Apariciones sobrenaturales.

Las manifestaciones del Niño Jesús han sido muchas a través de la historia incluso en la hostia consagrada.

Sobre las más conocidas hemos hecho algunos videos.

Pero hay algunas poco conocidas, que no han trascendido el lugar donde sucedieron los hechos.

Algunas de estas manifestaciones han producido devociones populares que siguen vivas al día de hoy.

Y otras han sido para mostrar Su presencia entre nosotros. Aquí te queremos contar tres manifestaciones sorprendentes del Niño Jesús, poco conocidas, que seguramente te llenarán de gozo y admiración.  

La primera manifestación.

En Morelia, por el año 1774, existía una imagen de la Virgen con el Niño Jesús en brazos, en un convento mercedario de Valladolid. 

Pero había una particularidad, el Niño Jesús tenía como ojos unas esmeraldas. 

Por lo que la belleza de la imagen radicaba en la expresión de los ojos del niño.

Y entonces un ladrón queriendo llevarse las esmeraldas se robó al Niño Jesús. 

Mientras lo sacaba del templo pensó que todo le había salido bien.

Pero no contaba con que el Niño de la escultura de madera le diera un susto.

De repente el Niño Jesús empezó a llorar, con la fuerza de un niño chiquito al saberse lejos de su madre.

Entonces el ladrón sorprendido sacó un cuchillo, y lo amenazó como queriendo callarlo.

Pero el Niño no se callaba.

De modo que rápidamente le sacó las esmeraldas de los ojos porque para eso lo había robado.

Y ahí la imagen empezó a sangrar, le caían lágrimas de sangre por sus mejillas.

Entonces el ladrón asustado tiró la imagen del Niño y huyó.

Mientras tanto en el templo, el sacerdote notó que la Virgen se había quedado sin el Niño, entendió que lo habían robado, y junto a la feligresía salieron en su busca.

Lo encontraron abandonado con sus ojos rojos, llenos de sangre y sin las esmeraldas.

El sacerdote tenía una hermana que era religiosa que se dedicaba a componer imágenes.

Así que el padre envió la imagen del Niño a Puebla.

La monja al saber lo sucedido, prefirió dejar al Niño tal y como estaba, sin colocarle los ojos, para respetar el milagro del llanto de sangre.

Y se le dio el nombre de El Santo Niño Cieguito.

Además fue revestido con los símbolos de la Pasión de Cristo: cabellera, una corona de espinas con tres potencias, una cruz en la mano derecha y los dos ojos en la mano izquierda, para recordar la profanación y los ultrajes de los que fue objeto.

Actualmente, la imagen original del Niño Cieguito se puede observar en una ventana del convento de las Capuchinas de Puebla, rodeado de milagritos y otros exvotos 

Y se le atribuyen milagros como la sanación de enfermedades de la vista, y también la cura de enfermos de cáncer y otras enfermedades terminales.

Cada 10 de agosto, decenas de fieles acuden a este lugar para celebrar la fiesta del Niño Cieguito, donde le agradecen los favores recibidos y les piden otros. 

Otra manifestación sobrenatural sucedió en 1950, en Hungría, en medio del régimen comunista ateo, en una pequeña ciudad.

A los maestros comunistas ateos, les encantaba enseñar a los niños de los colegios que Dios no existía. 

Y en la clase cuarto A había una niña de 10 años llamada Ángela. 

Muy inteligente, muy talentosa, siempre la primera.

La niña pidió permiso para tomar la comunión, por lo que su maestra, la señorita Gertrudis, le dio el sí, pero no con muchas ganas porque era una atea militante.

A partir de ese momento su clase se volvió un infierno para Ángela.

Sus compañeras contaban a sus padres como Ángela sufría por Jesús.

La maestra le hacía todo tipo de ataques para ver si así su fe se caía.

Pero Ángela, permanecía inquebrantable.

¿Cómo era eso posible se preguntaba la maestra?

Poco a poco la clase se fue volviendo un campo de batalla entre la niña y la maestra.

Y así el 17 de diciembre, la maestra queriendo hacer un juego que fuera un golpe definitivo a su fe, le hizo las siguientes preguntas.

Cuando te llaman tus padres, ¿Qué haces? preguntó la maestra

Voy respondió la niña tímidamente.

¡Perfecto! Los escuchas llamar y vas de inmediato como una niña buena. 

¿Y qué pasa cuando tus padres llaman al deshollinador?

Viene. Dijo Ángela.

Ella no imaginaba lo que su maestra estaba haciendo.

Mientras los ojos de la maestra se iluminaron como quién va a dar un golpe fatal.

Muy bien – le dijo la maestra- el deshollinador viene porque existe.

Pero supongamos que tus padres llaman a tu abuela que está muerta. ¿Vendrá ella?

La niña le dijo como con lógica: No, no lo creo.

¡Bien hecho! ¿Y si llaman a Caperucita Roja? ¿Qué pasaría?

Nadie vendrá porque son cuentos, contestó Ángela.

Y la maestra continuó:

Perfecto, perfecto. Parece que hoy tu inteligencia se está aflojando. 

Entonces vean hijos míos, que los vivos, los que existen, responden al llamado, dijo Gertrudis. 

Por otro lado los que están muertos, los que no viven, los que han dejado de existir, no responden. Está claro ¿No?

La clase respondió con un sí al mismo tiempo.

Entonces la maestra le dice que Angela salga de la clase y le pide a la clase que la llame.

A lo que las treinta niñas empiezan a gritar su nombre.

Y Ángela regresa cada vez más atónita. 

Todo parece un simple juego.

La maestra vuelve a su relato.

¿Entonces estamos de acuerdo? Cuando llamas a alguien que existe viene y si no existe no viene.

Angela está viva, por lo que cuando la han llamado ha venido. 

Ahora supongan que llaman al Niño Jesús. 

¿Alguno de ustedes todavía cree en el Niño Jesús? pregunta.

La clase queda en silencio, algunos pocos dicen tímidamente si.

Y luego se dirige a Ángela.

¿Y tú hija mía crees aún en el Niño Jesús? ¿Te oye cuando lo llamas?

Ángela, se da cuenta de la trampa, y ya más aliviada responde con repentino fervor:

¡Sí creo que puede oírme!

Así que la maestra le dice: ¡Muy bien! Lo experimentaremos. 

Si el Niño Jesús existe, escuchará tu llamado. 

Así que griten todos fuerte: ¡Ven Niño Jesús! A la una, a las dos y a las tres…

Pero todos callan.

La maestra les dice «ya ven no se atreven a llamarlo, porque saben que no vendrá. Es sólo un mito. Es una historia que nadie se toma en serio ¡porque no es cierta!»

Pero Ángela de repente se pone en medio de la clase y empieza a decirle a sus compañeros, bueno lo llamaremos. 

A lo que todos empezaron: ¡Ven Niño Jesús! ¡Ven Niño Jesús!

La maestra no lo esperaba. 

Y Ángela volvió a insistirles. Y los niños gritaron más fuerte.

Entonces la puerta se iluminó, apareció como un globo, y de ahí salió un niño dulce y encantador.

Tenía un rostro espléndido, vestía de blanco y parecía un pequeño sol.

El Niño solo abrió la puerta, miró y luego la cerró lentamente.

Las niñas no pronunciaron palabra.

Mientras la maestra con los ojos salidos de la órbita grito: ¡ha venido! y salió huyendo.

Ángela entonces dijo: ¿Ven? Existe, ahora demos gracias.

Y rezando un padrenuestro, un avemaría y un gloria, salieron al recreo.

La maestra no regresó a la clase, y fue internada en un psiquiátrico.

Tanta era su negación que le produjo un choque interno.

Mientras Ángela siguió en clase como de costumbre.

Esta historia fue investigada por el párroco de la Iglesia que interrogó a todos los participantes.

Y cuenta que la señorita Gertrudis seguía repitiendo en el psiquiátrico «Ha venido, Ha venido»

Otra manifestación sorprendente es la de la imagen del Niño Jesús de las Suertes.

Porque las monjas que lo recibieron dicen haber tenido la suerte de que se lo hayan dado.

La historia es que unos sacerdotes caminaban en un prado en Xochimilco, México, en el año 1806.

Oyeron los llantos de un bebe y cuando se agacharon encontraron la imagen de este Niño.

Se lo llevaron al obispo.

Y el obispo hizo un sorteo para ver en qué convento se quedaba.

En la primera tirada salió el convento de las monjas concepcionistas, pero como eran muy pobres decidieron repetir el sorteo.

Por segunda ocasión volvió a salir el mismo convento.

Entonces el obispo dijo que quitaran el nombre del convento.

Así que por tercera vez no podían salir las monjas concepcionistas.

Sin embargo cuando sacaron el papel, en letras de oro decía las concepcionistas.

Entonces el obispo y todos los que estaban allí supieron que el Niño Jesús quería quedarse en ese convento.

Cada año, el segundo domingo de enero, cientos de personas se reúnen para celebrar la fiesta del Santo Niño de las Suertes.

A quien se invoca para pedir algún favor relacionado con la salud, el trabajo, por las mujeres que no pueden concebir.

Y como agradecimiento, le llevan juguetes como pelotas, carritos, peluches.

Y todos los años se rifa una imagen del niño para recordar las suertes.

Bueno, hasta aquí lo que queríamos contarte de sorprendentes manifestaciones del niño Jesús que son poco conocidas. 

Y me gustaría preguntarte qué otras manifestaciones del niño Jesús conoces.

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