Cuando la decisión debe tomarse sobre un ser amado:

 

Las cosas no están claras sentimentalmente con la eutanasia, aún para aquellos defensores y propulsores de la misma. Cuando un ser amado llega al punto de dejarlo morir o no, aún a los más acérrimos propagandeadores de la muerte digna, les tiembla el pulso y eligen por la vida. E incluso llegan a mantener con vida a su ser querido a pesar de que él haya afirmado por escrito que quiere morir.

 

Margaret Pabst Battin y esposo

 

La base racional de la eutanasia es permitir lo que llaman una “muerte digna” a aquellas personas que tienen autonomía y dan su consentimiento de que quieren ser sacrificados, contando con información de lo que eso significa.

LA VIDA SUPERA A LA FICCIÓN

Un largo artículo publicado en el New York Times muestra esta contradicción. Podría ser una novela o una película, pero es la vida real. El artículo puede leerse aquí.

Cuando su marido de repente se vuelve tetrapléjico, una bioética famosa por su defensa de la legalización de la eutanasia voluntaria, lo mantiene con vida a pesar de que quiere morir.

Margaret Pabst Battin, una filósofa de la Universidad de Utah, ha pasado casi cinco años cuidando a su marido discapacitado, Brooke Hopkins, un académico Inglés.

LA CARTA DE BROOKE PIDIENDO MORIR

El 28 de julio del año pasado, en un episodio particularmente fuerte de dolor constante él dictó la siguiente carta:

«Durante muchos años desde el accidente he estado motivado por una profunda voluntad de vivir y de contribuir al bien de los demás en mi pequeña manera. Creo que lo he hecho. Y estoy orgulloso de ello. Pero, como le he dicho Peggy en los últimos meses, yo sabía que iba a llegar a un límite de lo que podía hacer. Y he llegado al límite en el último par de semanas«. 

Después de eso, Peggy comenzó a prepararse para su muerte.

PEGGY NO LO PERMITIÓ

Entonces, una noche, Brooke empezó a ir cuesta abajo. Era delirante e incómodo. Pero Peggy no podía permitir que la naturaleza siguiera su curso como su marido quería.

Como Robin Marantz Henig escribe en el New York Times,

«decidió hacer caso omiso de la ‘Carta final’. Ella subió las escaleras, se vistió y, junto con el guardia, puso a Brooke en silla de ruedas, lo subieron a la furgoneta y se encaminó a la sala de urgencias«.

Puede ver un video aquí.

¿HASTA DONDE FUNCIONA ESO DE LA AUTONOMÍA Y EL CONSENTIMIENTO INFORMADO?

Este fascinante artículo pone de relieve la dificultad de saber exactamente lo que significa realmente la «autonomía» y el «consentimiento informado». Hopkins realmente disfruta de la vida, a pesar de sus limitaciones y de dependencia.

Incluso un tubo de alimentación, que se utiliza a menudo como un ejemplo de indignidad terminal, ella dice en su elocuente blog, que es «liberador, no es doloroso, no degradante».

Paradójicamente, sin embargo, Battin continúa su defensa de la eutanasia. Testificó por Gloria Taylor, una mujer canadiense que quería poner fin a su vida legalmente en Canadá en 2011, y por Marie Fleming, una irlandesa con un deseo similar para morir, el año pasado.

TODO CAMBIA CUANDO LE SUCEDE A UN SER QUERIDO

Si su amado esposo sirve de ejemplo, parece que los pacientes que son amados y cuidados despiertan un feroz y constante deseo de que vivan.

Hay momentos de desesperación cuando la muerte parece preferible, pero en el momento de escoger la muerte en realidad nunca parece llegar.

El artículo y el video de, plantean muchas preguntas.

Si la autonomía es un principio tan claro, ¿por qué no funciona aquí?

Si esto no funciona, ¿es algo coherente o no?

Si no es coherente, ¿debería ser desechado?

Este es un artículo fascinante, de lectura obligada para cualquier persona interesada en el debate sobre la eutanasia.

Fuentes: Bioedge, New York Times, Signos de estos Tiempos

 

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