Es común sentir a los católicos decir que hay que salir a evangelizar.

Que en realidad significa re evangelizar el mundo.

Luego de un proceso de descristianización que comenzó al final de la Edad Media

¿Qué significa re evangelización del mundo?

¿Cómo podemos hacerlo?

¿Cómo podemos fracasar aunque parezca un éxito?

En este artículo nos centraremos en el primer anuncio, el anuncio de la buena nueva o lo que se llama kerigma.

Es muy notorio que nuestra sociedad está eliminando sus bases cristianas.

Cada vez más personas se resisten a oír el mensaje de Dios.

Y a su vez cada vez más católicos están siendo moldeados por el espíritu del mundo.

Esto es lo que lleva a una apostasía (pérdida de fe) muy extendida dentro de los fieles católicos.

Cuyos puntos centrales son la hostilidad hacia la doctrina, el indiferentismo entre las religiones y el antropocentrismo, o sea poner al hombre como centro y no a Dios.

Ante esta crisis podemos sentirnos tentados a refugiarnos en una camarilla de buenos católicos doctrinales,

O podemos sentirnos tentados a aceptar que el catolicismo ha cambiado y que ahora los católicos tienen una comprensión light de la doctrina y hay que convivir con ello.

O podemos responder al llamado de evangelizar incluyendo en ello a la doctrina de los apóstoles.

Y en este último caso es fundamental distinguir 2 etapas en la evangelización, y no quedarnos en una sola.

Una es la proclamación de la buena noticia o sea el kerigma, a aquellos que no lo han oído o se resisten.

Y la segunda etapa es la catequesis doctrinal, que es necesaria y no opcional o descartable.

Porque un primer anuncio de la buena noticia sin establecer los mandamientos de Dios posteriormente, genera un catolicismo que se aleja de sus bases doctrinales.

Donde cada católico es tentado a mezclar la buena noticia que aceptó, junto con sus referencias mundanas, porque no ha sido catequizado en los requerimientos que nos hizo Jesús.

Este es uno de los problemas, quizás el central, de lo que se denomina espiritualidad kerigmática.

O sea quedarse solamente en el anuncio de la buena noticia inicial y no tratar de que el que está siendo evangelizado asuma los mandamientos completos de Dios.

Esta práctica se ha popularizado por los hechos, ya que desde hace tiempo ya no se oyen homilías respecto a las verdades doctrinales de la fe.

Lo que legitima que cada persona haga una mezcla de las buenas noticias que nos vino a traer Jesús, junto con otras cosas contrarias a la moral católica, como por ejemplo el aborto, la homosexualidad, la eutanasia, para nombrar grandes rubros conflictivos.

Nuestra evangelización será funesta cuando proclamemos una buena noticia tan simplificada, que compatibilice el mensaje con los pecados del mundo; o sea que funcione como un barniz espiritual que de permiso para pecar.  

De modo que cuando hablamos de difundir la buena noticia, el kerigma o el primer mensaje, debemos verlo como una etapa en la formación y no como un fin en sí mismo.

¿Qué significa buena noticia o kerigma?

 

PROCLAMACIÓN DE LA BUENA NOTICIA = PROCLAMACIÓN DEL KERIGMA

Kerigma es una palabra griega que significa proclamación.

En el contexto cristiano significa proclamación de la buena nueva, o sea de la vida, muerte y resurrección de Jesús, y del mensaje que Jesús vino a salvarnos.

Supone la idea de un heraldo tocando una trompeta, como fueron los apóstoles.

Los apóstoles fueron proclamadores de un misterio sobrenatural de implicaciones cruciales para la raza humana, que requiere una respuesta del corazón y de la mente de las personas que lo oyen.

“Arrepiéntete y cree en el evangelio”, “el reino de los cielos está cerca”; es el núcleo central del anuncio.

Y su objetivo es la conversión, que nos transforma en instrumentos de Dios, para que otros también puedan tener un encuentro con Jesucristo.

O sea llegar a ser discípulos de Jesús dando una respuesta positiva a su gracia y misericordia.

Y después de esta primera etapa, que es la primera conversión, apuntamos a otras cosas que siguen en la catequesis.

El párrafo 61 del Directorio General de Catequesis dice,

«La proclamación primaria está dirigida a los no creyentes y aquellos que viven en la indiferencia religiosa.

Sus funciones son proclamar el Evangelio y llamar a la conversión.

La catequesis, «distinta de la proclamación primaria del Evangelio», promueve y madura la conversión inicial, educa al converso en la fe y lo incorpora a la comunidad cristiana».

Este término aparece 9 veces en los evangelios y es el corazón mismo de ellos.

El kerigma presenta a la persona de Jesucristo y la historia de nuestra salvación de una manera simple y directa.

No lo presenta como una doctrina sino como una persona.

La explicación doctrinal vendrá luego con la instrucción detallada que llamamos catequesis y que antes se denominaba didache.

Porque la proclamación inicial no está organizada sistemáticamente, ni es un conjunto coherente y armonioso de explicaciones.

De modo que el anuncio del kerigma y la catequesis son una secuencia, en que la catequesis supone que la persona recibió el anuncio inicial, y desarrolló una relación personal con Cristo.

Sin embargo la dificultad es que hay encuestas que dicen qué más de la mitad de los católicos, en Estados Unidos, no creen que sea posible una relación personal con Cristo.

Por lo tanto esto quiere decir que no han recibido el anuncio inicial completo, ni la gracia actuó en ellos para encontrarse con Jesús.

Y estas personas, aunque se llamen católicas, además no podrán comprender la fe católica en una proporción razonable.

Advierte además que a las personas que se llaman católicas y van a misa incluso, hay que seguirles haciendo el anuncio inicial de la buena noticia.

Y tal vez el kerigma también tenga que formar parte activa de una catequesis de formación inicial.

El Papa Francisco ha insistido especialmente en proclamar el kerigma diciendo que sin el kerigma colocamos el carro delante de los caballos y enseñamos doctrina antes de presentar al creyente a la persona de Jesucristo.

En teoría la catequesis se refiere a una enseñanza doctrinal y moral más amplia, que es recibida por la persona que haya aceptado el kerigma, o sea la buena noticia, y ha sido bautizada.

Pero como hay discontinuidades entre la aceptación del mensaje inicial y la enseñanza de la doctrina, parece que es necesario repetir el kerigma, o sea la buena noticia, en los cursos de catequesis.

Por eso hoy a veces se habla de catequesis kerigmática, o sea enseñar la buena noticia.

 

VOLVER A LO BÁSICO

La idea de poner énfasis en el anuncio inicial es regresar a los principios básicos de la fe.

Porque ya no se puede presumir que el católico promedio tenga una comprensión y una aceptación plena del kerigma católico.

Algunos dicen que nos encontramos como en los comienzos cuando los discípulos tuvieron que evangelizar a una multitud incrédula.

¿Y qué es lo básico?

Lo básico comienza con el mensaje de Juan el Bautista llamando al arrepentimiento «apártate de tus pecados» y en el anuncio de la venida de un mesías que nos liberará.

Este anuncio luego es proclamado por los apóstoles que relatan las palabras de Jesús.

San Marcos dice,

«El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios está cerca; arrepiéntete y cree en el evangelio». (Mc 1: 14-15)

Y San Mateo agrega,

«Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca». (Mt 4:17)

De modo que el mensaje de Jesús puede resumirse en arrepentirse y creer.

O sea cambiar de una vida llevada lejos de Dios a una vida centrada en Dios, a través de la fe.

Y luego la proclamación de la Iglesia la podemos resumir en estos pasajes,

«Pueblo de Jerusalén, este hombre, Jesús, a quien crucificaste, resucitó de los muertos, y él es a la vez Señor y Cristo« (Hechos 2: 22-24; 36).

«Arrepiéntanse, y bautícense cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para el perdón de sus pecados; y recibirás el don del Espíritu Santo« (Hechos 2:38).

«Predicamos a Jesucristo como Señor« (2 Cor 4: 5).

O sea que la predicación del reino que hizo Jesús se convierte en una predicación de su persona, luego de su muerte y resurrección.

Cristo ha provocado la venida del Reino de Dios mediante su muerte y resurrección y nos ofrece una nueva vida en el reino a través de una fe personal en Él.

Él se ha convertido en nuestra fuente de salvación.

Sin embargo a veces el anuncio del kerigma se queda en lo más básico, «Dios te ama».

De modo que también en la buena noticia hay diversos puntos de profundización, porque aceptar el concepto que Dios te ama es un nivel extremadamente primario e insuficiente.

 

NO QUEDARSE EN LO BÁSICO

La presunción de que occidentales de nuestra época son el tipo de incrédulos del tipo de los que se enfrentaron los apóstoles no es del todo correcta.

En aquella época las personas eran más como una virgen esperando a su novio que como un divorciado enojado, como sucede ahora.

Seguramente la mayoría haya oído hablar de cristianismo y de Jesucristo y haya tomado una posición negativa, indispuesta a hablar sobre el tema.

Probablemente se hayan expuesto a grandes partes de lo que llamamos lo básico, pero lo han rechazado.

De modo que no se puede presumir ignorancia sino insolencia.

La respuesta ingenua que algunos dan a este problema es recortar aún más el anuncio de la buena noticia para hacerla más potable a los que rechazan parte de ella.

Porque se han persuadido que el mundo no está preparado para nada más sustancial que «Dios te ama» por ejemplo.

Y tampoco para el arrepentimiento de los pecados; sobre todo la elucidación sobre los pecados de que hablamos.

Está suavización se dirige inexorablemente a concebir la evangelización básicamente como el anuncio inicial, recortado de aquello que pudiera ser rechazado.

Entonces entramos en un círculo vicioso, en el que las nuevas generaciones se van formando en un catolicismo light, tibio, podado de todas aquellas cosas que puedan significar obligaciones y reglas.

Y es este criterio el que ha ido generando el compromiso de una buena parte de los católicos con el mundo.

Porque les oculta las contradicciones entre ser católico y apoyar el aborto o el matrimonio homosexual por ejemplo.

 

OBJETIVOS DEL ANUNCIO DE LA BUENA NOTICIA

El anuncio de la buena noticia es un proceso que pasa por tres etapas.

La primera es la pre evangelización, que es la construcción de una relación que permita el derecho de proclamar el kerigma.

La segunda etapa es la proclamación explícita del kerigma y la invitación a responder.

Y la tercera etapa es el discipulado, que incluye la disposición a pasar a la catequesis incluyendo las reglas y doctrina.

A su vez, el objetivo de la proclamación explícita de la buena noticia tiene tres aspectos, que son el contenido del mensaje, la respuesta al mensaje y la evidencia del fruto de la aceptación del mensaje.

Referente al mensaje, deberíamos propender a ir en una secuencia del anuncio hasta llegar a la puerta de aspectos doctrinales y no frenarnos antes sólo para lograr acuerdos.

La respuesta significa aceptar por decisión personal la soberanía salvadora de Cristo y su conversión en discípulo.

Lo que implica entrar en una relación personal con Jesucristo.

Y para medir los frutos deberíamos mirar aquellas cosas que indican donde pone el corazón la persona y no tanto los gestos externos en los ritos.

Dentro de esos frutos está la sed por conocer más lo que Jesucristo nos vino a enseñar y cuáles son sus mandamientos.

Y en esta etapa, la actividad de quién guía a la persona en proceso de conversión, es aprovechar para avanzar rápidamente en los aspectos doctrinales del catolicismo.

¿Y cuáles son los elementos centrales de la buena noticia qué debemos comunicar a las personas Cómo evangelización?

 

7 ELEMENTOS DEL KERYGMA

Para comunicar la buena noticia podemos proceder anunciando estos 7 puntos:

Dios te ama y tiene un plan para tu vida.

El pecado te destruirá.

Cristo Jesús murió para salvarte.

Arrepiéntete y cree en el Evangelio.

Sé bautizado y recibe el Espíritu Santo.

Permanece en Cristo y su cuerpo que es la Iglesia.

Ve y haz discípulos.

Obviamente cada uno de estos puntos hay que desarrollarlos en la conversación, aunque no es el objetivo de este artículo, sino plantear un esquema general.

El contenido de cada uno de estos puntos tiene que propender a profundizar en los aspectos de fe y morales, y no quedarse simplemente en un mero enunciado.

Es importante mostrar las diferencias con la moral del mundo y no posicionarse como una mera expresión espiritual de la sociedad actual.

Fuentes:


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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