La celebración de la concepción de Jesucristo, producida en la Anunciación, es un poderoso manifiesto de cuando comienza la vida humana.
Y de lo sagrado que es esta, porque Jesucristo, o sea Dios, la santificó al ser concebido en el seno de una mujer y creciendo durante 9 meses como todos los hombres.
La concepción de Jesús es el milagro más grande que jamás haya sido realizado, porque fue producido por Dios en una mujer de la raza humana y además virginal.
Y el cielo ha contado a diversos místicos diversos aspectos de este milagro producido en la Anunciación.
María Valtorta y Ana Catalina Emmerich hacen narraciones de este momento.
Y María de Ágreda le agrega cómo la Virgen María fue preparada desde principios del mundo para esta misión.
Y especialmente en los 9 días previos a la concepción.
Aquí hablaremos sobre las visiones místicas que tuvo María de Ágreda de la anunciación del arcángel Gabriel a María y la concepción de Jesucristo.
El 25 de marzo se celebra la Anunciación a María, por una aparición del Arcángel Gabriel, donde se le dice a María que había sido elegida para ser madre de Dios.
Es el mismo ángel que le anunció a Zacarías el nacimiento de San Juan Bautista, el primo de Jesús, unos meses antes.
Y es justamente 9 meses antes de la Navidad, porque son los 9 meses típicos de la gestación de un ser humano en el útero de una mujer.
El 25 de marzo no es una fecha más en el calendario.
Eruditos judíos sostienen que Adán y Eva fueron creados un 25 de marzo.
La decapitación de San Juan Bautista fue el 25 de marzo y fue el día del cumpleaños de Herodes.
Y Jesús murió el Viernes Santo, que también fue un 25 de marzo, un año después de la muerte de San Juan Bautista.
Un 25 de marzo Jesús, el hijo de Dios, fue concebido milagrosamente por el espíritu santo en el vientre de una virgen adolescente llamada María.
Y es todo un misterio por qué Cristo realmente quiso nacer de una virgen, porque era posible que hubiera nacido de un matrimonio normal, no habría afectado su filiación divina.
Sin embargo Joseph Ratzinger dice que este mismo misterio de María está preparado para cada etapa importante de la historia de la salvación.
Comienza con Sara, la madre de Isaac, que había sido estéril, pero ya avanzada en años se convirtió en la madre de Isaac y así del pueblo elegido.
Lo mismo sucedió con Anna, la madre de Samuel, quien también era estéril, y con Isabel, la madre de Juan el Bautista.
De modo que, el significado de todos estos eventos es el mismo, que la salvación no viene de los seres humanos y sus poderes, sino únicamente de Dios, de un acto de Su gracia.
La monja concepcionista María de Ágreda, del siglo XVII, dice que previo a la anunciación, María pasó por un período de preparación de nueve días antes de la anunciación.
Y allí tuvo una serie de revelaciones especiales y experiencias celestiales.
Dice que Nuestra Señora fue despertada por los ángeles el primer día de esta novena de preparación
Quienes le pidieron que se levantara, tuvo una audiencia con el creador todopoderoso y se le otorgó un conocimiento más profundo de Dios y el significado del primer día de la creación, incluida la rebelión de los ángeles.
El segundo día, a la misma hora de la medianoche, la Virgen María fue visitada de la misma manera y se le mostraron las obras realizadas en el segundo día de la creación.
Aprendió cómo y cuándo Dios dividió las aguas.
En el tercer día fue informada de las obras de la creación como ocurrieron en el tercer día.
Aprendió de qué manera la tierra producía todas las plantas y árboles.
Y así le fueron mostrados los 7 días de la creación.
Finalmente, en el noveno día se le concedió la visión del purgatorio y el infierno y la Santísima Trinidad le colocó una corona sobre Su cabeza.
Mientras sucedía esto en la tierra, en el cielo Dios anunció a todos los ángeles que había llegado el tiempo de la redención y que María santísima había sido preparada y adornada para ser Su Madre, y había sido exaltada a la suprema dignidad.
Entonces el arcángel Gabriel descendió del cielo acompañado de muchos miles de hermosísimos ángeles
Su rostro emitía resplandecientes rayos de luz y su porte era grave y majestuoso.
Llevaba una diadema de gran esplendor, sus vestiduras brillaban en varios colores y en su pecho tenía una hermosísima cruz, que revelaba el misterio de la Encarnación, que había venido a anunciar.
Todo este ejército celestial se dirigió a Nazaret y en una cabaña humilde llegó hasta una adolescente de catorce años.
Que era más alta de lo que es habitual en otras doncellas de su edad y extremadamente elegante y perfecta en todas sus partes.
Entró en la cámara donde María estaba orando.
Ella quiso hacerle reverencia pero Gabriel no se lo permitiría.
Y él mismo se inclinó profundamente como ante su Reina y Señora, porque la naturaleza humana fue elevada a la dignidad del mismo Dios y los hombres tenían ahora la posición de Sus hijos adoptivos, y de compañeros y hermanos de los ángeles.
Entonces el ángel la saludó diciendo «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo» y Ella quedó perturbada debido a su humildad y porque interiormente el Señor le hizo entender que la había escogido por madre.
Y entonces el ángel le dijo: «no temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios, vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús.
El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin».
Entonces María le preguntó cómo sería debido al voto de castidad que había hecho.
Gabriel le respondió que el Altísimo la cubriría con su sombra y por eso el que nacerá será santo entre los santos y se llamará Hijo de Dios.
Y luego le informó que su prima Isabel también había concebido a pesar de su esterilidad y estaba en el sexto mes de su concepción.
Demostrándole en los hechos que nada es imposible para Dios.
Y entonces Ella, con una enorme fe, inclinando ligeramente la cabeza y juntando las manos, pronunció las palabras que fueron el comienzo de nuestra salvación, «he aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».
Y en un instante sucedieron cuatro cosas.
7 En primer lugar, el cuerpo de Cristo se formó de las tres gotas de sangre proporcionadas por el corazón de María santísima.
En segundo lugar, el alma santísima del mismo Señor fue creada, como sucede con las demás almas.
En tercer lugar, el alma y el cuerpo se unieron para componer la perfecta humanidad de Jesús.
Y en cuarto lugar, la Divinidad se unió con la humanidad de Jesucristo, y se convirtieron en un solo ser, formando en Cristo al verdadero Dios y Hombre verdadero.
Esto sucedió en la primavera del 25 de marzo, al amanecer del día, en la misma hora y día en que fue hecho nuestro primer padre Adán, y en el año de la creación del mundo 5199, según María de Ágreda.
Y dice la vidente que Dios le comunicó luego a María,
«Yo te asistiré y te guiaré, dirigiéndote en todo lo necesario para el servicio de mi Hijo unigénito».
Y con esta promesa María salió de su éxtasis y su primera acción fue postrarse en tierra y adorar a su Hijo santísimo, Dios y Hombre, concebido en su vientre virginal.
A partir de ahí el Niño comenzó a crecer de manera natural en el seno de la matriz, nutriéndose de la sustancia y de la sangre de Su santísima Madre, como los demás hombres, sin embargo, era más libre y exento de las imperfecciones, a la que están sujetos otros hijos de Adán.
Y María también estaba libre de las cosas superfluas causadas por el pecado, que en otras mujeres son comunes y suceden naturalmente en la formación, sustento y crecimiento de sus hijos.
Y fue consciente de sentir nuevos y divinos efectos en su alma y en sus facultades exteriores e interiores.
De modo que si desde su concepción la Santísima Virgen María había sido preservada de todo pecado, como los expresa el dogma de la Inmaculada Concepción, a partir de su sí a Dios, o sea de aceptar ser madre de Jesucristo, a pesar de los posibles conflictos a nivel humano que podría generarle, Su alma se vería adornada con otras cualidades sobrenaturales.
Y por eso lo que opinan los protestantes y los modernistas dentro de la Iglesia, de que la Virgen María fue una persona común corriente, no es correcto.
Ella fue elegida y preservada desde el principio, fue preparada para ser Madre de Dios, protegida, guiada y con una misión que sobrepasó al alumbramiento de Jesús, la que vemos desplegarse en nuestro mundo, actuando de corredentora de la raza humana, junto a su hijo Jesús.
Bueno hasta aquí lo que queríamos contar sobre los aspectos más relevantes de las visiones de María de Ágreda sobre la anunciación del ángel a María y la concepción de Jesucristo.
Y me gustaría preguntarte si consideras que este milagro de la anunciación y la concepción virginal de Jesucristo es el mayor milagro de todos los tiempos o hay alguno otro mayor aún.
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