Tu respuesta al Gran Aviso tendrá consecuencias para toda la eternidad.
El canal Cesar para Jesucristo ha llamado la atención sobre unos mensajes del Cielo recibidos por un vidente que se conoce como STG.
Está bajo la guía espiritual de un sacerdote y él tiene algún conocimiento de primera mano.
Su publicación se llama «Hágase tu voluntad» y presenta un par de locuciones del 11 de noviembre de 2023 y del miércoles de ceniza de 2024.
A este vidente le fue explicado el trasfondo espiritual del Gran Aviso, que es considerado como Momento de Luz o momento de la respuesta definitiva.
Allí se explica que el Aviso será el momento en que cada persona que viva en este tiempo, dé la respuesta más importante de su vida.
Y que tendrá consecuencias para toda la eternidad
Aquí hablaremos de la revelación dada por el Cielo a STG, que nos hace comprender algo no dicho hasta ahora, que la respuesta que demos al Gran Aviso o Iluminación de Conciencia marcará nuestra existencia por toda la eternidad.
Libro Así en la Tierra como en el Cielo https://makabeosstg.wixsite.com/website
En el momento del Gran Aviso, Dios iluminará la conciencia de cada uno, y mostrará a cada persona el estado de su alma, y lo que Él espera de nosotros para ser santos.
En ese «momento de la luz», el Espíritu Santo dará la máxima verdad y libertad a cada alma para elegir.
Algo parecido a cuando debieron elegir los ángeles, y resultó que un tercio de ellos se rebelaron bajo el liderazgo de Lucifer, bajo la consigna “no serviré”.
Cada uno de nosotros tendrá que responder sí o no a Dios.
Y sucederá por la fuerza de los hechos, que ese sí o no será definitivo, porque las circunstancias harán imposible el cambio posterior.
Y menciona tres categorías de personas.
Las que dirán si de primera al llamado de Dios.
Las que quisieran decir sí, pero aún les falta fe.
Y la categoría de los que se mirarán a sí mismos y dirán yo ya veré.
El 14 de febrero de 2024, miércoles de ceniza, se le dijo a STG “Viene una guerra”.
Y oye: “esta guerra es consecuencia de vuestros pecados”.
Le muestran una guerra espantosa, estaba todo destrozado. Una guerra como ninguna.
La guerra comenzaba antes del Momento de la Luz, o sea del Gran Aviso, y de la respuesta que daremos tras ese momento.
Y le dijeron también, que tras nuestras respuestas, vendría inmediatamente la Gran Tribulación.
Y que nuestra respuesta nos hará santos o lo contrario.
O sea que la Gran Tribulación, es una purificación que nos llevará a la Santidad o nos alejará de ella.
Ahí se dará el cumplimiento a la respuesta que hayamos dado, similar a cuando Nuestra Señora dijo “Hágase en Mí según tu Voluntad” en la anunciación.
Y a lo que recitamos en el Padrenuestro: Santificado sea tu Nombre. Venga a nosotros Tu Reino. Hágase Tu voluntad, así en la Tierra como en el Cielo”.
Por eso, Jesucristo nos lo enseñó, para que hiciésemos la Voluntad del Padre; voluntad a la que Él también está unido.
Cuando en el Gran Aviso nos veamos a nosotros mismos y veamos la Verdad de Dios, veremos la Voluntad que tenía el Padre para cada uno de nosotros, que era la de la santidad.
Veremos el plan que tenía para con nosotros y lo que dejamos de hacer.
Veremos el mal que hemos hecho con una luz clarísima, desde el Amor de Dios.
Pero sobre todo veremos lo que no hemos hecho.
Veremos lo que Él tenía preparado, para cada uno de nosotros, la voluntad que tenía el Padre cuando nos pensó.
Y veremos cómo fuimos diciendo “no” con nuestros actos, pensamientos, y omisiones.
Allí Dios nos llamará a la conversión.
Y la respuesta que demos será absolutamente libre, porque la daremos en el esplendor de la luz de la Verdad.
No podremos mentir, ni engañarnos, porque no se puede mentir delante de Dios, es imposible.
En ese momento unos dirán “sí”.
Y tras decirlo, tendrán una luz especial del Espíritu Santo.
Y conformarán la Nueva Iglesia llena de Luz que va a nacer.
Otros dirán, “quiero decir sí”, pero les falta aún fe.
A estos se les dará la gracia para decir el “sí” al plan de santidad.
Dios es fiel y completará en éstos, lo que ellos le respondieron en el momento la verdad.
Les dará la gracia de decir “sí, quiero”.
Pero habrá otros que miren a su propia voluntad, a su yo quiero.
Es decir que, en vez de mirar al Señor, en el máximo esplendor de luz y verdad, responderán mirándose a sí mismos, y contestando “yo, ya veré”.
Estos también ya han contestado definitivamente y luego no dirán “sí”.
Y esto no es determinismo, no es que el Señor no quiera que se conviertan.
Es que si en el momento de mayor luz, semejante a la de los ángeles, su respuesta es “yo”, en vez de “Dios”, y luego no dirán otra cosa, por la fuerza de los hechos.
Con esta respuesta, ellos mismos, se han situado en el lugar de Dios, como si su yo fuese más importante que la Voluntad de Dios.
¿Y qué verán durante la Gran Tribulación, en el momento de mayor tiniebla desde su yo?
Nada, mentira y engaño, orgullo y soberbia.
Entonces, tras las respuestas dadas se acabó el tiempo de responder.
Él aceptará la respuesta que le demos, insisto, porque al ser dada desde ese acto de amor infinito y luz plena, la respuesta será absolutamente libre.
Y luego los hechos que sucederán en la tribulación harán imposible el cambio.
Y la Gran Tribulación vendrá inmediatamente después de estas respuestas, y la oscuridad será terrible.
Durará tres años y medio según le dicen.
Y le hacen comprender que la tribulación será tan eficaz, que si el Señor no nos hubiera dado con anterioridad esa luz, para responder “sí” o “quiero decir sí”, luego no podríamos responder “sí”.
De modo que la luz de la iluminación de conciencia, en el Gran Aviso, no es sólo para que nos arrepintamos de nuestros pecados de pensamiento, obra y omisión, y enderecemos nuestra vida.
Es, sobre todo, para que tengamos la oportunidad de contestar en libertad: “sí, quiero que se cumpla en mí Tu voluntad”.
A ese sí es que estamos destinados desde la Eternidad.
Por lo tanto, la Gran Tribulación, es permitida para la purificación de la voluntad, y producirá la santificación de la Iglesia.
En la Gran Tribulación, el Señor y nuestra Madre no se apartarán ni un momento de nosotros.
Pero requeriremos de gran fe, y perseverancia, porque la prueba será enorme, ya que el demonio estará desatado como nunca.
El mundo estará sumergido en una oscuridad sin precedentes, lleno de oscuras tinieblas.
Durante ese reinado temporal infernal, debemos recordar con más confianza que nunca, que Dios cumplirá en nosotros Su Voluntad.
Y Él se encargará de nosotros, porque nosotros hemos contestado que sí, en la plenitud de la luz y de la libertad.
La Virgen llama “Nueva Iglesia de Luz” a aquellos que dirán que sí, y que conforman la Iglesia de Sus elegidos.
Es a la Iglesia que ha dicho “sí”, a quién la Virgen asistirá, acogerá y arrullará.
Es a los que dicen o dirán que sí, a quien Ella dedica este mensaje.
El momento de la luz será dado a todos.
Porque Jesucristo quiere que todos se salven.
Pero el Segundo Pentecostés lo recibirán aquellos que hayan contestado Sí, en el Momento de la Luz.
Bueeeno, hasta aquí lo que queríamos hablar sobre cómo la respuesta que demos en el momento del Gran Aviso marcará nuestro destino final, pero no como un determinismo, sino por la fuerza de los hechos que sucederán durante la Gran Tribulación.
Y me gustaría preguntarte si crees que será la mayoría que digan si o digan quiero decir que sí a Dios en el Gran Aviso, o crees que será la minoría.
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