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Francisco advierte a las monjas de la LCWR.
Las monjas estadounidenses de la Leadership Conference of Women Religious (LCWR) tendrán que resignarse: el Papa Francisco piensa como Benedicto XVI (y comparte la visión de los obispos estadounidenses) con respecto a la dirección que ha tomado en los últimos años la mayor (pero con menos vocaciones proporcionalmente) organización de monjas del país.

 

monjas LCWR

 

Por otro lado, la actitud demasiado “suave” del Prefecto de la Congregación para los Religiosos en relación con la LCWR no convence al Vaticano.

Una de las pocas, hasta ahora, decisiones de Papa Francisco había sido la de confirmar la reforma de la LCWR. Una decisión que dio a conocer el prefecto de la Congregación de la Fe, Mons. Gerhard Müller. Inmediatamente después, alguna monja “bloguera” y la presidenta de la LCWR se preguntaron, pública y polémicamente, si Jorge Mario Bergoglio sabía cuál era la situación.

Suficiente para expresar, en privado, opiniones severas sobre su actuación. Y para dar algún tirón de orejas por aquí y por allá durante el discurso pronunciado ante las Superioras Generales que se reunieron en Roma.

“Su vocaciónes un carisma fundamental para el camino de la Iglesia, y no es posible que una consagrada y un consagrado no “sientan” con la Iglesia… Un “sentir” con la Iglesia que encuentra su expresión filial en la fidelidad al Magisterio, en la comunión con los Pastores y con el Sucesor de Pedro, Obispo de Roma, signo visible de la unidad”, dijo en esa ocasión el Papa.

Después añadió: “El anuncio y el testimonio del Evangelio para cada cristiano no son nunca un acto aislado o de grupo… es una dicotomía absurda pensar que se puede vivir con Jesús sin la Iglesia, seguir a Jesús fuera de la Iglesia, amar a Jesús sin amar a la Iglesia”.

Al final, una alusión, que parecía a medida de la LCWR, sobre la obediencia:

“aceptando que la obediencia pase a través de las intermediaciones humanas. Recuerden que la relación autoridad-obediencia se sitúa en el contexto más amplio del misterio de la Iglesia y constituye una particular realización de su función intermediadora”.

Palabras que suscitaron comentarios negativos dentro de la LCWR:

“Algunas de nosotras esperaban que el Papa Francisco fuera muy, muy diferente del Papa Benedicto. Probablemente pensar de esta manera era solo una pía ilusión”.

Y aún más:

“Todos estos gestos –sobre la decisión, por ejemplo, de lavar los pies también a las mujeres o de llevar paramentos más sencillos– no indican necesariamente qué es lo que piensa desde el punto de vista teológico, o cuál es su nivel de comprensión de la vida religiosa en América del Norte”.

Hay que recordar que la Congregación para la Doctrina de la Fe había difundido una evaluación muy crítica sobre la LCWR, en la que se imputaban a las religiosas “serios problemas doctrinales”, que podrían incluso “distorsionar la fe en Jesús y en su Padre”.

Además, también fueron acusadas de haberse alejado de las enseñanzas de la Iglesia, siguiendo “teorías feministas”. Y fueron criticadas por haber hecho declaraciones públicas que “desafían a los obispos, auténticos maestros de la Iglesia, de la fe y de la moral”.

Las monjas encontraron una especie de aliado en el Prefecto de la Congregación para los Religiosos, el brasileño Joao Braz de Aviz, que ostenta una gran amistad con el Papa Francisco; el purpurado brasileño indicó que no había sido informado por la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre los nuevos procedimientos. Tal vez esta “suavidad” de Braz de Aviz explicaría por qué el nombramiento casi asegurado para el obispo de Phoenix, Thomas Olmsted, como “número 2” de la Congregación para los Religiosos no hubiera llegado a buen puerto.

Algunos dicen que mons. Olmsted, que comparte la postura de sus “colegas” estadounidenses con respecto a la LCWR, se dio cuenta de que no habría podido trabajar bien en la situación actual de la Congregación, por lo que habría, elegantemente, declinado el ofrecimiento.

Parece ser que las declaraciones de Braz de Aviz no gustaron mucho en la Congregación para la Doctrina de la Fe (y tampoco a Francisco). La culpa, naturalmente, fue de los periodistas:

“Los recientes comentarios de los medios sobre las observaciones del cardenal João Braz de Aviz, Prefecto de la Congragación para los Institutos de Vida Consagrada, durante la Asamblea General de la Unión Internacional de las Superioras Generales del domingo 5 de mayo – indicó una nota del Vaticano – han querido ver una divergencia entre la Congregación para la Doctrina de la Fe y la Congregación para las Religiosas con respecto al enfoque sobre la rennovación de la vida religiosa. Tal interpretación de las observaciones del Cardenal no está justificada. Los Prefectos de ambas Congregaciones operan juntos según sus específicas responsabilidades y han colaborado durante todo el proceso de evaluación doctrinal de la LCWR. El arzobispo Gerhard Müller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y el Cardenal Braz de Aviz, reunidos ayer, reafirmaron su común compromiso para la rennovación de la vida religiosa, particularmente para la evaluación doctrinal de la LCWR y para el programa de reformas que exige, de acuerdo con los deseos del Santo Padre”.

La impresión es que el Francisco tiene las ideas muy claras al respecto y, una vez más, en sintonía con las de su predecesor.

Fuentes: Vatican Insider, Signos de estos Tiempos

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