Está sucediendo y es cada vez más intensa.

Vivimos una gran batalla en el final de los tiempos.

Estamos en el frente de una feroz guerra espiritual, responsable de la mayoría de las bajas que ves a tu alrededor.

Es una batalla espiritual porque el enemigo usa la confusión y el engaño para lograr sus objetivos.

Amedrentar a la gente, causar pánico y embotar su racionalidad.

El enemigo utiliza cualquier evento potencialmente peligroso para transformarlo en algo apocalíptico.

Y así dominar, y acercarse a la realización del plan mesiánico que tiene sobre la humanidad.

Han utilizado esta estrategia desde hace varias décadas, pero ahora están más urgidos, porque el camino por el que han seguido, les impone tomar el poder mundial para evitar rebeliones.

Las cuales están a la vuelta de la esquina.

Hay cosas que ya no pueden tapar más, a pesar de su enorme poder de comprar conciencias y corromper.

Y por eso necesitan un gobierno que controle férreamente a la población, la vigile y la confine.

Aquí hablaremos sobre cuáles son las fuerzas que están detrás de esta batalla del final de los tiempos, cuáles son sus objetivos para la humanidad, como están usando el engaño y por qué están urgidos ahora para tomar el poder.

Youssef Hindi, un historiador, politólogo y geopolítico francés, ha escrito recientemente el libro «Covidismo y mesianismo», donde pone luz sobre las fuerzas que actúan detrás de la crisis provocada por la pandemia.

Comienza por citar, que la pandemia del H1N1 en el 2009, parece ser el antecedente del covid-19. 

Los medios de comunicación y los líderes habían presentado el H1N1 como una pandemia altamente peligrosa.

AstraZeneca había producido en tiempo récord una inoculación, que el gobierno de la época intentó, en vano, imponer a la población, que no había entrado en pánico.

Incluso la ministra de Sanidad de Francia, Roselyne Bachelot, gastó 712 millones de euros en dosis, comprandole precisamente al laboratorio del que esa señora Bachelot había sido empleada.

Y como el pánico no se produjo, no hubo inoculación masiva, los virólogos tuvieron que admitir, en el 2010, que el virus no era tan peligroso como pensaban.

En realidad todo este tema iba y va más allá de la salud. 

Porque las élites financieras tienen la obsesión mesiánica de aprovechar cualquier oportunidad para producir pánico, con el fin de dar un salto cualitativo hacia el gobierno mundial. 

Lo hicieron en la pandemia. George Soros declaró que era la oportunidad de su vida.

Y aprovechan cualquier situación para crear caos.

Por ejemplo el 20 de julio de 2020, el presidente del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab, declaró que no se está prestando suficiente atención al aterrador escenario de un ciberataque global, que provocaría un corte completo del suministro eléctrico, del transporte, de los hospitales, de los servicios, y de nuestra sociedad en su conjunto.

Lo que haría que la pandemia, dice, se viera como una pequeña perturbación frente a un gran ciberataque. 

Pero la población no entró en pánico por esto, y no prosperó.

Y en el mismo sentido, estos globalistas han tomado como estandarte los desastres ecológicos, interpretando que son producidos por el cambio climático.

Cada uno de los peligros está siendo manejado apocalípticamente y serán usados como pretexto para intentar imponer a los pueblos de Occidente y su periferia, una gobernanza global, tiránica, sanitaria, digital y policial.

Un gobierno mundial y mucha menos gente en el planeta, son los objetivos de la utopía de un mundo perfecto para los intereses de estas élites.

Tienen a favor su inmenso poder para corromper conciencias a través del dinero.  

Pero tienen en contra los nacionalismos de los países y a las clases medias.

La destrucción de las economías occidentales a través de los encierros, es un requisito para su plan de bajar la cantidad de población.

Pero las primeras revueltas se han debido a la pérdida de libertad y discriminación con el pase sanitario, de las cuales los medios no informan.

Aunque la resistencia de fondo sucederá cuando el empobrecimiento de la población provocado sea insostenible.

Porque hay una enorme pérdida de fuentes de trabajo y un endeudamiento masivo de los gobiernos, que afectará cada vez más a los precios y a los ingresos. 

Su narrativa es que la reducción de la población mundial es necesaria, porque el daño ecológico de los seres humanos excedentes, se ha vuelto una carga para la humanidad.

Pero en realidad no dicen que será crecientemente peligroso, para el mantenimiento de los privilegios que tienen estas élites.

El mismo Klaus Schwab habla de un estudio de dos académicos de la Universidad de Oxford, que llega a la conclusión de que hasta el 86% de los trabajos en restaurantes, el 75% de los trabajos en el comercio minorista y el 59% de los trabajos en el sector del entretenimiento, podrían ser robotizados para el 2035.

Una sustitución de mano de obra humana por robots, que ellos mismos impulsan.

Porque su reino mesiánico es tecnológico, ya que el sector de la economía que apoya más este plan, es el de las empresas tecnológicas.

Su narración se puede resumir de la siguiente manera: «hay que reducir la población mundial para salvar el planeta». 

Lo que también está siendo impulsado por la ONU.

El Fondo de Población de las Naciones Unidas afirmó en su informe del 2009 sobre el estado de la población mundial, presentado en la conferencia de Copenhague el 18 de noviembre de 2009, que el calentamiento global solo puede ser contenido mediante una reducción masiva de la población mundial. 

El discurso ecológico consiste en decir que cada nuevo bebé es responsable de la emisión de x cantidad de CO2, dióxido de carbono, que conduce al calentamiento global. 

Por tanto, la solución para combatir el exceso, es reducir la población mundial, bajando drásticamente la tasa de natalidad. 

Se pide a los países que se suiciden utilizando la culpa.

Porque la solución para saldar esta deuda de CO2 es renunciar a la procreación, terminando artificialmente los embarazos que se producen y varias cosas que están impulsando para que la humanidad cree nuevos hijos, cada vez menos. 

Y esto producirá que los sistemas de jubilación queden desfinanciados, porque habrá menos trabajadores aportantes por cada jubilado.

Y también que los sistemas de salud entre en déficit, porque habrá cada vez más viejos que atender, y por lo tanto con más enfermedades.

Por lo que el futuro es el empobrecimiento de la población por mayores impuestos y menos ingresos, y la presión a favor de la eutanasia. 

Este es el panorama que tenemos enfrente: una élite que tiene el propósito mesiánico de gobernar al mundo sobre la base de la tecnología, y que necesita reducir la población mundial urgentemente.

Porque la pérdida de fuentes de trabajo crecerá exponencialmente en poco tiempo, a medida que los robots suplanten cada vez más a la mano de obra humana.

Disponen de enormes fortunas que usan para comprar conciencias y han precarizado desde hace décadas los puestos laborales, por lo que mucha gente accede a vender su alma y cerrar los ojos, para tener buenos ingresos.

De modo que hoy estamos frente a una feroz guerra espiritual, donde hay un dragón, un león rugiente, que busca corrompernos y devorarnos como individuos y como especie.

Debemos saber leer los peligros que hay detrás de las narrativas que hacen constantemente para producir pánico.

Y recordar lo que nos dice Dios.

«Te he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge la vida, para que vivas tú y tu descendencia».

Y el Señor nos recuerda 

«vela y ora, para que no entres en tentación».

Y debemos tener en cuenta lo que nos dice San Pablo, que no estamos luchando contra la sangre y la carne, sino contra las huestes espirituales de maldad en los lugares celestiales.

Y nos insta a tomar la armadura de Dios para resistir y ser firmes.

Estamos en el valle de la decisión. Tenemos que tomar la decisión sobre con quién estamos. Y no hay términos medios ni zonas neutrales.

En resumen, hay un pequeño grupo de multimillonarios, globalistas, amantes de la tecnología y de sus privilegios materiales, que están utilizando cualquier situación potencialmente peligrosa, para crear un gobierno mundial y bajar la cantidad de población.

Tienen una enorme capacidad de corromper y comprar conciencias con su dinero, y lo hacen.

Y hoy dominan la economía y la política de occidente, las organizaciones de la cooperación internacional y el capital financiero.

Algunas de sus operaciones mediáticas logran crear el pánico necesario para avanzar en sus objetivos de domar a la gente.

Lo cual ven necesario ante la desocupación que irá en aumento, por la suplantación de puestos de trabajos por los robots.

Su plan es la encarnación del mal en la tierra.

Es una guerra espiritual, es la batalla del final de los tiempos que tenemos frente a nosotros, y que no podemos evitar que suceda.

Y por lo tanto tenemos que tomar partido por un bando u otro, porque no existen zonas neutrales.

Bueno hasta aquí lo que queríamos contar sobre la batalla espiritual del final de los tiempos que se está produciendo en la tierra actualmente.

Sobre la cual estamos en proceso de ganar, ya que Dios siempre gana, porque Él dirige la historia.

Así que no temas y preserva tu integridad física, mental y espiritual, cueste lo que cueste.  

Y me gustaría preguntarte si crees que la gente está despertando, sobre la intención de los globalistas de bajar la cantidad de población mundial o no.

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