impulsar así una agenda de temas, como la extensión de los beneficios de desempleo y el aumento del salario mínimo.

«A muchos de los que estamos en la arena política, el Papa nos ha dado aliento y nos ha puesto un verdadero desafío: recordar y estar a la altura de muchos de los valores que nos llevaron a trabajar en la vida pública», dijo Durbin.

La denuncia del Papa sobre la «economía de la exclusión» da en el corazón del debate entre los dos partidos sobre el rol que debe desempeñar el gobierno. A los demócratas como Durbin y el presidente Barack Obama – cuya administración mantiene un enfrentamiento con monjas católicas en la Suprema Corte por las previsiones sobre el control de natalidad en su ley de salud – les gusta citar al Papa en sus discursos, para reforzar su punto de vista. Los republicanos se ven forzados a justificar su voto a favor del recorte de los bonos de alimentos y beneficios de desempleo casi como si debieran revertir la percepción de que son indiferentes ante la pobreza.

Pero aunque el Papa causó malestar entre los republicanos, que deben reconciliar la crítica de Francisco al capitalismo y las «teorías del derrame» con sus visiones libremercadistas, algunos católicos republicanos ven en las palabras de Francisco una oportunidad.

El representante republicano por Wisconsin Paul Ryan, un potencial candidato presidencial para 2016, elogió a Francisco por «insuflar nueva vida al combate contra la pobreza», y está trabajando en un plan republicano para enfrentar ese flagelo.

Newt Gingrich, ex jefe de la bancada republicana en la Cámara baja y actual conductor del programa Crossfire, de la cadena CNN, dijo que tocaría más el tema de la pobreza.

 «Creo que todos los republicanos deben adherir al punto central de la crítica del Papa, que nadie quiere vivir en un planeta de multimillonarios y gente que no tiene para comer», dijo Gingrich.

«Creo que el Papa está empezando a discutir este tema en el momento justo en que los republicanos debemos discutirlo.»

Legisladores católicos de ambos partidos saben que Francisco no va a cambiar la doctrina de la Iglesia, incluidos el tema del aborto y del matrimonio del mismo sexo.

«No he visto que hasta ahora se haya apartado de las enseñanzas del catolicismo», dijo el senador republicano por Pensilvania, Patrick Toomey, un conservador en materia económica.

En noviembre, Francisco dio a conocer la exhortación apostólica titulada «Evangelii Gaudium» («La alegría del evangelio»), donde se refiere a las «teorías del derrame» y la «dictadura» del libre mercado que perpetúa las desigualdades.

En un discurso sobre la desigualdad, Obama citó la exhortación papal con tono aprobatorio, pero el conductor radial Rush Limbaugh de inmediato acusó a Francisco de parlotear «marxismo puro», y puso de cabeza a los círculos conservadores de la política en Washington.

«Lo que dice Francisco llega al alma del partido», dijo John Feehery, católico y estratego republicano.

«¿En qué cree realmente el partido? ¿Cuál es su propósito? ¿La imposición del capitalismo desbocado y sin ningún sustento moral?».

Ryan, presidente de la Comisión de Presupuesto de la Cámara baja, cuya propuesta de recortes a los programas sociales suscitó la crítica de los obispos católicos en 2012, ha intentado responder esa pregunta.

En un discurso titulado «Libre empresa, fe y bien común», argumentó que la libre empresa y el principio católico de «subsidiaridad» – ocuparse de los problemas a través de una autoridad poco centralizada – pueden lidiar con la pobreza mucho mejor que un estado de grandes dimensiones.

En cuanto al comentario de Francisco sobre las «teorías del derrame», Ryan declaró el mes pasado:

«Este tipo viene de la Argentina, y en la Argentina nunca tuvieron capitalismo de verdad».

Para los demócratas, la tendencia progresista del Papa representa una oportunidad para cosechar votos católicos, que suelen ser un buen anticipo del modo en que votará el norteamericano de ingresos medios. En 2012 Obama ganó entre los católicos por un estrecho margen de dos puntos frente al republicano Mitt Romney.

Fuentes: The New York Times, Signos de estos Tiempos

 

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