Las luchas en tono a las apariciones de Jesús a Sor María de Cristo Rey.

Muchos católicos, quizás la mayoría, creen idílicamente, que la Iglesia es monolítica en buscar el reinado de Cristo Rey, que no hay ambiciones personales entre los hombres, que pueden poner palos en la rueda.

La Iglesia es una institución humana y divina a la vez. Divina porque Cristo la guía y humana porque la ejecutan los hombres.

Y algunas veces los hombres actúan por pasiones humanas y ponen trancas para poner ejecutar la guía divina.

Sin embargo al final, y a pesar de los palos en la rueda, Dios consigue que su plan siga adelante, aunque no sin dificultades y lentamente.

Aquí hablaremos sobre Sor María de Cristo Crucificado y el pedido que recibió de Jesús para construir el santuario de Cristo Rey de París, cómo se logró construir, cómo luego tuvo dificultades para seguir adelante trancado desde adentro de la Iglesia, y cómo es un tema aún pendiente sobre el que Jesús dio profecías e hizo advertencias.

Pío XI instituyó la fiesta de Cristo Rey en respuesta a la secularización, el ateísmo y el comunismo.

Había invocado en su primera encíclica la paz de Cristo por el reino de Cristo y en 1926, en la encíclica Quas Primas, definió el reino social de Cristo e instituyó la fiesta de Cristo Rey.

Y el propio Señor guió a Sor María de Cristo Rey para extender Su reinado especialmente en Francia, pero al igual que Jesucristo fue perseguida, aunque hizo avanzar la causa. 

Marie Catherine Olive Danzé nació el 27 de marzo de 1906 en Plogoff, en el departamento bretón de Finisterre. 

Cuando tenía cinco años, el Niño Jesús se le apareció para jugar con ella, Ellos jugaban y mientras tanto Él también la instruía. 

Cuando cumplió diez años, Jesús se le apareció en la iglesia parroquial de Plogoff, como el Sagrado Corazón, mostrando que estaba sufriendo.

Le dijo, «Mi corazón está atravesado por mil millones de hojas de cuchillo.

Son Mis hijos, que no Me aman lo suficiente. Soy perseguido por los pecadores».

Y allí la niña se ofreció para ganar almas, y Jesús le dijo que Ella se quedaría en su casa por algunos años, pero que luego se iría lejos.

Durante su Primera Comunión, Nuestra Señora se le apareció y le habló de su futura vocación. 

Más tarde le indicó ingresar a la vida religiosa en las Benedictinas del Santísimo Sacramento en París y le mostró el interior de su monasterio.

Le dijo, 

«Vendrás aquí, cerca de Él y de Mí. No estarás aislada, repararás los ultrajes hechos a mi Hijo, que es Rey».

Un año después de la institución de la Fiesta de Cristo Rey por Pio XI, Olive Danzé de 20 años, que aparentaba 12 años porque había conservado su espíritu de la infancia, recibió el hábito de las Benedictinas del Santísimo Sacramento y tomó el nombre de Sor María de Cristo Rey. 

Su confesor, el Padre Lena, notó poco después de su admisión que recibió los estigmas de Cristo y durante la Cuaresma sufrió la Pasión del Señor. 

Su corazón comenzó a arder hasta el punto de que hubo momentos en que no podía soportar el dolor, especialmente los viernes. 

Esto sucedía más por la noche, y este intenso calor incluso se hacía visible porque tres de sus camisas fueron quemadas en el lugar de su corazón.

Y una de ellas también mostró una mancha de sangre por la herida del golpe de lanza en el costado de Cristo.

El 14 de octubre de 1926, sor María ve salir una luz del sagrario, se le aparece Jesús y le muestra Su Sagrado Corazón ardiendo de amor. 

Y le dijo, «soporta este calor en tu pequeño corazón, arde, por Mi Corazón que tanto ha amado a los hombres y que los hombres aman tan poco”. 

«Pide que Mi Corazón sea amado, conocido, adorado y respetado. Pide que Mis mandamientos sean obedecidos, que Mi Nombre sea glorificado y Mi Reinado honrado y respetado. 

Que todas las naciones Me obedezcan y Me tomen por su verdadero Rey del Cielo y de la Tierra. Que toda rodilla se doble ante Mi Nombre: «Jesucristo Rey» sobre el mundo entero».

Y le agregó,

«Que todas las personas consagradas permanezcan fieles a Mí y me amen más de lo que lo hacen ahora. 

Pide que todos aquellos a quienes llamaré obedezcan Mi voz. Necesito evangelizadores y sacerdotes».

Y luego más adelante le proclamó, «Yo soy Rey de Francia y de todas las demás naciones. 

Quiero que esta querida Francia se consagre a Mi Divino Corazón, que todas las almas Me amen y Me conozcan como su verdadero Rey».

Y al concluir esta visión, Jesús le dicta a sor María la oración de Cristo Rey, la más importante de las oraciones que le transmitió, que puedes leer en un artículo de nuestro sitio web, para el cual te dejo un link en la descripción de este video.

Jesús le diría también, «vengo al Final de los Tiempos a pedir a las almas de todas las naciones que vengan y se arrodillen ante Mi Realeza… antes del fin de este mundo».

«No habrá más trabajo que hacer después de que se proclame Mi Realeza, todo se cumplirá, mi Realeza completará Mi Gloria».

Y agregó,

«He escogido una legión de hijos para darme a conocer a los hombres, estas almas inocentes son escogidas en Mi Reino».

Pero le hizo un llamado de atención, dijo, «decid a los hombres cómo está afligido Mi Corazón, y cómo Mi Divina ira está pronta a caer sobre la Tierra, si las almas no oran y hacen penitencia, y si Mi Reinado no es aceptado».

Y dijo además, «Mi Corazón se duele al ver el desorden en la Iglesia, en las familias, en las almas, entre las naciones».

Y en junio de 1927, Jesús comunica a sor Olive su deseo de tener un santuario en París:

«Deseo un hermoso santuario para honrar a Mi Divino Corazón. 

Será el santuario de Cristo Rey, Príncipe de la Paz y Señor de las Naciones. 

Quiero que este santuario sea hecho para Mi Corazón y Yo seré el Rey de Francia y de todos los países del Universo. 

Allí vendrán las almas de todos los estados a buscar la paz y la fuerza, y hasta la luz para vivir y morir bajo Mis leyes».

Sor María de Cristo Rey le informó a sus superiores y ellos se pusieron en contacto con las autoridades diocesanas.

Monseñor Dubois, arzobispo de París, se mostró a favor del proyecto y se comenzaron a recaudar fondos.

Esto se materializó en una Basílica dentro del predio del convento benedictino.

El cardenal Verdier, sucesor de monseñor Dubois, presidió la bendición y la colocación de la primera piedra de la Basílica. 

En 1940 se completó la construcción del Santuario de Cristo Rey y se inauguró el 27 de octubre, fiesta de Cristo Rey.

Pero con la muerte del cardenal Verdier las autoridades religiosas mostraron mucho menos entusiasmo por este santuario dedicado a Cristo Rey. 

Y a la hermana Olive se le pidió que abandonara su convento parisino, la desterraron. 

Ella escribió una petición de audiencia a Pio XII desde su destierro, diciendo que el santuario de Cristo Rey había protegido a París durante la última guerra, evitando su destrucción. 

Y que Cristo le transmitía esta advertencia, «si mis ministros no hacen mi voluntad, si la obra no es reconocida, esta ciudad (París) será castigada».

Pío XII recibió a la monja en destierro en 1953, y a resultas de la audiencia, el cardenal Feltin finalmente consagró el santuario bajo el triple nombre de Cristo Rey, Príncipe de Paz, Señor de las Naciones, en 1956.

Pío XII también ordenó que se le permitiera regresar a su convento, pero no la dejaron entrar por orden obispal. 

Pero además ella sabía que el santuario no iba a permanecer de pie por mucho tiempo.

Y pronto el monasterio fue cerrado por falta de monjas jóvenes y nuevas vocaciones. 

Algunos fieles intentaron salvar la Basílica de Cristo Rey, pero las autoridades religiosas no intervinieron y los edificios del convento fueron vendidos a promotores inmobiliarios.

La basílica de Cristo Rey fue demolida en febrero de 1977 y en su lugar se levantó un complejo de edificios residenciales.

Y cerca del final de su vida de Sor María de Cristo Rey, algunos visitantes le preguntaron sobre la futura purificación de Francia.

Y ella les dijo que habrá un malestar social muy grave, que Francia se arrodillaría ante la catástrofe.

Habló de una invasión de extranjeros. Había tenido una visión de Francia siendo invadida, combatida por todos lados, de la pobre banderita francesa flotando sola y los franceses completamente exhaustos, cayendo de rodillas, sin saber a dónde acudir, implorando a Nuestro Señor y diciéndole, «¡Señor, ayúdanos!». 

Y Nuestro Señor, de una manera nunca antes vista, levantaba a Francia y la hacía más hermosa que nunca. 

Sor María dijo, «cuando Francia haya caído a su punto más bajo, es allí donde el Señor, de manera extraordinaria, salvará a Francia, Su amada Hija».

Mientras que a Marie-Julie Jahenny, otra mística francesa, el Señor la dijo,

«La destrucción de Mi santuario conducirá a la de París. 

Este lugar Me pertenece hasta el fin del mundo y Mi santuario será reconstruido cuando la Paz sea restaurada en el mundo. 

Esta será la primera obra del Gran Monarca».

Sor María de Cristo Rey murió en 1968 y su cuerpo permaneció incorrupto como le había profetizado Jesús.

Bueno, hasta aquí lo que queríamos hablar sobre las vicisitudes que conlleva la construcción del reinado de Cristo en la Tierra, que incluso algunas veces es combatido desde dentro de la Iglesia, pero sabemos que en definitiva Cristo será reconocido como el Rey de la humanidad y viviremos una Era de Paz. 

Y me gustaría preguntarte si crees que estamos cerca, lejos o muy lejos de que la humanidad reconozca a Cristo como su Rey.  

Oración a Cristo Rey, Príncipe de la Paz, Señor de las Naciones

Oh Jesús, único Rey del Universo, nos postramos a tus pies, para adorarte y tomarte por nuestro Rey y nuestro Guía.

Sí Señor, a ti están sujetas todas las naciones, solo tú eres el verdadero rey, solo tú eres la verdadera paz, solo tú eres la verdadera luz, solo a ti te adoramos.

Tú eres nuestro Único apoyo, Tú eres nuestro Maestro, oh Gran Dios del Cielo y de la Tierra.

Creemos muy firmemente que Tú estás realmente presente, en la Eucaristía. Estás ahí, vivo, amando.

Tú quieres alimentarnos con el Pan de Vida. Sí, ven y alimenta a Tus hijos.

Tu mirada está fija en las almas, tú velas por todas las Naciones.

Tu Corazón es para nosotros un remanso de descanso,

por eso nos consagramos a Tu Corazón como Rey y Príncipe.

Sólo a Ti, Señor, sean devueltas toda la Gloria, el Honor, el Amor, hasta la consumación de los siglos y en toda la Eternidad.

Amén .

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