¿Centrada en el Papa Francisco o en la institución?
La tendencia de Francisco es hacer las grandes cosas por sí mismo, y esto podría incluir la diplomacia vaticana, que aún se está definiendo. Pero parece que al igual que sus predecesores, el arma diplomática central será la oración.
Si el Papa Francisco opta por una diplomacia más apegada a su persona podría estar quitando peso a toda la estructura de la Iglesia a nivel internacional, haciendo a la diplomaci vaticana más débil, pero acrecentando la importancia de su figura.
La principal herramienta del Papa Francisco es la oración. Esto fue claro en su primer discurso al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede.
En esa ocasión, él no se dirigió a los «grandes temas» de la diplomacia pontificia, probablemente tomando como un hecho que la línea a seguir es la desarrollada por Benedicto XVI y Juan Pablo II antes que él.
En todos los encuentros personales que ha tenido con los jefes de Estado o de Gobierno, el Papa Francisco ha resaltado el compromiso mutuo por la paz mundial, contra la trata de personas, y en favor de una cultura del encuentro.
El Papa Francisco deja las relaciones con los diplomáticos a su secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, él mismo un hábil diplomático.
En su discurso de presentación a los embajadores ante la Santa Sede, Parolin explicó su objetivo es un camino de diálogo basado en el conocimiento personal.
Esa diplomacia no es el núcleo de este pontificado evidentemente. Según varios rumores, las responsabilidades diplomáticas de la Secretaría de Estado las llevará a cabo una de las Secretarías que el Papa Francisco puede estar pensando establecer. Asuntos Generales (primera sección) dejaría de existir, y sus funciones caerían a un «moderator curiae», es decir, una oficina de coordinación.
Algunas cuestiones (aunque complejas) son dignas de mención: el Papa es la Santa Sede, y no el principal representante de la Santa Sede. Esta es la razón por la cual la Secretaría de Estado (es decir, la secretaría del Papa), tomó tanto las tareas de asuntos generales como la diplomacia, poniendo de relieve la identificación del Papa con la actividad diplomática de la Iglesia.
¿Este eventual cambio conducirá a una diplomacia más débil y menos influyente? ¿Y cómo los nuncios y misioneros serán apoyados si en la Santa Sede la diplomacia se convierte en una de las muchas oficinas de la nueva Curia romana? Todas estas preocupaciones deben ser discutidas.
Mientras tanto, el Papa Francisco destaca la fortaleza diplomática de la oración. La vigilia por la paz en Siria, celebrada el 7 de septiembre fue un éxito extraordinario. Por lo tanto el Papa Francisco camina por la senda de sus predecesores, ya que los Papas siempre han estado comprometidos con la paz.
Por otra parte, pueden surgir algunas preguntas: ¿en qué medida el impacto de la vigilia en la opinión pública detuvo una intervención militar de EE.UU. en Siria?
El carisma de Juan Pablo II y su llamada similar para un día de oración y ayuno, no fueron suficientes para evitar la Segunda Guerra del Golfo… así que, ¿está la Iglesia realmente escuchado al ámbito internacional?, ¿o se ha vuelto cada vez más marginada?
Fuentes: Monday Vatican, Signos de estos Tiempos