Faltan Iglesias, que la gente vaya a misa y comulgue.
Veinticinco años después del colapso del comunismo y 23 años después del fin de la Unión Soviética, el número de rusos que profesan ser cristianos, se cuadruplicó. Pero la situación crítica de la libertad religiosa sigue presente en algunos países de la antigua potencia soviética.
En 1989 se supo que no más del 17 por ciento de los rusos profesaban el cristianismo ortodoxo. Desde entonces, ha crecido cuatro veces. Hoy en día, el 68 por ciento de los rusos se refieren a sí mismos como Rusos Ortodoxos. Los datos más recientes fueron liberados por el Centro independiente Levada que el 18 de noviembre del año anterior realizó una encuesta en 130 ciudades.
Loa años de ateísmo forzado desde el poder que había instaurado la Unión Soviética ha dejado sus huellas. Por un lado en otras ex naciones soviéticas que rodean a Rusia, que no se recristianizaron. Y por otro, porque faltan iglesias y que los que se dicen cristianos adopten la costumbre de ir a misa y comulgar.
UNA RECRISTIANIZACIÓN LENTA
Hasta hace unos meses antes de la disolución de la Unión Soviética el ateísmo era considerado como la ideología oficial del Estado. El 75 por ciento de la población de Rusia en ese momento se describía como atea.
Ya en 1991, ese número había caído a 53 por ciento. De acuerdo con los resultados de la encuesta de Levada hoy en día, ni siquiera el 19 por ciento se confiesan ateos.
En tercer lugar se ubican los musulmanes, cuyo número ha aumentado de 6 por ciento en 1991, a 7 por ciento en 2013.
A pesar del impresionante crecimiento del cristianismo ortodoxo, los 70 años de ateísmo de Estado han dejado huellas fuertes, como el historiador y politólogo Andrei Zubov ha enfatizado:
«los 70 años de ateísmo de estado no se pueden superar en un día»
El número de cristianos practicantes en realidad es aún bajo. El compromiso con el cristianismo ortodoxo es ante todo la naturaleza cultural e histórica.
La encuesta de Levada reveló que sólo el 4 por ciento de los cristianos ortodoxos asisten a la Divina Liturgia todos los domingos. El 17 por ciento asiste a la Divina Liturgia solamente en las fiestas importantes. El 35 por ciento de los encuestados dijo que nunca habían puesto un pie en una iglesia en sus vidas.
En el año 1991 el 83 por ciento de los encuestados dijo que nunca habían recibido la Santa Comunión, pero ahora son mucho menos, pero todavía son un 62 por ciento.
La Iglesia Ortodoxa Rusa ha estado construyendo muchas nuevas iglesias en estos años y han tratado de recristianizar a aquellos que se convirtieron en «ateos» durante la era soviética.
«No somos capaces de construir tantas iglesias como nos gustaría y sería necesario», dice el Departamento de Estado del Patriarcado de Moscú.
LA LIBERTAD RELIGIOSA EN RIESGO
Si bien el compromiso de Rusia con el cristianismo ortodoxo está experimentando un renacimiento, el libre ejercicio de la religión en varias repúblicas soviéticas, que son Estados soberanos independientes de hoy, sigue estando subdesarrollado.
En nombre de la «seguridad nacional», Kazajstán limitó la libertad de religión en 2011. Una violación puede ser castigada severamente. Las publicaciones religiosas están sujetas a la censura del gobierno. La construcción de iglesias está estrictamente regulada. Las biblias y otros libros religiosos son confiscados, así como los iconos y las representaciones religiosas. Son lo que el Estado califica de «materiales extremistas».
La situación en Uzbekistán es aún más crítica. La población es mayoritariamente musulmana, los cristianos son una minoría. Su vida religiosa está sujeta a un número de limitaciones. En 2013 los cristianos se quejaron de que la lectura de la Biblia está prohibida incluso en la cárcel. La situación es similar en Turkmenistán.
Fuentes: Tempi, Signos de estos Tiempos