Cómo los masones no pueden prevalecer ante la Virgen de Lourdes y Su hijo.

Los masones operan sistemáticamente contras las apariciones marianas, pero con Lourdes hay un encono especial.

Porque no admiten que hayan curaciones sobrenaturales, aún cuando los médicos hayan desahuciado al paciente y éste acude a Dios en un último intento.

En Lourdes se han comprobado más de 7000 curaciones inexplicables certificadas por médicos, y que para que no haya la más mínima sombra de duda, la Iglesia las resume a algo más de 70.

Y aún así los masones franceses son acérrimos enemigos de Lourdes.

Pero Nuestra Señora les contesta de una manera contundente horadando a las logias.

Aquí hablaremos sobre los milagros que han sucedido en Lourdes, dirigidos hacia las logias masónicas, para que vean el poder de Dios.

El 11 de febrero de 1858 Bernardita Soubirous estaba recogiendo leña y ramas secas para calentarse en el invierno, junto con su hermana y una amiga, era una pequeña extremadamente pobre.

Levanta la cabeza y ve a una Señora que llevaba un vestido y un velo blanco, un cinturón azul y una rosa amarilla en cada pie.

Hace la señal de la Cruz y reza el rosario con Ella.

Tres días después Bernardita le echa agua bendita para descartar cualquier posibilidad que sea un demonio, como le habían dicho, la señora sonríe y desaparece.

Sucedieron 18 apariciones y cada vez más gente iba a acompañar a Bernardita.

El 24 de febrero Nuestra Señora le pide a Bernardita que ruegue a Dios por los pecadores y que bese la tierra en penitencia por ellos.

El 25 de febrero la Virgen le dijo que excavara en una zona fangosa, Bernardita hizo 4 intentos y al final consiguió beber agua.

Y ahí aparece la fuente de agua milagrosa que surte al Santuario de Lourdes.

Luego de esta aparición el juez la amenaza con meterla a la cárcel, en un intento de la masonería de acabar con estas manifestaciones divinas.

El 1º de marzo por primera vez se ve un sacerdote entre las personas que acompañaban a Bernardita y sucede el primer milagro, Catalina Latapie tenía un brazo dislocado, lo moja en el agua del manantial y se recupera instantáneamente.

Y 3 días después Luis Bouriette que había perdido la vista 20 años antes a causa de una explosión, llegó a la Gruta dudando y con falta de fe pero se frotó un poco del agua turbia del manantial en sus ojos e instantáneamente recuperó la vista.

Nuestra Señora entonces le pide que le diga a los sacerdotes que se construya una capilla allí y que vayan en procesión.

Bernardita se lo comunica al párroco Peyramale pero éste le pide pruebas y el nombre de la aparición.

Y el 25 de marzo Nuestra Señora le dice a Bernardita “Yo soy la inmaculada Concepción”.

Habían pasado sólo cuatro años desde que Pío IX había definido el dogma de la Inmaculada Concepción, lo que asombró al párroco.

Bernardita no tenía idea de lo que significaban esas palabras pero el párroco quedó conmovido por esa prueba.

En 1862, 4 años después de las apariciones el obispo aprobó el carácter sobrenatural de las apariciones, una rapidez impresionante.

Desde ese momento Lourdes se ha erigido en un lugar de curaciones, pero la masonería ha cuestionado tanto las apariciones y como las curaciones, llamándolas “fruto de mentes hiperactivas”.

Y se ha convertido en el mayor enemigo. 

Sin embargo, sólo durante la romería del 15 de agosto de 1877 se produjeron nada menos que 24 curaciones. 

Hoy el santuario de Lourdes es la gran vidriera de sanaciones sobrenaturales que muestra la Iglesia Católica al mundo.

Allí se han documentado 7000 casos de curas inexplicables, pero se han declarado solamente 1% de los casos como milagrosos, porque las exigencias para decidir si una curación es milagrosa son muy altas para que no haya ninguna objeción de los enemigos.

Incluso su Oficina de Constataciones Médicas está manejada por médicos, muchos de ellos ateos. 

?

Y como nada es imposible para Dios, en este lugar de milagros de curaciones, suceden también cantidad de conversiones de sus más encarnizados detractores, los masones.

Y algunas de ellas con un claro tinte sobrenatural.

Una fue la de Maurice Caillet, médico, masonísimo, Venerable Maestro de una de las casas más antiguas e importantes del Gran Oriente de Francia.

Caillet estaba metido también en el ocultismo, la magia blanca y la adivinación.

También fue distinguido por ser uno de los pioneros franceses de la planificación familiar en los años 70, y favorable a los anticonceptivos y la legalización del aborto.

Fue miembro del partido socialista y amigo del presidente Mitterrand.

Y en 1984 cuando acompañó a su esposa enferma a Lourdes, fue entonces cuando su vida dio un giro radical.

Acudió a Lourdes sin fe y sin convicción, como mero acompañante.

Dejó a su esposa muy enferma en la piscina y entró accidentalmente en una cripta de la gruta para resguardarse de la lluvia. 

Estaban en misa, que la siguió con un interés que nunca había experimentado antes.

En un momento dado, el sacerdote se levantó y leyó con solemnidad, “Pedid y recibiréis, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá, palabra de Nuestro Señor Jesucristo”. 

Y se quedó estupefacto.

Había acudido a pedir, a buscar, y a llamar, sin tener conciencia de la seriedad de lo que estaba haciendo. 

Cuando de repente él, que se había burlado de las voces interiores de Juana de Arco, escuchó con claridad en su cabeza una voz dulce que lo llamaba.

Y dice, “no era la voz de mi conciencia, sino que era una voz exterior”.

La voz lo llamó por su nombre y le dijo,

“Es bueno que me pidas curar a tu esposa. ¿Pero qué tienes para ofrecerme?” 

Y lo que se le ocurrió fue ofrecerse a sí mismo.

Era todo lo que tenía para ofrecer. 

Y no es poco para un ateo, que desde hacía 40 años odiaba a la Iglesia y a los sacerdotes, según dijo Caillet en uno de sus libros.

Sólo recobró la conciencia cuando el sacerdote elevaba la hostia, y por vez primera en su vida, reconoció a Jesús bajo las apariencias de un humilde trozo de pan. 

Era la Luz que había buscado en vano a lo largo de múltiples iniciaciones.

Inmediatamente habló con el sacerdote y le pidió el bautismo, de modo que fue algo instantáneo, como un flechazo, tal cual le sucedió a Alfonso de Ratisbone.

Fue cuando decidió salirse de la masonería, y la logia tomó muy mal su conversión al catolicismo.

Mostraron una intolerancia que la mayoría no se imagina, ni está de acuerdo con sus postulados

Pero él ya había anticipado esto, porque el Papa es el enemigo número uno de los masones.

Se mudó a España por razones de seguridad ante la deserción a la masonería y hoy es miembro de la Alianza Vita que aboga por la protección de la vida por nacer.

Y 28 años después le sucedió algo parecido al arquitecto francés Serge Abad-Gallardo. 

Durante 25 años fue miembro de la masonería hasta alcanzar el grado 12.

Él ya había iniciado la conversión animado por un rosario desde Lourdes que escuchó en la radio. 

Un religioso con quien ya había compartido sus inquietudes le había animado a esa devoción, así que decidió acudir con su familia al Santuario en el 2012. 

No se habían percatado, pero era el 11 de febrero, así que se encontró con una multitudinaria procesión de antorchas en Lourdes. 

Al día siguiente decidió ir ante la gruta de Massabielle para rezar el rosario entre la masa de fieles. 

Su esposa y su hija prefirieron pasear por la ciudad y al final de la oración iba a reunirse con ellas en el hotel. 

Pero no pudo dar un paso fuera de la Gruta, sus piernas colapsaron y cayó pesadamente al suelo. 

Quedó clavado al suelo, como si le hubieran cortado las piernas de repente.

Como constató al día siguiente, no hubo más heridas que algunos aislados magullones producto de la caída. 

Pero en la gruta tenía que levantarse y no lo podía hacer solo.

Sus piernas se habían quedado como muertas, paralizadas.

Tenía la impresión de ser una marioneta a la que el titiritero había cortado las piernas de repente.

Serge hacía deporte y no tenía tendencia histérica alguna.

Nunca consiguió encontrar una explicación natural a lo que le sucedió.

Pero posteriormente supo que podía deberse a lo que se denomina “descanso en el Espíritu Santo”.

Un fenómeno muy conocido especialmente dentro de la Renovación Carismática Católica, cuando el sacerdote impone las manos y algunos caen en ese descanso por obra del Espíritu Santo.

En este caso Serge Abad-Gallardo lo tomó como la prueba definitiva de que Dios le pedía un cambio. 

Y acudió poco después a un retiro en una abadía y ahí comenzó formalmente su conversión.

Abandonó la masonería de manera formal en 2013, tras haber retomado su camino hacia la Iglesia Católica, porque luego relataría que se trataba de un callejón sin salida, incompatible con el camino de la fe católica.

A partir de ahí perdió su trabajo y se le cerraron todas las puertas laborales.

Pero siguió adelante y gracias a sus libros hoy sabemos buena parte de lo que sucede en los grados más altos de la masonería.

Por él sabemos que durante las reuniones hay algo que trasciende a la asamblea y que les dicta a todos lo que tienen que establecer.

Al final, los miembros más jóvenes acaban descubriendo que ese algo es Lucifer, si es que no lo intuían ya desde un inicio porque los himnos masónicos muestran a Lucifer como el portador de la luz.

Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre las grandes conversiones conocidas de masones producidas en el Santuario de Lourdes de manera sobrenatural.

Y me gustaría preguntarte si conoces a alguien que haya tenido algún milagro por intercesión de la Virgen de Lourdes o no.

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