Los Mensajes y Milagros de Garabandal

En las apariciones de Garabandal de junio 18, 1961 hasta junio 18, 1965 se dieron a conocer especialmente dos mensajes. El primero se lo dio a conocer Nuestra Señora a las niñas el día 4 de julio, de 1961, mensaje que ya había aparecido inscrito en un rótulo a los pies del Ángel San Miguel en el mes de junio, durante las apariciones del ángel a las niñas. Nuestra Señora del Carmen les pidió a las niñas que no hicieran público este mensaje sino hasta el 18 de octubre. Así lo hicieron.

Los mensajes que nos dio la Virgen por medio de las niñas videntes son claros y sencillos, lo que aquellas almas sencillas y humildes debían saber, y por ellas el mundo entero. Lo mas importante de estas Apariciones es cumplir y dar a conocer al mundo los mensajes que la Virgen María dio para que el Mundo entero se convierta. La Virgen dijo a Conchita: «No te preocupes, mi Hijo hará todo», porque todo lo que viene no es obra humana sino de Dios.

 

PRIMER MENSAJE

En 18 de Octubre de 1961 las videntes dieron a conocer al mundo el 1er mensaje y que a la letra dice:
«Hay que hacer mucho sacrificios y mucha penitencia, y tenemos que visitar mucho al Santísimo, pero antes tenemos que ser muy buenos. Y si no lo hacemos vendrá un castigo. Ya se está llenando la copa, y si no cambiamos vendrá un castigo».

El mensaje nos habla de elementos esenciales de la fe: sacrificio; penitencia, la Eucaristía y la conversión que da frutos en una vida virtuosa: «ser muy buenos». También nos recuerda la misión de los ángeles y el cuidado maternal de la Virgen Santísima.

Garabandal nos recuerda que la vida cristiana requiere seriedad. Juan Bautista predicó: «Arrepentíos, pues el reino de Dios está cerca» (Mt 3, 1-3). El propio Cristo inaugura su predicación diciendo: «arrepentíos y creed en la Buena Nueva…» (Mc 1,15). Es, pues, el mensaje eterno de los profetas y recordado insistentemente en estos tiempos por la Santísima Virgen, tanto en La Sallete, como en Lourdes y Fátima, pero desafortunadamente olvidado por la gran mayoría de los hombres; por eso, si no cambiamos, vendrá un castigo, que será manifestación de la Justicia de Dios como consecuencia del pecado de los hombres al hacer mal uso de su libertad.

«Ya se está llenando la copa». Lenguaje bíblico apocalíptico que no recuerda los 7 ángeles con las 7 copas de oro (15,7) que están rebosantes de la ira de Dios…

«Tenemos que visitar mucho el Santísimo», que nos recuerda la presencia real de Cristo con su cuerpo, sangre, alma y divinidad, en momentos que los católicos – y aun sacerdotes – han perdido la fe en la Eucaristía. «Pero antes tenemos que ser muy buenos», es decir, tenemos ante todo que vivir en gracia de Dios, alejar de nuestra vida el pecado mortal, con la ayuda de la gracia de Dios y la participación de los Sacramentos.

 

SEGUNDO MENSAJE

La Santísima Virgen comunicó su «segundo mensaje» cuatro años después, hacia el final de las apariciones. Nuestra Señora le dijo a Conchita el 1ro de enero, de 1965 que el Arcángel San Miguel se aparecería el 18 de junio y le daría un mensaje en su nombre, a todo el mundo. Por mediación de San Miguel, Nuestra Señora se quejó de que no se hubiere hecho caso a su primer mensaje y advirtió al mundo que éste sería el último. Dijo la Virgen:

«Como no se ha cumplido y no se ha hecho conocer al mundo mi mensaje del 18 de octubre, de 1961, os diré que éste es el último; antes la copa se estaba llenando ahora está rebosando. Los sacerdotes van muchos por el camino de la perdición, y con ellos llevan a muchas más almas. A la Eucaristía cada vez se le da menos importancia. Debéis evitar la ira de Dios sobre vosotros con vuestros esfuerzos. Si le pedís perdón con vuestras almas sinceras El os perdonará. Yo, vuestra Madre, por intercesión del Ángel San Miguel, os quiero decir que os enmendéis. Ya estáis en los últimos avisos. Os quiero mucho y no quiero vuestra condenación; pedidnos sinceramente y nosotros os lo daremos, debéis sacrificaros más; pensad en la pasión de Jesús».«La copa se está llenando». El pecado no está en desacatar el mensaje de Garabandal sino en rechazar el Evangelio que nos comunicó Jesucristo por no vivirlo de corazón. Sin la redención de Cristo vamos a la perdición. Garabandal no dice, ni puede decir, nada nuevo. Es un aviso sobre la importancia de vivir la fe que ya se nos ha dado en la Iglesia.

«Yo, vuestra Madre», la Santísima Virgen se presenta como Nuestra Madre, confirmando lo que ya Cristo en la cruz nos había legado: «mujer, ahí tienes a tu hijo» (Jn 19, 26); y nos pide e insiste que nos sacrifiquemos más y que meditemos la pasión de Su Hijo y volvamos a la Eucaristía con fervor.

Se insiste que la copa esta rebosando y que «los sacerdotes, muchos van por el camino de la perdición y con ellos llevan a muchas más almas», frase, que para el año de 1965 no resultaba del todo clara, pues el Concilio Vaticano II terminaba con una gran esperanza para la mayoría de los católicos, y en especial para los cardenales, obispos y sacerdotes. Este optimismo no dejaba adivinar la gran crisis de fe y la infidelidad de miles de almas consagradas que iba a padecer la Iglesia en los años siguientes: Desde 1965, de los 400,000 sacerdotes con que contaba la Iglesia, unos 90,000 dejaron el ministerio. Esta hemorragia fue provocada por ciertas corrientes de pensamientos avanzados que pretendían interpretar «liberal» y «progresivamente» las enseñanzas del Concilio Vaticano II. Así, los efectos no se hicieron esperar:

El «Depósito de la Fe», los dogmas, y la moral cristiana serán atacados. Recordemos las oposiciones violentas y tan comunes contra las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia sobre la regulación de la natalidad (Humanae Vitae), el aborto, la doctrina social de la Iglesia, la catequesis, la autoridad papal, las cuestiones concernientes a la Eucaristía, penitencias, resurrección, en fin, toda la doctrina.

Tal es la situación, que el Papa Pablo VI habló en enero, de 1976 sobre «la traición de los clérigos». También en otra ocasión dijo,»se creía que después del concilio vendría un día de sol para la historia de la Iglesia, pero por el contrario, ha venido un día de nubes, tempestad y oscuridad, porque ha intervenido el poder adverso: Satanás» (29-6-1972). «A la Eucaristía cada vez se le da menos importancia», anuncio profético que ha llevado a una perdida de la fe en la presencia real de Cristo y a una irreverencia al celebrar los Santos Sacramentos por parte de los sacerdotes.

 

LA ÚLTIMA APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN GARABANDAL

Escribe Conchita:
Estando un día en la iglesia, la Virgen me ha dicho en una locución que la vería el 13 de Noviembre en los Pinos. Me dijo que esto seria una aparición especial para besar objetos religiosos y repartirlos después, ya que tienen gran importancia. ¡Yo estaba con
grandes deseos de que llegase ese día, para volver a ver a quien ha sembrado en mí la felicidad de Dios!
Durante las Apariciones el Angel venia a darle la Comunión cuando no había Sacerdotes en el Pueblo. Le decía el Angel: «Reza el -Yo pecador- y piensa que vas a recibir a Dios», después le daba la Comunión con gran veneración y después de la Comunión rezaba con ella la Oración “Alma de Cristo santifícame , Cuerpo de Cristo sálvame, ….” y finalmente le decía la Virgen, de escuchar a Jesús, darle gracias, pedirle, decirle todo.

Estaba lloviendo, pero a mi no me importó. Subí a Los Pinos y llevaba conmigo muchos rosarios que hacía poco me los habían regalado para repartirlos; y ,como me había dicho la Virgen en la locución, los llevé para que los besara. Subiendo sola a Los Pinos iba diciéndome, como muy arrepentida de mis defectos, que no caería más en ellos, porque me daba apuro presentarme delante de la Madre de Dios sin quitarlos.

Cuando llegué a Los Pinos empecé a sacar los rosarios que llevaba; y estándolos sacando, oí una voz muy dulce, la de la Virgen, que se distingue entre todas, y me llamaba por mi nombre. Yo le he contestado: ¿Que? y en ese momento la he visto con el Niño Jesús en brazos. Venía vestida como siempre y muy sonriente. Yo le he dicho: «Ya he venido a traerte los rosarios para que los beses.» Y Ella me ha dicho. «Ya lo veo.»

Yo traía masticando un chicle, pero cuando la estaba viendo dejé de masticarlo y lo he puesto en una muela. Y Ella ha notado que lo traía, y me ha dicho: «Conchita, ¿por qué no dejas tu chicle y lo ofreces como un sacrificio por la gloria de mi Hijo?» Y yo con vergüenza, me lo he sacado y tirado en el suelo.

Después me ha dicho: «¿Te acuerdas de lo que te dije el día de tu santo de que sufrirás mucho en la tierra?, pues te lo vuelvo a decir. Ten confianza en Nosotros y lo ofrecerás con gusto a Nuestros Corazones, por el bien de tus hermanos. Porque así estarás más unida a Nosotros.» Yo le he dicho: «Que indigna soy, Oh Madre nuestra, de tantas Gracias recibidas por Vos, y todavía venir hoy a mi para sobrellevar la pequeña cruz que ahora tengo».

Ella me ha dicho: «Conchita, no vengo solo por ti, sino que vengo por todos mis hijos, con el deseo de acercarlos a Nuestros corazones«. Y me ha pedido: «Dame, para que pueda besar todo los que traes». Y se lo he dado.

Llevaba conmigo una Cruz y la ha besado, y después me ha dicho: «Pásala por las manos del Niño Jesús», y yo lo he hecho y El no ha dicho nada. Yo le he dicho: «Esta Cruz la llevaré conmigo al convento», pero no me ha dicho nada.

Después de besarlos me ha dicho: «Mi Hijo por medio de este beso que yo he dado aquí, hará prodigios, repártelos a los demás«, claro, yo así lo haré.
Después de esto me ha pedido le diga las peticiones para los demás, que me habían encomendado. Y yo se las he hecho. Y me ha dicho: «Dime, Conchita, dime cosas de mi hijos, a todos los tengo bajo mi manto.» Yo le he dicho: «Es muy pequeño, no cabemos todos». Ella se ha sonreído.

«¿Sabes, Conchita, por qué no he venido yo el 18 de Junio a darte el Mensaje para el mundo? Porque me daba pena decíroslo yo, pero os lo tengo que decir para bien vuestro y gloria de Dios si lo cumplís. Os quiero mucho y deseo vuestra salvación para reuniros en torno del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¿Verdad, Conchita, que tu me responderás?» y yo le he dicho: «Si estuviese siempre viéndote, sí; pero si no, no lo se, porque soy muy mala.», «Tu pon de tu parte todo y Nosotros te ayudaremos, como también a mis hijas, Loli, Jacinta y Maria Cruz»

Ha estado muy poco. También me dijo: «Será la última vez que me veas aquí, pero estaré siempre contigo y con todos mis hijos.» Después añadió: «Conchita, ¿Por qué no vas a menudo a visitar a mi Hijo al Santísimo. Por qué te dejas llevar por la pereza, no yendo a visitarle cuando Os está esperando de día y de noche?»

Como ya he escrito, estaba lloviendo mucho, y la Virgen y el Niño Jesús no se mojaban nada. Yo, cuando los estaba viendo no me daba cuenta de que llovía, pero cuando dejé de verlos estaba mojada. Yo he dicho: «¡Ay, que feliz soy cuando os veo! ¿Por qué no me llevas contigo ahora?» Y me ha contestado: «Acuérdate de lo que te dije el día de tu santo, al presentarte delante de Dios tienes que mostrarle tus manos llenas de obras hechas por ti en favor de tus hermanos y para gloria de Dios, y ahora las tienes vacías».

Y nada más. Se ha pasado ese feliz rato que he pasado con mi Mamá del Cielo y mi Amiga, y con el Niño Jesús. Los he dejado de ver pero no de sentirlos. De nuevo han sembrado en mi ánimo una paz y una alegría y unos grandes deseos de vencer mis defectos para conseguir amar con todas mis fuerzas, a los Corazones de Jesús y de María, que tanto nos quieren.

Anteriormente, la Virgen me ha dicho que Jesús no mandaba el Castigo para hacernos sufrir sino para reprendernos de que no le hacemos caso y por ayudarnos. Y el Aviso nos lo manda para purificarnos, para hacernos ver el Milagro con el cual nos muestra claramente el amor que nos tiene; y por eso el deseo de que cumplamos el Mensaje.

Conchita se admiraba de que la Virgen se preocupase de las cosas mas pequeñas de su vida como también lo hace con todos sus Hijos acá en la tierra para llevarnos a Dios y luego vivir para siempre con Dios en el Cielo, ya que Dios es el destino eterno de nuestras vidas.
 
 

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