Para establecer una comunicación directa.
Sabemos que el Papa Francisco es un aficionado al fútbol, un fan de San Lorenzo de Almagro de Argentina, y que le gusta usar el lunfardo y porteñismos para hacer que las ideas que trata de comunicar sean más visuales. Es por esto que con frecuencia usa la jerga futbolera en sus charlas.
En la Jornada Mundial de la Juventud en Brasil se dirigió a los jóvenes instándoles a «jugar en el equipo» de Jesús, usando la jerga futbolera para expresar la idea de ser uno con Él.
«¿Qué hace un jugador cuando es llamado a formar parte de un equipo? ¡Debe entrenar y practicar mucho! Así es nuestra vida como discípulos del Señor».
Parafraseando a lo que San Pablo señalaba a los cristianos de su tiempo, la figura de un deporte y las cualidades necesarias para practicarlo:
«Cada atleta debe ser disciplinado en todo lo que hace para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una que dura para siempre».
«¡Jesús nos ofrece algo más grande que la Copa del Mundo! Jesús nos ofrece la posibilidad de una vida fructífera, una vida feliz y también nos ofrece un futuro con Él que no tendrá fin, la vida eterna. (…). Pero hay que «estar en forma» para hacer frente a todas las situaciones, sin miedo a la vida, dando testimonio de nuestra fe».
En resumen, tenemos que «sudar la camiseta». Eso no tiene nada que ver sólo con el ámbito del fútbol, ??tiene que ver con el trabajo, por ejemplo. Los que trabajan, los que «ganan el pan con el sudor de la frente» sudan la camiseta, y los deportistas (no sólo futbolistas) que sudan son los que corren más, juegan más y se han comprometido a que su equipo gane.
La idea del Papa Francisco siempre ha sido la de una Iglesia peregrina. No la concibe como un conjunto de grupos estáticos, la quiere en marcha, en movimiento, en viaje y «sudando la camiseta», jugando en el equipo de Dios, así son sus atletas.
Continuando con las metáforas de fútbol, ??he oído más de una vez «patear para adelante», hacia la puerta, no permanecer atrás, asustados, a la defensiva, tenemos que tratar de ganar, marcar goles. No quedarse atrás o pararse en el medio campo. «Jugar a la ofensiva» es una actitud sana, que ofrece la oportunidad para que Dios nos dé la victoria.
Quizá en otros tiempos el Papa usaría expresiones más de guerra, milicias, soldados y compañías preparadas para la batalla, pero las imágenes del fútbol son más populares.
Fuentes: Terre d’America, Signos de estos Tiempos