Todos nosotros tenemos dificultades con la oración.
Y debemos entender que esto es normal.
La oración es una relación.
Y uno que hacer un montón de trabajo para llegar a a una buena relación.
Pero antes que nada debemos establecer cuál es la fuente de la dificultad.
Tal vez sea que nuestras infidelidades en seguir a Dios nos priven de sus respuestas positivas.
Tal vez seamos fieles pero no comprendamos el plan que tiene para nosotros.
O tal vez sea algún problema técnico, cómo oramos, el tiempo que le dedicamos, la perseverancia, etc.
La base para establecer una vida de oración es en primer lugar, creer en su eficacia.
Y en segundo lugar, comprender que la respuesta de Dios está condicionada por nuestra fe y nuestras obras.
Luego vendrán problemas más técnicos, por así decirlos.
EL VALOR DE LA ORACIÓN EN EL PLAN DE DIOS
En el libro del profeta Jeremías dice:
“Sé los planes que tengo para ti, dice el Señor, los planes para el bienestar y no para el mal, para darte un futuro y una esperanza.
Entonces me llamarás y vendrás a orar a mí, y yo te escucharé.
Me buscarás y me encontrarás.
Cuando me busques con todo tu corazón, seré encontrado por ti, dice el Señor, y restauraré tus fortunas”. (Jer 29: 11-14)
Dios tiene un plan para tu vida que terminará en gloria eterna, si tan solo cooperas con las gracias que Él quiere darte.
Pero Jesús también dijo:
“No todo el que me dice: «Señor, Señor» entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”. (Mateo 7:21)
“¿Por qué me llamas «Señor, Señor» y no haces lo que te digo?” (Lucas 6:46)
“Muchos son llamados, pocos son escogidos”. (Mateo 22:14)
“Ingresa por la puerta angosta; porque es ancha la puerta y el camino fácil, que conduce a la destrucción, y aquellos quienes entran por él son muchos. Porque es angosta la puerta y el camino estrecho que lleva a la vida, y aquellos que la encuentran son pocos”. (Mateo 7: 13-14)
Esto nos señala tres verdades básicas de la vida espiritual.
Primero, nadie puede ser salvo sin conformar su vida a la Voluntad de Dios.
Solo hay una manera de llegar al Cielo y eso es amando a Dios, y la única forma en que podemos demostrar definitivamente que amamos a Dios es a través de nuestra obediencia a Su santa sabiduría y Voluntad.
En segundo lugar, es imposible para cualquiera de nosotros hacer la voluntad de Dios sin la ayuda de la gracia de Dios.
La naturaleza humana es débil, después de haber sido herido por el pecado original.
Tercero, la gracia de Dios viene a nosotros a menudo a través de la vida de oración.
Por lo tanto, nadie puede ser salvo sin oración. La oración es la clave de la salvación.
Todo el misterio de la salvación humana, todo tu futuro, tu relación con Dios, depende completamente de cuánto y cuán bien estés dispuesto a orar.
¡Los santos se hicieron santos porque entendieron el incomparable poder de la oración!
Sabían que la oración tiene el poder de cambiar nuestras vidas y las de los demás, y lo demostraron con sus vidas.
Por eso hay que estar atento a nuestra vida de oración.
Pero además,
Nuestra Señora de Fátima dijo:
“Oren, oren mucho.
Haz sacrificios por los pecadores.
Muchas almas van al infierno, porque nadie está dispuesto a ayudarlas con el sacrificio”.
Cuando ofrecemos nuestros sufrimientos diarios en forma de oración, cuando unimos nuestras cruces diarias con el sufrimiento de Cristo en el Calvario, nuestros sufrimientos adquieren un tremendo valor redentor.
Estas oraciones obtienen para nosotros y para otros muchas gracias especiales.
Si logramos comprender que las oraciones son eficaces, debemos pasar luego a comprender los requisitos que Dios pone para la respuesta.
LA EFICACIA DE LA ORACIÓN ESTÁ CONDICIONADA AL SEGUIMIENTO DE DIOS
Demasiados cristianos piensan que el mundo gira alrededor de ellos y todo lo miran de acuerdo a sus conveniencias y no a las de Dios.
Y también consideran a Dios como un mago expendedor de gracias, al que pueden acudir sin comprometerse en un mayor esfuerzo.
Hay pasajes bíblicos extraídos de contexto qué parecería justificar esto.
El más mencionado es Mateo 7: 7-8,
«Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque cualquiera que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se abrirá».
También hay otro como Mateo 21: 21, en que Jesús dice que si tienen fe y no dudan pueden hacer mover una montaña.
O Marcos 11: 24, que dice que todo lo que pidas en oración y crees que se te dará, entonces será tuyo.
Y Juan 16: 23, que dice que si pides algo al Padre, Él te lo dará en el nombre de Jesús.
Estos pasajes dan la idea a algunos de que todo lo que se pida será concedido.
Es la base de la teología de la prosperidad.
Ellos afirman que si uno pide algo con suficiente fe, le será otorgado.
Y no tienen en cuenta quién lo pide, cuál es su cumplimiento de los mandamientos de Dios, y para que lo pide.
Olvidan el primer mandamiento, que es amar a Dios por sobre todas las cosas.
Interpretado a la luz solamente de estos versículos el secreto de la oración eficaz sería puramente técnico: cómo orar, cuando orar, que palabras, usar cómo insistir, etc.
Sin embargo la Biblia muestra claramente que hay oraciones no contestadas por Dios.
Quizás la más evidente sea la parábola de Lázaro y Epulón en Lucas 16.
Por dos veces el hombre rico le pide en oración cosas a Abraham y éste no se lo concede; Abraham en esta parábola es la prefiguración de Dios.
La primera cuándo le pide que Lázaro le lleve agua y la segunda cuando pide que Lázaro vaya a alertar a sus hermanos sobre la existencia del infierno.
Este pasaje el Nuevo Testamento muestra 2 verdades teológicas.
La primera es que no todas las oraciones son contestadas.
Y la segunda es que tienen que estar de acuerdo con la voluntad de Dios para ser contestadas.
¿Qué quiere decir esto?
Que la contestación de Dios es condicional.
Por ejemplo si le pedimos a Dios y mate a una persona que nos ha hecho daño Dios no responderá, porque nuestro pedido no está en línea con sus mandamientos.
Toda cosa ajena a la moralidad que impulsa Dios no tendrá una contestación positiva.
La propia Biblia se encarga de explicarnos las condiciones para que una oración sea contestada.
En 1 Juan 5:14 dice que si pedimos a Dios algo según su voluntad, Él nos oye.
En Santiago 4: 3 dice que si pides y no recibes es porque pides cosas para gastarlas en tus pasiones.
En Santiago 5:16 dice que la oración del justo tiene gran poder.
El Salmo 66:18 dice que si hubiera abrazado la iniquidad en mi corazón el Señor no me habría dado lo que pido.
En Proverbios 15: 8 dice que la oración de los rectos es el deleite del Señor.
En Isaías 1:15 dice Yaveh que aunque hagas muchas oraciones no escucharé porque tus manos están llenas de sangre.
En Isaías 59: 2 también dice que tus inequidades te han separado de Dios y tus pecados han ocultado su rostro y no escuchará.
De modo que la Biblia es clara expresando que la contestación a las oraciones es condicionada a nuestro seguimiento de los caminos de Dios.
Si nosotros nos apartamos de la moralidad que Él pide, entonces las oraciones no tendrán chance de ser efectivas.
Porque Dios no es un Papá Noel que le da todo a todos sin importar quien sea, lo que piensa y lo que hace.
Sin embargo, aun cumpliendo todos los mandamientos, la oración no es efectiva automáticamente por sí misma, sino que depende del plan de Dios sobre nuestras vidas.
Y esas faltas de repuesta por esa causa es lo que a veces nos lleva a decaer en la oración.
7 RAZONES POR LA QUE NUESTRA ORACIÓN DECAE
Desaliento
A veces no sabemos qué decir, cómo orar, qué hacer.
A veces estamos cansados, sintiéndonos mal, o simplemente no tenemos el deseo de orar.
Duda
¿Dios realmente existe?
¿Puede oírme?
¿A Él le importa, incluso si Él existe?
¿Realmente importa la oración?
Impaciencia
Las oraciones pueden parecer no tener fin y sólo el silencio viene del cielo
¿Cuándo me responderá Dios?
Tentaciones
Es fácil orar cuando no usted no tiene internamente el reto de la tentación.
Pero, cuando las tentaciones entran, se convierte en una monotonía.
Pereza
A veces nos damos por vencidos o nunca establecemos hábitos que nos sostienen en los tiempos de sequedad o a través de la vida moderna.
Sequedad
Dios parece distante y la oración se convierte en una tarea.
Esto puede suceder en cualquier momento.
Problemas físicos, mentales o emocionales
Cuando sufrimos, es difícil rezar, porque a veces sentimos que un Dios amoroso podría hacer que se detenga y no sucede.
15 CONSEJOS PARA AYUDAR A TU VIDA DE ORACIÓN
1 – Frecuenta los Sacramentos
Si puedes ir a misa diaria, incluso una vez a la semana, has duplicado tu acceso al regalo más grande jamás dado a la humanidad.
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Si vas a confesarte al menos mensualmente, sin duda vas a obtener una gran cantidad de gracias. Anótalo en un calendario para que no se lo saltee.
2 – Establece Buenos Hábitos
Debes ser capaz de confiar en tus hábitos para ayudarte, y no para hacerte daño, en tu oración.
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Un buen hábito tarda 66 días (al menos) en establecerse.
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Así pues, si puedes comprometerte a una rutina de oración durante 2 meses, puedes comenzar a sentar las bases de hábitos de oración saludables.
3 – Auditoría Externa
Necesitas a alguien más objetivo que tu para mirar tu vida de oración y ver cómo lo estás haciendo y cómo el Espíritu Santo está obrando.
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Un director espiritual es muy valioso para ayudar.
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Pero, si no piensas que estés listo, incluso puedes tener un amigo santo para hablar de ello.
4 – Prueba diferentes Tipos de Oración
Todos tenemos diferentes gustos en la oración, al igual que la mayoría de las otras cosas en la vida.
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Por lo tanto, prueba diferentes tipos de oración y ve cuáles funcionan para ti.
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Una advertencia: no te des por vencido demasiado pronto en un tipo de oración.
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Puede ser que tome un buen tiempo para descubrir si es buena para ti o no.
5 – Ayuna Regularmente
Hay un gran poder en el ayuno.
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Vemos en las Escrituras que Jesús ayuna y llama a sus discípulos a hacer lo mismo.
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Cuando tenemos un mejor control sobre los deseos de nuestro cuerpo, podemos orar mejor.
6 – Supera las Distracciones
La forma más sencilla de superar una distracción es la de no entrar en ellas.
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Una vez que te das cuenta que estás distraído convierte tu corazón y tu mente de nuevo a la oración, no al estudio de la distracción.
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Este simple acto es la forma más fácil para derrotar a las distracciones.
7 – No Sobre-pienses la Oración
Muy a menudo tendemos a complicar algo que debería ser natural para nosotros.
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Estamos hechos para la comunión con Dios.
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La oración es simplemente dirigir tu mente y corazón en la dirección de Dios.
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Si lo complicamos en exceso, nos vemos atrapados en lo externo.
8 – La Sequedad es Buena para nosotros
Oraciones secas son un regalo de Dios.
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Todos anhelamos tener consuelos en nuestra oración, pero es saludable la sequedad para nosotros.
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Es en la sequedad que nuestra fe es probada y fortalecida.
9 – Ora con Humildad
En la medida en que somos humildes es la magnitud con que la fuerza de la gracia de Dios cambia nuestras vidas.
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Sin oración humilde, Dios es incapaz de llegar a nosotros, porque no tenemos ninguna necesidad interior para él.
10 – Trabaja en una Correcta Comprensión de Dios y Uno mismo
No puedo enfatizar esto lo suficiente.
Muchos de nosotros luchamos para entender cómo un Dios perfecto nos pude amar y quiere una relación con nosotros.
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Pero, esto se debe, principalmente, a nuestras malas percepciones de nuestra propia dignidad y de la forma en que Dios nos ama incondicionalmente.
11 – Quietud
Nuestras vidas modernas están llenas de ruido.
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Tenemos que calmarnos para oír a Dios – tanto interna como externamente.
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Encuentra un lugar tranquilo y silencioso para orar.
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La Iglesia es útil en este sentido, así que si puedes parar en una iglesia, aunque sea por poco tiempo, es recomendable que lo hagas.
12 – Da Prioridad a la Oración
Prográmala. Deja otra cosa.
Hay que levantarse temprano.
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Has lo que tengas que hacer, pero no dejes pasar un día sin tener un tiempo con la persona más importante en tu vida.
13 – No seas Demasiado Duro Contigo mismo
Las luchas en tu vida de oración no te hacen un mal cristiano.
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Se trata de una experiencia universal de toda persona que ora.
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Así que, no te tires abajo con las luchas.
14 – No Esperes para empezar
La dilación es el enemigo de la oración.
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Si usted te sientes llamado a orar, no lo pospongas.
15 – Encuentra y Utiliza Buenos Recursos
Cuando no sabes qué hacer o cómo hacerlo, los recursos pueden ayudar.
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Los recursos incluyen personas, amigos, libros, páginas web, sacramentales (por ejemplo, rosarios), la Sagrada Escritura, etc…
¡Buena Oración Amigos! ¡A empezar Hoy!
Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María
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