Como deberíamos entender la violencia de los islamistas en el mundo musulmán

Mirando al Islam retrospectivamente.
Está creciendo una lucha dentro del Islam entre los musulmanes que adoptan los valores del mundo moderno en términos de libertad, derechos individuales, igualdad de género y democracia, por un lado, y los musulmanes que se oponen a estos valores y que insisten en un sistema jurídico basado en la Sharia en el otro. Cualquier musulmán que incluso cuestione esta versión del Islam – más cerca del mundo moderno – es referido como un hereje, o peor aún, un apóstata a ser asesinado.

 

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Para los musulmanes que adoptan la modernidad, el Islam es una cuestión de creencia personal, no un sistema político. Y un Islam reformado – en gran medida deseado y buscado por un gran número de musulmanes – no puede tener éxito sin el apoyo de los no musulmanes.

El mundo musulmán está roto y, en última instancia, el problema de los musulmanes para la reparación de su mundo es un problema religioso. Si su fe está en contradicción con el mundo en que viven, entonces su creencia tiene que ser reformada, porque el mundo no puede forzarse a hacer cumplir su creencia.

El mundo musulmán no es monolítico; es muy diverso. Hay puntos de vista competitivos entre los musulmanes sobre cómo ven el Islam como su fe: como una cuestión de convicción personal, o como una creencia empaquetada en forma de una ideología.

En términos generales, la lucha dentro del Islam en nuestro tiempo – en la cual, los atentados del 11/9, los atentados del 7/7 en Londres, las bombas al tren en Madrid, las decapitaciones de ISIS y otras atrocidades cobran mucha importancia – está entre los musulmanes que adoptan los valores del mundo moderno en términos de la libertad, los derechos individuales, la igualdad de género y la democracia por un lado y los musulmanes se oponen a estos valores y que insisten en el sistema jurídico basado en la Sharia en el otro.

Esta lucha, por lo tanto, va al corazón de cómo los musulmanes entienden el Islam: ya sea como la fe y la tradición, o como un sistema total de creencias y prácticas que es la antítesis de las normas del mundo moderno.

Para los musulmanes que adoptan la modernidad, el Islam es una cuestión de creencia personal, no un sistema político; los musulmanes opuestos a la modernidad ven al Islam ideológicamente, como islamismo, y en consecuencia abrazan los puntos de vista de un sistema de valores totalitario.

Las semillas de esta lucha – o, más apropiadamente, la base de la concepción del Islam ideológico y en términos de política y el poder – se remonta a los primeros años del Islam y la historia musulmana.

En los últimos años, sin embargo, a partir de mediados del siglo XX, los musulmanes se han visto obligados a hacer frente a los desafíos de la modernidad, cuando, después de la dominación colonial europea, las sociedades musulmanas se independizaron.

Más allá de los pocos estados del Medio Oriente que poseen petro-riqueza, los estados musulmanes son casi sin excepción pobres y subdesarrollados, y relativamente atrasados culturalmente, política y tecnológicamente. A los musulmanes, en general, se les ha negado la libertad por quienes detentan el poder, y tienen muy poca experiencia de la libertad como libertad individual.

Por lo tanto tenemos un Islam concebido por los islamistas como un sistema totalitario, un instrumento político de poder y autoridad, «inmutable», «auténtico», y «autoritario», y cualquier musulmán que incluso cuestione esta versión del «Islam» es referido como un hereje o, peor, un apóstata que debe ser muerto.

Los musulmanes que se oponen al islamismo rechazan la visión islámica – elaborada durante los primeros siglos del Islam y convertida  en fuente de autoridad por aquellos en el poder – de que el Islam es incambiable, que el Corán es un libro cerrado y no abierto a la interpretación que no sea la versión islamista.

Los musulmanes opuestos al islamismo son en muchos, si no e todos los casos, anti-Sharia y se oponen a las visiones de los líderes religiosos radicales.

Esta lucha entre el islamismo y el Islam – entre islamistas musulmanes y musulmanes anti-islamistas – es la lucha central entre los musulmanes en el mundo post-11/9.

Dada la gran diversidad dentro del mundo musulmán, toma muchas formas diferentes. También incorpora el movimiento para la reforma del Islam y el mundo musulmán, la situación análoga – en muchos aspectos – a los conflictos largos y complejos dentro de la cristiandad, y que se sucedieron en varios siglos a través de la Reforma, la Contrarreforma, que culminaron en el mundo moderno.

Desde una perspectiva histórica más amplia, esta lucha dentro del Islam es inevitable y necesaria en la medida que los musulmanes – individual y colectivamente – se esfuerzan por reconciliar su fe con la modernidad. Incluso podría decirse que el 11/9 expuso al fuego lento, a veces violento, las tensiones en el mundo musulmán, y propulsó los conflictos internos, recordándonos una vez más que la lucha por la reforma es a menudo inseparable de la violencia.

El resultado final de esta lucha, probablemente tendrá efectos saludables para los musulmanes y los no musulmanes en nuestro mundo interdependiente.

Pero un Islam reformado, que abarque los valores modernos de la ciencia, la libertad y la democracia, no puede tener éxito sin el apoyo de los no musulmanes, en un mundo donde no hay cultura o civilización que se destaque en forma aislada de cualquier otra.

Por lo tanto hay una necesidad de un mayor escrutinio en Occidente del Islam y los musulmanes. Faltó durante los años de la Guerra Fría, y es una condición necesaria, positiva el estímulo para la reforma del Islam, y para que se reconcilie con la modernidad y la democracia en los países musulmanes.

El Islam es la última de las grandes religiones del mundo que se ha mantenido resistente a la reforma modernista

La modernización es resistida y retrasada, en la medida que los islamistas parecen decididos a impedirla, pero en última instancia es irresistible. Sus beneficios son deseados y buscados por los grandes números de musulmanes.

Con el tiempo, los historiadores señalarán que los conflictos brutales que siguieron al 11/9 fueron los últimos intentos fallidos desesperadas por parte de los musulmanes empeñados en restaurar una civilización que estaba en coma si no muerta.

Fuentes: Gatestone Institute, Signos de estos Tiempos

 

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