La purificación permanente que Dios hace a cada uno.

Las profecías indicaban que Dios haría una purificación del mundo porque se había ido de los límites tolerados por la creación.

¿Y qué significa esto?

Que los pecados individuales sumados han alterado el mundo físico, lo han puesto en riesgo y Dios no lo puede tolerar.

¿Y cómo Dios no pudo prevenir esto? ¿El Espíritu Santo no está enviando permanentemente ráfagas de amor sobre el mundo?

Efectivamente Dios nos está enviando cosas para purificarnos, pero cada uno tiene libre albedrío y puede negarse a recibir las notificaciones de Dios.

Y cuanta más gente se niegue y peque más profundamente, más será el volumen de pecado en el mundo.

En este artículo queremos hablar sobre las formas poco conocidas por las que Dios nos está purificando permanentemente hoy.

El Padre José Antonio Fortea, exorcista español, dice dos cosas llamativas.

La primera es que la humanidad está cerca de una purificación importante.

Porque la maldad ha crecido mucho en el mundo.

Y la segunda cosa que sugiere Fortea es que hay una especie de plan divino.

Que al llegar la maldad a una determinada cota se dispara una purificación para restablecer el orden.

Y esto sucede a nivel personal, de las familias, de las naciones y del mundo todo.

Recordemos que Dios es amor, es justo, perfecto y omnipotente, pero también es Dios, y en este sentido es Padre y misericordioso.

Y esta purificación no puede considerarse como un castigo de Dios.

Sino una especie de mecanismo interno de autocorrección que tiene el sistema creado por Dios, para evitar su degradación y destrucción.

Pero también el nuestro es un Dios personal que camina con nosotros.

Y puede intervenir haciendo cesar algunas consecuencias, debido a su misericordia, especialmente cuando las personas oran y le piden con fe.

Debemos tener claro que el alejarse del plan maravilloso de Dios trae consecuencias.

En 1857, la Beata Madre Encarnación Rosal comunicaba que Jesús sufre por el pecado de la humanidad.

El pecado conlleva las consecuencias de que una serie de pecados se convierten en otros, y no sólo en la misma persona sino para el resto del sistema, de los seres humanos.

Cuando el Corazón de Jesús se le aparece le muestra un Corazón herido para pedir que no pequen más, que le duele, y manifiesta su amor con el milagro del cese de la epidemia del cólera.

Si dejáramos de pecar tal vez desaparecería la actual pandemia. Pero esa conversión masiva es una utopía, salvo que se viva el aviso o iluminación de las conciencias.

El Creador lo sabía desde el principio y ha ordenado todo de una manera en que si el mundo se desborda por el pecado, el Espíritu Santo logra que algunas personas se conviertan en santos e influyan sobre los demás, o si no, Dios interviene restableciendo el orden natural de una manera más fuerte.

Porque no debemos olvidar que tenemos libre albedrío y podemos decir no al Espíritu Santo.

Pero también nuestra oración puede lograr la corrección del sistema.

La Virgen en Fátima pedía una conversión hacia su divino Hijo, para ello pedía que rezaramos por la conversión de los pecadores.

Porque como dijo Nuestro Señor a la Hermana Lucía: «Nunca será tarde para recurrir a Jesús y a María».

Pero no debemos olvidar que estamos siendo purificados permanentemente.

¿Y cuáles son los caminos que usa Dios para purificarnos?

Básicamente los accidentes que tenemos en el camino de la vida, los baches.

El bache puede hacernos cambiar nuestro camino, por lo menos nos detiene en nuestra velocidad y tiene el potencial de hacernos pensar.

Podemos reflexionar, ¿nos dirigimos por el camino a Dios – a la gloria – o por el camino del mundo?

Los caminos del mundo pueden parecer suaves al principio, pero están llenos de peligros ocultos.

Cada vez que estamos en una rutina, tenemos que asegurarnos de que no nos hemos desviado del plan de Dios, de nuestra misión.

Recuerda que satanás es el príncipe de este mundo» y te seducirá, como él hace, que te ciega y no podrás ver lo que viene.

«Él es la oscuridad brillando».

Y puede ponerte obstáculos cuando vas por un camino siguiendo a Dios.

También Dios está tratando de detenernos y nos hace pensar, tratando de reorientarnos.

Está tratando de empujarnos hacia un camino más cerca de Él.

Por eso hay que pensar en los baches» en tu vida, cuando ocurrieron, y lo que pueden haber significado.

Problemas cotidianos. A veces enfermedad. A veces un conflicto.

A veces hay un precipicio. Y durante un tiempo, no será posible que sigas adelante.

¿No hay veces que parece que estamos como estancados?

Eso podría haber sido una llamada de Dios: para pararte en tu ruta y hacer que vuelvas a evaluar dónde estabas y a dónde te dirigías.

Dios no nos juzga por nuestros problemas, sino por cómo respondemos a ellos.

Quizás estás haciendo cosas que potencialmente podrían arruinar tu vida, aunque no te das cuenta.

Y cuanto más te separes de Él, más doloroso va a ser volver a Él.

Piensa por ejemplo los que sufren divorcios y luego se casan y forman una nueva familia, o los que han tenido abortos, o relaciones con el mismo sexo, o comienzan con la pornografía o las drogas.

A menudo, los pequeños baches, cuando no se tratan, se convierten en grandes.

Dios debe purificarnos de nuestros malos hábitos, pensamientos y actitudes.

Por ejemplo un ahora cristiano y antes ocultista llamado Greg Griffin dice,

«Cuando salí de lo oculto entonces realmente encontré a Jesús a la edad de cuarenta años» 

«He experimentado una temporada de pruebas, quebrantamientos, y remodelaciones de Dios».

«Pasé por algunos de los momentos más dolorosos que he tenido en mi vida», añade.

«Pero he encontrado esta verdad en el camino: a satanás le gusta hacernos daño, él quiere matarnos, robarnos y destruirnos.

«Pero cuando Dios nos quebranta, es para nuestro propio bien».

Dios tiene que sacar toda la escoria y el mal de nosotros.

El proceso no es agradable, por cierto, pero Él nos permite pasar por ese tipo de dificultades, porque Él sabe que nos bendecirán.

Y algo llamativo a tener en cuenta es que nuestra mentalidad nos hace más tolerantes al dolor que al placer, aunque parezca paradójico.

El ser capaces de soportar el dolor nos ayuda más, que ser capaces de disfrutar el placer.

El placer sistemático nos destruye. Piensa en las aberraciones que terminan haciendo quienes están todo el día buscando el placer.

Y hay una respuesta espiritual para esto.

El dolor es ahora, mientras que el placer es para el más allá.

En este valle de lágrimas Dios nos está purificando para hacernos santos, porque en el cielo sólo entra lo santo.

Algunos placeres que disfrutamos aquí, son sólo un anticipo de lo que será en el Cielo.

Pero el camino de regreso al paraíso, a la más alta gloria celeste, es a través de la cruz.

Jesús dijo que tomáramos la cruz y lo siguiéramos, Mateo 16:24

Y entonces nos viene a la mente, ¿la pandemia de coronavirus y confinamiento, no será una cruz para purificar a esta generación?

¿No será ese bache que para que reflexionemos buscando que renunciemos al reino del mundo y nos convirtamos de nuevo a Dios?

Dios nos podría estar diciendo que tú no tienes control sobre todas las cosas que te suceden, pero tienes el control total sobre cómo responder a ellas.

Nuestra carga se hace ligera cuando podemos sonreír en medio de la oscuridad.

Recuerda que Dios promete que su gracia será suficiente para nosotros y que el dolor es sanador.

Y una receta básica que nunca falla es que debemos hacer las cosas que agradan a Dios.

La pureza de intención de agradar a Dios se expresa tanto en barrer un piso como en dar un discurso en un simposio.

Y el agrado no dependerá del resultado material de lo que hacemos, sino de aceptar la voluntad de Dios, incluso en el fracaso.

Dios no es glorificado por lo que hacemos, sino por nuestras intenciones y nuestro esfuerzo.

Por eso Dios nos hace esperar, nos pone baches en el camino para que frenemos y reflexionemos, para que esperemos.

Es más, el cristianismo es la religión de la espera. 

Las propias escrituras nos dicen que Dios es lento en hacer las cosas y que siempre tiene un plan y un propósito para cada cosa.

Por ejemplo, todas las oraciones llegan al cielo y están archivadas allí.

Y si no se contestan de inmediato, no se olvidan y en algún momento serán contestadas. 

Porque Dios contesta de manera diferente a cada pedido y en su tiempo, y el único que puede comprender esto es el que pidió en oración.

Él responde a la oración especialmente de los justos.

A veces pedimos las cosas correctas pero no estamos preparados para sacarles el provecho y podemos desperdiciar el regalo.

Por ejemplo, una persona puede querer tener una pareja o tener un hijo.

Pero quizás la posibilidad de que fracase en esas dos cosas es alta si previamente no fue purificada para manejarlo.

Bueno hasta aquí lo que te queríamos mostrar de que la purificación individual que hace Dios para que lleguemos al cielo es permanente.

Pero como tenemos libre albedrío podemos rebelarnos y vivir pecaminosamente, y el pecado conspira contra el pecador así como contra la vida en el planeta toda.

Y me gustaría preguntarte si has vivido cosas dolorosas que has comprendido que son una purificación.

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