En Marta estaban presentes más de 40 demonios.
Es uno de los exorcismos mejor documentados y también uno de los más difíciles.
El padre Fortea empezó a tratar el caso un 23 de marzo del 2002.
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Y según dio a entender recién en el 2008 el caso fue solucionado.
Por tratarse de un caso tan bien documentado, hacemos un extracto y presentamos videos al respecto.
Un hecho interesante es que las dificultades que Marta y su madre tuvieron para conseguir un exorcista también lo tuvo nuestra colaboradora, que pasó años tratando de conseguir uno para su hijo, ver aquí la historia.
UNA LUCHA CONTRA MÁS DE 40 DEMONIOS
Como pocos, del exorcismo de Marta se puede decir que ha venido dándose como una verdadera guerra entre los espíritus de la luz y los demonios.
La razón de esto es que todo comenzó con una secta satánica en la que Marta estuvo involucrada.
Y en la que un chico se obsesionó terriblemente con ella.
Canalizando en parte su obsesión a través de siniestros rituales de invocación que él y otros miembros de la secta han venido efectuando.
Y al parecer lo siguen haciendo a lo largo de los años que el caso de Marta ha durado.
Los rituales mencionados han estado actuando como una fuente desde la cual han sido convocados todos los demonios que han atormentado a Marta.
Y fueron efectuados con la finalidad precisa de enviar determinados demonios a tomar control de Marta.
Allí tendríamos entonces el primer frente de combate, el de La Oscuridad, conformado por Zabulón, Satanás, Lucifer, Belcebú, Fausto, Azabel, Perfidia, Odio, Jánser y otros demonios más.
En cuanto al segundo frente, el de las fuerzas de La Luz, ha tenido como combatientes al Padre Fortea, a la madre de Marta (que ha colaborado con incesantes oraciones), a San Jorge, Santa Teresa y otros santos como presencias ocasionales.
También al Arcángel San Miguel, a Jesús, a La Virgen, a todos los hombres y mujeres que estuvieron junto al Padre Fortea en las sesiones de exorcismo.
Y a la propia Marta, que ha resistido en la medida de sus fuerzas al Maligno, y a muchos otros.
Otro aspecto importante de este exorcismo es que la narración que hace el Padre Fortea en Summa Daemoniaca da un material importantísimo para entender la naturaleza de varios demonios y también ciertas cuestiones teológicas.
Esto se posibilitó porque muchas veces los demonios fueron obligados a hablar y porque dentro de su narración el Padre Fortea dio una importancia particular a las declaraciones que obtuvo de los demonios.
El padre Fortea escribió sobre el caso de Martahasta el 2004. Pero no ha dado a conocer qué sucedió de ahí hasta su resolución en el 2008.
LOS INICIOS DE LOS PROBLEMAS DE MARTA
Los síntomas de Marta, una universitaria que seguía una carrera en el ámbito de las Ciencias, habían comenzado antes del 2001.
En el 2001 Marta había sido ingresada a la Unidad de Cuidados Intensivos (U.C.I.).
Tenía convulsiones, volteaba los ojos, gritaba como desaforada.
Pero hasta el momento no daba ningún indicio incuestionable de estar bajo el poder de algún mal sobrenatural.
Doce fueron los días que Marta estuvo ingresada en la U.C.I., en que su madre no hizo otra cosa que rezar y rezar por la salud de su hija.
Una vez que concluyó el tratamiento de Marta en el U.C.I., ella y su madre regresaron de nuevo a su vida normal en la casa donde únicamente vivían ellas dos (el padre había muerto hace años).
Todo parecía que iba a ir bien pues aparentemente Marta estaba sana.
Pero pasado un poco de tiempo, la madre de Marta empezó a notar crujidos y otros ruidos sin explicación aparente dentro de la casa.
Además, Marta estaba mostrando un comportamiento extraño.
No quería ir a misa, a veces mostraba repulsión por las cosas religiosas (crucifijos, rosarios, cuadros, etc), bostezaba con frecuencia excesiva cada vez que su madre oraba ante ella, lanzaba de vez en cuando miradas aterradoras.
También se sentía agotada con frecuencia, tenía en ciertas ocasiones dolores agudos que la atacaban en cualquier parte de su cuerpo aunque principalmente en la cabeza.
Por todo ello, había empezado a experimentar serias dificultades para concentrarse en sus estudios.
Hasta allí todo podría tener una explicación científica y la madre no descartaba la posibilidad de acudir a psiquiatras y psicólogos.
Sin embargo, un día ocurrió algo que terminó por convencerla de que aquello no era algo natural.
Estando las dos juntas en el salón, Marta empezó a mover la cabeza cual si fuera un chamán o un místico en trance, luego se quedó completamente quieta.
Y entonces, el pesado butacón en el que ella estaba sentada, se levantó del suelo y se quedó flotando a aproximadamente un palmo de distancia del suelo.
Una entidad infernal estaba allí y había que hacer algo.
LA DIFÍCIL BÚSQUEDA DE UN EXORCISTA
Fue así que la madre de Marta emprendió un largo “peregrinaje eclesiástico” en busca de ayuda.
En sus inicios fueron con el obispo de su diócesis pero éste les recomendó un psiquiatra y le ordenó a su secretario que no les volviera a permitir una audiencia con él.
Luego, tras ir al psiquiatra, solo obtuvieron un informe según el cual la chica estaba sana.
Desesperadas, fueron a varias iglesias encontrando en todas una negativa a atender el caso.
Pero Marta había comenzado a mostrar unas contorsiones mucho peores, en que se arqueaba hasta medio metro por encima de la cama.
Ente eso, la madre acudió a un sacerdote en el cual tenía ciertas esperanzas pero, en vez de encontrar ayuda, encontró una actitud despreciativa y la recomendación insultante de que ambas fueran a un psiquiatra.
Nadie quería ayudar, por lo cual la madre de Marta se desesperó aún más.
En el menor tiempo posible visitó a un gran número de sacerdotes y otros religiosos (monjes, monjas, etc), encontrando no solo gente indispuesta sino cruel como un jesuita que, cuando Marta se echó a llorar e implorar la ayuda en el confesionario, él la sacó con rudeza y desprecio.
Tras mucho intentar, consiguieron algo un día en que habían acudido a un viejo sacerdote de su parroquia al que veían por vez primera.
Porque justo cuando estaban los tres en la iglesia, Marta fue arrebatada por un demonio y empezó a revolverse y gritar ante el crucifijo del altar.
Tan grotesca fue la forma en que lo hizo que el anciano sacerdote dijo que había recibido el “susto de su vida” y, aterrado ante lo que presenció, le insistió al obispo para que enviara un exorcista.
Pero el exorcista que enviaron parecía ser alguien que estaba improvisando en ese campo ya que, según cuenta el Padre Fortea, no sabía muchas técnicas de exorcismo.
Entre otras cosas, cada vez que la poseída incrementaba los gritos ante las recitaciones de oraciones, el exorcista se detenía, siendo sabido que en esos casos lo que hay que hacer es orar con más fuerza e insistencia.
Finalmente, el pobre e inexperto exorcista terminó enfermándose como consecuencia del impacto que le producían las sesiones de combate con las fuerzas de El Maligno.
Tan severa fue la crisis de salud en que entró, que tuvo que cancelar el proceso de exorcismo y pese a eso permaneció enfermo por meses.
Paralelamente a todo lo anterior, Marta y su madre continuaban en la universidad y el trabajo.
Y habían guardado y seguirían guardando la firme resolución de no decir nada sobre el tema de la posesión a familiares o amigos.
Pero debían seguir intentando, por lo cual la madre de Marta se encargó de conseguir los números de todas las diócesis de España.
Pero en cada diócesis obtuvo la respuesta de que no había exorcista alguno que pudiese ayudarlas y de que lo único que podían hacer era acudir a un psiquiatra.
Afortunadamente, la madre de Marta habló con el exorcista romano Gabriele Amorth, quien muy sensatamente les comunicó que no tenía sentido que fueran a Roma y que tenían que buscar un exorcista en España.
Hasta allí todo parecía perdido.
APARECE EL PADRE FORTEA Y DETECTA COMO ENTRÓ EL DEMONIO EN MARTA
Pero la casualidad quiso que ambas terminasen por enterarse del Padre José Antonio Fortea.
La ayuda, tras largos meses de angustias y fracasos, había arribado a sus vidas.
Así, el Padre Fortea se entrevistó con ambas y, luego de asegurarse de que el caso presentaba todas las condiciones necesarias para ser catalogado como una auténtica posesión demoníaca, aceptó tomar las riendas del asunto e iniciar el proceso el 23 de marzo del 2002.
De su parte, madre e hija solo tendrían que poner el tiempo, el esfuerzo y el dinero (que no era mucho) para trasladarse cada cierto tiempo a la diócesis de la ciudad de Alcalá de Henares, diócesis en la que trabajaba el Padre Fortea.
En la primera sesión (23/03/2002), el Padre Fortea trajo a cuatro personas para que le ayudaran a orar y a sujetar a la poseída en caso de ser necesario.
Dos fueron las horas que estuvieron orando; después, ya en medio proceso de exorcismo, Fortea le ordena al demonio (en nombre de Jesucristo) que diga cuántos hay dentro de la chica.
Y él responde que “cinco”, mostrándose así desde sus inicios la dificultad del caso.
Luego el Padre Fortea le pregunta al demonio que cómo entró en la chica y, tras tener que obligarlo a responder en nombre de Jesús, Fortea cuenta:
“Al final respondió. Pero cuando lo hizo yo no entendí nada.
Era el nombre de un chico. ¿Qué significaba aquello?
La madre me dijo que era el nombre de un compañero de clase de su hija.
En latín volví a insistir en que me dijera de qué medios concretos se había servido para entrar en esa persona.
Tras insistir yo en mi orden, la respuesta entrecortada que obtuve fue “hechizo de muerte”.
Todo estaba claro. La enfermedad que había padecido y que casi la había matado era el fruto de un hechizo que había llevado a cabo ese chico.
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Por las muchas oraciones de su madre, Marta se había salvado, pero había quedado posesa.
Normalmente este tipo de cosas no suceden aunque alguien haga un hechizo, pero cuando se invoca a estas fuerzas demoníacas cualquier cosa puede pasar.
Cuando una persona va a Misa y se confiesa está protegida por Dios.
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Y probablemente si hubiera rezado el Rosario hubiera estado protegida.
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Pero solo con la Misa, y aun confesándose de vez en cuando, no fue suficiente para que el hechizo no hiciera efecto en su cuerpo en forma primero de enfermedad y de posesión después.”
FORTEA COMIENZA A DETECTAR LAS DEBILIDADES DE LOS DEMONIOS
Tras esa sesión vinieron innumerables sesiones a razón de una cada semana, sesiones en las que en general acudían cuatro o cinco personas como ayuda para orar (el Rosario sobre todo) o sujetar a la poseída.
Sesiones en las que la madre de Marta solía pasar horas arrodillada en el piso repitiendo Rosario tras Rosario.
De aquellos exorcismos, nos dice Fortea que nada recordaba Marta; solo “tenía una vaga sensación como de haber pasado por una pesadilla”.
De los cinco demonios descubiertos en la primera sesión, Fortea nombra a cuatro de ellos: Fausto, Perfidia, Azabel y Zabulón.
Todos, a excepción de Zabulón, salieron a lo largo de ocho sesiones.
Para expulsarlos, además de los métodos generales, Fortea necesitó encontrar lo que más atormentaba a cada uno.
Por ejemplo, a Azabel curiosamente le resultaba insoportable oír el sonido que hacía la madre de Marta al besar su crucifijo.
Zabulón, según investigaciones de Fortea, había sido mencionado en escritos medievales y había aparecido cuatro veces en la historia, siendo la penúltima en los exorcismos del Padre Candido Amantini (maestro del gran exorcista Gabriel Amorth).
Era un demonio que se resistía a salir y al que atormentaba particularmente ser obligado a recitar fragmentos de la Biblia, sobre todo de aquellas partes como el Evangelio de San Juan en que se menciona a Dios como Luz.
Dentro de esa aversión de Zabulón, resultó sorprendente fue que sin que se lo obligue a decir nada, él dijo con rabia y pesar lo siguiente: “Yo vi la luz y me alejé de ella”.
Cuenta también el Padre Fortea algo que resulta y llamativo sobre Zabulón:
“Cuando se le ordenaba que besara una estampa de la Virgen le daba mordiscos.
Sin embargo, a pesar de esta rebeldía, cuando se le ordenaba beber el agua bendita en nombre de Cristo, la bebía.
Aunque había que ordenarle después que la tragara.
Pues de lo contrario más de una vez algún poseso me ha regado la cara varios minutos después con el contenido de su boca”.
De entre todos los demonios que pasaron por Marta, Zabulón fue uno de los que dio declaraciones más valiosas e interesantes.
Una de ellas resultó particularmente polémica y tuvo al Padre Fortea sumido en profundas cavilaciones.
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hasta que por fin encontró una solución lógica que le permitiera comprender cómo la declaración de Zabulón podía ser verdadera y a la vez Escrivá de Balaguer (fundador del Opus Dei) ser santo.
La declaración de Zabulón había sido dada bajo obligación en nombre de Cristo – recuérdese que la teoría eclesiástica del exorcismo dice que, si un demonio habla obligado por el nombre de Cristo, no miente – y según esa declaración José María Escrivá de Balaguer no era santo.
La solución de Fortea fue que, ya que cuando el demonio emitió esa declaración Escrivá de Balaguer no había sido canonizado, tenía la condición moral y los méritos necesarios para ser canonizado, tenía derecho a la canonización pero aún no era santo de hecho.
De ese modo la figura de Balaguer seguía impoluta y, el postulado de que los demonios no mentían bajo el nombre de Cristo, se salvaba de ser contradicho.
Esto es lo que dice el Padre Fortea:
“Por más que le di vueltas pensé que Zabulón me estaba engañando por más que insistí en mi orden, el hecho me dejó muy perplejo.
En un momento dado invoqué a varios santos.
En mi oración en voz alta le pedí a la madre Teresa de Calcuta y a Josémaría Escrivá de Balaguer que nos ayudaran.
Entonces aquella voz desagradable habló, cosa extraña pues casi nunca decía nada salvo que se le obligara a hablar.
Pero en esa ocasión dijo: “ella sí que es una Santa” (la madre Teresa de Calcuta), “él no” (Josémaría Escrivá de Balaguer).
Yo le repliqué al momento diciéndole que estaba mintiendo.
El demonio me dijo: “piensa lo que quieras, pero no es Santo”.
Le dije que creía a la Iglesia, y si la Iglesia me decía que Josémaría Escrivá era Santo pues lo era, y punto.
Y es más, quise comprobar el poder del nombre de Cristo y le ordené que dijera la verdad.
Pero ante mi sorpresa, por más que se lo ordené se mantuvo en su afirmación sin ceder”.
LISTA DE LOS DEMONIOS DE MARTA
Satán, Lucifer, Belcebú; Judas Iscariote.
Dolor, Tristeza, Desesperación, Agonía, Enfermedad, Veneno, Muerte, Miedo, Desconfianza, Negación, Separación, Discordia, Maldad, Odio, Perversión, Dureza, Soberbia.
No, Isomnio; Noise (“Ruido”); Herir; Jaizel, Jaisander (“El que negó a Dios”), Jaim (“Oscuro”), Jasar (“Muerte”), Jael (“Pesar”), Jaister (“Perdición”), Jaislashenka, Jánser (“La luz que se apagó”); Ledeseil (“Desobediencia”), Belseinhagen (“El que se hundió en la miseria y las tinieblas de Dios”), Fireflea (“Pulga de fuego”), Zabulón (“Morada”), Kadetdsar (“Impuro”), Daheinsea (“Maldad”), Sadrechachán (“Separación y Miedo”), Haissa (“Hundido”), Zafa; Judas Iscariote
FRAGMENTOS REVELADORES DEL PADRE FORTEA
Por qué de la negativa divina a dejar salir a un demonio
Dice el Padre Fortea:
“En un momento dado decidí preguntarle por qué no salía.
Le ordené en nombre de Jesús que me respondiera, insistí, perseveré en la pregunta.
Finalmente dio una respuesta, quizá la única respuesta que yo no me esperaba.
A la pregunta de por qué no salía, la respuesta había sido: yo quiero salir.
A la pregunta de por qué entonces no salía la respuesta era: Dios no me deja.
Aquello era el mundo al revés. Aquello subvertía todos mis esquemas.
El sacerdote tratando de hacer salir al demonio, el demonio queriendo salir y Dios que no le dejaba salir.
Aun así, confiando más en Jesús en el Sagrario, hice con Fe, en un supremo esfuerzo de Fe, la pregunta: en el nombre de Jesús te ordeno que me digas por qué Dios no te deja salir.
El demonio dijo únicamente cuatro palabras. Musitó con rabia cuatro sencillas palabras: ‘para que se conciencien’.
De pronto todo tenía sentido: las respuestas anteriores, lo mucho que se estaba prolongando el caso.
La madre entendió perfectamente desde ese día que la concienciación era parte integrante de la liberación de su hija.
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El caso de Marta no era un caso más, era un caso-signo.
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Un caso de posesión dado como signo para que mucha gente creyera”.
La terrible voz de Satanás
“Aquella mañana, en la posesa se encontraba solo Satán.
Al principio de la sesión le pregunté: ¿cuántos estáis?
La respuesta fue: YO.
Lo dijo con una voz terrible. Escuchar a Satán es impresionante, su voz es la peor, la que más odio denota.
Las oraciones en aquella mañana siguieron.
En un momento dado hizo gesto en el aire con la mano de querer escribir.
Pero fue San Miguel el que se comunicó con nosotros a través de la escritura, pues nos escribió lo siguiente:
‘tenéis que tener fe, queda poco’.
Los ángeles no hablan a través de los posesos, pero aquel caso iba a ser especial”
La primera manifestación verbal de San Miguel en la lucha por liberar a Marta
“Él (Jánser) insistió que Satán no le dejaba.
Cuando le pregunté al demonio qué tipo de poder era ese me respondió con un lacónico tú no lo entenderías.
Al final, tras mucho invocar a San Miguel, vino.
Tras salir habló a través de ella San Miguel.
Hasta entonces San Miguel se había comunicado con nosotros escribiendo, pero no hablando.
Era la primera vez que lo hizo, también la última.
Su voz, a diferencia de la del demonio, era bella. Más bella, incluso, que la de Marta cuando estaba en estado normal.
Era una voz que transmitía paz, serenidad, amor y bondad, una gran bondad y ternura. Todos nos emocionamos.
Aquella voz nos dijo que tuviéramos fe, que vendría un gran bien para toda España de todo esto.
Como es lógico aquella escena fue tan impresionante, que ningún escrito puede reflejar la emoción de ese momento, todos estábamos llorando”.
Un truco revelado por San Miguel en una sesión de exorcismo
“Estamos solos la madre, la hija y yo. Y tres demonios.
Pronto contestó el inferior que además de Satán y Lucifer estaba otro llamado Odio.
Hacerle la señal de la Cruz era lo que más le atormentaba.
Yo le hablaba del amor de Jesús, del amor de Dios.
En un momento dado, y sin hacerle ninguna pregunta, hizo gesto de querer escribir.
Al ponerle las hojas sobre el vientre escribió con una letra distinta a todas las letras anteriores: las cruces en la cabeza/casi ninguno las soporta/ muy importante hazlo a todos cuando vengan a ti/ a ninguno [de los demonios] le gusta signo tú hacer siempre.
Estas líneas se las obligó a escribir San Miguel, para que supiera cómo hacer para descubrir a los demonios que se ocultan cuando un sacerdote trata de discernir si alguien está poseso.
Y es verdad, el padre Amorth siempre hacía sus oraciones con un gran crucifijo en la mano con el que hacía cruces en la cabeza para ver si la persona estaba posesa”.
Lo que la Madre de Marta le contó que el demonio había escrito con la mano de su hija
“Me llamó la madre por teléfono para decirme que en casa había escrito lo siguiente:
No salvación a los hijos de Satán no salvación.
Libertad el nunca feliz no [se da] cuenta.
No salvación a los hijos de Satán.
Aviso [esta última palabra estaba metida en un recuadro doble] los pactos hacen eso. No [metido en un recuadro] salvación.
Tú no entender nada. No Pedro almas perdidas
[eso lo dijo porque la madre comentó que Pedro sería como un alma perdida. Pero quedaba claro que no, que iba hacia la condenación].
La voluntad lo niega [porque la madre antes había dicho que las almas perdidas no niegan a Dios]
Él lo odia”
“Yo no quiero que nadie rece, quiero que la gente no crea en Dios.
Quiero perder el máximo de almas posibles y llevarlos a la más completa desesperación y pena, a la destrucción.
Los seduzco con falsas promesas que nunca cumplo para
atraerlos a la oscuridad.
Hay gente que sin saberlo se va hundiendo poco a poco porque no me ve.
No saben que detrás de “pequeños” vicios estoy yo
[La palabra ‘pequeños’ la escribió entre comillas y ‘yo’ dentro de un recuadro]
San Miguel me obliga a escribir porque ellos deben saber
para poder defenderse y no caer en mis redes.
Yo busco su perdición.
La gente debe volver a Dios de forma intensa, rezar, hablar con Dios, pedirle lo que necesitan, Él los escucha siempre.
Yo influencio fuerte para que la gente no crea.
Les inculco no creencia, no moral, nada es pecado, todo está bien, les incito a la destrucción.
Los odio.
Ellos no se dan cuenta.
Las cosas deben cambiar.
Tienen que saberlo: cuanto más se alejan de Dios más actúo yo soy Satán.
Reza por ella lo necesita mucho. Tranquilas. Es pasajero, pasará”.
Un criterio para reconocer la ayuda invisible en los exorcismos
“Cuando en un momento determinado de un exorcismo (normalmente hacia el final de la sesión), un poseso grita y aúlla como si estuviera en los peores momentos de las conjuraciones del ritual y el exorcista no hace ni dice nada, es que ha venido un ángel o un santo y ha entablado una lucha invisible con él.
En esos momentos el exorcista es mejor que ore en silencio, para sí, sin estorbar la acción del ángel con el demonio”.
En la expulsión del demonio Isomnio
“Así que opté sólo por orar y ordenarle que saliera.
Después de tres rosarios, estaba yo orando en lenguas cuando de pronto comprobé con turbación que sólo me salía de la boca un sonido hecho sólo con los labios y no articulado con la garganta, un sonido que sonaba a un breve y repetitivo “psi”.
Hubiera querido orar otra cosa, pero de mi boca sólo salía ese bisbiseo en voz muy baja que decía: psi, psi, psi…[…]
Aunque, ese psi, psi, psi a mí no me sonaba a nada que pudiera tener un significado, sin embargo, le producía una verdadera tortura al demonio.
Al final salió.
Y al siguiente demonio le pregunté cuál había sido la causa de que saliera.
Y repitió ese sonido que yo pronunciaba
¿Pero qué significa?, le dije. Espíritu de Dios, fue su respuesta.
Aquel sonido me parecía que difícilmente podía pertenecer a una lengua, así que le ordené que me dijera a qué lengua pertenecía. No dijo nada.
Entonces dije a todos que rezáramos un avemaría para que nos dijera a qué idioma pertenecía aquel sonido extraño.
El demonio no dijo nada, pero mientras rezábamos muy concentrados el avemaría comprendí que era griego”.
Una extraña teoría sobre los condenados al Infierno
(Palabras que el Arcángel Miguel obliga a pronunciar a Satanás a través de la boca de Marta):
“Dios tiene compasión de todos.
Con que en un momento de sus vidas piensen en Dios, ya tienen posibilidad de salvarse.
El demonio quiere corromperlos, hundirlos completamente y cuando ya sean suyos que no puedan salir, entonces los mata, el demonio los mata, acaba con ellos, para que sean completamente suyos.
Pero Dios les da muchas oportunidades para que se salven, muchas oportunidades, un leve resquicio donde entre un poco de luz y se puedan salvar.
Por eso viven tiempo.
Cuando ya después de muchas, pero que muchas oportunidades, han decidido completamente con voluntad ser de Satán, entonces se mueren y se convierten en demonios”.
Sobre los viajes astrales
(Diálogo entre Fortea y San Miguel haciendo hablar a Satanás con la boca de Marta):
“En ese momento, en voz muy baja, le pregunté yo si el demonio estaba en la práctica del péndulo (radiestesia) y en los viajes astrales. Respondió con un breve sí.
Después le pregunté si en las dos cosas, a lo que también respondió afirmativamente.
¿Siempre? Le pregunté.
No
¿No siempre?
No. Hay casos que sí, pero hay casos que no.
¿Hay algún modo de distinguir?
Rezando
¿Los hombres pueden practicar viajes astrales si rezan?
No es recomendable. En algún caso especial no vendría mal. Pero sólo en casos excepcionales, como regla general no”.
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