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Mientras una generación de niños se está perdiendo en Siria.

 

La Comisión de Derechos Humanos de la ONU, a falta de algo “más importante para hacer” se ha ocupado de discutir sobre la conveniencia de la fiesta holandesa de Sinterklaas, el Santa Claus local, y piden su abolición por ser una fiesta racista. Pura ideología.

 

sinterklaas

 

Mientras que la UNICEF está alertando del problema real, no ideológico, de que toda una generación de niños sirios está en peligro de que se pierda, en un conflicto que no tiene solución, porque incluso occidente apoya indirectamente a los jihadistas, que tienen la lógica de instaurar un régimen musulmán por la fuerza.

EL SANTA CLAUS RACISTA DE HOLANDA

A la Comisión de Derechos Humanos de la ONU no le gusta el San Nicolás holandés y sus compañeros de piel oscura, que llegan a Holanda a mediados de noviembre para traer regalos a los niños. Y ahora le piden su abolición

Para la mayoría de los holandeses la tradición más querida de las fiestas de Navidad es Sinterklaas. Pero el martes pasado la Comisión de Derechos Humanos ha expresado su juicio paradójico de que este festival es considerado «racista».

¿Qué podría tener de discriminatoria una antigua fiesta esperada por los niños?

Los acompañantes de Santa Claus.

Sí, los elfos de Santa Claus causan terror en la Comisión de la ONU, que ahora pide la abolición de la fiesta.

Esta fiesta es el legado de una tradición donde el protagonista, Sinterklaas llega a Holanda a mediados de noviembre a bordo de un barco de vapor para traer regalos a los niños, escoltado por algunos ayudantes, el más conocido por ejemplo es el llamado «Zwarte Piet» Pedro el Moro, cuyo rostro esta pintado de negro, tiene labios carnosos de color rojo y una peluca rizada.

DISEÑO COLONIAL 

Estas características, sin embargo, ahora ponen molestos a los delegados de la ONU, y al no tener cosas aparentemente cosas más urgentes que tratar, ahora tienen la intención de bloquear la fiesta de San Nicolás, tanto por los rasgos raciales de los personajes como respecto al papel de los ayudantes en la escena.

«No podemos entender por qué los holandeses no reconocen que se trata de un retorno a la esclavitud, y que en el siglo XXI, esta fiesta tiene que terminar», son las palabras de Verene Shepherd, presidente de la Comisión.

«El personaje, un blanco pintado de negro del siglo XVII, es una concepción del hombre negro heredada de la época colonial»

ES NEGRO Y EL NOMBRE LO DICE

Pero la reacción a las declaraciones de la ONU pusieron enojados a los holandeses, porque Sinterklaas es sólo una fiesta infantil, que tiene una larga tradición y es amada por todos, sin crear divisiones o reivindicaciones de ningún tipo.

De hecho, la cadena pública ha producido recientemente un dibujo animado para televisión dedicado a las aventuras de Sinterklaas y sus ayudantes, que también se muestra en las escuelas.

Y así por parte de los ciudadanos de Amsterdam se ha generado un movimiento espontáneo que pide que nadie toque el desfile. En menos de un día la página de Facebook que defiende al «Negro Pedro» ha llegado a 2 millones.

La voz políticamente correcta o groseramente correcta, se ha quedado solitaria porque pocos son los opositores de «Zwarte Piet» que piden el sacrificio de la tradición en el nombre de una sociedad que cambia; Holanda se está convirtiendo cada vez más multicultural y hay que saber respetar a todos.

El primer ministro, Mark Rutte, expresó un juicio inequívoco:

«Pedro el Moro, el nombre lo dice de suyo, es negro».

PERO EN EL MUNDO REAL EXISTE EL PELIGRO DE QUE SE PIERDA UNA GENERACIÓN ENTERA DE NIÑOS EN SIRIA

Mientras la Comisión de Derechos Humanos de la ONU se preocupa del supuesto racismo de la fiesta de Sinterklaas, otra organización de la ONU, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), ha advertido el jueves de que existe un “riesgo real” de que se pierda “una generación entera” de niños sirios a causa del conflicto armado en su país y ha alertado de que la organización precisa cada vez más fondos para llevar la ayuda a estos niños en una “carrera por la financiación internacional que se está perdiendo”. Se calcula que dos millones de niños han dejado de ir a la escuela a causa de la guerra civil.

“Es increíble cómo, en tan poco tiempo, el número de refugiados en Jordania ha pasado de los 300 que había al principio en 2011 al medio millón de ahora, solo contando a los registrados por la ONU”, ha declarado la portavoz de la oficina regional de UNICEF en Oriente Medio, Najwa Mekki.

 

menores en campo de refugiados sirios

 

SIN ESCUELA, SIN VACUNAS, OYENDO HORRORES

Alrededor de 120.000 refugiados sirios en Jordania están alojados en el campamento de Zaatari, “la mitad de ellos niños”, ha precisado Mekki.

Estos niños sirios alojados en Zaatari llevan “más de dos años sin ir a la escuela, más de dos años sin vacunas y más de dos años oyendo horrores”, ha declarado.

“Han visto morir a parientes, a amiguitos. Los niños nos cuentan que antes tenían amiguitos, iban a la escuela, tenían su mascota, vivían en su casa, y ahora son refugiados que no tienen nada, que llegaron solo con lo puesto”, ha añadido.

Antes del conflicto, en Siria,

“la clase media era la mayoría de la población, el acceso a la educación llegaba al 90 por ciento y la sanidad era gratis”, mientras que en Zaatari, “familias enteras dependen de la ayuda humanitaria para acceder al agua, a los alimentos, a la salud”.

LAS NIÑAS SON LAS PRINCIPALES PERJUDICADAS

La situación se vuelve particularmente grave en el caso de las niñas, ya que el conflicto ha llevado a muchas familias sin recursos –tanto refugiados como residentes en Siria– a intentar casar a sus hijas con solo “doce, trece o catorce años”, porque “los padres, lamentablemente, piensan que es la mayor protección para las niñas” en detrimento de la educación.

Ese hecho, unido al hecho de que alrededor de 15.000 niños sirios ni siquiera acuden a las escuelas instaladas por UNICEF y el Gobierno jordano en Zaatari, porque tienen que trabajar para ayudar a sus padres (en los tenderetes comerciales instalados por los refugiados que disponen de algunos recursos), está alejando a los menores de la educación y por tanto, de todo lo que ésta representa como “rutina diaria, sensación de seguridad y garantía para el futuro”.

Es aún más grave en el caso de los refugiados sirios en el Líbano, donde “no hay campamentos oficiales y es difícil saber dónde se encuentran, están esparcidos”, y, por supuesto, dentro de la propia Siria, donde hay “dos millones de niños desplazados” cuyas familias se han visto obligadas a escapar en busca de lugares más seguros “incluso en varias ocasiones”, en función del avance territorial de los distintos bandos enfrentados.

PROBLEMAS PSICOLÓGICOS

“En los países donde vivimos siempre intentamos que los niños no vean violencia en la televisión, pero en Siria, los niños ven la violencia en la calle, la escuchan por la noche”, y eso está derivando “en comportamientos que antes no tenían, es un estado psicológico en el que la guerra parece una aventura en la que todo está permitido, ha explicado Najwa Mekki.

En Siria,

“muchos padres no les dejan ir al colegio por temor a la guerra y muchas escuelas han sido bombardeadas o se utilizan como centros para desplazados internos”, ha precisado.

“Hasta 400.000 escuelas han quedado inservibles, una quinta parte de las que había en el país antes del conflicto”.

“Sabemos que cuando un niño falta a la escuela uno o dos años, nunca vuelve a ella”, ha advertido Najwa Mekki.

“Existe un riesgo real de que una generación entera de niños sirios se pierda”, ha asegurado la responsable de UNICEF.

Fuentes: Tempi, Infocatólica, Signos de estos Tiempos

 

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