Rusia celebra el 450 aniversario de la Catedral de la Intercesión de la Virgen en el Montículo o del Manto, más conocida como San Basilio, cuyas cúpulas acebolladas son la tarjeta de visita del país. La catedral, situada en uno de los extremos la Plaza Roja en Moscú, es actualmente una filial del Museo Histórico de Moscú y sigue acogiendo servicios eclesiásticos ortodoxos.
Una de las joyas más representativas y llamativas de la historia y arquitectura rusa, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, la catedral fue consagrada solemnemente el 12 de julio de 1561 una vez terminada su construcción que duró cinco años.
La construcción de la catedral fue ordenada por el zar Iván el Terrible entre 1555 y 1561. En 1588 el zar Fiodor Ivanovich ordenó que se agregara una nueva capilla en el lado este de la construcción, sobre la tumba de San Basilio el Bendito, santo por el cual se empezó a llamar popularmente la catedral.
El templo consta de 9 iglesias. La torre más alta está en centro y mide 47,5 m.
El concepto inicial era construir un grupo de capillas, cada una dedicada a cada uno de lo santos en cuyo día el zar ganó una batalla, pero la construcción de una torre central unifica estos espacios en una sola catedral.
LAS LEYENDAS SOBRE SU CONSTRUCCIÓN
El proyecto, envuelto en numerosas leyendas, fue ordenado por el zar Iván el Terrible para glorificar su victoria sobre el Kanato de Kazán.
Una de las leyendas dice que la catedral es una copia de una mezquita en Kazán, que fue destruida por Iván el Terrible, enfadado por la resistencia que ofrecieron los habitantes de la hoy capital tártara a las tropas del zar.
Se cree que entonces las cúpulas de aquella mezquita derrumbada fueron trasladadas a Moscú y simbolizaron la victoria del zar sobre Kazán.
Otra leyenda dice que el zar dejó ciego al arquitecto de la catedral, Póstnik Yákovlev, nada más terminada la construcción de la obra, para que no construyese nada que superara en belleza a la catedral.
Por otro lado, los que refutan esa leyenda se basan en que posteriormente Yákovlev construyó otros complejos arquitectónicos, por ejemplo, el Kremlin de Kazán, cosa que, de ser ciego, no habría hecho nunca.
¿DE DÓNDE LE VINO EL NOMBRE DE “SAN BASILIO”?
Ya en la época en que se estaba edificando, vivía en la obra un hombre llamado Vasili (Basilio), que era un “blazhenny”, un “bienaventurado”, como se llama en Rusia a los “locos de Dios”. Tenía fama de santo y era muy respetado y venerado por el pueblo como tantos otros similares a él a lo largo de Rusia. Desde jovencito contaba con un especial don de clarividencia, se negaba a dormir bajo techo, iba todo el año desnudo y descalzo, y llevaba cadenas de penitente (que hasta hoy adornan su sepulcro en una de las capillas de “su” templo).
Decían que la única persona a la que temía el feroz Iván el Temible era al santo loco Vasili. Cuando murió el santo, fue enterrado en el cementerio de la iglesia de la Santa Trinidad en el Foso. El zar y sus boyardos portaron personalmente el ataúd y el patriarca metropolita de Moscú ofició la ceremonia.
Mientras se acababa de construir la nueva iglesia del Manto de la Virgen, corría la voz sobre los milagros que ocurrían en torno a la tumba del loco Vasili.
Finalmente, en 1588 se edificó una capilla anexa a la iglesia del Manto de la Virgen, donde trasladaron los restos de Vasili colocados en un cofre de plata, y el Patriarca Job beatificó al taumaturgo, asignando el día de su muerte, el 2 de agosto, para su veneración y memoria.
LA SIMBOLOGÍA DEL PRIMER EDIFICIO: LA NUEVA ROMA Y LA JERUSALÉN CELESTIAL
El edificio que hoy admiran los turistas adquirió su aspecto actual en el s. XVIII, cuando, tras un gran incendio, fue restaurado y acogió los altares de otras 15 pequeñas iglesias que se quemaron en la Plaza Roja. En el incendio perdió sus16 cúpulas menores. Fue durante esta restauración que el templo adquirió su característico policromado.
Pero durante el siglo XVI y XVII el edificio era más grande. En realidad, primero, Iván el Temible edificó varios templos de madera dedicados a los santos en cuyos días él había obtenido victorias considerables sobre los tártaros. Más tarde, el metropolita Macario propuso construir un único templo con ocho capillas coronadas por el chapitel del Manto de la Virgen, que es lo que se realizó.
En la composición de la catedral se recoge toda la trama profunda de la Salvación: desde la Entrada del Señor a Jerusalén, donde Él redimirá a la humanidad , la reunirá en una Iglesia Santa fundada por Él, bajo la protección de la Santísima Virgen que intercede ante el trono de la Santísima Trinidad, y a través de la Iglesia se abrirá el camino al Reino de la Santa Trinidad, la Jerusalén Celestial.
Se buscaba plasmar la idea nacional de Moscú como una Tercera Roma (después de la italiana y de Constantinopla), representada en la imagen arquitectónica de la nueva Jerusalén, el Reino de Dios descrito en el Apocalipsis de San Juan. No sólo era un lugar para culto, era un icono en sí hecho en piedra.
Sus ocho cúpulas rodeando al chapitel central formaban en el plano dos cuadrados superpuestos recordando una estrella de ocho puntas. El ocho es el número que simboliza “el octavo día”, el día de la Resurrección de Cristo, y el Reino de los Cielos ( “el reino del siglo octavo”, o “el reino octavo”) que llegará tras la segunda venida de Cristo, después de que termine la historia terrenal, unida al número apocalíptico 7.
El cuadrado representa la firmeza y constancia de la fe y simboliza el Cosmos, sus cuatro lados iguales representan cuatro partes del mundo, cuatro vientos del universo, cuatro puntas de la cruz, cuatro evangelios canónicos, cuatro evangelistas, cuatro muros equiláteros de la Jerusalén Celestial. Los cuadrados sobrepuestos significan la proclamación de los Evangelios a los cuatro vientos, o sea, a todo el mundo.
La estrella de ocho puntas nos recuerda también la Estrella de Belén que indicó a los Reyes magos el camino hacia el Niño Dios, Salvador del mundo, y simboliza a toda la Iglesia cristiana como una estrella guía en la vida humana hacia la Jerusalén Celestial.
La estrella de ocho puntos además es el símbolo de la madre de Dios, la reina de la Iglesia y de los Cielos. En la iconografía ortodoxa la Virgen está representada cubierta por un maforio (como se llama el manto que cubre la cabeza y los hombros) con tres estrellas de ocho puntas, en los hombros y en la frente, como recuerdo de su virginidad antes, durante y después de dar a luz a Cristo.
En el siglo XVI y XVII la catedral del Manto contaba con 25 cúpulas, 9 principales y 16 menores, levantadas alrededor del chapitel central, capillas y el campanario. No tenía muchos colores como hoy. Era rojiblanca, y las cúpulas acebolladas eran doradas. El conjunto simbolizaba el Trono Celestial rodeado de los 24 ancianos del Apocalipsis, con coronas de oro (las cúpulas) en las cabezas y revestidos de blanco.
Otra lectura presentaría las 25 cúpulas como símbolo de 13 himnos kontakions y 12 himnos ikos que alaban a la Virgen, akathistos canónicos que se leían en la liturgia cuaresmal en honor a la Madre de Dios.
La galería interior que rodeaba la catedral, pintada con ornamentos florales que recordaban el Edén, en su plano representa una cruz de 12 puntas, lo que corresponde a las 12 puertas en la muralla de la Jerusalén Celestial.
Por toda esta simbología que remitía a la Jerusalén Celestial, en las crónicas y correspondencia privada y diplomática de los extranjeros a la corte rusa y en los documentos de la época no encontramos menciones a ninguna “catedral de San Basilio”, ni “templo del Manto de la Virgen”. En la crónica del conocido viajero y científico alemán Adam Olearius “Descripción del viaje a Moscovia y a través de Moscovia a Persia y de vuelta” (primera edición 1647), leemos estas líneas:
“Fuera del Kremlin, en Kitay-gorod, a mano derecha de las grandes puertas del Kremlin, se erige la artísticamente construida iglesia de la Santa Trinidad, el constructor de la cual, al terminarla, fue cegado por el tirano, para que en el futuro no construyera nada parecido. Aplicadamente copiada imagen de la cual pongo arriba”
Y más abajo, hablando de la misma iglesia del grabado, dice. “la procesión que se dirigía del Kremlin hacia la iglesia de Jerusalén, iba en tal orden…“
En varios documentos de la época leemos este nombre que no llegó a nuestros días: en esa época se le llamaba “la iglesia de Jerusalén”.
NO PUDIERON CON ELLA NI NAPOLEON NI STALIN
El destino de la catedral es un paradigma de los dramáticos giros de la historia rusa, cuando las obras de arte eran destruidas por capricho de los nuevos gobernantes, quienes consideraban que esas ya no se correspondían con la nueva realidad.
De hecho, la catedral estuvo a punto de ser borrada del mapa en varias ocasiones a lo largo de los últimos 450 años.
Por ejemplo, durante la invasión de Napoleón, quien al darse cuenta de que nadie le iba a entregar las llaves del Kremlin ya que los rusos habían abandonado y supuestamente incendiado la ciudad, tuvo que dejar Moscú y, frustrado, dispuso destruir la catedral. Pero, al parecer, las tropas franceses llevaban prisa y no pudieron acabar con el complejo.
En otra ocasión, ya en el siglo XX, uno de los colaboradores más fieles a Josef Stalin, Lázar Kaganóvich, le propuso al dictador soviético que diera la orden de destruir la iglesia, al igual que a muchas otras que fueron derrumbadas por el régimen ateísta soviético.
Dicen que a la hora de tratar de persuadir a Stalin de que la catedral impedía pasar a las tropas durante los desfiles militares en la Plaza Roja, Kaganóvich mostró una maqueta de la plaza y arrebató las pequeñas torres del complejo.
Stalin, dice la leyenda, quedó perplejo al instante y luego le espetó: ‘¡Que vuelvas a colocarlas ahora mismo!’.
Pese a que la ideología bolchevique se manifestaba en contra de la religión como ‘un vestigio del pasado’ de la burguesía zarista, fue en el siglo XX cuando más trabajos de reparación y mantenimiento se hicieron en la catedral.
Ni las ambiciones de uno de los conquistadores más grandes de la historia ni tampoco los prejuicios de uno de los regímenes más sangrientos, la URSS, pudieron condenar al olvido esa parte del corazón de Moscú.
Google ha lanzado en todo el mundo el primer doodle de julio aprovechando la efeméride más importante del día. La Catedral de San Basilio cumple 450 años y el buscador más utilizado del planeta se lo recuerda a sus usuarios con un doodle en el que un dibujo de la Catedral sustituye a la letra L del logotipo de Google.
Fuente: Forum Libertas y otras