Dos eventos diplomáticos esperados de Francisco para el 2014.

 

Dos de los eventos más esperados este año del pontificado de Francisco son el viaje a las raíces del cristianismo, Tierra Santa, y un encuentro más fuerte con los rusos, que se han convertido en un actor diplomático mundial importante en defensa de la doctrina cristiana.

 

Basilica del santo Sepulcro en Tierra Santa

 

A Tierra Santa viajará entre el 24 y 26 de mayo. Pero el encuentro con los rusos aún no es posible. Se está trabajando en un encuentro en suelo neutral entre Francisco y el patriarca ortodoxo ruso Kirill, para acercar ambas partes, antes de una visita de nivel diplomática internacional.   

FRANCISCO PEREGRINARÁ A TIERRA SANTA ENTRE EL 24 Y 26 DE MAYO DE 2014

Los líderes católicos de Tierra Santa expresaron su «felicidad» ante el anuncio de la próxima visita del papa Francisco a las ciudades de Amán, Belén y Jerusalén.

«Confiamos en que esta visita no será sólo un evento internacional, sino también un mensaje de amor y hermandad a todos los habitantes de los países visitados», deseó la congregación religiosa en un comunicado oficial.

La visita del pontífice conmemorará el 50 aniversario de la peregrinación de Pablo VI a la Basílica del Santo Sepulcro de Jerusalén, que será repetida «de manera similar» durante el primer viaje del papa Francisco a Tierra Santa.

Los líderes de las iglesias católicas en Tierra Santa expresaron su esperanza en que este viaje «promueva mejores relaciones entre los creyentes de diversas religiones y el avance del trabajo ecuménico entre los cristianos de distintos ritos».

El peregrinaje de Francisco se producirá entre el 24 y el 26 de mayo y será más corto que el que hicieron sus dos predecesores Juan Pablo II, en 2000, y Benedicto XVI, en 2009.

Francisco no visitará Galilea, donde Jesús inició su ministerio según los Evangelios, y la ciudad de Nazaret, donde está la Basílica de la Anunciación.

EL CUARTO PAPA QUE VISITARÁ TIERRA SANTA

Éste supondrá el segundo gran viaje internacional del Pontificado de Francisco que comenzó en marzo pasado, tras haber viajado a Brasil, a Río de Janeiro y al santuario de Aparecida, en julio, con motivo de la celebración de la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).

El peregrinaje a Tierra Santa retomará el testigo del realizado por su predecesor en el cargo, Benedicto XVI, del 8 al 15 de mayo de 2009, cuando el ahora papa emérito visitó Jordania, Jerusalén, Belén y Nazaret.

Francisco será, de hecho, el cuarto pontífice que viajará a Tierra Santa, tras los pasos también de Juan Pablo II, que lo hizo del 20 al 26 de marzo de 2000 y, el propio Pablo VI, el primero, de cuyo viaje se cumple ahora medio siglo y que tuvo lugar del 4 al 6 de enero de 1964.

El papa Francisco siempre ha declarado que sus prioridades, tras el viaje a Brasil, eran visitar Tierra Santa, Asia y África, antes de volver a Latinoamérica, una posibilidad que tiene en mente, sobre todo, con la idea de desplazarse a su país de nacimiento, Argentina.

El pasado 18 de diciembre, en un encuentro en el Vaticano con una delegación del equipo de fútbol del que es seguidor, el San Lorenzo, Francisco comentó la posibilidad de viajar a Argentina en 2016 para participar en el Congreso Eucarístico que se celebrará en Tucumán por el Bicentenario de la Declaración de la Independencia argentina.

El arzobispo de Tucumán, monseñor Alfredo Horacio Zecca, había enviado unas semanas antes al papa Jorge Bergoglio, exarzobispo de Buenos Aires, una carta invitándolo formalmente al Congreso Eucarístico Nacional.

LA VISITA DEL PAPA A MOSCÚ PENDIENTE DE UN ENCUENTRO PREVIO EN TERRITORIO NEUTRAL

El papa Francisco visitará Rusia sólo con el beneplácito de la Iglesia Ortodoxa Rusa (IOR), viaje que debe estar precedido por una reunión en territorio neutral, aseguró Paolo Pezzi, arzobispo de Moscú.

«El papa vendría a Rusia con gusto, pero sólo con el beneplácito de la Iglesia Ortodoxa», afirmó el italiano Pezzi, jefe de la minoritaria comunidad católica rusa.

Pezzi restó así importancia al hecho de que en la primera reunión mantenida recientemente en el Vaticano entre el papa y el presidente ruso, Vladímir Putin, éste último no invitara oficialmente al pontífice romano a visitar este país.

«La posible visita del papa ya no depende de esa invitación. Antes que nada, debe haber un acuerdo entre ambas iglesias», separadas desde el cisma de 1054, apuntó.

Las anteriores invitaciones al fallecido Juan Pablo II por parte del último dirigente soviético, Mijaíl Gorbachov, y por el primer presidente ruso, Borís Yeltsin, las relaciona Pezzi con la difícil coyuntura política tras la caída de la URSS.

«Las circunstancias han cambiado. Lo más importante es que cuando un presidente de una nación se reúne con el papa es porque ve en él algo más que una persona con un grandísimo carisma y una figura política que hay que tener en cuenta. Los resultados los veremos en los próximos meses», señaló.

La preparación del encuentro en territorio neutral entre el jefe de la Iglesia Católica Romana y el patriarca ruso, Kiril, «tiene lugar desde hace tiempo» y «podría ocurrir en Italia, en Roma o en otro lugar importante para el Cristianismo».

«En lo que ambas partes están de acuerdo es que la reunión no puede ser una simple charla. Debe suponer un impulso en el camino hacia un diálogo pleno. Por eso, ahora estamos decidiendo cuáles deben ser los temas del encuentro», apuntó.

Pezzi destaca que en la reunión que mantuvo con el papa Francisco éste demostró estar sorprendentemente familiarizado con la situación en Rusia.

«Percibí un gran interés por su parte. La realidad es que en Rusia el nuevo papa despierta mucho interés. Atrae a la gente hacia Cristo con su carisma. Expresa ideas aparentemente simples, pero al mismo tiempo muy profundas. Inspira a la gente a pensar», comentó.

Con todo, Pezzi considera «prematuro» hablar de acercamiento entre ambas iglesias, aunque el cardenal católico Kurt Koch mantuvo una «fructífera» reunión en diciembre con Kiril y el jefe de la diplomacia de la IOR, Hilarión.

«Hay diferencias en cuanto a dogmas y misterios. No es que sean obstáculos, pero necesitan aclaración. La gran cuestión es la jurisdicción del papa romano. Es decir, cómo se ve la supremacía del pontífice. La Iglesia Católica es universal por definición», indicó.

En su opinión, la IOR no acepta la supremacía del papa católico sobre todos los cristianos, aunque Pezzi no considera que eso sea «causa de conflicto».

Al mismo tiempo, el arzobispo católico considera una cosa del pasado las acusaciones de proselitismo y destacó que, en el terreno de la moral, en particular en lo que se refiere a la oposición a los matrimonios homosexuales, las posturas son coincidentes.

«Hablamos de los valores cristianos que enriquecen a la sociedad. Tenemos la misma fe, el mismo Dios. Eso es lo más importante», destacó.

Entre los ámbitos en los que ambas iglesias pueden cooperar destaca la lucha contra la pobreza y la defensa de las comunidades cristianas allá donde sufren persecución, como es el caso de Oriente Medio y el Norte de África.

Pezzi considera que a día de hoy la «no muy numerosa» comunidad católica (unos 600.000 fieles), no afronta obstáculos ni limitaciones para desarrollarse y cumple libremente su servicio pastoral.

No obstante, existen algunos problemas como la devolución de los edificios que eran propiedad de la Iglesia Católica antes de su expropiación por los bolcheviques tras la revolución de 1917, proceso que apenas acaba de empezar.

«También hay problemas burocráticos para construir iglesias, aunque sean pequeñas», apunta, lo que obliga a algunas comunidades a celebrar sus reuniones y oficiar sus misas en apartamentos particulares.

Las relaciones entre ambas iglesias viven una período de deshielo desde que el papa Benedicto XVI sustituyera en 2005 al fallecido Juan Pablo II, lo que permitió que Rusia y el Vaticano establecieran relaciones diplomáticas plenas en 2009.

Entre otras cosas, la IOR acusó al pontífice polaco, reconocido por su contribución a la caída del comunismo, de promover el resurgimiento de la Iglesia Católica de rito oriental (Uniata) en un territorio históricamente ortodoxo como Ucrania, por lo que le impidió visitar Rusia.

Fuentes: Agencias, Signos de estos Tiempos

 

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