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El Santuario de Torreciudad es integrante de la Ruta Mariana de España y Francia ver aquí. Se encuentra en la provincia de Huesca, a 24 km. de Barbastro, se encuentra el santuario de Torreciudad, en la margen izquierda del río Cinca junto al pantano de El Grado, en un paraje de gran belleza natural. Se construyó muy cerca de la antigua ermita que es origen de la devoción a la Virgen de Torreciudad desde el siglo XI. El nombre proviene de una vieja torre de vigilancia de la época árabe, cuyas ruinas se encuentran a unos metros de la ermita.

El santuario está dedicado a la Virgen María. Su construcción fue promovida por San Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, y se abrió al culto en 1975. El conjunto, obra del arquitecto Heliodoro Dols, destaca por la variedad de formas que logra crear con un elemento constructivo básico, el ladrillo. Es una obra de arte que interpreta de un modo creativo los elementos constructivos tradicionales en Aragón.

Vista general desde el sur

Vista general desde el sur

En su interior destaca el retablo, esculpido en alabastro por Joan Mayné, que representa distintas escenas de la Virgen María. En el centro se encuentra la talla románica. Todas las líneas del santuario convergen en el retablo, en cuyo centro se encuentran el sagrario, que facilita la oración ante Jesús realmente presente, y la talla de la Virgen. A la izquierda se añadió una imagen de San Josemaría Escrivá de Balaguer. En la capilla del Santísimo se encuentra un Cristo en bronce dorado al fuego, esculpido por el artista italiano Pasquale Sciancalepore. También es notable el órgano, con más de cuatro mil tubos.

La nave principal incluye un coro alto, y debajo hay una cripta con decenas de confesonarios repartidos en tres capillas dedicadas a las advocaciones de la Virgen del Pilar, Loreto y Guadalupe. Una cuarta capilla, de planta circular, se reserva a la Sagrada Familia. El edificio queda enmarcado por una explanada cerrada por arquerías.

Explanada junto al santuario

Explanada junto al santuario

Todas las actividades del santuario tienen como centro el culto eucarístico, en particular la celebración de la Misa, y la veneración de la Virgen. También es lugar de acogimiento de numerosas peregrinaciones y romerías. La entrada es libre, y se proporciona gratuitamente información escrita y audiovisual y visitas guiadas.

Actualmente es uno de los centros de atracción más importantes de la zona, acogiendo conciertos de órgano y otras manifestaciones culturales. Además, promociona la llamada Ruta Mariana, que enlaza Zaragoza (basílica del Pilar), Torreciudad, Montserrat y Lourdes. La fiesta de la Virgen de Torreciudad se celebra el domingo siguiente al 15 de agosto.

Entrada a la antigua ermita

Entrada a la antigua ermita

 

UNA HISTORIA DE NUEVE SIGLOS

En la documentación medieval que se conserva se llama «Civitas» (topónimo del que derivó más tarde el de «Turris Civitatis», Torreciudad) al baluarte que los invasores musulmanes tenían para defenderse de los cristianos que desde el norte pugnaban por reconquistar las tierras que los árabes les habían arrebatado. En 1084 los cristianos, terminada la reconquista de la zona, entronizaron la imagen de la Virgen en la ermita que se conserva todavía. Según la tradición, refrendada por estudios históricos, la talla de la Virgen de Torreciudad fue venerada con anterioridad a 1084. A raíz de la dominación árabe fue escondida y posteriormente recuperada, cerca de la ermita, una vez reconquistada la zona por los cristianos.

Campana del 2 de octubre de 1928

Campana del 2 de octubre de 1928

En el siglo XVIII el historiador Faci escribió: «Tiene la Santa Imagen su nombre por el sitio en que está su iglesia situada: su antigüedad es desde los tiempos de la reconquista de aquel Partido, que fue por los años 1083 o siguientes, por Nuestro Rey Don Sancho Ramírez (…). Ha sido grande su veneración desde que fue colocada en su antigua iglesia, y muchos los Milagros y favores que los devotos han experimentado en su intercesión. Es la Santa Imagen de madera: está sentada en una silla y tiene al Niño Jesús delante del pecho».

Altar de la explanada

Altar de la explanada

Con la conquista en el 1100 de Barbastro y alejada, por tanto, la frontera con los musulmanes, perdió Torreciudad la utilidad militar que había tenido durante una generación como atalaya y punta de lanza de la Reconquista. Entonces, afirma el historiador Durán Gudiol, «Torreciudad fue perdiendo su población y la primacía sociopolítica en beneficio del vecino castillo y lugar de El Grado, pero subsistió la iglesia de Santa María como santuario preferido por los vecinos de la comarca, carácter que ha conservado desde los primeros tiempos de la Baja Edad Media hasta la actualidad».

Vista nocturna desde el Alto de la Virgen

Vista nocturna desde el Alto de la Virgen

A lo largo de nueve siglos, desde los días mismos de la Reconquista, se ha rendido culto de modo ininterrumpido a Nuestra Señora de Torreciudad en su ermita colgada a pico sobre los imponentes acantilados que dominan el cauce del río Cinca en el último tramo angosto que este río ha excavado para ganar las tierras llanas del Somontano de Barbastro, a unos 22 kilómetros al noroeste de esta localidad. Durante tanto tiempo, generación tras generación, los pueblos de la comarca han mantenido viva la costumbre de acudir en peregrinación a este lugar para rezar ante la Virgen, confiarle sus alegrías y penas, pedir por sus necesidades y agradecerle favores y gracias. La devoción estaba arraigada en numerosas localidades de una zona bastante amplia, cuidando especialmente de la Virgen los vecinos de Secastilla, Bolturina, Ubiergo, La Puebla de Castro y El Grado.

Vista general del interior del templo

Vista general del interior del templo

 

LA CURACIÓN DE SAN JOSEMARÍA

La historia de Torreciudad llega viva hasta nuestros días, y recogió a comienzos del siglo XX un nuevo capítulo, inserto plenamente en una tradición de siglos de fe cristiana y piedad mariana. Este episodio se halla íntimamente ligado a la vida del Fundador del Opus Dei, y en él se inscribe la construcción del nuevo santuario donde hoy se rinde culto a la Madre de Dios, bajo la advocación de Nuestra Señora de Torreciudad, Reina de los Ángeles.

Presbiterio del templo

Presbiterio del templo

Este capítulo es también parte entrañable de la historia del Opus Dei, y se abrió en 1904, en Barbastro (Huesca, España). San Josemaría Escrivá de Balaguer, cuando apenas tenía dos años de edad, contrajo una grave enfermedad y fue desahuciado por los médicos. Éstos, perdida ya toda esperanza, anunciaron a los padres que al niño le quedaban pocas horas de vida. En esos momentos de ansiedad, cuando los medios humanos ya nada podían, la madre, doña Dolores Albás, pidió confiadamente a Nuestra Señora de Torreciudad —por la que sentía gran devoción— el favor de la curación de su hijo, prometiéndole que, si se salvaba, lo llevaría a la ermita para ofrecerlo a la Virgen, en peregrinación de acción de gracias.

Retablo de alabastro

Retablo de alabastro

Nuestra Señora acogió su oración. La noche en que el médico había abandonado la casa la enfermedad hace crisis y comienza a remitir. Cuando a la mañana siguiente vuelve el doctor Camps y, en tono ya de condolencia, pregunta: —“Pepe, ¿a qué hora ha muerto el niño?”, los padres contestan con alegría: “No solo no ha muerto, sino que está perfectamente”. El alborozo fue grande en la casa, y el agradecimiento a la Virgen también. Los padres cumplieron puntualmente su promesa. No era fácil, por los caminos de entonces, llegar desde Barbastro a Torreciudad; y el viaje se hacía más incómodo, y hasta peligroso, en la última parte del recorrido, cuando había que seguir los vericuetos de un escarpado sendero que remontaba a media altura las empinadas laderas de la hoz del Cinca. La memoria de aquella romería permaneció viva en el hogar de los Escrivá, y allí, Josemaría oiría más tarde el relato de la aventura. Se le quedó muy grabada, y habría de recordarla a menudo: “Me trajeron mis padres —contaba—. Mi madre me llevó en sus brazos a la Virgen. Iba sentada en la caballería, no a la inglesa, sino en silla, como entonces se hacía, y pasó miedo porque era un camino muy malo”.

La Virgen en el retablo

La Virgen en el retablo

 

 LA IMAGEN DE NUESTRA SEÑORA DE TORRECIUDAD

Es de madera de álamo, y gracias a una cuidadosa y delicada conservación a lo largo de los siglos, se encuentra en muy buen estado y es digna de admiración. No se hallaron restos de la policromía original y la madera fue tratada por expertos en trabajos de restauración durante un periodo de tiempo considerable, dejando al descubierto la primitiva y magnífica expresión de los rostros de la Virgen y del Niño y la espléndida belleza de la talla, el manto y las túnicas.

Óculo eucarístico

Óculo eucarístico

En 1974 se completaron los trabajos de restauración con la desinsectación y consolidación de partes dañadas, la policromía y el chapado. Para enlazar con la tradición y la dignidad de estas imágenes destinadas al culto y para realzar la calidad de la escultura respetando su valor plástico, se recubrieron con una lámina dorada el trono y las vestiduras en su totalidad. El carácter de las facciones, la actitud frontal de las figuras, su hieratismo, la desproporción de cabezas y manos y el tratado plano de los pliegues del manto y de las túnicas, responden plenamente al canon románico.

La crucifixión del Señor

La crucifixión del Señor

Su gran arcaísmo da pie a pensar en su posible relación con las obras realizadas en los talleres que tuvieron como centro Roda de Isábena, activos ya en el siglo XI y que en el siglo siguiente alcanzaron notable desarrollo. Indudablemente, esta imagen de la Virgen de Torreciudad puede considerarse un ejemplar de indiscutible interés desde el punto de vista histórico y estilístico. Su tipo iconográfico es el de las imágenes llamadas “Majestad de Nuestra Señora” o Sedes sapientiae, tan difundido en la Alta Edad Media por toda Europa. Es muy difícil determinar la escuela donde se originó este tipo iconográfico y las trayectorias de su difusión, pero es probable que fuera la de Clemont. Se tienen noticias de que el prototipo de la serie innumerable que se extendió por doquier existió ya en el siglo X. Son imágenes privadas de todo sentimentalismo, a veces con una escueta expresión de sencillez campesina, sin nada superfluo y ricas en contenido doctrinal.

Antiguo medallón y Virgen peregrina

Antiguo medallón y Virgen peregrina

A este tipo de imágenes pertenecen también las llamadas “Vírgenes negras”, llamadas así por el tono oscuro de sus carnaciones, y que se debe a la oxidación del plomo, del albayalde, que se emplea en su policromía: por ejemplo, la de Puy (quemada en 1794), la de Moulins, Montpellier, Montserrat y Guadalupe. El hieratismo y la frontalidad de las figuras, la buscada desproporción de las cabezas y manos, el tratado del ropaje en relieve muy plano, la estructura del plegado de la túnica, etc., responden a los principios metódicos del románico. Tras retirar las capas de pintura acumuladas a lo largo de los siglos, la mencionada restauración procedió a la desinsectación y consolidación de partes dañadas, la policromía y el chapado, como se puede ver actualmente en tantas imágenes medievales.

Galería de Advocaciones Marianas

Galería de Advocaciones Marianas

 

EL MENSAJE DE TORRECIUDAD

Hay lugares donde Dios ha mantenido un diálogo con los hombres, que se convierten en puntos de la memoria colectiva y de identidad cultural, objeto de la devoción popular y meta de peregrinaciones.

Los santuarios suelen tener un evento que comunica un mensaje, un precioso contenido de fe, que interacciona con la vida de los hombres. Por eso, aunque la existencia de estos lugares sagrados comparten muchos elementos comunes hay otros aspectos que los diferencian unos de otros.

Capilla del Pilar

Capilla del Pilar

En Torreciudad, la naturaleza del mensaje que está en su origen es la familia. Desde 1084, generación tras generación, en los pueblos de la comarca se ha ido manteniendo viva la costumbre de acudir en peregrinación a este lugar para rezar a la Virgen, confiarle sus alegrías y sus penas, pedir por sus necesidades y dar las gracias. La devoción arraigada en numerosas localidades, llevó a muchas familias a rezar a la Virgen pidiendo por sus hijos y seres queridos.

En 1904, siguiendo esta tradicional práctica, el matrimonio Escrivá Albás en Barbastro (Huesca) rezó a la Virgen pidiendo la curación de su hijo de dos años, desahuciado por los médicos debido una grave enfermedad. Días más tarde, llevaban al pequeño, sorprendentemente curado, en peregrinación de acción de gracias a la ermita de Torreciudad.

Capilla de Guadalupe

Capilla de Guadalupe

Por esta razón, años más tarde Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, quiso agradecer a la Virgen este favor dedicándole un nuevo santuario con el deseo de que muchas personas la conozcan y la amen.

El Santuario de Nuestra Señora de Torreciudad responde al nombre de una secular advocación mariana aragonesa del siglo XI, erigido hoy en lugar sagrado al que peregrinan millares de fieles y familias por un doble motivo de peculiar piedad: la reconciliación con Dios y las misericordias de la Virgen, que fueron quienes hizo posible que la familia se elevara a categoría divina.

Capilla de la Sagrada Familia

Capilla de la Sagrada Familia

Si hay algo que caracteriza a Torreciudad desde sus orígenes (s. XI) es el protagonismo de las familias a lo largo de sus nueve siglos de historia. Fueron los vecinos de esta zona del Pirineo aragonés los que alzaron la primitiva ermita en honor de la Virgen de Torreciudad, hoy mundialmente conocida desde que se construyera un nuevo

Se construyó el santuario en 1975 por iniciativa de san Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei. El motivo del santo español era doble: Por un lado, agradecer a la Madre de Dios su repentina curación, en torno a 1904, cuando a la edad de dos años había sido desahuciado por los médicos y su madre rezó intensamente pidiendo el restablecimiento del hijo y, por otro, “con el deseo de que muchas personas la conozcan y la amen”.

Capilla de la Virgen del Carmen

Capilla de la Virgen del Carmen

Gracias a la iniciativa del santo barbastrense con la construcción del nuevo santuario, a pocos metros de la ermita original, millares de familias acuden de todas partes para ofrecer a la Virgen los recién nacidos, rezar en familia, dar gracias o solicitar la divina protección de los hogares, tradiciones todas ellas centenarias alimentadas por las generaciones de la comarca que acudían a este lugar para confiarle sus alegrías y penas, pedir por sus necesidades y agradecerle todos los favores que les han concedido.

Al igual que durante décadas, siguen vivas la tradiciones de ofrecer los hijos a la Virgen o peregrinaciones de familias enteras para agradecer y solicitar algún favor, con otras más recientes como las de parejas de novios celebrando su enlace o matrimonios conmemorando aniversarios.

Capilla del santísimo

Capilla del santísimo

 

PAZ EN LOS HOGARES

San Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei deseaba: “Un derroche de gracias espirituales, que el Señor querrá hacer a quienes acudan a Su Madre Bendita ante esa pequeña imagen, venerada desde hace siglos. Por eso me interesa que haya muchos confesonarios, para que las gentes se purifiquen en el santo sacramento de la penitencia y –renovadas las almas- confirmen o renueven su vida cristiana, aprendan a santificar y a amar el trabajo, llevando a sus hogares la paz y la alegría de Jesucristo: la paz os doy, la paz os dejo. Así recibirán con agradecimiento los hijos que el cielo les mande, usando noblemente del amor matrimonial, que les hace participar del poder creador de Dios; y Dios no fracasará en esos hogares, cuando Él les honre escogiendo almas que se dediquen, con personal y libre dedicación, al servicio de los intereses divinos”, respondía el santo barbastrense a la pregunta de un periodista.

Recorrido del Via Crucis

Recorrido del Via Crucis

 

ALGUNAS SUGERENCIAS

Torreciudad es principalmente un lugar de oración. La ausencia de comercios y hoteles facilita la paz y el recogimiento, y especialmente en los recintos interiores se pide silencio para conseguir un ambiente de oración. Durante los actos de culto se interrumpen las visitas al santuario para facilitar la participación de los asistentes. De esta manera, el peregrino puede elevar su corazón a Dios de formas muy diversas:

Todas las actividades del santuario tienen como centro el culto eucarístico -en particular la celebración de la santa Misa- y la veneración de la Santísima Virgen.

Los confesonarios ocupan un lugar central: constituyen el fundamento, los cimientos de todo lo demás. En la cripta siempre hay sacerdotes disponibles para administrar el sacramento de la penitencia y recibir el perdón y la gracia divinos, «un momento privilegiado de encuentro con Dios» (Juan Pablo II).

Camino de los Dolores y Gozos de San José

Camino de los Dolores y Gozos de San José

En la capilla del Santísimo, además de adorar a Jesús en el sagrario, se puede venerar un Cristo en la cruz, en bronce dorado, del escultor italiano Pasquale Sciancalepore. Es un Cristo vivo, que habla, en palabras de San Josemaría, que lo regaló a Torreciudad. Quiso representarlo así para facilitar la oración y la conversión personales, fruto de la contemplación del sereno sufrimiento de Cristo por los pecados e infidelidades de todos los hombres.

Es costumbre rezar el Rosario ante los azulejos que representan los 20 Misterios, y que están distribuidos en cuatro galerías fuera del templo: Gozosos, Luminosos, Dolorosos y Gloriosos.

Por detrás de los riscos junto a la explanada asciende un sendero el que puede rezarse el Via Crucis, con imágenes que facilitan la práctica de esta devoción.

Muchos peregrinos descienden por el sendero de la antigua ermita, jalonado por imágenes de los Gozos y Dolores de san José, para encomendarse a la protección del Santo Patriarca.

Estatua de San Josemaría Escrivá de Balaguer, el fundador

Estatua de San Josemaría Escrivá de Balaguer, el fundador

Además de administrar los sacramentos, los sacerdotes del santuario están siempre disponibles para brindar consejo y ayuda espiritual a todos los que lo desean.

Es frecuente entre los devotos de la Virgen acudir aquí para celebrar aniversarios familiares, ofrecer sus hijos a Nuestra Señora, solicitar la bendición de instrumentos de trabajo, encargar celebraciones de misas, ofrendar velas a la Virgen, etc. Tampoco faltan los novios que eligen este lugar para celebrar su boda.

La Oficina de Información proporciona de forma gratuita información escrita y audiovisual, y la posibilidad de una visita guiada.

Torreciudad se mantiene con la limosna de peregrinos y visitantes y con las aportaciones del Patronato de Torreciudad. Este Patronato es una asociación civil que se ocupa de mantener el santuario y de cubrir las necesidades económicas, además de promover la organización de numerosas peregrinaciones y visitas. Más información aquí.

Mapa Esquematico

Mapa Esquematico

 

RUTAS SUGERIDAS PARA VISITAR EL SANTUARIO

Ruta 1 (1 hora)

La primera de nuestras rutas recomendadas consta de los siguientes puntos:
Santuario: retablo con óculo eucarístico y talla románica de la Virgen, medallón y capilla del Santísimo con un Cristo de bronce.
Cripta: galería de advocaciones marianas, confesonarios, capillas de Loreto, El Pilar, Guadalupe y Sagrada Familia.
Misterios del Rosario: dolorosos, gozosos, luminosos y gloriosos. Dolores y Gozos de San José.

Ruta 2 (1hora 30 minutos)

La segunda de nuestras rutas, un poco más larga, tiene el siguiente recorrido:
Santuario: retablo con óculo eucarístico y talla románica de la Virgen, medallón y capilla del Santísimo con un Cristo de bronce.
Cripta: galería de advocaciones marianas, confesonarios, capillas de Loreto, El Pilar, Guadalupe y Sagrada Familia.
Misterios del Rosario: dolorosos, gozosos, luminosos y gloriosos. Dolores y Gozos de San José.
Ermita
Via Crucis

Torreciudad y sus alrededores

Torreciudad y sus alrededores

 

ALREDEDORES

Cuatro interesantes localidades se encuentran en las cercanías del santuario, a tan sólo 4 y 5 kilómetros. Secastilla, pequeña localidad que conserva parte de su estructura medieval, con calles estrechas, pasadizos y puertas de entrada al recinto. Sus viviendas conservan el origen defensivo de su origen medieval. La Puebla de Castro, que en sus afueras cuenta con la ermita de San Román, uno de esos lugares que a uno no le deja indiferente. Se trata de un magnífico templo románico (s. XII) de una sola nave con ábside semicircular, con un excepcional artesonado mudéjar perfectamente conservado. La belleza de sus pinturas murales de los siglos XVI y XVII le han valido para ser declarada Bien de Interés Cultural. La tercera localidad es El Grado, que ofrece un interesante trazado musulmán en sus calles, destacando su calle Mayor cerrada por dos arcos apuntados, y la iglesia de San Salvador. Por último, Naval, un precioso pueblo en el que se alza la iglesia parroquial de La Asunción, de estilo gótico-renacentista del siglo XVI, declarado Conjunto Histórico Nacional.

Vista de la fachada principal

Vista de la fachada principal

 

CÓMO LLEGAR A TORRECIUDAD

El santuario de Torreciudad está situado a 24 kilómetros de Barbastro (N- 123 y A-138), en el término municipal de Secastilla, provincia de Huesca, junto al embalse de El Grado y a las puertas del pirineo oscense. Dispone de una buena comunicación con el resto de poblaciones de la provincia y también con Francia gracias al túnel de Bielsa, lo cual permite realizar el desplazamiento Lourdes-Torreciudad en 2 horas y media.

Para más información vea http://www.torreciudad.org/static/2/como-llegar/#top2

La antigua ermita y el nuevo santuario

El sacramento de la Penitencia

El santuario de Torreciudad

El retablo de Torreciudad

Torreciudad: la oración del alabastro

Fuente: http://www.torreciudad.org/

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