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La intensa actividad que tienen las almas del purgatorio en la tierra.

Conocemos poco sobre las almas que están purgándose para llegar al cielo.

Contrariamente a lo que se supone, las almas del purgatorio actúan frecuentemente en la tierra.

Y lo hacen con mucho ahínco y determinación, porque tienen una gran necesidad de salir de ahí para el cielo.

Y nosotros podemos apoyarlas.

Ellas nos ayudan muchas veces sin que se lo pidamos, según revela María Simma.

Pero hay formas en que podemos obtener su mayor apoyo, en cosas que son de importancia para nosotros y que estén en línea con lo que el Señor quiere para nuestras vidas.

Aquí hablaremos sobre cómo actúan las almas del purgatorio en la tierra, cuáles son sus manifestaciones y cómo podemos pedirles que se ocupen especialmente de un problema que tenemos.

Generalmente pensamos a las almas del purgatorio como aquellas que están purgando sus imperfecciones luego que murieron.

Y que en ocasiones obtienen el permiso de Dios para pedirnos que las ayudemos con nuestras oraciones y misas, para llegar más rápido al cielo.

Sin embargo las revelaciones que nos ha hecho María Simma, una de las místicas que ha tenido más contacto con las almas del purgatorio, nos debieran cambiar la opinión.

Lo primero que nos dice la austríaca que falleció en el año 2004, es que la presencia de almas del purgatorio en la tierra es mucho más frecuente de lo que imaginamos.

Muchas cosas que parecen sucesos sobrenaturales, y que a veces atribuimos a los ángeles, se deben a intervenciones de almas purgantes.

Dios las usa para hacer el bien en la tierra, especialmente a sus seres queridos.

En primer lugar, sus manifestaciones a sus familiares son más comunes de lo que se cree.

Como regla general, se aparecen a aquellos que los han querido mucho, a los más sensibles, a los más afectuosos y a quienes más rezan, con la esperanza de que parte de esas oraciones sean para su beneficio.  

Pero en algunos casos se aparecen a amigos muy cercanos o a gente especialmente sensible al mundo sobrenatural, a quienes Dios les ha encomendado que se dediquen a rezar por ellas y ayudarlas. 

Y también se les aparecen amigos que fueron muy cercanos cuando eran niños, por ejemplo.

Y hasta en algunos casos se han manifestado a personas a las que no habían conocido en vida, y también incluso a personas que les guardaban rencor en el corazón.

En muchos casos los creyentes las escuchan con sus sentidos y en ocasiones hasta pueden verlas.  

Las almas también pueden llamarnos por nuestros nombres.

Algunas veces podemos reconocer la voz con total claridad y eso nos sirve de recordatorio para rezar por esa determinada persona. 

Pueden volverse activas moviendo objetos.

Por ejemplo, si nos encontramos en el suelo el reloj que estaba colgado de la pared la tarde anterior, o si se cierran las ventanas o se abren las puertas de golpe. 

Pueden escucharse también pisadas en el piso superior, o pueden dejar una pista precisa para que sepamos inmediatamente de quién se trata.

También se comunican a través de sueños.

Todo esto ocurre solo para atraer nuestra atención y para estimular nuestras oraciones por ellas.

María Simma cuenta un caso de una persona que oyó golpes y los contó interpretando que cada golpe indicaba cuántas misas necesitaba esa alma. 

Nunca más volvió a escuchar los golpes cuando cumplió el número de misas que habían pedido, lo que confirmó su interpretación. 

Pero cuando volvió a suceder en otra ocasión, sabía que se trataba de un alma distinta, porque dio una cantidad de golpes diferentes y porque los dio en otra zona de la habitación.

Lo novedoso del planteo de María Simma es que las almas del purgatorio tienen una fuerte actividad para ayudar a los seres vivos.

Cuenta por ejemplo un caso de un muchacho que se despertó una noche al escuchar una voz que le decía que fuera al granero, «ve al granero». 

A la tercera vez obedeció y vio a un extraño que se estaba llevando dos de los lechoncitos, persiguió al hombre y recuperó lo robado.

Luego comprendió que la alerta había sido de su padre muerto.

También un caso de un joven que estaba buscando una esposa buena y santa, y visitaba de vez en cuando a una chica.

Y cada vez que iba a su casa, había un hombre fuera que le decía: «No vayas allí, no serás feliz con ella».

Las primeras veces lo ignoró, pero luego, la tercera vez, se detuvo y miró más de cerca a ese hombre, y era su propio padre que había muerto varios años antes.

Pero además las almas purgantes no se preocupan sólo de sus familiares, porque le han dicho a María que almas del purgatorio ayudaron a apagar el incendio de la central nuclear de Chernobyl y ayudaron a acortar la guerra del Golfo. 

Y que lo hicieron porque había mucha gente que estaba rezando.

Relata además el caso de Sor Emmanuel, que vive en Medjugorje, que había extraviado en un hotel un bolso con dinero que iba a usar para financiar conferencias.

Entonces le dijo a las almas del purgatorio «encuentren ese bolso por nosotras y ofreceré una novena de misas».

Y al cabo de solo tres días recibió la comunicación del hotel que el bolso había sido encontrado y sin faltar nada.

Entonces Sor Emmanuel le pidió a María Simma, que preguntara si había intervenido algún alma del purgatorio para que apareciera y la respuesta que recibió fue que sí.

Todo lo dicho nos indica dos cosas.

La primera es que aunque no le pidamos a las almas del purgatorio, de repente algunas almas de seres queridos nos han ayudado a evitar peligros y accidentes.

Pueden por ejemplo intervenir para impedirle a alguien que siga tomando alcohol, que deje de fumar, que conduzca demasiado rápido o cualquier otra cosa que podría ponerla en peligro. 

O pueden manifestarse para darnos algún consejo.

Por ejemplo María Simma cuenta la visita de almas de purgatorio que se le aparecieron para que le dijera a sus familiares algo sobre cómo distribuir su herencia.

Y también mensajes para sacerdotes en su modo de celebrar o en el apoyo a los fieles. 

Y la segunda, es que responden cuando se lo pedimos y le prometemos retribuir con oraciones y misas.

Incluso le podemos pedir a un alma del purgatorio que nos guíe espiritualmente, que nos acompañe si nos sentimos solos y que nos ayude en la conversión de un ser querido.

María sostiene que su ayuda solo está limitada por nuestra imaginación.

Pero nos ayudarán cuando lo que le pidamos sea santo y bueno, nunca nos ayudarán a lograr algo que sea contrario a la voluntad de Dios.

Porque ellas se están santificando y además necesitan el permiso de Dios para actuar en cada caso.

Lo que más valoran las almas del purgatorio es que se asista a misa y que se celebren misas por ellas, rezar el rosario, el vía crucis y otras oraciones por ellas.

Y si el alma no valoraba las misas estando en vida, más provecho sacarán de ellas.

También valoran que pidamos misas por los vivos, porque es en vida donde las personas pueden hacer méritos, después de muerta no. 

Deberíamos pedir misas periódicamente: el día del cumpleaños de un difunto, el día de su santo, en su aniversario de boda, en el aniversario de su muerte. 

También cuando nos demos cuenta de que estamos pensando mucho en él o tengamos alguna señal que nos lo recuerda, como un aroma, una noticia, una foto, porque probablemente se está manifestando para que le ayudemos. 

Y cuando esto suceda, deberíamos actuar inmediatamente.

Pero también María Simma ha dicho que ha visto en muchos casos que las purificaciones, o sea la partida de las almas al cielo, ocurrían antes de que se celebrara la misa, tan sólo manifestando la disposición a hacerlo.  

Y también que cuando alguien le pide ayuda a las almas sobre un tema prometiéndole misas, la ayuda se materializa muchas veces incluso cuando se hace la promesa.

Esto sucede porque Dios nunca quiere hacer sufrir a alguien un minuto más de lo necesario.

La mayoría de las almas son liberadas del purgatorio en Navidad porque es el día en el que hay más gracias, pero también muchas almas son liberadas en Viernes Santo, en el día de la Ascensión y en el día de Todos los Difuntos.

A veces algunas personas especialmente sensibles, dicen haber experimentado una alegría tan grande al rezar, que les hizo estar seguros, sin duda alguna, de que era una señal de que fue liberada del purgatorio el alma por la que rezaban.

Pero sin embargo, no hay que preocuparse por tratar de discernir esto con precisión, porque si rezamos por alguien que ya está en el Cielo, Nuestra Señora toma esas oraciones y las aplica a quien más las necesite. 

Bueno, en resumen, las almas del purgatorio están más activas en la tierra, asistiendo a los seres humanos, de lo que imaginamos.

Y en ocasiones se nos manifiestan para ayudarnos y para pedirnos misas y oraciones para ir rápidamente al cielo.

De modo que no debemos alarmarnos si tenemos algún tipo de contacto, simplemente hay que discernirlo.

No debemos pensar automáticamente cuando tenemos alguna manifestación sobrenatural, que se trata de un desequilibrio mental o que se trata del demonio.

Y lo más importante es que les podemos pedir su ayuda en temas que sean santos, prometiéndoles retribuir su asistencia pidiendo misas por ellos.

Una vez liberada el alma también intercederá por nosotros también desde el cielo. 

Y me gustaría preguntarte si le has pedido alguna vez algo a un alma del purgatorio.

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