Cómo Dios preserva a Su remanente fiel y cómo hacer eso efectivo de esa protección.
Quienes vemos cómo el mundo se está yendo fuera de la moral prescrita por Dios, y que la Iglesia ha entrado también en esa confusión, estamos siendo preservados misteriosamente.
Y a partir de ahí estamos siendo preservados de muchas otras maneras.
Porque constituimos el remanente fiel del Final de los Tiempos.
Lo que sucede hoy ya fue profetizado por Nuestra Señora desde hace 4 siglos, y se está cumpliendo con suma claridad.
Aquí hablaremos sobre cómo se están cumpliendo las profecías del deterioro del mundo y de la fe en nuestros días, cómo un pequeño grupo está siendo preservado de diversas formas, y las maneras en que debemos manejarnos para continuar siendo preservados.
Hay un pasaje misterioso en el Evangelio de Juan donde Jesús explica que algunas cosas son demasiado difíciles para ser reveladas todavía a los Apóstoles.
“Todavía tengo muchas cosas que decirles, pero ahora no pueden soportarlas. Cuando venga el Espíritu de verdad, Él os guiará a toda la verdad, os declarará las cosas que han de venir”, Juan 16:12.
Y desde ese momento el Espíritu reveló no sólo las profundidades del depósito de la fe, sino también habló proféticamente a la Iglesia.
En 1884 el magisterio papal reconoció a través de León XIII, en la encíclica Humanus Genus, que se estaba gestando “el derrocamiento total de todo el orden religioso y político del mundo que la enseñanza cristiana ha producido”.
Aunque lamentablemente esta comprensión se ha ido desvaneciendo en las últimas décadas.?
Pero mucho antes que a León XIII, Nuestra Señora del Buen Suceso apareció en Quito, Ecuador, durante los siglos XVI y XVII.
Y anunció a Sor Mariana de Jesús Torres la decadencia moral que caracterizaría nuestros tiempos, especialmente a partir del siglo XX.
El 2 de febrero de 1634 cuando la Madre Mariana terminó sus oraciones a las tres de la mañana se apagó la lámpara del santuario.
Y Nuestra Señora se apareció de repente ante ella y le dijo que ese apagón fue una prefiguración de los males que afligirían a la Iglesia en los siglos venideros.
Habló de cinco negligencias específicas que causarían mucho sufrimiento al remanente fiel, que quedaría en el final de los tiempos.
En primer lugar dijo que serían propagadas numerosas herejías y que extinguiría la luz preciosa de la fe en muchísimas almas.
Estas herejías de las enseñanzas cristianas sobre la vida y sobre el pecado, extenderían sus garras en la Iglesia y en los hogares, influenciando perniciosamente todos los campos de la actividad humana.
En segundo lugar, Nuestra Señora le profetizó una gran catástrofe espiritual en la Iglesia.
Y hoy vemos que se enseña, cada vez más públicamente, adaptarse al mundo en lugar de resistirlo, acoger el pecado junto con el pecador y que amonestar al pecador es un acto de crueldad indescriptible.
En tercer lugar, Nuestra Señora dijo que una atmósfera envenenada de impureza reinará como un mar inmundo y que la mayoría se negaría a ejercer el autocontrol.
Y lo estamos viendo en la rienda suelta dada a los instintos en el hombre, que afectan la preservación de la vida, las costumbres y su sexualidad.
En cuarto lugar, advirtió que las vocaciones al sacerdocio disminuirán debido al poder de las sectas y su capacidad de penetrar en los hogares y las familias.
Se pervertiría la inocencia que se encuentra en los corazones de los niños.
Y el clero se centraría más en su propia riqueza y comodidad que en su ministerio.
Y hemos visto que quienes son ordenados a menudo no ven la necesidad de luchar contra esta cultura.
Mientras que el Niño Jesús le reveló que muchas almas religiosas y sacerdotales “quieren servirme a medias, conservando sus caprichos, satisfaciendo en todo su voluntad y tomando libertades incompatibles con su estado y profesión”.
Y en quinto lugar, la pereza y la negligencia de aquellos que poseen grandes riquezas, quienes permanecerán indiferentemente al margen y serán testigos de la opresión de la Iglesia.
En lugar de utilizar los medios que Dios les ha dado para devolverle algo, o no hacen nada o contribuyen a la causa del diablo.
Y hoy vemos que los grandes millonarios son anticristianos y promueven la agenda del cambio moral.
Finalmente, la Virgen le dijo que se perderían grandes cantidades de almas, que la Iglesia y muchos países estarían expuestos a una agonía intolerable y que las naciones enfrentarían castigos catastróficos.
Todo esto que fue profetizado hace 4 o 5 siglos por Nuestra Señora se está cumpliendo a ojos vista.
La mayoría del clero, y ni que hablar la jerarquía, ignora profecías como estas, que hay varias.
Y cuando alguien se las hace saber, las desprecian sumariamente y dicen, para quien quiera oírlos, “yo no creo en las apariciones marianas”.
Entonces, como consecuencia de todo esto, Nuestra Señora le dijo que vendrán todo tipo de castigos: cataclismos, pestes, hambrunas, guerras sangrientas, invasiones y blasfemias.
Habrá una formidable y temible guerra y parecerá a la humanidad que el mal ha triunfado.
Y ahí la Virgen dijo, “entonces mi hora habrá llegado para destronar al orgulloso satán de una manera sorprendente, aplastándolo bajo mi pie y encadenándolo en los abismos infernales, liberando así finalmente a la Iglesia y la nación de su cruel tiranía”.
Lo que la Madre de Dios anunció, al igual que en Fátima siglos más tarde, fue el triunfo de Su Inmaculado Corazón.
Y se hace eco de las palabras de San Pablo en Gálatas 6, “no os equivoquéis: Dios no se deja burlar, cada uno cosechará sólo lo que siembra”.
¿Y cuál es el papel que nos toca jugar a nosotros en esta batalla hoy?
Debemos tener la confianza total de que llegará el momento en que Ella intervendrá y pondrá fin a la aflicción causada por la corrupción de nuestros días.
Nuestra Señora del Buen Suceso dijo “recen con insistencia pidiendo a nuestro Padre Celestial que ponga fin a tan malvados tiempos, por el amor del Corazón Eucarístico de mi Santísimo Hijo”.
Y esto Ella lo está diciendo en todos los mensajes que está dando en el último siglo.
Y además, debemos confiar en que Ella preservará a sus hijos fieles de las trampas de satanás.
Ten la seguridad que quienes vemos que se están cumpliendo estas profecías, ya estamos siendo preservados de la confusión.
Estamos siendo preservados de la corrupción del momento presente, para no caer, y preservados para dar testimonio.
Podemos ver la realidad y las promesas del Cielo tal cual son y tenemos un auxilio especial.
Y esto no es una fantasía, porque hay un hilo conductor de la preservación del remanente fiel por parte de Dios, desde el Génesis hasta el Apocalipsis.
Desde los israelitas en el Antiguo Testamento, pasando por la Iglesia primitiva, hasta el final de los tiempos, Dios siempre ha preservado un remanente.
En cada generación, hay un remanente por decreto divino.
Y nosotros formamos parte de este plan.
Dios puede permitir que te sucedan múltiples pruebas y persecuciones, pero si estás viviendo en este tiempo en que el remanente fiel es insignificante, Él te cuidará especialmente porque eres un espécimen raro.
La gracia preservadora de Dios siempre es más abundante para que su remanente no se doblegue.
Y dará instrucción a Sus Ángeles para que hagan un cerco alrededor tuyo, para que no caigas y todavía sirvas de faro para los demás.
Así que apoyémonos en los ángeles, especialmente en nuestro Ángel de la Guarda, porque mientras vea que estás cumpliendo la misión que Dios te dio, te dará todos los auxilios posibles; más de lo que te imaginas.
Bueeeno hasta aquí lo que queríamos decir sobre cómo está siendo preservado el remanente fiel del Final de los Tiempos.
Y me gustaría preguntarte si tu llamas diariamente y ante cada peligro a tu ángel de la guarda para que te preserve o no.
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