Más martirio para los cristianos de medio oriente.
Finalmente lo jidahistas tomaron Mosul, la segunda ciudad de Irak. Desde el martes pasado está en manos del Estado Islámico de Irak y el Levante, la formación islamista que desde el pasado verano ya ha transformado la provincia de Raqqa, en el norte de Siria, en una verdadera pesadilla para cualquier persona que viva allí.
Esto presagia una nueva ola de martirio para los cristianos de la región, a tal punto alarmados, que el propio martes ya salieron 200 mil refugiados hacia el norte.
LA TOMA DE MOSUL
Estos extremistas suníes próximos a Al Qaeda se han hecho con el control de Mosul, la segunda ciudad de Irak, y de seis comarcas en la provincia de Kirkuk. Se trata de un golpe sin precedentes contra el Gobierno de Nuri al Maliki.
Durante la noche, centenares de milicianos del Estado Islámico en Irak y el Levante (ISIL) y otros grupos asociados, han tomado la principal base militar de Mosul y liberado a los presos de tres cárceles, sin que al parecer los soldados opusieran resistencia. A continuación, se han hecho con el control de la oficina del gobernador, las comisarías de policía, las cadenas de televisión, el aeropuerto y otros edificios oficiales.
Esto ha obligado al primer ministro Nuri al Maliki a pedir al Parlamento el estado de emergencia. La Cámara Baja celebrará una sesión extraordinaria este jueves para intentar frenar el progresivo avance de LOS grupos jihadistas en el norte del país.
El norte de Irak es desde hace unos meses el terreno de juego de los rebeldes. El Gobierno teme que estos grupos jihadistas prosigan su avance hacia el sur y ataquen Bagdad. Para intentar frenar el avance de los grupos islamistas, las autoridades han anunciado que armarán a los ciudadanos de las zonas más inestables.
La violencia sectaria se ha cobrado este mes de mayo la vida de 800 personas y en lo que va de año más de 4.600.
LAS CONSECUENCIAS
Estos jihadistas son los de las banderas negras de Al Qaeda en el techo de las iglesias, los de la aplicación de la jizya – el impuesto a los no musulmanes para su «protección» -, los activistas que hacen desaparecer de sus cárceles a cristianos, los que realizan la crucifixión de aquellos que se atreven a oponerse a su doctrina.
Fueron directamente a abrir las puertas de las cárceles del país, dentro de las cuales reclutaron rápidamente más de dos mil nuevos militantes.
Con el control de Raqqa y Mosul, en sus manos ya hay una vasta zona entre Siria e Irak; y ayer por la tarde hubo rumores de otro avance alarmante hacia Tikrit.
Mientras tanto, la ciudad más grande en el norte de Irak conoce la cara habitual de todas estas guerras: una nueva ola de refugiados. Doscientos mil ya el martes por la noche marcharon al norte, a la provincia de Dohuk, que forma parte de la región autónoma de Kurdistán. Entre ellos hay ciertamente muchos cristianos de Mosul, que han vivido el sufrimiento del martirio en esta terrible década.
Muchos caldeos ya habían huido hacia la llanura de Nínive, un enclave no muy lejos, donde alguien sueña concentrar a los cristianos en una especie de gueto.
Mosul es la ciudad del arzobispo caldeo Paulos Faraj Rahho, encontrado muerto después de haber sido secuestrado en 2008, y del padre Ragheed Ganni, un joven sacerdote colaborador suyo que había muerto el año anterior.
En Mosul se ha mantenido el joven arzobispo que ha tomado el lugar de Monseñor Rahho, Emil Shimoun Nona, de cuarenta y cinco años. Que hace unos días – en una entrevista con la agencia del PIME – había dicho palabras muy amargas:
«Estamos seguros de que la Iglesia en todo el mundo reza por Irak» – dijo(con un poco de optimismo) – «pero el occidente y sus gobiernos parecen haber «olvidado» el drama que vive nuestra población; ahora es normal que se sienta cada día las cifras de muertos, los ataques y la violencia».
Son palabras que se pierden como todo lo demás, porque diez años después Irak ya no es noticia.
El resultado es que el nuevo santuario de Al Qaeda ya no está en las montañas de Tora Bora, sino en la mitad de la media luna fértil y para ello ha contado con las armas frescas que llegaron a Siria en los últimos tres años.
Pero que hay un detalle singular: ahora incluso los saudíes, los Emiratos del Golfo y Turquía parecen que empezar a preocuparse. Porque tal vez llegaron a darse cuenta que gente como Omar al-Shishani – el comandante militar del Estado Islámico de Irak y el Levante – no es de los que obedecen dócilmente sus directivas. Y con un personaje como él circulando en el patio trasero, la estabilidad en sus hogares puede ponerse en riesgo.
Así que en los últimos días hay una gran cantidad de iniciativas: el emir de Qatar ha lanzado un llamamiento a un alto el fuego en Siria, los saudíes comenzaron la caza de los jihadistas, el presidente iraní Rouhani fue recibido con todos los honores en Turquía.
Toda esta matanza y martirización de los cristianos se hubiera ahorrado si occidente hubiera sido sensato y apostado a una negociación en Siria, en lugar de armar sistemáticamente a los insurgentes.
Fuentes: Agencias, Signos de estos Tiempos