La Santa Iglesia eligió el 8 de Setiembre como celebración de la Natividad de María de manera convencional.
Ya que no se conocía cuándo había realmente nacido.
En Medjugorje y en muchas otras partes del mundo, como en apariciones de España y de México de las décadas del 70 y en otros continentes como Asia y África, Ella misma dio a conocer la fecha verdadera: el 5 de Agosto.
En 1983, la Virgen le dijo a Amparo Cuevas (Apariciones de la Santísima Virgen en Prado Nuevo, El Escorial, España) que el 5 de Agosto era la verdadera fecha de su nacimiento.
A Jelena (en las apariciones de la Santísima Virgen en Medjugorje, en Bosnia-Herzegovina)le dijo en agosto de 1984 que cumplía 2000 años.
A la vidente Anita de Oliveto Citra le dijo el 5 de agosto de 1985: «Hoy es un día de fiesta. ¡Es mi cumpleaños!».
También a los chicos de Tierra Blanca, en México les había dicho lo mismo.
Ver también:
- Nacimiento de la Virgen María, visión de María Valtorta
- El Evangelio de la Natividad de María
- Natividad de la Virgen María, visiones de la beata Ana Catalina Emmerick
- La Natividad de la Virgen María (Benedicto XVI)
HECHOS COINCIDENTES CON EL CUMPLEAÑOS DE MARÍA
La Iglesia conmemora el cumpleaños de la Madre de Dios el 8 de septiembre, aunque nuestra MADRE BENDITA, en varias Apariciones y videncias informó que ELLA nació el 5 de agosto.
Para confirmar la fecha del cumpleaños de María, hay dos hechos que se pasaron en el mismo día.
Y que colaboran y nos guían a admitir el 5 de agosto como la fecha correcta, considerando que las «coincidencias» existen y sin cualquier duda, ellos son los Trabajos de la Providencia Divina.
El primer hecho pasó en agosto, año 352, en la ciudad de Roma, con una nevada milagrosa, en la Colina de Esquilino.
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Giovanni Patricio y su esposa soñaron que la VIRGEN MARIA deseaba la construcción de una Iglesia en SU homenaje y informaba «que el lugar se marcaría cubierto con nieve».
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En el sueño, NUESTRA SEÑORA aparecía con el NIÑO JESÚS en sus brazos, y pidió a la pareja que llevase las noticias a Su Santidad.
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En la audiencia con el Papa Libério(352-366), cuando la pareja estaba describiendo su sueño, el Pontífice se sorprendió y quedó admirado, porque él también había soñado con eso.
Por esa razón él decidió verificar ese evento maravilloso. ¡Él con un ayudante fue a ver ese lugar!.
¡Para su gran sorpresa, de facto aquél hogar estaba cubierto de nieve, en pleno verano en Italia!.
Fue el 5 de agosto de 352. El Papa empezó a construir en la situación indicad por la VIRGEN la BASÍLICA LIBERIANA o IGLESIA DE SANTA MARIA DE LAS NIEVES, y también en esa fecha él instituyó la Celebración de NUESTRA SEÑORA DE LAS NIEVES, o de la VIRGEN BLANCA, en honor a la MADRE DE DIOS.
El segundo hecho pasó en el año 431, cuando el Papa Celestino I (422-432) decretó la realización del Concilio de Efeso, del 22 de junio al 31 de julio.
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En este Concilio Ecuménico, se reconoció y fue proclamado oficialmente la MATERNIDAD DIVINA DE MARIA.
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El 5 de agosto en Roma, Su Santidad celebró una Santa Misa y leyó «en ese mismo día» el texto del Dogma de la MATERNIDAD DIVINA DE NUESTRA SEÑORA.
En el Pontificado del Papa Sixto III (432-440), sucesor del Papa Celestino I, se construyó en la misma situación indicada por la VIRGEN MARIA, en la Colina del Esquilino, en Roma, otro templo en honor a NUESTRA SEÑORA, con un sólido y muy bueno basamento estructural, con columnas iónicas muy bonitas, y tres naves magníficas (en la Iglesia es el espacio desde la entrada hasta el santuario), que se puede verse hasta hoy.
La Iglesia vieja construida por el Papa Liberio desapareció en el tiempo sin dejar cualquier vestigio.
El nuevo templo se denominó BASÍLICA DE SANTA MARIA MAGGIORE (Santa Maria, la más Grande), refiriéndose a la grandeza de SUS virtudes, y el inmenso poder de intercesión de la MADRE DE DIOS, NUESTRA SEÑORA, entre muchas otras denominaciones también llamada SANTA MARIA DE LA NIEVE.
Al largo de los siglos, la Basílica recibió muchas mejoras, pinturas admirables, el arte de oro en el forro y en los altares, suelos cerámicos con dibujos especiales, imágenes notables, y las esculturas artísticas que transformaron el Templo en una Basílica majestuosa, uno de los más importantes y más bonitos Templos de MARÍA en el mundo.
Anualmente el 5 de agosto se renuevan homenajes a NUESTRA SEÑORA y se multiplican en fiestas y celebraciones que recuerdan con entusiasmo y mucha alegría la Construcción de la Basílica, un presente digno y precioso de la humanidad en honor a NUESTRA SEÑORA, con la mayor veneración y como un signo de amor a ELLA en SU cumpleaños.
EL NACIMIENTO DE MARÍA
En lo referente al lugar de nacimiento de Nuestra Señora, existen tres tradiciones diferentes que hay que considerar.
Primero, se ha situado el acontecimiento en Belén
Esta opinión se basa en la autoridad de los siguientes testigos: ha sido expresada en un documento titulado «De nativ. S. Mariae» incluido a continuación de las obras de S. Jerónimo.
Es una suposición más o menos vaga del Peregrino de Piacenza, llamado erróneamente Antonino Mártir, que escribió alrededor del 580 d. de J.C.
Finalmente, los Papas Pablo II (1471), Julio II (1507), León X (1519), Pablo III (1535), Pío IV (1565), Sixto V (1586) e Inocencio XII (1698) en sus Bulas referentes a la Santa Casa del Loreto afirman que la Bienaventurada Virgen nació, fue educada y recibió la visita del ángel en la Santa Casa.
Sin embargo, estos pontífices no deseaban en realidad decidir sobre una cuestión histórica; ellos simplemente expresan la opinión de sus épocas respectivas.
Una segunda tradición situaba el nacimiento de Nuestra Señora en Seforis
Unas tres millas al norte de Belén.
La antigüedad de esta opinión puede deducirse por el hecho de que bajo el reinado de Constantino se erigió en Seforis una iglesia para conmemorar la residencia de Joaquín y Ana en dicho lugar. S. Epifanio habla de este santuario.
Pero esto sólo demuestra que Nuestra Señora debió vivir durante algún tiempo en Seforis con sus padres, sin que por ello tengamos que creer que nació allí.
La tercera tradición, la de que María nació en Jerusalén, es la más probable de las tres
Se basa en el testimonio de S. Sofronio, de S. Juan Damasceno y sobre la evidencia de hallazgos recientes en la Probática.
La Festividad de la Natividad de Nuestra Señora no se celebró en Roma hasta finales del siglo VII.
Sin embargo, dos sermones encontrados entre los escritos de S. Andrés de Creta (m. 680) implican la existencia de esta fiesta y nos hacen suponer que fue introducida en una fecha más temprana en otras iglesias.
En 1799, el décimo canon del Sínodo de Salzburgo señala cuatro fiestas en honor de la Madre de Dios: la Purificación, el 2 de febrero; la Anunciación, el 25 de marzo; la Asunción, el 15 de agosto y la Natividad, el 8 de septiembre.
Alégrate, Reina del Cielo, aleluya, porque El que mereciste llevar en tu seno, aleluya, ha resucitado según predijo, aleluya. Ruega a Dios por nosotros, aleluya. Gózate y alégrate Virgen María, aleluya, porque ha resucitado Dios verdaderamente, aleluya.
Oh, Dios, que por la Resurrección de Tu Hijo te has dignado darle la alegría al mundo, concédenos que por Su Madre, la Siempre virgen María, alcancemos el gozo de la vida eterna. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor, Amén.
Bendito seas, Dios Todopoderoso y Eterno, por el regalo que te hiciste y nos hiciste de una Madre como Ella. Bendiciones.