Aclaraciones en defensa de los ataques históricos contra el catolicismo [2011-06-06] SdeT

Atacar a la Iglesia es rentable, aunque no sea lógico.Puede que el anticatolicismo sea el último prejuicio aceptable en la sociedad actual, pero el escritor y periodista canadiense Michael Coren no cree que se deba aceptar sin más.

En su último libro “Why Catholics Are Right” (Por qué los católicos tienen razón) (McClelland and Stewart), analiza algunas de las críticas más comunes contra la Iglesia. Coren, nacido en una familia laica, de padre judío, se hizo católico después de haber cumplido los veinte años.

Ser judío le ha ayudado en su carrera, afirma, pero, como explicaba en la introducción de su libro, su fe católica le ha causado la pérdida de dos puestos de trabajo y muchas puertas cerradas en los medios de comunicación.

Comienza con un tema del que declaraba no querer hablar y del que no habría tenido que escribir, el escándalo de los abusos del clero. Reconoce el inmenso daño causado a muchas personas como resultado de los abusos, pero también sostiene que algunas de las críticas fueron más allá de lo que estaba justificado.

Los abusos no dicen nada sobre el catolicismo, insiste Coren. Los críticos ansiosos por demostrar que los abusos están vinculados a las estructuras o enseñanzas de la Iglesia ignoran el hecho de que los abusos del clero tienen lugar en otras iglesias y religiones con la misma o superior frecuencia.

Como resultado de las lecciones aprendidas del escándalo de los abusos, la Iglesia católica es ahora uno de los lugares más seguros para los jóvenes, señala Coren. Estos hechos deberían llevar con razón a una condena de los abusos, pero no a una condena de la Iglesia, concluye.

Otro capítulo se ocupa de los acontecimientos históricos, como las cruzadas y la Inquisición. Es verdad que la Iglesia no siempre ha actuado de la mejor manera, admite, pero, en general, la Iglesia ha estado éticamente muy por delante de su tiempo y ha sido una fuerza para el bien, argumenta.

LAS CRUZADAS

En el tema de las cruzadas, Coren precisa que Tierra Santa era cristiana y, posteriormente, fue invadida por los musulmanes.

Según Coren, es un error considerar las cruzadas como una especie de imperialismo o colonialismo. Lejos de ser un ejercicio de explotación y recogida de beneficios, muchas familias nobles caían en la bancarrota por los gastos de armar un caballero y mantenerlo con su séquito.

Las investigaciones modernas han desmentido la afirmación de que muchos cruzados fueron los hijos de familias pobres en busca de botín. De hecho, a menudo eran la flor y nata de la caballería europea, explicaba Coren.

En los territorios conquistados por las cruzadas, la población musulmana pudo seguir con su vida normal y no hubo siquiera un intento serio de convertirlos al cristianismo. ¿Qué podemos concluir de las cruzadas?, preguntaba Coren.

«No fue el momento del que estar más orgulloso de la historia cristiana, pero no fueron las caricaturas infantiles de la mala conciencia occidental moderna ni, por supuesto, la paranoia contemporánea musulmana», responde.

En cuanto a la Inquisición, señala que la premisa subyacente es que los católicos son los más malos y que sólo la Iglesia podría organizar algo parecido a la Inquisición.

Esto es simplemente ridículo, afirma. Para empezar, fueron asesinados más hombres y mujeres en un par de semanas de la atea Revolución Francesa que en un siglo de Inquisición. También hubo inquisiciones en varios países protestantes, señalaba, dirigidas sobre todo a los sospechosos de brujería.

TORTURA

El objetivo de la Inquisición era combatir los errores doctrinales y las herejías, con el fin de hacer volver a la gente a la Iglesia, explica Coren. Existía la tortura, pero era aplicada sobre todo por las autoridades seculares. La Inquisición no la utilizaba ni más ni menos que el resto de los órganos judiciales de la época, añade.

La mayor parte de las críticas se centran en la Inquisición española. En un aparte, Coren se pregunta por qué se ha prestado tan poca atención a las masacres y a la tortura de muchos católicos en la Inglaterra de Enrique VIII y de la Reina Isabel I.

Es cierto que en los primeros días los papas apoyaron la Inquisición española pero pronto se convirtió en un órgano del estado y la monarquía. Tras la derrota final de los musulmanes en España un gran número se convirtieron del islam y del judaísmo al catolicismo.

Muchas conversiones eran genuinas, pero como resultaba ventajoso política y económicamente hacerse católicos algunas conversiones no eran genuinas. Esto llevó a que la Inquisición investigara la situación de los convertidos.

Es cierto que se cometieron abusos, afirma Coren, pero, aunque España pudo haber sido una sociedad con defectos, no sufrió las sangrientas guerras de religión que afectaron a muchos otros países europeos.

Según Coren, la Inquisición pasó desapercibida hasta a mediados del siglo XIX cuando escritores anticatólicos la utilizaron y distorsionaron para atacar a la Iglesia.

Otra crítica frecuente a la Iglesia tiene que ver con su riqueza. «Nos golpean de modo regular con la vieja afirmación de que la Iglesia rebosa de dinero mientras el resto del mundo se muere de hambre», comenta Coren.

Sí, hay una gran cantidad de riquezas en el Vaticano, en los museos que están abiertos a todos los que los visiten. La Iglesia ha preservado estas obras de arte durante siglos, y las guarda como patrimonio de la humanidad.

La venta de las obras de arte y el dar el dinero sólo sería un hecho aislado cuyos beneficios se acabarían en seguida. En cambio, los tesoros artísticos se conservan para el futuro, a disposición de todos, en vez de estar encerrados en colecciones privadas.

Por otro lado, añade Coren, la Iglesia católica construye y gestiona hospitales, escuelas y realiza un enorme número de obras de caridad por todo el mundo.

VIDA Y SEXUALIDAD

Uno de los capítulos se dedica al tema de la vida y la sexualidad. La Iglesia suele ser objeto de ataques por su postura sobre temas que van desde el aborto a los condones y los anticonceptivos.

La postura que adopta la Iglesia católica en este ámbito no se basa solamente en creencias morales sino que está fundamentada también por la ciencia y los derechos humanos, argumenta Coren.

Señala que la afirmación de que existe una nueva vida desde el momento de la concepción tiene un sólido fundamento biológico. El feto es una vida humana distinta y como tal debería tener el derecho a existir. A pesar de ello, en los últimos años, a los pro vida se les ha presentado a menudo como extremistas fanáticos.

Por otro lado, aunque la sociedad contemporánea se considera a sí misma más progresista y tolerante que cualquiera del pasado, las personas con discapacidad en el vientre materno son asesinadas deliberadamente.

Cuando se trata de la postura de la Iglesia con respecto a la utilización para investigación de células madre embrionarias, esto lo utilizan sus oponentes para acusarla de ser un obstáculo a la cura de enfermedades y afecciones que se podrían vencer en un futuro muy próximo.

La verdad es, sin embargo, que no ha habido éxito alguno con las células madre embrionarias, en contraste con los éxitos obtenidos con células madre de adultos, algo a lo que la Iglesia no se opone, apunta Coren.

En cuanto al tema de los condones y los anticonceptivos, la Iglesia advirtió hace décadas que su disponibilidad sería perjudicial para la sociedad. De hecho, Coren señala que, desde la advertencia, ha habido un aumento constante de las enfermedades de transmisión sexual, del divorcio, de las rupturas familiares y la sexualidad ha pasado a convertirse en muchos casos de un acto de amor a un mero intercambio de fluidos corporales.

Difamar a la Iglesia y a Benedicto XVI por oponerse al uso de condones en el esfuerzo por controlar el sida es otro caso más de injusticia, afirma Coren. Confiar en el uso de condones simplemente no ha funcionado en África. Por el contrario, los programas basados en la abstinencia y la fidelidad han tenido un grandísimo éxito.

El libro de Coren trata muchos otros temas y no desaprovecha oportunidades para defender a la Iglesia contra lo que considera ataques mal informados. Sería una útil ayuda para quienes están interesados en responder a los ataques demasiado frecuentes contra la Iglesia.

Fuente: Agencia Zenit

 

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