A 10 años del atentado jihadista en Madrid el terrorismo islámico sigue con España en la mira

España es uno de los principales objetivos de Al qaeda en Europa.

 

Esta semana se cumplieron 10 años del mayor atentado terrorista jihadista en Europa. El 11 de marzo de 2004, bombas en los trenes, que venían de la estación de Alcalá de Henares, un suburbio al este de Madrid, estallaron casi simultáneamente en plena hora pico en las estaciones de Santa Eugenia, el Pozo, en la entrada de la estación de Atocha y el último en esta misma estación, en pleno centro de la capital española. El trágico balance fue de 192 víctimas y más de 1.500 heridos. Debemos orar por sus almas y por las de los terroristas islamistas.

 

trenes del 11m

 

En todo el país, la conmoción fue inmensa. Más de once millones de personas, una cuarta parte de la población, salieron a la calle el día siguiente para manifestarse contra el terrorismo.

ESPAÑA ES IMPORTANTE OBJETIVO EN EUROPA

El atentado fue obra de individuos vinculados a Al Qaeda Central. Y España está entre los países europeos más afectados por el jihadismo global según las tramas desarticuladas en el territorio así como el número de detenidos en las distintas operaciones policiales realizadas. Tras Reino Unido (donde las autoridades aseguran que cada año se desbarata al menos un atentado de similares características a los del 7-J) y Francia (señalada como objetivo preferente por el líder de Al Qaeda Ayman Al Zawahiri y por los dirigentes de Al Qaeda en el Magreb Islámico), España país sería el tercero en este preocupante ranking.

Las amenazas vertidas hacia España por parte del terrorismo jihadista batieron un récord el pasado año 2013. Los aparatos de comunicación de grupos jihadistas han amenazado el territorio y los intereses nacionales con mayor intensidad de lo que lo habían hecho anteriormente. Los jihadistas fijaron su atención en España en 27 ocasiones, más del doble de las veces registradas en 2011 y 2012. Desde que comenzó a contabilizarse este dato en 2001, sólo en 2004, año del 11-M, se alcanzó un nivel de amenaza a España parecido, con 23 referencias en las comunicaciones del terrorismo jihadista. De las 27 menciones a España registradas en 2013, cuatro se refirieron expresamente a la “ocupación” española de los territorios de Ceuta y Melilla; otras seis apelaron al 11-M; cuatro guardan relación con sucesos relacionados con operaciones militares españolas en el exterior; diez arengan a la obligación de recuperar Al Andalus y otras tres se refieren a otras cuestiones.

El jihadismo global ha evolucionado en las labores de captación y proselitismo volcándose de manera particular en internet. España ha albergado a individuos encargados de la gestión de foros jihadistas, lo que es una importante herramienta ya que sus acciones resultan fundamentales para que el mensaje radical siga siendo accesible para los seguidores del jihadismo. Las detenciones de Faisal Errai, Abdellatif Aoulad Chiba y Mudhar Hussein Almaliki, han permitido descubrir el elevado perfil de estos ciber-jihadistas, y su capacidad para pasar desapercibidos ante la sociedad, y que solo mostraban su radicalidad ante la pantalla del ordenador.

Un reciente informe elaborado por la ONU asegura que Al Qaeda está sufriendo un relevo generacional en la que los líderes más veteranos de la organización están dando paso a sucesores de entre 30 y 40 años, con una “diferente experiencia histórica”, que han impulsado una revolución tecnológica respecto a los medios empleados en sus atentados y que, a largo plazo, tienen como objetivo principal reconstruir su presencia en Afganistán una vez se retire la mayoría de las tropas internacionales.

Pero es evidente que la amenaza del terrorismo jihadista no ha dejado de existir para los países del mundo occidental, aunque buena parte de quienes lo practican estén temporal y parcialmente dando prioridad a sus intervenciones en la lucha por el poder desatada en distintos lugares del Norte de África y Oriente Próximo.

POR QUÉ ESPAÑA ESTÁ EN LA MIRA JIHADISTA

Algunas de las causas de ese interés de Al Qaeda por España son estructurales, no existen únicamente de modo circunstancial, y por lo tanto siguen presentes a día de hoy.

La cercanía geográfica, particularmente a la zona del Magreb-Sahel, donde España es el más cercano de los europeos a ese territorio castigado por la expansión de grupos jihadistas como Al Qaeda en el Magreb Islámico, que a su vez tiene en Europa redes y conexiones relacionadas con esta facción.

Antecedentes. Se ha atentado contra intereses españoles en diferentes modalidades y lugares desmantelándose múltiples redes, algunas con planes de atentados en un estado más o menos avanzado.

Amplios colectivos musulmanes implantados en España (más de un millón cien mil), lo cual es un público objetivo para facilitadores en radicalización.

Presencia de España en misiones militares internacionales.

La consideración de España como zona de combate; anteriormente era considerada como zona de cobijo y logística.

Referencias continuas a España en la propaganda jihadista. Especialmente referentes a Al Andalus así como a Ceuta y Melilla.

Gran presión policial en España, que genera deseos de venganza por parte de los jihadistas.

Redes de reclutamiento en España, para posterior entrenamiento en zonas de conflicto (Siria, Sahel, Irak, Afganistán) y regreso a Occidente.

Riesgo de secuestros de españoles en zonas de África con presencia de grupos jihadistas.

A todo ello se une además los riesgos de células desestructuradas, independientes, y de terroristas individuales, más o menos influidos por la marca Al Qaeda.

EVOLUCIÓN DE LA SEGURIDAD ANTITERRORISTA EN ESPAÑA

Desde el 11-M se han llevado a cabo más de cuarenta operaciones policiales contra redes e individuos vinculados al movimiento yihadista global en España, arrojando un total de unos seiscientos detenidos por las fuerzas de seguridad españolas.

Las fuerzas de seguridad se encuentran continuamente en su trabajo diario con grandes dificultades en la investigación de este tipo de delitos como el carácter informal de las relaciones entre sus miembros, lo que hace difícil probar su pertenencia a banda armada o la no condena judicial de la posesión de propaganda yihadista.

Las autoridades españolas han contribuido para que no se produzcan nuevos atentados terroristas de carácter jihadista con algunas medidas como aumento de medios humanos y materiales antiterroristas, intento de mejora de la coordinación entre los cuerpos de la lucha antiterrorista y algunas adaptaciones legislativa como la inclusión como colaboración con el terrorismo las conductas tendentes a la captación, adoctrinamiento, adiestramiento y formación, la penalización de acciones de distribución o difusión pública de consignas para alentar o favorecer la perpetración de estos delitos y la incorporación como delito específico la financiación del terrorismo. También hay una mejora de los sistemas de protección y vigilancia.

La política antiterrorista de España se tornó mucho más preventiva tras el 11-M. Se ha cambiado a una estrategia de acción temprana, porque tanto en la dimensión política como en la policial, resulta muy arriesgado limitarse a la actitud meramente vigilante a la espera de reunir pruebas lo más definitivas posible para instruir un proceso judicial.

Pero España sigue siendo objetivo claro de la red terrorista al qaeda y del movimiento jihadista global.

Esto no significa, que se esté en el mismo punto de aquel dramático 11 de marzo de 2004; las posibilidades de un atentado de tal magnitud son muchísimo menores, sobre todo por la labor de las fuerzas de seguridad que han desmantelado complots terroristas en ciernes.

Hay que tener en cuenta la importancia que ha adquirido internet para el jihadismo desde el 11-M. Los jihadistas saben que deben evolucionar en su capacidad para transmitir su mensaje tanto a sus seguidores como a los potenciales; y ahí está un centro del combate hoy.

Fuentes: GEES, Signos de estos Tiempos

 

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