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Un experimento que muestra sus errores de diseño.

 

Europa decidió hace tiempo ser un elefante con alas, una bicho que no existe, castrando los valores religiosos y nacionales de cada cultura, en función de crear una entidad burocrática neutra, que dé cabida a todos, pero que paradójicamente es difícil de percibir como propia porque, sus raíces no son autóctonas. Esto es lo explica la profunda crisis política económica en la que está sumergida y el ascenso de los partidos de extrema derecha.

 

amanecer dorado grecia

 

Europa está despertando a la pesadilla del crecimiento de la extrema derecha, que aunque democrática y conciliadora, no niega sus orígenes ideológicos en el fascismo y el nacionalsocialismo. 

EN GRECIA

Hace sonar la alarma el país más deteriorado de Europa: Grecia. En una encuesta publicada el 16 de noviembre, el partido Amanecer Dorado parece ser el primero, con un 26,6% de los votosNo se trata de una derecha democrática, sino abiertamente neo-nazi, con consignas y símbolos que se hacen eco de manera explícita de la estética y la retórica del Tercer Reich.

El segundo partido griego es Syriza, de extrema izquierda, con el 22% de los votos. Los partidos que conforman el actual gobierno de coalición, tanto el conservador Nueva Democracia, y (especialmente) los socialistas del Pasok están en caída libre.

EN FRANCIA

Pero no sólo Grecia asiste al ascenso de la extrema derecha. En Francia, la cuna de Europa, el Frente Nacional de Marine Le Pen es el primer partido, según los últimos sondeos: 24% de los votos, frente al 22% de la UMP (gaullista conservador) y el 19% de los socialistas, en la actualidad en el gobierno y en la presidencia.

Marine Le Pen sabe cómo manejar su imagen mucho mejor que su padre, que se enmarcaba en la retórica del neo-fascismo y se presenta al público como el verdadero gaullismo.

Leyendo el programa, sin embargo, se encuentra toda la agenda de la «derecha social» nacionalista, que caracteriza a las formaciones de la extrema derecha.

EN HUNGRÍA

El otro caso emblemático, en la nueva Europa (ex comunista) es Hungría, donde un partido como Jobbik, abiertamente racista, filo-islámico, anti-occidental, anti-semita, alcanzó el tercer lugar detrás de los conservadores del Fidesz (el partido del primer ministro Viktor Orban) y los socialistas.

A fin de contener la amenaza de la extrema derecha y mantener la mayoría, la derecha conservadora de Orban debe cuidar constantemente su espalda de la derecha más a la derecha que él, haciendo concesiones programáticas, permitiendo incluso algunas situaciones antisemitas, como la asignación de de la prestigiosa Orden al Mérito a personas que son abiertamente antisemitas.

¿QUE ES LO QUE QUIERE ESTA EXTREMA DERECHA?

Para una comprensión de la extrema derecha se debe es tratar de averiguar lo que quiere.

A pesar de sus grandes diferencias, todos quieren las mismas cosas: huir del euro o de la Unión Europea (UE), desengancharse de las finanzas internacionales, expulsar a los inmigrantes, garantizar un ingreso, un techo y un trabajo a los compatriotas, y resucitar una fuerte identidad nacional.

Esta tendencia se debe a un malentendido y un temor bien fundado.

EL MALENTENDIDO

El malentendido consiste en atribuir a la Unión Europea, a la globalización y a las finanzas internacionales (y a los judíos y a toda la civilización occidental, en el caso de Jobbik) los que son errores de los gobiernos nacionales. 

El gobierno socialista húngaro y el socialista griego habían manipulado sus presupuestos para ocultar la deuda y conseguir uno entrar en la Unión Europea y el otro en el Euro. Luego continuaron su camino, con un exceso de gasto del gobierno, más de lo que sus ciudadanos pudieran permitirse. 

La UE no tiene la culpa de la crisis económica, porque está disponible para proporcionar crédito, siempre que el Estado tenga las cuentas nacionales saneadas, y al menos, se transforme en un Estado pequeño.

Si a Orban le cuesta volver a encarrilar la economía húngara y los griegos se han hundido en el abismo de la crisis, se debe exclusivamente a sus políticas.

Francia, que es uno de los fundadores de la UE, tiene un problema incluso antiguo, debido a que ambos, gaullistas y socialistas han evitado cuidadosamente reformar el estado de bienestar, engorroso, sobre-regulado y no sostenible.

Y ahora la crisis está llegando a París e Italia es probable suceda lo mismo que con los «primos» griegos y húngaros.

El mayor error de los gobiernos nacionales en la crisis ha sido la de creer que «dentro de Europa se va a resolver todo». Pero ser miembro de la UE y del euro traerá beneficios sólo si un estado tiene ya una estructura de sus finanzas lo suficientemente sólida para permitir este compromiso. De lo contrario la UE se transforma en una camisa de fuerza insoportable.

EL TEMOR FUNDADO

El temor fundado, en el que la extrema derecha hace fuerza, es la pérdida de identidad nacional y religiosa. Y la UE parece estarla alimentando. 

Los EE.UU. una nación son multiétnica y democrática y que nunca ha conocido el fascismo, tiene una fuerte identidad nacional y cristiana. Así también el Reino Unido, que es una muy antigua democracia que siempre ha luchado contra el totalitarismo.

La Unión Europea, a pesar de tener la ambición de sustituir el Estado nacional para construir uno multinacional a escala continental, está en cambio totalmente desprovista de su propia identidad.

Ha perdido la oportunidad de insertar una referencia a las raíces cristianas en el preámbulo de su Constitución. Y no lo ha hecho por tener fuera a naciones musulmanas candidatas (como Albania y Turquía), y por la resistencia, especialmente de Francia, que quiere mantener a Turquía, pero también quiere dar a la UE su modelo de laicidad del Estado.

Así acabó imponiéndose la idea de convertir a Europa en una arquitectura de identidad puramente individual, «libre» de la religión y de los sentimientos nacionales.

También lo demuestra el compromiso inquebrantable con el que la UE ha perseguido a la Hungría de Orban, sólo porque en su nueva Constitución ha introducido referencias, principios y valores cristianos y nacionales. También muestra la furia con que la UE promueve todas las formas de represión del pensamiento «rebelde» en el nombre de la moda políticamente correcta.

EL RIESGO DE QUERER UN ELEFANTE CON ALAS

La Unión Europea privada de los valores de sus raíces sigue yendo por el camino que el Papa Juan Pablo II ya había descrito en su encíclica Veritatis Splendor.

Después de la caída de las dictaduras marxistas, ahora:

«el riesgo de la alianza entre democracia y relativismo ético, quita a la convivencia civil cualquier punto seguro de referencia moral, despojándola más radicalmente del reconocimiento de la verdad. En efecto, si no existe una verdad última -que guíe y oriente la acción política-, entonces las ideas y las convicciones humanas pueden ser instrumentalizadas fácilmente para fines de poder. Una democracia sin valores se convierte con facilidad en un totalitarismo visible o encubierto, como demuestra la historia«.

La UE, como también señaló Margaret Thatcher (rival histórico y valiente de este diseño multinacional), es la tumba de la democracia.

 «Resulta irónico que justo cuando esos países, como por ejemplo la Unión Soviética, que han tratado de dirigir todo desde el centro, están aprendiendo que el éxito depende de distribuir el poder y las decisiones lejos del mismo, haya dentro de la Comunidad quien quiera ir en dirección opuesta. No hemos hecho retroceder las fronteras del Estado en Gran Bretaña sólo para ver cómo se vuelven a imponer a escala europea, un superestado ejerciendo un nuevo dominio desde Bruselas».

La UE no puede nacer sino como coalición estable de las naciones cementadas por las raíces cristianas comunes. En su lugar, se está configurando como un estado verdaderamente super-burocrático, deliberadamente carente de valores, lejos de los ciudadanos, pero con la intención de emitir obligaciones, prohibiciones, requisitos y combatir toda identidad. Una Torre de Babel.

Al final, no se sorprenda, en tiempos de crisis económica, del resurgimiento del nacionalismo, es decir, la versión caricaturesca, extremizada y a veces violenta de los pueblos.

Fuentes: la Nuova Bussola Quotidiana, Signos de estos Tiempos

 

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