¡Hasta donde llegó la apostasía! ¿No es Jesucristo el único camino para la salvación?

El relativismo que ha asaltado la cúpula de la Iglesia desde el Concilio Vaticano II y que ha ido creciendo, les está llevando a abdicar de la pretensión de que el catolicismo es una fe, que como fue fundada presencialmente por Dios, tiene la totalidad de la revelación.

Y que por eso es la única que ofrece la salvación, porque como dijo Jesucristo «Yo soy el camino, la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí»

Nadie viene al Padre si no es por mi, significa que nadie se salva si no cree en Jesucristo.

En las últimas semanas se han leído declaraciones de un arzobispo católico, en una nación musulmana, que propone que la iglesia deje de evangelizar, que la conversión del mundo ya no sea más su objetivo.

Aquí hablaremos sobre lo que dijo concretamente el arzobispo, como esto ha ido permeando a la Iglesia desde el Concilio Vaticano II y hablaremos sobre las razones por las que efectivamente los verdaderos cristianos deben considerar que la aceptación de las enseñanzas de Jesucristo son la única fuente de salvación.

Hemos llegado hasta aquí en nuestro relativismo.

A proponer que la Iglesia abandone la idea de convertir a los seres humanos según los mandamientos que nos dejó Jesucristo, o sea de llevar a la gente a su fe.

El 12 de febrero de 2022, el obispo Jean-Paul Vesco fue nombrado como nuevo arzobispo de Argel, en Argelia.

Una nación donde el 98% es musulmán, y donde desde el 2006 es ilegal la difusión de cualquier material relacionado con la fe cristiana, incluidas copias de la Biblia.

Y este nuevo Arzobispo Vesco declaró en una carta a los fieles, 

«Debemos lograr deshacernos de la idea de que debemos evangelizar, hacer que otros accedan a nuestra verdad. 

Y simultáneamente aceptar que quizás también en el Islam hay una parte de verdad que se nos escapa».  

Y entonces propone que la Iglesia Católica debería trabajar para crear una fraternidad en los valores humanos, junto con los musulmanes.

Es la idea que está detrás de una iglesia universal con los valores de la Revolución Francesa, que inspiró la masonería.

¿Cómo pudimos llegar a esto?

Porque recordemos que luego de su resurrección Jesucristo estableció que la misión central que dejó a sus discípulos era llevar a todos los seres humanos a la fe cristiana, para que se salven y lleguen a la vida eterna que prometió. 

Ordenó a sus discípulos,

«Vayan por todo el mundo, anuncien el evangelio a toda la creación».

Y agregó algo muy importante,

«El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará» (Marcos 16: 15-16).

Y entonces a partir de ahí, el cristianismo edificó su fervor misionero tratando de convertir a todo el mundo, y fue muy exitoso.

A pesar de los cismas, el nacimiento de una religión agresiva como el Islam y las epidemias en Europa, fue llegando a todo el mundo.

Su última frontera ha sido África y Asia, donde el cristianismo está creciendo en los dos últimos siglos a una velocidad impresionante.

Mientras que Europa, el motor de la evangelización mundial, está en apostasía de la fe, atacada por una migración masiva musulmana y gobernada por políticos laicistas.

Benedicto XVI explicando lo que sucedió diría que 

«Los misioneros del siglo XVI estaban convencidos de que la persona no bautizada se perdía para siempre. 

Después del Concilio Vaticano II, esta convicción fue definitivamente abandonada»

Y acotó que

«El resultado fue una crisis. Sin esta atención a la salvación, la fe pierde su fundamento».

Porque se preguntaba, ¿por qué se debe tratar de convencer a la gente de aceptar la fe cristiana cuando se puede salvar incluso sin ella?

¿Y por qué la gente debería aceptar la fe cristiana y la moral cristiana para salvarse, si no es necesaria?

Y entonces critica la tesis del teólogo jesuita Karl Rahner, que fue impulsada en el Vaticano II, que dice que todas las religiones son igualmente valiosas para alcanzar la vida eterna.

Y el padre Piero Gheddo, fundador del instituto pontificios para las misiones, diría también que en el postconcilio, quedó claro que el sueño de un nuevo pentecostés en la Iglesia dio paso a una tendencia opuesta.

Se redujo la obligación religiosa de evangelizar a un mero compromiso social.

Lo importante era amar al prójimo, hacer el bien, dar testimonio de servicio.

Como si la Iglesia fuese una ONG para remediar las injusticias y las plagas de la sociedad.

No era importante que los pueblos se convirtieran a Cristo, con tal que acogieran el mensaje de amor y paz del Evangelio.

Y reconoce que las exhortaciones de Pablo VI y de Juan Pablo II posteriores al Concilio, para volver a tomar el camino de llevar al mundo la fe cristiana, no fueron escuchadas dentro de la Iglesia.

Y entonces llegamos a la atrevida declaración del arzobispo Vesco, que la Iglesia debe dejar definitivamente de tratar de que la gente se haga cristiana, o sea que acepte los mandamientos completos que Jesucristo nos dejó, y dedicarse a promover la fraternidad humana.

Obviamente no se trata de una opinión solitaria del arzobispo Vesco, sino de un movimiento que ha colonizado a la jerarquía de la Iglesia, él es un emergente más del progresismo.

Que se expresa en misioneros que no quieren bautizar a los de otras religiones y en llevar el ecumenismo del plano táctico de acordar acciones conjuntas con otras religiones en algunos temas, al plano estratégico de acuerdos más profundos.

Y en declaraciones por ejemplo, de que Dios quiere distintas religiones.

La piedra en el zapato, que produjo todo esto, fue la interpretación que se dio a la constitución dogmática Lumen Gentium del Concilio Vaticano II, que decía que el designio de salvación abarca también a los que reconocen al Creador.

Entre los cuales están en primer lugar los musulmanes.

Que, confesando adherirse a la fe de Abraham, adoran con nosotros a un Dios único, misericordioso.

¿Esto quiere decir que los musulmanes tienen la misma posibilidad de salvación que los cristianos?

No quiere decir eso si se analiza en la línea de la tradición católica.

Pero hoy los modernistas y relativistas dentro de la Iglesia dirán que todas las religiones son iguales, que varían en partes menos fundamentales respecto a la salvación.

Pero el sentido de la frase es otro.

Aunque los musulmanes tienen una conclusión racional que Dios es uno, único, o sea que son monoteístas, también tienen partes de la revelación divina corruptas por el testimonio de Mahoma.

Ellos saben que Dios creó a Adán y Eva, que Dios reveló un pacto con Abraham, e incluso creen que Jesús nació de la Virgen María y que Jesús era un profeta de Dios.

Pero rechazan la revelación del evangelio, rechazan que Jesucristo sea Dios, rechazan el bautismo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Por medio de Jesucristo, nuestra adoración se perfecciona y es agradable a Dios, porque Cristo es el Sumo Sacerdote perfecto y divino.

Pero el Corán de Mahoma niega explícitamente esta verdad, ellos blasfeman cuando dicen que Dios no es Cristo.

Y aceptan otros profetas al nivel de Jesucristo con otras enseñanzas que las mezclan, y por eso sus doctrinas erradas sobre la coacción para la conversión, el sexo, la mujer, las condiciones para llegar al paraíso, el pecado, etc.,

Lo que los aleja de la conversión bajo las normas que Dios estableció en su revelación con Jesucristo.

Dios ha dado a todos los pueblos y religiones partes de su plan de salvación.

A algunos les dio muchas partes y a otros les dio menos.

A los cristianos les dio la totalidad de la revelación, que sólo el catolicismo ha conservado.

Mientras que a los musulmanes les ha dado más, que por ejemplo a los hinduistas, porque ellos no creen que haya un Dios único.

Pero los musulmanes no tienen la revelación completa, porque la han mezclado con otras doctrinas humanas y han rechazado la revelación completa que trajo Jesucristo.

Entonces la explicación de por qué el catolicismo tiene hoy la revelación completa de Dios, nos da los fundamentos para creer que sus enseñanzas son las únicas que nos conducen directamente a la salvación.

Mientras que la salvación para los de otras religiones, dependen de si reniegan de las partes corruptas que tienen en sus religiones y adoptan las verdaderas enseñanzas de Dios, o sea si se convierten.

De cualquier forma, debemos tener en cuenta que luego Dios, a nivel individual, puede salvar a quien le parezca, independientemente de la religión que haya adoptado.

Bueno, en resumen, con la propuesta del Arzobispo Vesco de Argel, algunos de la cúpula de los obispos parecen haber llegado a un paso más profundo en el relativismo y en la asimilación del catolicismo a las otras religiones.

La propuesta de que el catolicismo deje de evangelizar en los términos que pidió Jesucristo no sólo es desconocer su autoridad como Dios y fundador de la Iglesia, sino establecer que el camino de la Iglesia es asociarse con otras religiones para imponer la religión de la fraternidad humana.

Pero los buenos católicos debieran considerar que no todas las religiones son iguales, que la revelación completa la hizo Jesucristo y fundó su Iglesia para convertir al mundo.

Y que los de otras religiones deberían suplantar las partes falsas de su religión si quieren salvarse.

Aunque nadie puede negar que Dios hace excepciones a nivel individual.

Y me gustaría preguntarte si crees que la mayoría de los católicos que conoces piensan que todas las religiones son iguales o por el contrario conservan la idea que es la única que da la salvación para el cielo. 

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