El argumento para el saneamiento es el desmarque del marxismo.
A esta altura parece más que evidente que el Vaticano y la Teología de la Liberación están haciendo las paces. Pero para bailar el tango de necesitan dos, así que seguramente fue necesario el movimiento del Prefecto para la Doctrina de la Fe, Cardenal Gerhard Müller con la anuencia o incluso el impulso del papa Francisco, y el acercamiento a Roma de Gustavo Gutiérrez – su fundador – a partir de la elección de Francisco.
La dinámica de Francisco en principio es “barrer para adentro” como hacen los políticos en época de elección, y hacer participar de la vida de la Iglesia a los que por una u otra razón estaban alejados. Ahora para completar, y quizás para no dar la sensación de que mira sólo al ala izquierda, Francisco debería insistir en integrar al ala más de derechas, los lefebvristas; pero también para bailar este tango se necesitan dos.
En una conferencia de prensa en la que presentó su reciente libro sobre la realidad de los pobres y su relación con la Iglesia, el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el recientemente creado Cardenal Gerhard Müller, aclaró que la Iglesia tuvo la necesidad de aclarar una problemática de la Teología de la Liberación que sufrió “presiones” del marxismo.
En la conferencia de prensa de la presentación del libro “Pobres por los pobres: La Misión de la Iglesia” participó además el controvertido teólogo peruano Gustavo Gutiérrez, autor de dos artículos que aparecen en la tercera parte del libro.
Apartándose de sus radicales ideas expresadas en su obra “Teología de la Liberación, Perspectivas”, donde abogaba por la lucha de clases, Gutiérrez señaló en la presentación que “la idea del servicio viene directamente del Concilio Vaticano II” ya que los cristianos están llamados “a servir y a buscar la imagen de Cristo en cada hombre e ir a los confines del mundo y las periferias, como nos invita el Papa Francisco”.
Luego de la presentación del libro cuyo prólogo ha sido escrito por el Papa Francisco, el Cardenal Müller dijo que la Teología de la Liberación comenzó como una aplicación de la Gaudium et Spes, un documento del Concilio Vaticano II sobre la Iglesia en el mundo actual, al escenario de América Latina.
Pero precisó que, “cuando una nueva teología está en desarrollo, hay asuntos que deben clarificarse”.
Esta necesidad de clarificación hizo que la Congregación para la Doctrina de la Fe, presidida en ese entonces por el Cardenal Joseph Ratzinger (luego Benedicto XVI), emitiera dos instrucciones: la Libertatis Nuntius, de 1984, que condenaba la orientación marxista de la teología de la liberación; y la Libertatis Conscientia, de 1986.
“En esta parte de la historia, la ideología del comunismo soviético presionó mucho a la Teología de la Liberación”, dijo el Cardenal.
El Purpurado no quiso entrar en polémica sobre el distanciamiento de la Teología de la Liberación de la ortodoxia, afirmando que “más que una purificación, ha habido una clarificación”.
“Hemos tenido un diálogo, un debate serio, porque cada tema puede tratarse desde una perspectiva distinta, pero cada uno de nosotros está enraizado en la doctrina de la fe. La Teología es realmente necesaria para la actualización de la doctrina de la fe, pero la doctrina de la Iglesia siempre es la misma, dado que la doctrina de la Iglesia es la profesión de la fe revelada por la Palabra de Dios”.
El Cardenal dijo además que él y Gutiérrez “han conversado mucho sobre algunos, digamos problemáticos, asuntos de la Teología de la Liberación” que siempre están “divididos en tres pasos: ver, juzgar y actuar”.
El Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe dijo además a los periodistas presentes en la presentación del libro que “tal vez tuvo algo de influencia” en profundizar el diálogo de Gutiérrez con la filosofía medieval, latina y griega, y no tanto con la filosofía moderna.
En ese sentido, “ha habido un cierto desarrollo en modelar la misión de la Iglesia por el bien común y por la misión de la unidad”.
Fuentes: ACI prensa, Signos de estos Tiempos